11 millones de personas en exclusión social, 2,5 millones más que en 2018. Más de 6 millones en exclusión severa, cerca de 2 millones más que hace tres años, lo que convierte a este grupo en el que más ha crecido durante la pandemia. Pone estos datos en la mesa Cáritas, que ve "una fuga imparable hacia una sociedad más desigual",u fenómeno facilitado por "un sistema de protección social incompleto e insuficiente". ¿Y no lo amortigua el Ingreso Mínimo Vital? No lo suficiente, según la principal ONG de la Iglesia católica, que en un informe presentado este miércoles sobre el impacto social de la pandemia alerta con dos datos de que la prestación se queda corta con los que más la necesitan: de los hogares en "pobreza severa", sólo un 26% ha logrado realizar el trámite y casi la mitad del total de solicitantes han recibido ya una denegación por respuesta.
Todo ello lo recoge el informe Sociedad expulsada y derecho a ingresos. Análisis y perspectivas 2021, que lleva la firma de la Fundación Foessa, constituida en 1965 por Cáritas. El estudio apunta a un salto cualitativo en las consecuencias de la crisis: crece con fuerza el porcentaje de hogares en los que el clima de convivencia es problemático. La principal ONG de la Iglesia católica es expresiva en su diagnóstico. Algunas frases: "Una ola gigante está azotando al conjunto de la sociedad española". "La crisis nos deja un impacto desolador". "La pandemia ha golpeado con más fuerza a los que ya eran los perdedores, a los más frágiles, a los que tenían dificultades para mantenerse a flote, a los que no ha llegado el escudo social ni tenían el soporte de los mecanismos de protección propios, desgastados en la crisis anterior de 2008".
Son conclusiones soportadas por datos. La integración plena en 2021, es decir, la vida sin ningún rasgo de exclusión en áreas como vivienda, salud, educación, empleo y relaciones sociales, es disfrutada sólo por por algo más de 4 de cada 10 hogares de España, un 41,2%, mientras en 2018 eran el 49,3%. Se ha alcanzado la frontera de los 11 millones de personas en "exclusión social", después de "un ensanchamiento" de dicho espacio, con 2,5 millones más que en 2018. "Se trata de un empeoramiento generalizado de los niveles de integración", señala Cáritas.
Gráfico incluido en el informe de Cáritas.
Dentro de esos 11 millones de excluidos, más de 6, es decir, más de la mitad, se encuentran en "exclusión severa", según Cáritas. Son casi 2 millones más que en 2018. No se superaba esa barrera desde 2007, señala el informe. Y añade: "Este es el signo más claro de la gravedad de la crisis: el grupo que más ha crecido es precisamente el de la población que vive una situación de mayor desventaja [...] y, más grave todavía, que carece de elementos compensadores".
Entrega de alimentos en una asociación de vecinos de Madrid.
Atención a esta alerta: "Las buenas relaciones existentes entre las personas que componen el hogar y con su entorno social más cercano eran las buenas noticias que nos brindaban los datos de nuestro informe anterior, pero las características de esta crisis lo cambian todo".
Cáritas, que en junio afirmaba haber apoyado ya a 2,8 millones de personas durante la pandemia, señala que una diferencia de la crisis del covid-19 es que "sí está erosionando con fuerza la calidad de las relaciones en los hogares, duplicándose el número de aquellos cuyo clima de convivencia presenta dificultades serias". El "conflicto social", la dimensión de exclusión que mide la calidad de las relaciones puertas adentro, ha pasado de afectar a un 5% en 2018 a casi un 10% en 2021.
Debilidad de la protección social
El estudio concluye que "se ha producido un deslizamiento de los diferentes estratos de la sociedad hacia situaciones de mayor precariedad y exclusión social". "Una fuga imparable –añade– hacia una sociedad más desigual, donde el grupo que más crece es el de los más desfavorecidos". Cáritas señala que la pobreza y exclusión social son "fenómenos estructurales", alimentados por "crisis sucesivas" y "débiles políticas sociales". Hay, señala Cáritas, "un sistema de protección social incompleto e insuficiente que deja atrás a un sector cada vez mayor de la población". Como demuestran los datos de Eurostat de 2018, últimos que permiten hacer comparaciones homogéneas, España queda por debajo del conjunto de la UE-27 en gasto en sanidad, discapacidad, tercera edad, familia, infancia, vivienda e inclusión. El Estado dedica a todas las áreas englobadas dentro de la "protección social" 3,6 puntos menos de PIB que la UE y 8,3 menos que Francia.
