El ascenso del ideario ultra con Vox agita todo el avispero de la extrema derecha

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Vox se lleva el foco, pero la extrema derecha es más que Vox. Estaba antes, sigue ahora y tiene vocación de mantenerse. Si adoptara la forma de una sola cosa, ¿qué forma sería? El informe sobre la extrema derecha De los neocón a los neonazis. La derecha radical en el Estado español, un proyecto de la Fundación Rosa Luxemburgo coordinado por el periodista Miquel Ramos, y los análisis recabados por infoLibre ofrecen la imagen de un avispero, agitado al mismo tiempo por el auge de Vox –que da carta de naturaleza a ideas antes proscritas–, por la pandemia y por el descontento social.

El abanico de partidos clásicos de la derecha radical extraparlamentaria sigue desplegado, aunque la irrupción de Vox ha subrayado su carácter marginal. Como organizaciones atraviesan tiempos de crisis, entre el aferramiento a las viejas siglas y la parafernalia radical y la tentación de dejarse llevar por el nuevo y reluciente barco. Ahora bien, la suya es una derrota sólo a medias, porque el grueso de sus ideas –no todas, no el antisemitismo, en los casos en que se da– al fin han alcanzado validación y normalización, incorporándose al debate público. En la estela de esa normalización del marco ultranacionalista identitario y excluyente se desarrolla además una miríada de grupos de extrema derecha, centrados en el activismo social y de corte juvenil.

El sociólogo Iago Moreno, especialista en extrema derecha y fenómenos digitales, considera que el éxito de Vox ha llegado a eclipsar una pujanza de la extrema derecha que excede los límites del partido de Santiago Abascal: "La extrema derecha extraparlamentaria en sus diferentes corrientes vivió un momento de efervescencia antes de la eclosión de Vox que tendemos a olvidar. Las continuas ocupaciones del Hogar Social Madrid y sus manifestaciones, la violencia en el 9O valenciano de 2017, los crecientes casos de agresiones a militantes durante esos años son las primeras referencias que se me vendrían a la cabeza para ilustrarlo, pero hay muchas más". Moreno recuerda que grupos ultraderechistas intentaban ya colarse en manifestaciones de pensionistas en 2018, buscando la máxima proyección social: "En esa época se notaba un vigor militante que les permitió mantener ocupaciones como la de la plaza Margaret Thatcher con un discurso muy parecido al de Vox cuando se viene arriba con su vena 'anti-globalista' y de 'patriotismo social'. De hecho, Hogar Social hasta creó su propio sindicato (Acción Social de los Trabajadores) mucho antes de que naciese Solidaridad".

Juan Francisco Albert, director del centro de análisis sobre radicalismo reaccionario Al Descubierto, señala que, además de posicionándose ante una crisis previsiblemente dura, los grupos de extrema derecha se encuentran inmersos en una batalla "cultural" que desborda los límites de la política institucional. "Hay grupos que pueden parecer irrelevantes, con pocos seguidores en las redes y poco poder de convocatoria. Pero son muchos grupos, repitiendo el mismo discurso, a todas horas", señala el director de Al Descubierto.

A juicio de Albert, Vox es resultado entre otros factores de una cruzada cultural anterior al nacimiento del partido de Abascal. El informe de la Fundación Rosa Luxemburgo tiene precisamente en la búsqueda de esos orígenes del auge de Vox uno de sus elementos de mayor interés. La eclosión del partido sólo fue posible porque antes se dio la "revuelta neocón" durante la etapa de José Luis Rodríguez Zapatero, que radicalizó las posiciones del PP y sus medios afines, y por el auge de los movimientos ultracatólicos, con Hazte Oír como puntal más visible. Ahora, cada uno con sus particularidades, todos los terminales siguen activos. Y se suma un activismo callejero animado por la pandemia y por la atencion mediática. Según Albert, la clave del movimiento de extrema derecha en España es su fijación por "crear cultura", en el sentido de doblegar a la izquierda en el campo de las ideas.Vox no empezó esa batalla, ni es el único actor que la libra.

Derecha extraparlamentaria

El capítulo del informe La extrema derecha extraparlamentaria, a cargo de Miquel Ramos y Nora Rodríguez, repasa nombres ya clásicos como Democracia Nacional (DN), partido nacido en 1995, el primero de extrema derecha española que trató de asemejarse a sus pujantes referentes europeos. Desde 2019 DN forma parte de la coalición ADÑ Identidad Española junto a Falange Española de las Jons, La Falange y Alternativa Española. A pesar de su intento de sumar fuerzas, estos partidos no han logrado salir de la marginalidad electoral. Ahora bien, ahí siguen, como un reservorio esencialista dentro de un marco político que ha ganado visibilidad mediática, legitimación social y representación institucional. Albert (Al Descubierto) ha destacado la "relación de amor-odio con Vox" de estos partidos, ya que, "por una parte, no lo ven suficientemente a la derecha, pero, por otra, está permitiendo que su ideario esté cada vez mejor visto".

