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9 de noviembre de 2014: ¿consulta o elecciones plebiscitarias en Cataluña?

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Una fecha, 9 de noviembre de 2014, una consulta, dos preguntas –"¿Quiere usted que Cataluña se convierta en un Estado?" y "¿Quiere que este Estado sea independiente: sí o no?"– y muchos más interrogantes. Un panorama incierto, que se presenta preñado de obstáculos y en el que se atisba que, si finalmente el Gobierno, con todos los resortes de los que dispone, paraliza el referéndum, podría ponerse en marcha el plan B que ya desveló Artur Mas hace meses: unas elecciones plebiscitarias. Unos comicios que, según vislumbran algunos dirigentes y expertos consultados, podrían celebrarse en esa fecha, 9 de noviembre de 2014. Pero nada es seguro a estas alturas. Y nadie se atreve a predecir todos los escenarios posibles. 

Una vez pactada la doble pregunta por Convergència i Unió (CiU), Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), Iniciativa per Catalunya Verds-Esquerra Unida i Alternativa (ICV-EUiA) y Candidatura d'Unitat Popular (CUP), ¿ahora qué? Lo que sigue es una guía básica de la consulta soberanista catalana

01. ¿QUÉ SE PREGUNTA?

La pregunta pactada es "inclusiva" y "muy mayoritaria", se felicitó Artur Mas al comparecer conjuntamente con los líderes de las otras tres formaciones en el Palau de la Generalitat. Los cuatro representan a 87 de los 135 diputados del Parlament. La negociación, "discreta", comenzó el martes y se ha logrado de forma rápida, lo que ha puesto de manifiesto un consenso "amplísimamente mayoritario", aunque en ese consenso no está el PSC, una ausencia que el president de la Generalitat lamentó. 

¿Por qué "inclusiva", un adjetivo que compartieron los demás partidos? La clave está en la formulación de la primera cuestión: "¿Quiere que Cataluña se convierta en un Estado?". ¿Un Estado cómo? Ahí esta el quid del asunto. Porque cabría un Estado federal –como desea EUiA y, en principio, ICV–, un Estado confederal –el que quiere Unió Democràtica de Catalunya (UDC), el partido de Josep Antoni Duran i Lleida–, y un Estado independiente. Si esa pregunta se marca afirmativamente, los catalanes tendrían que responder a la segunda: "¿Quiere que ese Estado sea independiente?". "Todo el que quiera un cambio de estatus político de Cataluña lo podrá votar, y el que quiera que sea de forma independiente, lo podrá votar", señaló Mas, quien añadió que así, con este pacto, se "rinde honor" a una demanda popular "que quiere ser expresada", a la vez que se cumple el compromiso político de convocar un referéndum en 2014. 

No todos los partidarios de la consulta votarán de la misma forma. ERC, que deseaba una pregunta a la escocesa, más directa, responderá que sí a ambas cuestiones. ICV votará sí a la primera cuestión, y a la segunda, según la respuesta que ofrezca el Estado. Duran i Lleida hará "lo que diga CiU" y lo que se le pase "por la cabeza" cuando llegue el momento. "Falta mucho, de aquí al día de la consulta pueden pasar muchas cosas y es absurdo anticipar cuál será el voto", respondió a los periodistas. Cayo Lara, coordinador federal de IU, y que como socio de ICV defiende el derecho de autodeterminación, dijo tener "dudas razonables" de que la pregunta sea lo suficientemente incluyente, de que recoja todas las "sensibilidades" que hay en Cataluña. 

La formulación, como explicaban fuentes jurídicas catalanas a infoLibre, es "la media aritmética" entre las tres pretensiones –Estado federal, confederal e independiente–, el "acuerdo posible" teniendo en cuenta el desmarque del PSC. 

02. ¿POR QUÉ EL 9 DE NOVIEMBRE?

Mas justificó la elección de la fecha, el domingo 9 de noviembre de 2014, porque es el día que "mejor convenía para el éxito de este proceso democrático". Razones "técnicas", como reconoció el presidente de ERC, Oriol Junqueras.

