Menos de 35.000 niños y niñas de entre cinco y catorce años hablan gallego habitualmente. Los datos sobre conocimiento y uso del gallego publicados por el Instituto Galego de Estatística (IGE) el pasado 11 de octubre dibujaban un panorama muy preocupante para el futuro de la lengua. La encuesta constató que, por primera vez, el español era la lengua más hablada en Galicia y se centró, sobre todo, en el declive del gallego entre niños y jóvenes, especialmente en las zonas urbanas, una tendencia que se viene observando desde hace tiempo y que cada vez es más pronunciada.
El pasado viernes, la Real Academia Gallega (RAG) publicó un comunicado institucional sobre la situación lingüística del país y un informe que analiza los últimos datos del IGE y la evolución sociolingüística de Galicia desde 1992. El documento, firmado por Henrique Monteagudo, Xaquín Loredo, Gabino S. Vázquez-Grandío, analiza los indicadores disponibles sobre la situación de la lengua gallega en distintos ámbitos para llegar a una conclusión alarmante: "El cada vez más pronunciado declive de la lengua gallega se acerca peligrosamente al umbral de colapso".
Sin embargo, sí abre una puerta a la esperanza y señala que gracias a la "notable vitalidad de la lengua" y al "sólido compromiso de importantes sectores de la ciudadanía gallega" la actual tendencia negativa es "reversible". El documento pide la aplicación "urgente" de políticas "eficaces", especialmente mediante un "cambio del modelo educativo".
El análisis de la Academia destaca, sobre todo, la situación de la lengua entre la infancia y la juventud, un grupo de edad –entre 5 y 14 años– que en dos décadas ha pasado de tener 87.000 hablantes habituales (en 2003, 58.500 niños y niñas hablaban sólo gallego y otros 28.500 más gallego que español ) sumando menos de 35.000 (15.000 hablan sólo gallego y 19.600 más gallego que castellano). Durante este tiempo, la población de esa edad residente en Galicia se mantuvo con pequeñas fluctuaciones (216.080 en 2003, 218.286 veinte años después). Según estas cifras, el gallego tiene casi 54.000 hablantes habituales menos y el español tiene 51.500 hablantes más.
El documento alerta de que también se está reduciendo la competencia de niños y niñas para hablar y escribir en gallego. Es decir, ya no es que no lo hablen, sino que un gran y creciente porcentaje (32%) afirma no saber hablarlo. Del mismo modo, el 38% reconoce que no sabe escribirlo correctamente. La Academia señala que "aunque esta evolución negativa se puede atribuir en parte a la incorporación al sistema educativo de niños procedentes de fuera de Galicia", los datos "atestiguan la incapacidad del sistema educativo para dotar a los alumnos más jóvenes de competencias adecuadas en la lengua gallega".
A la vista de los datos, la RAG concluye que "es evidente que el actual modelo educativo no está cumpliendo el mandato de la Ley de Normalización Lingüística", que en su artículo 14.3 establece que "las autoridades educativas de la Comunidad Autónoma garantizarán que al al final de los ciclos en que la enseñanza del gallego es obligatoria, los alumnos lo conocen, en sus niveles oral y escrito, en igualdad de condiciones que el castellano". Del mismo modo, advierte de que "ni siquiera cumple con los objetivos del decreto de multilingüismo actualmente vigente", que en su artículo 4 establece que "los principios a partir de los cuales se elabora este decreto son los siguientes: 1. Garantía de la adquisición de una competencia en igualdad en las dos lenguas oficiales de Galicia".
En este sentido, la Academia recuerda el estudio Evaluación de la competencia bilingüe en lengua gallega y española del alumnado de 4º de la ESO , realizado por Loredo y Silva en 2020, ya concluyó hace cuatro años que " sólo los alumnos que hablan habitualmente gallego alcanzan la paridad de competencias, y que es el único verdaderamente bilingüe".
El documento subraya que "la desgalleguización de los niños no se debe tanto a la ruptura de la transmisión intergeneracional como a la presión desgalleguizadora de la educación". Y explica que "gran parte de la regresión del gallego se está produciendo durante el proceso de adquisición de la lengua y no se debe únicamente a la ruptura de la cadena de transmisión intergeneracional". "Niños y niñas que por sus condiciones familiares serían gallegohablantes en otro contexto, en zonas urbanas y periurbanas, son empujados durante su etapa escolar hacia el monolingüismo en castellano", advierte.
El texto recuerda otros trabajos anteriores que ya pusieron de relieve "las dificultades que encuentran las familias que intentan transmitir activamente el gallego a sus descendientes", porque "a pesar de sus esfuerzos, estas madres y padres expresan la frustración de ver cómo sus esfuerzos se desvanecen en la etapa escolar ante la presión del contexto y la falta de apoyo institucional". "Llega un momento en el que los niños y niñas gallegohablantes no quieren sentirse extraños o, en casos extremos, se hartan de ser objeto de segregación encubierta e incluso de burla", destaca el texto, que concluye que "la castellanización de estos chicos no tiene nada que ver con qué hacer con la libertad de lengua, y sí con la presión ambiental para que abandonen el gallego".
