Este viernes entra en vigor el Acuerdo de París. Y lo hace en tiempo récord. No ha pasado ni un año desde que los 195 Estados reunidos en la Cumbre del Clima que se celebró en la en la capital francesa (COP21) dieran luz verde al "primer acuerdo universal de la historia de las negociaciones climáticas", en palabras del presidente galo, François Hollande. Nunca antes un tratado internacional de estas características había echado a andar con tanta rapidez. Sin ir más lejos, el que hasta este momento había sido considerado el acuerdo ambiental más ambicioso de todos los tiempos, el Protocolo de Kioto, tardó en entrar en vigor más de siete largos años.
La ONU tenía el objetivo de cerrar este primer tramo del camino en la lucha contra el cambio climático antes de que terminase el año. Pero para el comienzo de su efectividad era necesario que lo ratificasen al menos 55 Estados que representasen el 55% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. Hasta finales de agosto sólo habían hecho lo propio 23 países que sumaban tan sólo el 1% de las emisiones. Pero todo se aceleró a comienzos de septiembre, cuando Estados Unidos y China, que juntos son responsables del 40%, anunciaron que ratificaban el tratado. Y un mes más tarde, el 5 de octubre, la UE, que representa el 12%, presentó los documentos en la sede de la ONU para que se alcanzase el 55% necesario para la entrada en vigor.
Con el objetivo cumplido, el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki- Moon, anunció la fecha en la que comenzaría a ser efectivo el tratado: "Estoy encantado de anunciar que hoy el Acuerdo de París cruzará el segundo y último umbral necesario para la entrada en vigor, que será el 4 de noviembre". Así, a través de un comunicado, el máximo responsable de la ONU aseguró que había sido "extraordinario" el "impulso global" para cerrar esta primera parte antes de que finalizase el año: "Lo que parecía impensable ya es imparable". Y destacó que el apoyo internacional para su entrada en vigor a la mayor brevedad posible era "un testimonio de la urgencia" de las acciones necesarias para combatir el cambio climático.
Las ONG celebran la rapidez
Las organizaciones ecologistas celebran la premura. "Es una muy buena noticia que se haya acelerado tanto", sostiene en conversación con infoLibre Tatiana Nuño, responsable de la campaña de cambio climático de Greenpeace. Sobre todo aplaude que el acuerdo vaya a entrar en vigor justo antes de la Cumbre Climática 2016 (COP22, por las siglas en inglés de Conferencia de las Partes), que se celebrará entre el 7 y el 18 de noviembre en Marrakech (Marruecos). "Esta rapidez permitirá que se cree ya un grupo de trabajo para ir avanzando en la reglamentación para que se implemente de manera efectiva el acuerdo", dice. En definitiva, que sea a partir de mañana efectivo permite que los países "se pongan ya a trabajar en ello".
Según aseguró la Convención Marco de la ONU sobre el Cambio Climático (CMNUCC), la entrada en vigor del Acuerdo de París "tiene una serie de implicaciones importantes". En este sentido, apuntaron en un comunicado que permitirá que se ponga en marcha "su órgano de gobierno", es decir, la Conferencia de las Partes (CMA), que tendrá lugar, tal y como apuntaba Nuño, en Marrakech. Pero, además, los planes nacionales de acción climática, conocidos formalmente como las contribuciones previstas determinadas a nivel nacional (INDC, por sus siglas en inglés), que las partes presentaron como aporte al Acuerdo de París, se transformarán en contribuciones determinadas a nivel nacional (NDC).
También fue una "sorpresa" la premura para Cristina Monge, directora de Comunicaciones de la Fundación Ecología y Desarrollo (Ecodes), que considera "muy positivo" que hayan ratificado el acuerdo "los grandes emisores" –China y EEUU, entre otros–. Pero, ¿qué supone la entrada en vigor a partir de este viernes? "Es el punto de partida. La puerta que se entreabrió en París se abre definitivamente", señala, y añade a renglón seguido que desde este mismo 4 de noviembre el acuerdo climático "empieza a ser un convenio internacional": "Comienza a operar", sentencia en conversación con este diario.
Pero Javier Andaluz, responsable de la campaña sobre el clima de Ecologistas en Acción, no quiere lanzar todavía las campanas al vuelo. Aunque reconoce que una entrada en vigor rápida permite ponerse a trabajar cuanto antes, considera que "es un gesto político" que busca "posicionar a la opinión pública". "No se van a abordar todavía las discusiones importantes", aventura. "Las declaraciones deben de ir acompañadas con hechos que verdaderamente aborden la urgencia de la lucha contra el cambio climático. Apenas se han producido avances desde la pasada cumbre de París que puedan culminar con mayores compromisos en 2018, en la línea de las recomendaciones del IPCC", señala la ONG en un comunicado.