No hay simbolismo detrás de la fecha. Nada ligado a la historia de Cataluña. En realidad, cuadra con las recomendaciones que hizo en su informe el Consejo Asesor por la Transición Nacional. El órgano consultivo creado por Mas para cimentar el proceso soberanista consideraba que lo óptimo era ubicar el referéndum a finales del último semestre de 2014 o a principios de 2015. Aconsejaba "excluir" el 11 de septiembre –la Diada en la que se cumplirán, además, los 300 años de la caída de Barcelona en manos de las tropas borbónicas de Felipe V–, por problemas de "neutralidad", por el fuerte simbolismo que desata esa fecha. El documento también se fijaba en el día elegido para la celebración de la consulta independentista de Escocia, el 18 de septiembre de 2014. "Los posibles efectos sobre el electorado catalán derivados" de ese referéndum "hacen poco aconsejable la celebración de la consulta a partir del 19 de septiembre y hasta el momento en que se puede considerar que estos efectos se hayan desvanecido". 

El 9 de noviembre permitiría poner a punto la maquinaria del referéndum, en caso de que se celebrara –algo casi imposible–. Pero también tiene la ventaja, como apuntan fuentes jurídicas catalanas y como cree también el catedrático de Derecho Constitucional de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) Joan Lluís Pérez-Francesch, de que proporcionaría un margen suficiente para poder convocar para ese día unas elecciones autonómicas con carácter plebiscitario si finalmente no hay consulta. También lo creen así fuentes de la cúpula socialista, que anticipan que el president no tendrá más remedio, que no aguantará más el tirón. "Sí, claro, si se cierran todas las vías posibles, la última puerta es la de las plebiscitarias, claro. ¿La fecha? No sabemos. Mas va a intentar llegar a 2015 como sea, a la espera del desenlace de las generales, porque ahí se puede abrir un escenario de acuerdo distinto", indica un alto dirigente de ICV, conocedor al detalle de las negociaciones de los últimos días. 

03. ¿QUÉ VÍAS VA A EXPLORAR CATALUÑA?

Lo previsible es que en los próximos días el Parlament apruebe una proposición de ley para pedir al Estado que, acogiéndose al artículo 150. 2, el que le permite delegar competencias a las comunidades autonómas, permita a Cataluña hacer uso del artículo 92 de la Constitución y pueda convocar referendos. Las proposiciones de ley de las Cámaras autonómicas llevan un procedimiento más lento, porque se discuten por orden de presentación y sólo se debate una por mes. La fórmula para sortear la espera es que los grupos promotores presenten esa misma proposición de ley. De esta forma, según calculan estos grupos, la iniciativa podría discutirse a finales de febrero o principios de marzo

Esa vía, no obstante, parece abocada al fracaso dado el rechazo a la consulta que dejaron ayer meridianamente claro –otra vez– Gobierno, PP y PSOE. "Esa consulta no se va a celebrar. Es inconstitucional y no se va a celebrar. Lo que han planteado esta mañana es radicalmente contrario a la Constitución y a la ley", aseguró Mariano Rajoy desde la Moncloa. Lo que se plantea, apuntaló Alfredo Pérez Rubalcaba en los pasillos del Congreso, es "el derecho de autodeterminación" y lo que está haciendo Mas es "llevar a Cataluña a un callejón sin salida". 

La segunda vía es la de la Ley catalana de Consultas no Refrendatarias, cuya tramitación ultima el Parlament. La diferencia formal entre una consulta no refrendataria y un consulta no refrendataria referéndum es que el cuerpo electoral sería distinto. En la primera, por ejemplo, podrían utilizarse los padrones municipales, o podrían participar los mayores de 16 años. Previsiblemente, será recurrida por el Gobierno ante el Tribunal Constitucional (TC). La tercera sería, según fuentes jurídicas, que la Generalitat echara mano de la Ley de Consultas que aprobó el tripartito (la 4/2010), que fue impugnada por el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero. El TC levantó la suspensión en 2011 porque observaba que no había peligro de que se convocara ningún referéndum. "Pero ahora podría volver a reactivar esa suspensión", inciden estas fuentes. La cuarta alternativa sería pedir al Estado que autorizara la consulta o que se reformara la Ley Orgánica de Referendos, puesto que la potestad la tiene en exclusiva el Gobierno central. 