Cada vez menos niños tienen el gallego como primera lengua, un indicador de transmisión intergeneracional. Según el IGE, actualmente sólo representan el 11% de las niños de entre 5 y 14 años (frente al 32% hace veinte años). En total, son unas 23.000 personas, una cifra muy baja que simplemente duplica el número de niños y niñas cuya primera lengua fue lenguas distintas al gallego y al español.
También hay otro 32% que tiene tanto el gallego como el español como primera lengua. Sin embargo, recuerda la RAG, "los bilingües iniciales tienden cada vez más al español en sus prácticas lingüísticas". El estudio compara los datos del IGE correspondientes a 2023 con los de 2003 y también con los del Mapa Sociolingüístico de Galicia de 1992. En el gráfico anterior se puede observar que actualmente, entre las personas que han aprendido a hablar ambas lenguas o igualmente, son más los que acaban hablando más castellano que gallego.
El informe de la Academia subraya la necesidad de un cambio de modelo educativo que es "indispensable" para "revertir la situación", pero que no es "suficiente", sino que "debe ir acompañado de un conjunto más amplio de medidas, no sólo en el ámbito de la educación reglada".
En cualquier caso, en este ámbito se pone el foco en "la necesidad de revisar las orientaciones curriculares", porque "resulta frustrante comprobar los malos resultados de la implantación de la enseñanza del gallego y del gallego en cuanto a la incorporación de esta lengua a las prácticas lingüísticas de los jóvenes".
El texto señala que "no tiene sentido seguir con un currículum idéntico, con los mismos objetivos y las mismas metodologías, para los estudiantes gallegos y castellanohablantes, es decir, para los estudiantes que tienen contacto con el gallego en su día a día y aquellos que no tienen ocasión de escucharlo o practicarlo". Y añade que ha habido "críticas a una práctica didáctica rígidamente centrada en la enseñanza de la gramática gallega, mayoritariamente por escrito (incluso, de forma restrictiva, en la ortografía y en la normativa)".
Por último, el informe de la Academia destaca que en los municipios de más de 50.000 habitantes la sustitución lingüística está muy avanzada y el predominio del español es abrumador (77%), mientras que el gallego sigue siendo relativamente fuerte en los de menos de 10.000 habitantes (75%). Además, añade que sólo en los ayuntamientos de 10.000 a 50.000 habitantes se da una situación propiamente bilingüe, con cierto predominio del gallego en los municipios de 10.000 a 20.000 y cierto predominio del español en los de 20.000 a 50.000 habitantes.
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Si, en lugar de detenerse en los porcentajes, nos fijamos en el número real de hablantes de cada tipo de municipio, vemos cómo en los últimos veinte años la gran masa de gallegohablantes en los municipios menos poblados (en su mayoría rurales) ha ido menguando a medida que estas zonas perdían población o esta envejecía. Desde 2003, el número de hablantes monolingües de gallego en poblaciones de menos de 10.000 habitantes se ha reducido en casi 300.000 personas. Al mismo tiempo, el español va ganando hablantes en las ciudades y grandes municipios.
Las zonas con mayor mantenimiento del gallego, según el IGE, están integradas mayoritariamente por los municipios con más porcentajes de población de 65 y más años en Galicia, por encima del 30%. Excepciones relativas o parciales son Santiago y su entorno (con un grado de mantenimiento gallego medio), la zona de Barbanza (mantenimiento medio-alto), la ciudad de Lugo y su entorno y A Mariña lucense (mantenimiento medio-alto).
Lugo y Ourense cuentan con los mayores porcentajes de gallegohablantes en el conjunto de la población (66% y 67%), con una gran diferencia en relación con A Coruña (44%) y Pontevedra (37%). Sin embargo, el informe llama la atención sobre las bajas cifras de hablantes habituales de gallego entre los jóvenes de la provincia de Ourense, con datos muy similares a los de A Coruña (17%) y muy alejados de los de Lugo (33%).
Menos de 35.000 niños y niñas de entre cinco y catorce años hablan gallego habitualmente. Los datos sobre conocimiento y uso del gallego publicados por el Instituto Galego de Estatística (IGE) el pasado 11 de octubre dibujaban un panorama muy preocupante para el futuro de la lengua. La encuesta constató que, por primera vez, el español era la lengua más hablada en Galicia y se centró, sobre todo, en el declive del gallego entre niños y jóvenes, especialmente en las zonas urbanas, una tendencia que se viene observando desde hace tiempo y que cada vez es más pronunciada.