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Los ataques de la extrema derecha contra lugares de homenaje se multiplican en Madrid

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Nuevo ataque contra la memoria en Madrid. El Observatorio Madrileño contra la Homofobia, Transfobia y Bifobia denunció este lunes la desaparición en el Parque del Oeste de la placa colocada para homenajear a la vedette y actriz Cristina Ortiz, más conocida como La Veneno, la primera persona transgénero que triunfó en la década de 1990 en la pequeña pantalla. El rótulo, instalado en un acto en el que estuvo presente la diputada socialista en la Asamblea de Madrid Carla Antonelli, ha durado tan sólo una semana. Nada más conocerse el ataque contra el símbolo de la lucha trans, el director del Observatorio Madrileño contra la LGTBIfobia y miembro de la ejecutiva del colectivo Arcópoli, Rubén López, cargó a través de las redes sociales contra el acto vandálico y exigió al Ayuntamiento la “reposición inmediata” de la placa. “Estamos trabajando para reponerla lo antes posible. Madrid es tolerante, abierta y moderna y hará desaparecer de nuestras calles la transfobia”, señaló por su parte la alcaldesa de la capital, Manuela Carmena.

La desaparición de la lámina en recuerdo a la vedette almeriense se suma a la larga lista de actos vandálicos contra lugares de memoria que se ha registrado en Madrid en los últimos meses. Uno de los más afectados ha sido el que recuerda en Aluche a Yolanda González, militante del Partido Socialista de los Trabajadores secuestrada y asesinada en febrero de 1980 por un comando de extrema derecha cuyos miembros estaban vinculados a Fuerza Nueva. En total, la placa que rinde homenaje a la líder estudiantil ha sufrido cuatro ataques desde que se instaló el pasado mes de noviembre. Primero, se dibujó sobre el cartel una esvástica que se encargaron de borrar los vecinos del barrio. Luego, directamente, se arrancó la placa y se tiró en un contenedor de basura, de donde fue rescatada y soldada nuevamente al poste. De nuevo, se volvió a pintar y a arrancar, y los vecinos tuvieron que colocar en su lugar un cartel plastificado con el mismo texto y un par de ramos de flores. Pero a comienzos de enero sufrió un nuevo ataque.

Como en el caso del homenaje a La Veneno, sólo una semana duró en buen estado la placa colocada en recuerdo del militante antifranquista Marcos Ana. A comienzos de abril, el rótulo instalado en la fachada del número 30 de la calle Narváez, donde vivió el poeta, amaneció cubierto en su totalidad por una pintura azul que impedía ver la inscripción: “En esta casa vivió Marcos Ana (1920-2016). Poeta, comunista y luchador antifranquista. ‘Si salgo un día a la vida mi casa no tendrá llaves, siempre abierta como el mar, el sol y el aire”. Junto a la vivienda, también apareció una pintada bajo las siglas JFE –con las que se identifican las Juventudes de Falange Española– con una flecha señalando al portal y la siguiente frase: “Aquí vivió Marcos Ana. ¡Asesino!”. El pasado 14 de abril, día en el que se conmemora el aniversario de la Segunda República, el exdiputado de IU y presidente de la Asociación Marcos Ana, Willy Mayer, se encargó de eliminar todo rastro de la pintada fascista.

Brigadas Internacionales y profanación de tumbas

Los monumentos en recuerdo a todos aquellos extranjeros que vinieron en plena Guerra Civil a combatir del lado de la democracia contra el golpe de Estado tampoco han conseguido escaparse de los actos vandálicos. El pasado año, por ejemplo, el monolito instalado en Vicálvaro en recuerdo de las Brigadas Internacionales apareció en varias ocasiones con pintadas fascistas, en las que se podían leer desde “cerdos” hasta “rojos asesinos” –cada “o” estaba representada con una cruz celta– pasando por el clásico “88”, con el que los neonazis hacen referencia a “Heil Hitler” –la letra “h” es la octava del abecedario–, o el ya habitual “El valle no se toca”, en referencia a la intención del Gobierno de exhumar del mausoleo franquista el cuerpo del dictador. Actos vandálicos que también se han convertido en habituales en el monumento de homenaje a los brigadistas instalado en Ciudad Universitaria o en el monolito del madrileño barrio de Hortaleza, que apareció la pasada semana pintado con el número “88” acompañado de una Cruz de Hierro.