Otra opción, que es la que defienden PSOE y PSC, sería la reforma de la Constitución, a la que Rajoy se ha negado hasta el momento, con el argumento de que se requiere un consenso tan amplio como el que alumbró la Carta Magna en 1978. Todas las opciones parecen caminos ciegos. 

04. ¿QUÉ OPCIONES TIENE EL GOBIERNO?

Ni Mariano Rajoy ni Alberto Ruiz-Gallardón adelantaron qué teclas tocará el Gobierno a partir de ahora. Porque, de momento, no hay más que una comparecencia de Mas con los jefes de los partidos que han pactado la fecha y la pregunta –Oriol Junqueras (ERC), Jordi Turull (CDC), Ramon Espadaler (UDC), Joan Herrera (ICV), Joan Mena (EUiA) y David Fernández (CUP)–, pero todavía no hay ningún escrito con cuerpo jurídico. 

Cuando lo haya, el Ejecutivo podría recurrir a la Justicia. Podría impugnar ante los tribunales de lo Contencioso-Administrativo pero, lo más previsibles es que acuda al TC. Ya lo hizo cuando el Parlament aprobó, el pasado 23 de enero, la declaración soberanista que definía Cataluña como "sujeto jurídico y político soberano". El Alto Tribunal la paralizó en mayo, pese a que la moción en sí no tenía valor jurídico. 

La proposición de ley que presenten los grupos en el Congreso será con toda probabilidad rechazada, como lo fue en 2005 el plan Ibarretxe. La Ley de Consultas sería igualmente recurrida ante el TC. No hay que olvidar una prerrogativa del Gobierno: todo aquello que lleva al Constitucional se suspende automáticamente. Pero además pesa un precedente. el TC ya rechazó por unanimidad el referéndum soberanista del lehendakari Juan José Ibarretxe en septiembre de 2008, argumentando que la competencia plebiscitaria es exclusiva del Estado, tal y como estipula el artículo 149. 1. 32 de la Carta Magna. 

Pérez-Francesch se niega a ver esta cuestión como únicamente jurídica: "El mejor favor que puede hacer el Gobierno a la Constitución es permitir la consulta. Un Gobierno democrático debe esforzarse en que sus ciudadanos ejerzan sus derechos democráticos. El Gobierno, en cambio, está provocando la inconstitucionalidad, porque hacer o no el referéndum no es una cuestión de derecho natural". 

El Gobierno, aun sin adelantar las vías, dijo por activa y por pasiva que no habrá consulta. Igual que Rubalcaba. Fuentes socialistas se mostraban ayer plenamente tranquilas, porque la unidad de acción con el Gobierno no tiene fisuras. La coincidencia es "total", subrayó expresamente Rajoy. Y eso que el líder del PSOE discrepa de la forma en la que el presidente ha gestionado la tensión con Cataluña. El secretario general se siente además con las manos libres porque el PSC le acompaña y se ha descolgado de la hoja de ruta soberanista. "La consulta sobre el futuro de Cataluña tiene que ser acordada entre los gobiernos y legal. La que hoy [por ayer] hemos conocido no lo es y, por lo tanto, no es viable", afirmó el primer secretario del PSC, Pere Navarro. 

Rajoy, como Gallardón, lanzaron una llamada de atención a Mas: "Antes de que se formalice esta propuesta y se intente abrir un proceso manifiestamente contrario a la Constitución y a los derechos de todos los españoles, apelo a la responsabilidad del presidente de la Generalitat y al compromiso político por él asumido de no violentar las leyes".

La advertencia llegó igualmente desde la UE. Herman van Rompuy, presidente del Consejo Europeo, subrayó que Cataluña quedaría fuera de la Unión: si es independiente, "será un tercer país y los tratados ya no se le aplicarán".

05. ¿SE SACARÁN LAS URNAS A LA CALLE?