Largo camino por recorrer
El Acuerdo de París recoge el compromiso de los países de hacer "todos los esfuerzos necesarios" para que a finales de siglo el incremento de la temperatura global se sitúe por debajo de 2ºC y, a ser posible, por debajo de 1,5ºC en relación con los niveles de la época preindustrial. Además, los países más desarrollados "deben" contribuir a financiar la mitigación y la adaptación de los Estados en desarrollo. Para ello, el tratado recoge que las naciones ricas deberán movilizar un mínimo de 100.000 millones anualmente para el cumplimiento de esta tarea, una cifra que se tendrá que revisar al alza a partir del año 2025.
Aunque el acuerdo climático es legalmente vinculante en su conjunto, no lo es en las llamadas decisiones o en los objetivos nacionales de reducción de emisiones. Sin embargo, sí que es jurídicamente vinculante el mecanismo con el que periódicamente tienen que revisarse al alza los compromisos de cada país. En este sentido, el texto emplaza al grupo de expertos en clima de Naciones Unidas a realizar un análisis de la situación en el 2018. Los países deberán presentar un primer balance en el 2023 y, cada cinco años, endurecerlo en función de la evolución del clima.
Para Andaluz, el texto tiene "insuficiencias claras" al haber "decisiones trascendentales" que "no aparecen reflejadas". El responsable de Ecologistas en Acción explica que está "lejos de ser lo que necesitamos" y que "todavía queda camino por recorrer hasta 2018". En este sentido, la organización ecologista ha criticado el acuerdo en numerosas ocasiones por ser "vago y abierto", por incluir compromisos de reducción de los gases de efecto invernadero "no vinculantes", por hacer la revisión de estos compromisos "demasiado tarde" –en este sentido recuerda que de seguir a este ritmo se podría incluso alcanzar, tal y como señaló la propia ONU, un incremento de 3ºC– o por no establecer "mecanismos garantistas para la financiación".
"La pelota está ahora en el tejado de cada uno de los países. Veremos cómo los gobiernos impulsan políticas nacionales que permitan cumplir el Acuerdo de París", señala Nuño. "Por el momento es una puerta abierta, pero todavía queda mucho por escribir. El acuerdo llegará hasta lo que consigamos hacer entre todos. Se abre una vía, pero hay que esperar", afirma, por su parte, Monge. Y hace repaso: "Los científicos lo consideran insuficiente. A nivel político, es un paso adelante, aunque vamos a ver si una victoria de Trump en EEUU puede tener consecuencias en este sentido. Y, a nivel social, vemos que las iniciativas van teniendo cada vez una mayor acogida".
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España no lo ratifica
Según datos ofrecidos por la CMNUCC, el Acuerdo de París ha sido ratificado hasta la fecha por 94 Estados. España no es uno de ellos. El Ejecutivo presidido por Mariano Rajoy se ha escudado durante todos estos meses en su situación de interinidad para no iniciar el proceso de rúbrica. La ministra de Agricultura y Medio Ambiente, Isabel García Tejerina, aseguró en este sentido que el Gobierno en funciones puede avanzar administrativamente todo lo que está en su mano pero no ratificar el texto. Ni siquiera acogiéndose, como pedían varias organizaciones ecologistas, al artículo 21 de la Ley del Gobierno, que reza que un Ejecutivo en funciones puede adoptar medidas más allá de la gestión ordinaria de los asuntos públicos en "razones de interés general cuya acreditación expresa así lo justifique".
"España es uno de los grandes emisores de la UE, por lo que es muy importante que ratifique este acuerdo", asevera Nuño. "Esperemos que ahora que hay Ejecutivo lo lleve adelante, porque si no nos vamos a quedar descolgados de las políticas europeas en materia de cambio climático", afirma Monge. Con un nuevo Gobierno ya formado, la ratificación estará sobre la mesa del primer Consejo de Ministros ordinario de la legislatura, según aseguró este jueves el secretario de Estado de Medio Ambiente, Pablo Saavedra. Sin embargo, estimó que España no será miembro del Acuerdo de París hasta comienzos de 2017. Pero esto no será suficiente. Para las organizaciones ecologistas, la buena fe no se verá hasta que no haya un "cambio absoluto en las políticas climáticas y energéticas".
Este viernes entra en vigor el Acuerdo de París. Y lo hace en tiempo récord. No ha pasado ni un año desde que los 195 Estados reunidos en la Cumbre del Clima que se celebró en la en la capital francesa (COP21) dieran luz verde al "primer acuerdo universal de la historia de las negociaciones climáticas", en palabras del presidente galo, François Hollande. Nunca antes un tratado internacional de estas características había echado a andar con tanta rapidez. Sin ir más lejos, el que hasta este momento había sido considerado el acuerdo ambiental más ambicioso de todos los tiempos, el Protocolo de Kioto, tardó en entrar en vigor más de siete largos años.