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Abascal culmina la depuración del núcleo fundacional con la salida de Monasterio

La destitución de Rocío Monasterio, una de las figuras más destacadas de Vox junto con Santiago Abascal, Iván Espinosa de los Monteros y Javier Ortega Smith —el primero fuera de la política y el segundo apartado de la dirección—, como líder del partido en Madrid evidencia la casi siempre silenciosa pero imparable guerra de poder entre las distintas facciones del partido ultraderechista. Su salida, adelantada por el diario El País, llega mucho tiempo relegada a una posición secundaria pese a ser una de las figuras que participaron en la fundación de Vox.

Su sustituto será José Antonio Fúster, quien en marzo pasado se convirtió en portavoz nacional del partido tras la marcha del secretario general, Ignacio Garriga, para dedicarse a la campaña catalana. El argumento de Vox para sustituirla es que ya han transcurrido cuatro años desde ganó en elecciones primarias la Presidencia del Comité Ejecutivo Provincial (CEP) de Madrid, por lo que su mandato habría caducado. Sin embargo, el cambio en los estatutos de 2022 permitió a la dirección de Abascal realizar nombramientos sin necesidad de consultarlos con la militancia.

Es lo que ha ocurrido con Fúster, diputado de la Comunidad de Madrid y portavoz adjunto segundo del grupo en la asamblea regional. Por el momento no asumirá la portavocía de Vox en la cámara autonómica, que seguirá en manos de Monasterio. Una dedicación a la que se empleará "en exclusiva", según la formación ultra. En los últimos meses se ha notado la influencia de Fúster en el grupo parlamentario de la Asamblea, en especial tras la salida de José Luis Ruiz Bartolomé, mano derecha de Monasterio, el pasado mes de enero.

Lo cierto es que la dirección nacional ya intentó apartarla como candidata a la Comunidad de Madrid en las elecciones autonómicas del pasado 28 de mayo y la propia Monasterio quedó desdibujada tras la mayoría absoluta de Isabel Díaz Ayuso. La dirección nacional ha "agradecido" su labor en Madrid, que lleva ejerciendo prácticamente desde la fundación del partido.

Monasterio sigue la estela de Espinosa, Olona y Ortega Smith

Monasterio quedó ya muy debilitada a nivel interno después de la salida de la política de su marido, Iván Espinosa de los Monteros, que ostentaba la portavocía de Vox en el Congreso, después de que la dirección no hubiera incluido en las listas a algunos de sus principales colaboradores en el Congreso, como los exdiputados Víctor Sánchez del Real o Rubén Manso

Vox destituye a Rocío Monasterio como presidenta del partido en Madrid

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A lo largo de años, tanto Monasterio como Espinosa de los Monteros se vieron afectados por distintas demandas y sentencias desfavorables relativas al sector inmobiliarioEspinosa llegó a ser socio de uno de los condenados en Gürtel -Jacobo Gordon- pero nunca estuvo investigado ni declaró siquiera como testigo. El exportavoz de Vox representaba el alma más ultraliberal, al igual que la diputada ultra en Madrid, partidaria de un Estado mínimo enfrentada a quienes se han hecho con los mandos en la cúpula junto a Santiago Abascal: en cabeza, el barcelonés Jorge Buxadé, abogado del Estado, europarlamentario ultracatólico y vinculado al Opus Dei.

Entre los muy próximos a Buxadé figuran Ignacio Garriga, actual diputado del Parlamento catalán. Y el prácticamente desconocido Ignacio Hoces Íñiguez, conceptuado por expertos como número dos de Buxadé y jefe del equipo que elaboró las listas para las autonómicas y municipales del 28 de mayo. O sea, el que decidió quién se sentaría en un consistorio o una cámara autonómica y quién quedaría fuera.

La guerra de poder dentro de la cúpula ya había derivado antes en la salida de dirigentes como Macarena Olona, tras ser la candidata para la Junta de Andalucía en 2022, y ahora muy crítica con la formación de Abascal. O el caso de otros como Javier Ortega Smith, descabalgado como secretario general en octubre de 2022. Pero la fue en la salida de Espinosa de los Monteros cuando se vio claramente el triunfo del sector más extremista de Vox, con Buxadé a la cabeza.

La destitución de Rocío Monasterio, una de las figuras más destacadas de Vox junto con Santiago Abascal, Iván Espinosa de los Monteros y Javier Ortega Smith —el primero fuera de la política y el segundo apartado de la dirección—, como líder del partido en Madrid evidencia la casi siempre silenciosa pero imparable guerra de poder entre las distintas facciones del partido ultraderechista. Su salida, adelantada por el diario El País, llega mucho tiempo relegada a una posición secundaria pese a ser una de las figuras que participaron en la fundación de Vox.

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