El doble atentado terrorista perpetrado este jueves en Barcelona deja sobre la mesa una pregunta difícil de esquivar para el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont: ¿qué efectos puede tener el ataque en el procés soberanista? Puigdemont se ha pronunciado al respecto sin entrar en detalles este viernes en una entrevista en Onda Cero. El presidente catalán ha querido dejar claro que "no tiene absolutamente nada que ver" el debate soberanista con la política de seguridad y, además, denunció que "mezclar lo que debe ser una prioridad de respuesta a la amenaza terrorista y atención a las víctimas con otras cosas" es "literalmente miserable". La misma postura expresó también en declaraciones a Catalunya Ràdio, ante cuyos micrófonos aseguró que "quien quiera utilizar el atentado políticamente, hace un uso miserable del horror".
Resulta incuestionable que la gravedad de los acontecimientos, con 14 víctimas mortales en los atentados de Barcelona y Cambrils, ha cambiado los planes de la política a nivel catalán y estatal. En conversación con infoLibre, la politóloga Berta Barbet entiende que "puede suponer cierto cambio en la agenda", aunque matiza que "este tipo de actos entran muy rápido en la agenda pero luego salen de forma muy apresurada", de modo que el discurso independentista "seguramente volverá en breve".
La politóloga sostiene que "es difícil encontrar un enlace muy claro" entre el referéndum previsto para el 1 de octubre y los atentados sucedidos el jueves, por lo que "las declaraciones de Puigdemont es lógico que vayan en ese sentido". Ambas cuestiones, analiza, "no tienen nada que ver" y por tanto "no habrá un gran impacto" a nivel político. Además, continúa Barbet, "el debate está demasiado tensado para creer que pueda ser el principio de algo distinto", y aunque "en otros momentos el diálogo" podría provocar un cambio de dinámicas, "en este momento es una cuestión de posiciones enrocadas e incompatibles", algo que a su juicio es "muy difícil que se pueda solucionar".
Lo que dejan claro los acontecimientos transcurridos en los últimos dos días es que se trata de un momento de inflexión y reflexión donde la ciudadanía ha demostrado una capacidad de respuesta cuyo "significado enlaza con la Barcelona cívica que todo el mundo desea" y con el "deseo de paz y convivencia", tal y como han relatado fuentes conocedoras del contexto político catalán en conversación con este diario. Las mismas fuentes señalan que existe un "clima nuevo" pero advierten de que "no necesariamente habrá una transposición mecánica a la política" y concretamente al referéndum programado para el primero de octubre.
El mensaje de unidad al grito de "No tinc por" ("No tengo miedo") ha quedado firmemente fraguado entre la ciudadanía catalana. "Hace cuatro días se pensaba que había una progresiva polarización y un enfrentamiento respecto al de al lado", pero dicha creencia se ha diluido en un clamor unánime de condena de los atentados terroristas.
Politización de los hechos: unidad y pactos
El mismo llamamiento a la unidad se ha repetido también en el terreno político. La máxima expresión de la imagen unitaria que se han esforzado en transmitir los Gobiernos catalán y español quedó demostrada la mañana del viernes tras la reunión encabezada por Mariano Rajoy y Carles Puigdemont. El primero destacó públicamente la importancia de "actuar como un equipo" y aseguró que aquello que les hace "eficaces es estar unidos", mientras que el presidente catalán ha defendió que "la mejor arma es la solidaridad, la convivencia y el respeto".
El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, también llamó este viernes a aparcar las diferencias y a "afrontar juntos y todos de la mano" el desafío terrorista, mientras que el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, se sumó al llamamiento pidiendo "unidad política". "Se ha derrotado al terrorismo cuando los partidos han estado juntos", insistió Rivera, quien además solicitó la convocatoria del Pacto antiterrorista, firmado en febrero de 2015 por el PP y el PSOE y al que se sumaron luego partidos como la formación naranja, pero del que se mantienen exentos otros como Podemos o ERC.
El líder del PP catalán, Xavier García Albiol, también insistió en la necesidad de una respuesta unitaria y de una participación conjunta en el marco del Pacto. "Lo que ha ocurrido en Barcelona es motivo más que suficiente para que todos dejemos de lado nuestras diferencias, lo que nos separa, y trabajemos en la misma dirección, sentados en la misma mesa, y demos una respuesta unitaria", expuso.
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Sin embargo, y pese a reconocer la importancia de alcanzar "soluciones consensuadas y coordinadas", Unidos Podemos comunicó que mantendrá su condición de observador dentro del Pacto, sin sumarse por tanto al mismo.
Por su parte, ERC aseguró que el próximo lunes asistirá a la reunión del Pacto "si es invitada" y en "calidad de observador". Los republicanos rechazan entrar en detalles sobre su negativa a sumarse formalmente al Pacto y enfatizan en que "no es ahora el momento de discutir sobre los motivos" por los que no forma parte del acuerdo. "La situación excepcional", continúa, y su "inequívoca posición en contra del terrorismo" les lleva a participar "de manera puntual" en la reunión. La formación catalana, finalmente, pide un cambio de ley que impida el uso de la misma "por intereses políticos que vayan más allá de la lucha contra el terrorismo".
El PNV también asistirá a la reunión del Pacto Antiyihadista en calidad de "observador" como "gesto ante la gravedad" de la situación creada en Cataluña tras los atentados de Barcelona y de Cambrils, y después de mantener contactos con los partidos nacionalistas catalanes.
El doble atentado terrorista perpetrado este jueves en Barcelona deja sobre la mesa una pregunta difícil de esquivar para el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont: ¿qué efectos puede tener el ataque en el procés soberanista? Puigdemont se ha pronunciado al respecto sin entrar en detalles este viernes en una entrevista en Onda Cero. El presidente catalán ha querido dejar claro que "no tiene absolutamente nada que ver" el debate soberanista con la política de seguridad y, además, denunció que "mezclar lo que debe ser una prioridad de respuesta a la amenaza terrorista y atención a las víctimas con otras cosas" es "literalmente miserable". La misma postura expresó también en declaraciones a Catalunya Ràdio, ante cuyos micrófonos aseguró que "quien quiera utilizar el atentado políticamente, hace un uso miserable del horror".