"Los más perjudicados por la actual crisis –señala Cáritas en el informe– son los mismos que cuando llegó la recuperación de la gran recesión en 2018 no recibieron el goteo de la recuperación económica". ¿Resultado de todo ello? Los más de 6 millones en situación de "exclusión severa" a los que alude el informe, personas expuestas en todo momento a "graves limitaciones" como el aislamiento la privación de lo más básico.
Un miembro de la Fundación Don Bosco entrega de alimentos del Proyecto Fraternitas.
Cáritas insiste por ello en su apoyo al Ingreso Mínimo Vital (IMV). Eso sí, anota la existencia, ya conocida, de "lagunas importantes". "Algo más de un año después de su aprobación, aún un altísimo porcentaje de los hogares en situación de pobreza severa no cuenta con suficiente información para la solicitud", denuncia Cáritas, que señala que tan sólo una cuarta parte de estos hogares ha recibido información "correcta y suficiente". En consecuencia, únicamente un 26% de los hogares en "pobreza severa" han conseguido realizar el trámite, anota Cáritas. Uno de los resultados es que sólo el 18,6% de los solicitantes del IMV en "pobreza severa" lo está cobrando o al menos lo tiene concedido.
Gráfico incluido en el informe de Cáritas.
Casi la mitad del total de solicitantes en pobreza severa, el 49%, ha recibido el no por respuesta. "Estos datos evidencian que aún hay colectivos que sufren situaciones de dificultad por circunstancias socioeconómicas que no son ni recogidas ni reconocidas por la actual normativa del IMV", señala Cáritas, que apunta entre las "principales barreras" la forma en que se calcula el nivel de ingresos y la definición de unidad de convivencia. Cáritas llama a todas las administraciones a "volcar esfuerzos" por el IMV.
Empleo y vivienda
Ver másLos datos refutan el mito del crecimiento como antídoto de la desigualdad: la pobreza crece incluso con el PIB al alza
El informe cita varios condicionantes que empeoran la situación, como los hijos a cargo, dada la "debilidad de los apoyos públicos" a las familias. Están en "riesgo de exclusión" el 27% de las parejas con hijos, frente al 18% de las que no tienen hijos. El país de origen también marca. La pandemia "ha intensificado situaciones de exclusión críticas para la población de origen inmigrante y ha cronificado una obvia posición de desventaja" que se evidencia en una clara "sobrerrepresentación" de este grupo en el espacio de la exclusión (38% del total) y más aún en el de la exclusión severa (65%).
Foessa no define en abstracto la exclusión o la inclusión social, ni tampoco la categoría severa, sino a través de un complejo sistema de indicadores que abarcan empleo, consumo, vivienda, educación, salud y conflicto o aislamiento social. La pandemia ha sido especialmente grave en lo referente a empleo y vivienda, señala Cáritas, que cifra en un 25% los hogares con "graves dificultades" en empleo, por ausencia o precariedad. El porcentaje de hogares con todas las personas activas desempleadas ha pasado del 5,9% en 2018 al 10,3% en 2021. El porcentaje de hogares cuya persona sustentadora principal está en "inestabilidad laboral grave" ha subido del 4,8% al 10,3% en el mismo periodo.
Pero no se trata sólo de contar o no con un empleo, sino de su calidad, recalca Cáritas, que insiste en un problema ya detectado: los trabajadores pobres. "El empleo no asegura la integración social", señala el estudio. En cuanto a la vivienda, el quid no reside únicamente en la renta o la hipoteca. "Vivienda, energía, agua e internet son derechos humanos sistemáticamente vulnerados", dice Cáritas. El 14% de los hogares quedan en pobreza tras cubrir los gastos del hogar, según la ONG de la Iglesia, que alerta de un incremento de situaciones "hacinamiento" e "insalubridad". La exclusión del consumo pasa del 14,5% en 2018 al 17,6% en 2021.
11 millones de personas en exclusión social, 2,5 millones más que en 2018. Más de 6 millones en exclusión severa, cerca de 2 millones más que hace tres años, lo que convierte a este grupo en el que más ha crecido durante la pandemia. Pone estos datos en la mesa Cáritas, que ve "una fuga imparable hacia una sociedad más desigual",u fenómeno facilitado por "un sistema de protección social incompleto e insuficiente". ¿Y no lo amortigua el Ingreso Mínimo Vital? No lo suficiente, según la principal ONG de la Iglesia católica, que en un informe presentado este miércoles sobre el impacto social de la pandemia alerta con dos datos de que la prestación se queda corta con los que más la necesitan: de los hogares en "pobreza severa", sólo un 26% ha logrado realizar el trámite y casi la mitad del total de solicitantes han recibido ya una denegación por respuesta.