El Ejecutivo de Isabel Díaz Ayuso lleva meses esforzándose para adueñarse del término "libertad". No hay política que no presente bajo este manto. Si blinda la concertada es para que los padres tengan la "libertad" de "elegir el colegio" al que quieren llevar a sus hijos –aunque la pública se encuentre infradotada en la región–. Si potencia la sanidad privada es, de nuevo, por la "libertad" a la hora de elegir el modelo sanitario –aunque sea la comunidad que menos dedique por habitante al sistema de salud público–. Y si refuerza económicamente la tauromaquia se hace, de nuevo, bajo este mismo mantra. "Cuando hay toros hay libertad", llegaba a decir hace solo unos meses.
En su vuelta a ese tradicionalismo conservador más castizo, Díaz Ayuso ha apostado con firmeza por este sector desde su llegada a la Puerta del Sol. En los tres años que lleva como presidenta regional, las cuentas públicas han recogido 11,34 millones de euros para el Centro de Asuntos Taurinos, un órgano creado a finales de los ochenta y que lidera el torero Miguel Abellán –el mismo que fue en la lista electoral de Pablo Casado en marzo de 2019–. A esa cifra habría que añadir, además, el dinero que la Consejería de Medio Ambiente ha puesto sobre la mesa en forma de ayudas directas a las ganaderías en el marco de la crisis del coronavirus: 7,5 millones entre 2020 y 2021.
Las cifras contrastan enormemente con las de épocas anteriores. En los cuatro presupuestos elaborados durante la era de Ignacio González, el Centro de Asuntos Taurinos estuvo dotado con 6,4 millones de euros. Unos fondos públicos que comenzaron en los 2,2 millones y que, en plena crisis económica, se fueron reduciendo progresivamente: 1,41 millones en las cuentas de 2013, 1,4 en las de 2014 y 1,38 millones en las de 2015. A pesar de la disminución de los fondos, el entonces presidente siempre defendió a ultranza la "Fiesta". Y con un discurso que recuerda mucho al que ahora utiliza Ayuso: "Todos los amantes de la cultura y de la libertad estamos llamados a defenderla frente a la intransigencia, la imposición y el autoritarismo intolerante de unos pocos".
Fue Cristina Cifuentes la encargada de coger el testigo de un González al que acorralaban las sombras de corrupción. Si bien la entonces presidenta siempre mostró su "completo desacuerdo" con festejos como el Toro de la Vega, nunca escondió su gusto por lo que ella consideraba realmente tauromaquia. Pero tardó en incrementar el respaldo económico al sector. En 2016, sus primeras cuentas públicas, tuvo que conformarse con regar el Centro de Asuntos Taurinos con solo 960.000 euros después de que la oposición consiguiese con sus enmiendas recortar esta partida en 414.000 euros para destinarlo a violencia machista.
Un tropiezo que luego trató de solventar en sus siguientes presupuestos. En 2017, la asignación fue de 1,34 millones. Y en el siguiente de cuatro millones, una cifra que se mantuvo intacta en las cuentas de 2019 –estas ya con Ángel Garrido–. El incremento se debió, principalmente, a los 2,8 millones de euros que se pusieron sobre la mesa con la vista puesta en la reforma de la Plaza de Las Ventas. En total, el Gobierno regional destinó en sus presupuestos durante los cuatro ejercicios asociados a la era Cifuentes un total de 10,5 millones de euros.
Toreando a la ultraderecha
Ayuso, por tanto, ha destinado en las cuentas públicas durante sus tres años en la Puerta del Sol un 7,6% más que en toda la legislatura anterior y un 76% más que en la de González. "Tiene una fijación con el tema taurino", sostiene el diputado de Más Madrid Alejandro Sánchez, quien recuerda todas las veces que la presidenta se ha dejado ver en corridas de toros, con sonoras ovaciones incluidas. Una fijación que, reflexiona el miembro de Equo, forma parte de "esa deriva conservadora tradicionalista" del PP que se ve "arrastrada" por la extrema derecha.