Las fuerzas políticas de extrema derecha que precedían a Vox han quedado, como organizaciones, claramente superadas. Sí, en el campo ultra también hay un eje entre vieja y nueva política. Y Vox encarna la nueva. Abascal y los suyos han acelerado el envejecimiento de los partidos que integran la coalición ADÑ. En otros casos, han precipitado crisis, como ocurrió con la Plataforma Respeto, que integraba a España 2000, Plataforma Per Catalunya (PxC) y el Partido por la Libertad (PxL). "La PxC abandonó Respeto a los pocos días de las elecciones andaluzas [en las que irrumpió Vox] y algunos de sus representantes, como el exmiembro del neofascista Movimiento Social Revolucionario (MSR) Jordi de la Fuente, se integraron en Vox. El PxL, por su parte, anunció su disolución a los pocos días. José María Ruíz Puerta, que lideró el PxL, terminó también en las filas de Vox en Parla", escriben Ramos y Rodríguez. Los casos de cuadros de la extrema derecha extraparlamentaria integrados en Vox no son raros. El propio Ortega Smith tiene pasado falangista. También Jorge Buxadé. Ha habido casos con trayectoria nazi en Hermandad Aria y en Democracia Nacional.

La irrupción de Vox tiene efectos ambivalentes sobre el resto de la extrema derecha. De un lado, como se ha visto, debilita sus estructuras y detona rupturas. De otro, dignifica la posición de sus ideas. Y eso es lo más relevante, a juicio de todos los observadores consultados. En una época en que los partidos se crean y destruyen a la velocidad del rayo, lo decisivo a largo plazo no son las marcas, sino la consolidación de los idearios. Es decir, la escasa fuerza electoral ADÑ, España 2000, Identitarios, Alianza Nacional o Nosotros-Partido de la Regeneración Social, todos ellos recogidos en el listado elaborado por Ramos y Rodríguez, no se corresponde con la presencia que elementos clave –no todos– de su discurso tienen ahora en el debate público.

"Creo que la extrema derecha que antes podíamos ver representada en organizaciones que hoy son su hazmerreír (el Movimiento Social Revolucionario, Democracia Nacional, ADÑ…) ocupa una parte importante de lo que es Vox y es mucho más fuerte a pesar de que sus antiguos líderes y espacios hayan caído en desgracia", explica el sociólogo Iago Moreno. Y añade: "Las diferencias ideológicas dentro de Vox son abismales, pero han ido ganando la batalla por la visibilidad y la autoridad las facciones que mejor representan la actualización o reformulación de esas ideas. Rocío de Meer, conocida por sus polémicos re-posts de videopropaganda neonazi ucraniana, representa el ejemplo más claro".

Jóvenes en la calle

Según el análisis de Juan Francisco Albert, con la irrupción de Vox el espacio de la extrema derecha ha crecido incluso más allá del éxito electoral de Vox. "Creo que ahora mismo la extrema derecha es más numerosa que antes. Hay una efervescencia", explica. Dicha "efervescencia" se observa con más claridad en el ámbito del activismo social que en el de los partidos políticos. "Pongo un ejemplo. España 2000 han tenido siempre el problema de que su líder [José Luis Roberto] no podía dar el relevo porque no había nadie que lo cogiera. Pero eso no ocurre con otros grupos actuales, con más presencia de jóvenes", explica Albert, que ve clave para el atractivo de estas opciones el que sus ideas tengan más visibilidad y alcance político gracias a Vox.

A juicio de Albert, ahora mismo no hay en España espacio para un partido ultraderechista que conviva con Vox, como lo hace el Jobbik junto al Fidesz en Hungría o los Fratelli d'Italia junto a la Lega Nord, pero sí para lo que de hecho está ocurriendo: un creciente protagonismo de iniciativas, grupos y colectivos que incrementan la capilaridad social y la capacidad de atracción de un polo ideológico legitimado al máximo nivel por Vox.

"Mientras los partidos antiguos no podían dar el relevo generacional, están surgiendo iniciativas nuevas con gente muy joven que se los están comiendo. Vox les ha sentado fenomenal", afirma. Aquí ya no hablamos de partidos, sino de organizaciones volcadas en el activismo social, inspiradas en otros movimientos neofascistas, como Casa Pound (Italia) o Generación Identitaria (Francia). "Estos colectivos no utilizan abiertamente simbología clásica de la extrema derecha, sino que crean nuevos logos y marcas constantemente y centran sus actividades en torno a un centro social, que sirve como punto de encuentro de simpatizantes", anotan Ramos y Rodríguez.