Si se obstruyen todas las vías posibles, la Generalitat podría decidir seguir adelante con la consulta, aun con todos los vetos habidos y por haber. ¿Lo haría Mas? Según todas las fuentes consultadas, esa posibilidad se desvanece. "Conque un gran Ayuntamiento se negara a hacerlo, la consulta no valdría, perdería legitimidad y sería un desastre. Eso no se lo plantea nadie, todo el mundo sabe que no cabe una consulta de andar por casa. Claro que nada se puede descartar", señalan fuentes jurídicas catalanas. Pérez-Francesch ni "imagina" ese escenario. "No valdría una obra de teatro. Si se hace, se hace bien, no vale un juego". 

Ante esa eventualidad, la alternativa que se abre es una: las elecciones plebiscitarias, que Mas situó en el horizonte de 2016 si el Estado no autorizaba la consulta. En realidad, no son más que unos comicios autonómicos en los que, teóricamente, las fuerzas soberanistas se comprometen a defender un programa común. Otra de las salidas que plantea el Consejo Asesor. Lo previsible es que, si triunfara una mayoría independentista, el nuevo Parlament aprobara una declaración unilateral de independencia, "el peor escenario", para Pérez-Francesch, porque es la situación más complicada de gestionar, y la que ocasionaría "la tensión más grande, la división de Cataluña". 

El Estado aún tendría un cartucho más, que nadie quiere invocar, pero que lo recoge la Constitución: el uso del artículo 155, el que permite al Estado "adoptar las medidas necesarias para obligar a aquella al cumplimiento forzoso de dichas obligaciones". Es lo que se llama la "coerción estatal". 

06. ¿QUÉ CAMBIA EN CATALUÑA?

Al margen del desenlace jurídico, de las vueltas que dé la consulta aún, lo seguro es que el mapa político catalán que ha reinado en los últimos treinta años ha acabado estallando definitivamente. Así, PSC y CiU, los dos partidos que ocupaban la "centralidad" política en la comunidad son las dos fuerzas que, según las encuestas, salen más castigadas. Los extremos, ERC y Ciutadans, en cambio, suben, porque los electores, como recuerda Pérez-Francesch, premian "el original sobre la copia". Y los que sobreviven en medio de la tormenta son formaciones como ICV-EUiA y la CUP. La fractura interna, la patente polarización, se visualizó perfectamente en la foto de Mas ayer en el Palau de la Generalitat: con él CiU, ERC, ICV-EUiA y CUP. Fuera, PSC, PP y Ciutadans. Todo ello con matices, porque los socialistas tampoco están cohesionados internamente. 

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Fuentes jurídicas consultadas, sin embargo, no creen que pueda hablarse de "dos bloques", el constitucionalista y el separatista, porque "de entrada, existe una mayoría muy favorable al derecho a decidir", y ese es un "valor importantísimo". 

"¿Qué salida teníamos? Tal y como estamos, no se podía seguir. No había solución sin convocar la consulta. No había forma de plegar velas. La única forma de que se plieguen velas es con una propuesta seductora por parte del Estado. Y esa aún no existe", explicaba ayer un alto dirigente de ICV, un partido clave para que el pacto prosperase. Según analiza un responsable del PSC, Mas consigue, por lo pronto, "salvar sus Presupuestos, que Duran no se vaya y CiU no se rompa porque Iniciativa se queda y hacer una huida hacia delante, aparte de pasarle la pelota a Rajoy". 

La tensión Cataluña-España no declina. Y la salida del túnel dependerá, en todo caso, de la respuesta de ambos actores. Pero ahora, por mucho que se haya acordado la fecha y la pregunta, y como concluye Pérez-Francesch, "ahora queda lo más difícil". 

Una fecha, 9 de noviembre de 2014, una consulta, dos preguntas –"¿Quiere usted que Cataluña se convierta en un Estado?" y "¿Quiere que este Estado sea independiente: sí o no?"– y muchos más interrogantes. Un panorama incierto, que se presenta preñado de obstáculos y en el que se atisba que, si finalmente el Gobierno, con todos los resortes de los que dispone, paraliza el referéndum, podría ponerse en marcha el plan B que ya desveló Artur Mas hace meses: unas elecciones plebiscitarias. Unos comicios que, según vislumbran algunos dirigentes y expertos consultados, podrían celebrarse en esa fecha, 9 de noviembre de 2014. Pero nada es seguro a estas alturas. Y nadie se atreve a predecir todos los escenarios posibles. 

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