La defensa de la tauromaquia y de la ganadería es uno de los pilares políticos de Vox. Una bandera que siempre han agitado los conservadores y que ahora Ayuso trata de arrebatar a los ultras. Primero, redoblando el respaldo económico al sector. Segundo, intensificando su presencia en aquellas zonas rurales de la región y aumentando sus encuentros con ganaderías. Y tercero, defendiendo cada vez que tiene oportunidad el mundo del toreo. Hasta el punto de llegar a pedir perdón por la suspensión de la actividad en plena pandemia: "Quiero pedir disculpas ante el sector taurino, al que defiendo sin ningún complejo a capa y espada".
"El dinero público está para muchas otras cosas. Por ejemplo, para las artes escénicas", sostiene el diputado de Más Madrid, quien defendió esta semana en la Asamblea una proposición no de Ley –que terminó siendo rechazada– exigiendo el cierre del Centro de Asuntos Taurinos y la eliminación de "todas las subvenciones" a una actividad que cada vez tiene menos "apoyo social". A mediados de noviembre, el Ejecutivo regional aprobó 3,2 millones de euros para respaldar la actividad, coreográfica y musical de la comunidad en plena pandemia. Unas semanas antes, había puesto sobre la mesa casi la misma cantidad –tres millones– para el toro de lidia.
Menos exigencias que en las grandes regiones del toro de lidia
No ha sido la única ayuda directa concedida a las ganaderías a lo largo de la crisis sanitaria. El Gobierno de Ayuso ya ofreció el pasado año 4,5 millones de euros para dar apoyo al sector. "No se cubrieron totalmente", resalta José Enrique Zaldívar, presidente de la Asociación de Veterinarios Abolicionistas de la Tauromaquia y del Maltrato Animal (Avatma). En concreto, solo se canalizaron 1,1 millones de euros a algo más de una veintena de ganaderías de las seis decenas que, según calcula el activista, hay en la región. "Muchas no han tenido acceso porque no han podido acreditar que hubieran tenido pérdidas como consecuencia de la pandemia", resalta.
Por eso, el Ejecutivo regional ha decidido ampliar en la nueva convocatoria el grado de cobertura. Si en la de 2020 solo podían ser objeto de la ayuda el 35% del total de ejemplares por explotación que cumplieran unas determinadas características, en la última esa cifra se eleva al 100%. En concreto, las ganaderías pueden percibir 500 euros por cada "vaca madre" mayor de 18 meses, hasta un máximo de 100.000 euros.
A Zaldívar le chirría la utilización del término "vaca madre". "Ninguna puede serlo, porque con 18 meses hablamos de becerras. No se les puede considerar como tal hasta los dos años. Y hay que tener en cuenta, además, que las vacas suelen parir a los cuatro", resalta el presidente de Avatma, que además recuerda que a los veinticuatro meses estos animales suelen pasar por lo que se conoce como "plaza de tientas", un proceso del que muchos salen en dirección a los mataderos. "Es decir, que no serán madres nunca", completa.
Las condiciones para percibir la ayuda en suelo madrileño son mucho menos estrictas que en otras regiones. En Andalucía, la comunidad con mayor número de ganaderías y reses de esta raza, solo pueden ser objeto de la subvención –250 euros por ejemplar– las hembras mayores de 42 meses y que, además, hayan parido un ternero de la misma raza en el último año. En Castilla y León, el segundo territorio con mayor importancia, la ayuda se reserva para aquellos animales mayores de 24 meses, tanto machos como hembras.
El Ejecutivo de Isabel Díaz Ayuso lleva meses esforzándose para adueñarse del término "libertad". No hay política que no presente bajo este manto. Si blinda la concertada es para que los padres tengan la "libertad" de "elegir el colegio" al que quieren llevar a sus hijos –aunque la pública se encuentre infradotada en la región–. Si potencia la sanidad privada es, de nuevo, por la "libertad" a la hora de elegir el modelo sanitario –aunque sea la comunidad que menos dedique por habitante al sistema de salud público–. Y si refuerza económicamente la tauromaquia se hace, de nuevo, bajo este mismo mantra. "Cuando hay toros hay libertad", llegaba a decir hace solo unos meses.