El análisis de huellas y de ADN realizado a las cartas con balas enviadas a cargos públicos durante la reciente campaña electoral a la Comunidad de Madrid no ha permitido a los investigadores avanzar para seguir el rastro de la autoría de estas amenazas, ya que las huellas pertenecen a personas que manipularon los sobres desde su recepción en Correos, según confirman a Europa Press fuentes policiales.
La investigación se centra principalmente en las tres primeras cartas remitidascartas, por este orden, a la directora general de la Guardia Civil, María Gámez, en la sede del Instituto Armado y otras dos enviadas al Ministerio del Interior: una al titular de esta cartera, Fernando Grande-Marlaska, y otra al exvicepresidente y candidato de Unidas Podemos en los comicios madrileños, Pablo Iglesias.
Aunque hay elementos que pueden inquietar, como usar una regleta para dificultar el análisis de la caligrafía o el presunto uso de guantes para no dejar rastro de huellas, los expertos rebajan la alerta por el riesgo para la seguridad al tener en cuenta que se trata de amenazas genéricas.
No obstante, reconocen que al menos en los tres últimos años, con Fernando Grande-Marlaska en el Ministerio del Interior, no se han registrado este tipo de amenazas con sobres que guardaban balas de diferente calibre en su interior.
El secretario de Estado de Seguridad, Rafael Pérez, aludió en una entrevista en TV días antes de que terminara la campaña electoral del 4M al hallazgo de huellas y ADN en las tres primeras cartas. Se analizaba también las balas fabricadas de los años 80, aunque los especialistas no han encontrado una línea para indagar desde la perspectiva del análisis de balística al tratarse de munición ya en desuso y que puede pertenecer a coleccionistas.
Posible efecto imitación
Las fuentes diferencian estas tres primeras cartas en las que se usó una regleta para tratar de impedir el análisis caligráfico de las otras. Se trata de las amenazas en los sobres intervenidos el 21 y 22 de abril, cuando se interpusieron denuncias por parte de María Gámez y Marlaska y, un día después, de Pablo Iglesias. Valoran que en las otras, remitidas a la ministra Reyes Maroto con una navaja o al expresidente José Luis Rodríguez Zapatero, pudo haber un "efecto imitación".
No hay elementos para descartar hipótesis sobre el autor o autores de estas amenazas, incluyendo otros sobres con balas remitidos a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y de nuevo a Pablo Iglesias, en este caso ya sí interceptados por los servicios de Correos en Sant Cugat (Barcelona) y Vallecas (Madrid), respectivamente.
Esta segunda carta a Pablo Iglesias se envió a la Dirección General de la Guardia Civil. Según adelantó El Confidencial y confirman fuentes de la investigación, la amenaza incluía una petición de dinero como chantaje del autor de la misma para no revelar la supuesta implicación de Juan Carlos Monedero, uno de los fundadores de Unidas Podemos, en el envío de estas amenazas.
Una campaña marcada por la amenaza
El Ministerio del Interior reforzó la seguridad de los candidatos que estaban en plena campaña electoral en Madrid, que viró hacia la supuesta amenaza de personas vinculadas a la extrema derecha. Las citadas fuentes insisten en que no hay pistas sobre la autoría y que, en todo caso, consideran evidente que sí hubo un fallo en los protocolos de seguridad que debe velar por la paquetería remitida desde Correos a las sedes oficiales de los ministerios.
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También hay fuentes que cuestionan la publicidad que se dio a estas cartas amenazantes, principalmente por parte del exlíder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, que subió a su cuenta de Twitter una fotografía en la que se veían las balas al tiempo que pedía el voto para "defender la democracia", y de Reyes Maroto, que posó con su denuncia tramitada en la comisaría del Congreso de los Diputados.
Precisamente la carta a Reyes Maroto, que formaba parte del equipo económico del candidato socialista, Ángel Gabilondo, en el caso de que ganara las elecciones del 4M, llevó a la identificación del único autor de la secuencia de amenazas: un vecino de El Escorial con problemas de salud mental que reconoció el envío de otras tantas cartas desde hacía tiempo. A diferencia de las otras, él sí registró su nombre en el remite.
El análisis de huellas y de ADN realizado a las cartas con balas enviadas a cargos públicos durante la reciente campaña electoral a la Comunidad de Madrid no ha permitido a los investigadores avanzar para seguir el rastro de la autoría de estas amenazas, ya que las huellas pertenecen a personas que manipularon los sobres desde su recepción en Correos, según confirman a Europa Press fuentes policiales.