Albert destaca dos de estas organizaciones: Hacer Nación y Bastión Frontal, ambas fundadas en mayo de 2020. La primera, nacida en Alcalá de Henares (Madrid), surge a partir de organizaciones neonazis y neofascistas de diferente origen como Iberia Cruor, Acción Social Cádiz, El Galeón Espacio No Conforme y Málaga 1478, según Ramos y Rodríguez. La segunda, un movimiento nacionalista juvenil con origen en Madrid y delegación en Sevilla, es fácil de describir a través de sus actividades, detalladas en el informe: campañas contra menores migrantes; una concentración de apoyo a Kyle Rittenhouse, el adolescente que asesinó a dos manifestantes antirracistas en Kenosha, Estados Unidos; un comunicado de solidaridad con el partido Amanecer Dorado tras su disolución en Grecia; una concentración frente al Ministerio de Igualdad contra la Ley Trans... Finalmente, Bastión Frontal ha ganado notoriedad y atraído el foco a nivel nacional a raíz de que Pablo Iglesias se encarase con algunos de sus miembros en Coslada.

Medios de comunicación

Miquel Ramos, en conversación con infoLibre, reflexiona: "La irrupción de Vox le ha dado a la extrema derecha mucha mayor presencia y visibilidad. Decir que hay que echar a los niños inmigrantes de España ha pasado a ser una opinión más. Antes era algo que sólo decían los cuatro nazis de turno, pero ahora se escucha a todas horas. Por eso los grupos de extrema derecha están crecidos y estimulados. Aunque no lo digan, viven de las rentas de Vox, porque está en auge su agenda, con temas como migración y todo el marco securitario y antifeminista". Raído el manto de reproche social sobre las ideas, los grupos nuevos sólo necesitan ya algo de olfato para conseguir visibilidad y repercusión, con las aspiración de atraer a jóvenes descontentos con el gancho antisistema. "Los que el otro día fueron al acto de Iglesias eran pocos, pero saben lo que hay que hacer para provocar. Conocen cómo funcionan los medios", explica Ramos, que en su informe destaca cómo Bastión Frontal tiene su propia línea de ropa.

El sociólogo Iago Moreno también pone el énfasis en la responsabilidad de los medios: "Las dinámicas propias de nuestra esfera mediática juegan muy a favor de los grupos más minoritarios de la extrema derecha a la hora de visibilizarse y aparecer en la agenda política de una forma sobredimensionada. Mientras se invisibiliza el trabajo de los colectivos sociales que han construido bancos de alimentos en docenas de barrios, grupos minoritarios como Bastión Frontal aparecen en los medios por la más mínima provocación. Las agresiones, como las que sufrieron las organizaciones vecinales de Coslada (razón por la que Iglesias acudió ahí, que es ignorada en la cobertura mediática de lo que pasó después), son silenciadas, banalizadas".

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Grupos de agitación

El trabajo coordinado por Miquel Ramos apunta a una conclusión: existe una banalización de la extrema derecha en España, derivada de la legitimación de sus ideas a través de Vox, que impide valorar la gravedad de su auge no sólo electoral, sino también de sus expresiones más crudas en el ámbito social. El repaso que hace De los neocón a los neonazis. La derecha radical en el Estado español incide en este ámbito, donde el listado de organizaciones es amplio: Hogar Social Madrid, Valentia Forum, Acción Juvenil (Valencia), Asociación Cultural Alfonso I (Cantabria), Centro Social y Nacional de Salamanca, Asociación Rodrigo de Bastida (Sevilla), Asociación Cultural In Memoriam Juan Ignacio (Madrid y Valencia), Legio VII (León), Almería Inconforme, Getafe Nacional Revolucionario, Alcalá 1247 (Alcalá de Guadaíra, Sevilla), Red Sociocultural Desperta (Zaragoza), Comunidad Política Vértice (Almería), Devenir Europeo (Barcelona)... El listado es variopinto. En conjunto, la pandemia ha actuado como un "potente estímulo" para su "frenética actividad", según pone de relieve Juan Francisco Albert en el capítulo dedicado a su actividad durante la crisis sanitaria. El estudio alerta del fuerte impulso a "acciones sociales de reparto de alimentos y campañas de apoyo al pequeño comercio”.

El informe de la Fundación Rosa Luxemburgo culmina su visión periférica de la extrema derecha en España con antecedentes históricos, apuntes sobre estrategias de comunicación y guerra cultural, música, merchandising y editoriales, el papel del fútbol... Y hace un alto de gran relevancia, que ayuda a dimensionar la pujanza del fenómeno en España acudiendo a uno de sus puntos calientes: Cataluña. Jordi Borràs se detiene en diversas organizaciones que considera de extrema derecha tanto españolistas (Frente Nacional Identitario-Partido Nacional-Socialista Obrero Españo, Som Identitaris, Somatemps), como independentistas (Front Nacional de Cataluña, Moviment Identitari Català, Som Catalans...). Hay ruido en el avispero.

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