Los ataques fascistas han llegado, incluso, al cementerio de La Almudena. El domingo 10 de febrero, día de la manifestación de Colón por la unidad de España que unió a PP, Ciudadanos y Vox, fueron profanadas las tumbas de Dolores Ibárruri, La Pasionaria, y del fundador del PSOE, Pablo Iglesias. Según los testimonios que dieron a la Policía Nacional algunos trabajadores del camposanto, varios jóvenes ultraderechistas fueron los encargados de arrojar pintura blanca sobre los sepulcros de Ibárruri e Iglesias tras “cantar el Cara al Sol” frente al monumento de los caídos de la División Azul. Además de la profanación de las dos tumbas, también se encontraron pintadas de banderas republicanas tachadas de negro en el muro del cementerio en el que fueron fusiladas las Trece Rosas. La condena de estos ataques fue llevada por PSOE y Ahora Madrid al Pleno del Ayuntamiento. Todos los grupos municipales votaron a favor, a excepción del PP, que decidió abstenerse después de que se rechazara incluir la enmienda que plantearon.

“Claramente dirigidos con un discurso del odio”

Son solo algunos de los múltiples ataques que en los últimos meses se han producido en la capital contra lugares de homenaje. Actos vandálicos que, según señala el responsable de Memoria Histórica del Ayuntamiento de Madrid, Mauricio Valiente, son consecuencia del repunte ultra. “En los dos últimos años ha habido un incremento muy claro de este tipo de incidentes, que ya no son actos vandálicos contra mobiliario urbano, sino que están claramente dirigidos con un discurso del odio que se retroalimenta con las declaraciones que realizan algunos grupos de extrema derecha como Vox”, apunta en conversación telefónica con infoLibre el también tercer teniente de alcalde del consistorio madrileño, que recalca que todos estos ataques se están cebando con aquellas administraciones públicas que están llevando a cabo “políticas de memoria, de derechos humanos y de reparación coherentes”. No obstante, recuerda que el auge de los discursos del odio es “un fenómeno general” que se está viviendo en toda Europa.

En la misma línea se pronuncian los colectivos memorialistas. “Es muy preocupante el asunto”, apunta Arturo Peinado, presidente de la Federación Estatal de Foros por la Memoria, que asevera que “se ha constatado una proliferación” de este tipo de ataques al calor de la extrema derecha. El presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH), Emilio Silva, sostiene que los actos vandálicos contra monumentos y placas de homenaje tienen que ver con “la cultura de la negación del otro”. “Tratan de borrarnos”, señala Silva, que recuerda ataques de este tipo “los ha habido siempre”. “Ahora, hay un aumento de la crispación, pero yo no creo que Vox sea la causa, sino más bien la consecuencia. Yo creo que tiene más que ver con el traslado de los restos de Franco, algo sagrado para ciertos sectores de la derecha. Eso está en la causa del auge de Vox y de que haya más gente que pueda estar más reaccionaria y activa a la hora de perseguir esos monumentos”, sostiene el presidente de la ARMH.

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Continuar reparando y manteniendo los lugares mancillados

Silva critica que si estos ataques vandálicos fuesen dirigidos contra un monumento dedicado, por ejemplo, a las víctimas del terrorismo, “el impacto político, mediático, institucional y judicial sería mucho mayor”. Sobre el último aspecto, lamenta que el Ministerio Público no les haya “hecho caso” cuando le han trasladado actos de este tipo, a pesar de que considera que tienen encaje penal. “En otros muchos casos, la Fiscalía actuaría de oficio”, continúa el presidente de la ARMH, que señala que esto “es un reflejo” de que el Estado “tiene unas jerarquías donde hay dolores que duelen más y víctimas que son más víctimas que otras”. En el mismo sentido se pronuncia el abogado memorialista Eduardo Ranz, que en conversación con este diario pone el foco en el artículo 510 del Código Penal. “El hecho de que se decidan arrancar placas que homenajean a determinadas personas por pertenecer a un grupo social determinado es un supuesto delito de incitación al odio”, asevera el letrado, que recuerda que son “ataques con intencionalidad política”.

Desde el Ayuntamiento de Madrid aseguran que no les van a derrotar “quienes plantean” discursos extremistas. “La primera apuesta clara es continuar reparando y manteniendo todos esos monumentos”, apunta Valiente, que si bien reconoce que “no puede haber vigilancia permanente” en todos esos lugares de recuerdo, señala que todos los ataques recibirán como respuesta un “proceso de investigación exhaustivo” para descubrir a sus autores, a los que identifica como “grupos muy minoritarios y organizados”. Y, por supuesto, “denunciar los hechos ante la Fiscalía y los jueces”. Porque, como también entiende el tercer teniente de alcalde, pueden ser constitutivos de un delito de incitación al odio. “Está claro que hay un discurso de odio como trasfondo que se muestra con el tipo de mensajes que son claramente ofensivos contra todas aquellas personas a las que se dedican todos estos homenajes”, sentencia el responsable de Memoria Histórica del Ayuntamiento de Madrid.

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