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Almeida sigue sin cumplir casi año y medio después el mandato de dar una calle a Almudena Grandes

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Casi año y medio después de su fallecimiento, la presentación en la estación central de Madrid de su nueva denominación, que añade a Atocha el nombre de Almudena Grandes, ha puesto de nuevo sobre la mesa el malestar del bloque de derechas ante cualquier gesto que implique homenajear a la escritora. Al desaire de las autoridades madrileñas, ausentes del acto de Atocha  que el viernes consagró el cambio de nombre, se suma algo enterrado ya en el olvido: que el equipo del alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, lleva 16 meses sin cumplir su promesa de dedicar una calle a la novelista.

Tras un entierro multitudinario, en un clima de dolor ciudadano por la muerte de una de las más prominentes figuras de la literatura contemporánea y cuyas novelas convirtieron en héroes a los pisoteados por la guerra civil y la dictadura franquista, la decisión de bautizar una calle de la capital como Almudena Grandes fue adoptada a los tres días de su fallecimiento.

Pero a día de hoy, se mantiene congelado en los archivos aquel acuerdo municipal de 30 de noviembre de 2021, cuyo texto decía lo siguiente: “El Pleno aprueba: celebrar un homenaje a esta madrileña, que es ya historia de la cultura y la literatura española; acordar que su memoria sea reconocida y su nombre se recuerde en una vía pública”.

Este lunes, infoLibre preguntó a los portavoces del gobierno municipal por qué continúa sin aplicarse lo que en las actas de aquella sesión de noviembre de 2021 consta como acuerdo oficial del consistorio. Según la Concejalía de Cultura, el motivo de la tardanza es el siguiente: "Los distritos, que es donde procede iniciar el expediente, no tienen calles nuevas para darles ese nombre, a no ser que fuera en un nuevo desarrollo urbano. La otra opción sería cambio de denominación de una calle ya existente, trámite que deben iniciar los distritos". La misma fuente asegura que hay "más denominaciones pendientes aún por resolver".

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Cuando el cáncer apagó a Almudena Grandes - a quien afines a la derecha y bots definen en redes sociales como escritora “mediocre”-, no acudió al funeral ningún representante del gobierno municipal que dirige José Luis Martínez-Almeida ni el que en la Comunidad de Madrid marcha a las órdenes de la líder regional del PP, Isabel Díaz Ayuso.

Con el voto en contra del partido de Santiago Abascal, PP y Ciudadanos sí accedieron ese mismo mes a que hubiese una calle para la autora de obras maestras sobre la vida en la posguerra: la serie agrupada como Episodios de una guerra interminable, un formidable homenaje a los Episodios Nacionales de Benito Pérez Galdós con historias que huyen de la alharaca para grabarse en el cerebro con la emoción de la verdad. En ese mismo pleno, PP, Ciudadanos y Vox tumbaron la propuesta de designarla hija predilecta a título póstumo. A los tres meses, el PP y Ciudadanos rectificaron su negativa.

No obstante, y lejos de acometer los trámites para acercar el momento en que se inaugure la calle Almudena Grandes, el PP y sus aliados lanzaron hace ya un año -marzo de 2022- desde las redes sociales o los medios tradicionales de comunicación una batería de reproches al Gobierno por su anuncio de que se añadiría a la estación Puerta de Atocha el nombre de la novelista dentro de un plan más amplio que introducirá el nombre de otras mujeres en distintas estaciones. “Yo lo que creo es que la Virgen de Atocha ya era mujer”, llegó a decir Díaz Ayuso el 3 de marzo de 2022 cuando el Ministerio de Transportes hizo público el cambio de nombre. Con una sonrisa casi camuflada, la presidenta lo dijo y, a renglón seguido, hizo que la cámara se detuviera en su gesto: abrió mucho los ojos y durante unos segundos los movió como quien trata de que los espectadores capten la ironía que acaba de soltar.

Casi año y medio después de su fallecimiento, la presentación en la estación central de Madrid de su nueva denominación, que añade a Atocha el nombre de Almudena Grandes, ha puesto de nuevo sobre la mesa el malestar del bloque de derechas ante cualquier gesto que implique homenajear a la escritora. Al desaire de las autoridades madrileñas, ausentes del acto de Atocha  que el viernes consagró el cambio de nombre, se suma algo enterrado ya en el olvido: que el equipo del alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, lleva 16 meses sin cumplir su promesa de dedicar una calle a la novelista.

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