Tras más de un año de silencio en actos de partido, solo superado por la tradicional clausura de los cursos de FAES en la que coinciden Mariano Rajoy y José María Aznar todos los veranos, el expresidente del Gobierno volvió a hacerse oír. Y, como es frecuente, no dejó a nadie indiferente. Ocurrió este viernes en la convención nacional del Partido Popular [consulta su discuso en PDF aquí]."Estoy donde siempre y estoy como siempre", avisó para intentar vestir su presencia en el acto de normalidad. Lo intentó. Pero no es ningún secreto que el año pasado no estuvo en la convención de Valladolid y que tampoco estuvo en ningún acto de campaña de las europeas. Su presencia se limitó a presentar a Miguel Arias Cañete en un almuerzo informativo. Pese a que él mismo lo negó, Aznar está de vuelta. Y al más puro estilo Aznar: reivindicando los "principios y valores", las esencias del partido, esa expresión que tan poco gusta en los más jóvenes del partido.
Desde el auditorio, sentado en la primera fila, el presidente del Gobierno escuchaba visiblemente incómodo. Es frecuente que su antecesor le ponga deberes y dispare contra su forma de manejar el partido. Lo lleva haciendo justo desde que le cedió el testigo en 2004. Pero ahora lo hace en un momento en el que la formación atraviesa una etapa delicada en las encuestas por su gestión de la crisis y de los escándalos de corrupción. En este contexto, lanzó un par de preguntas en dos momentos distintos de su intervención: "¿Dónde está el PP?". "¿Aspira realmente el PP a ganar las elecciones?". Los más atrevidos respondieron "¡Aquí!" y "Sí", respectivamente. Pero de forma muy tímida. Las preguntas constituían, en sí mismas, una enmienda a la totalidad a la forma de hacer política del ahora presidente del Gobierno.
Aznar, que fue acompañado en el acto inaugural de Esperanza Aguirre, presidenta del PP de Madrid, Ana Botella, alcaldesa de Madrid y la secretaria general del partido, María Dolores de Cospedal, subió al escenario y sus primeras palabras fueron para Gregorio Ordóñez, el dirigente del PP vasco asesinado por ETA hace 20 años. El auditorio se deshizo en aplausos en un momento delicado en el que el PP vive un fuerte distanciamiento con el colectivo de víctimas del terrorismo. De hecho, este mismo sábado la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) saldrá a la calle en Madrid para clamar contra la política del Gobierno de Rajoy en materia de política antiterrorista. Contra sus promesas incumplidas, según la convocatoria.
No sería esta la única mención de Aznar a este colectivo. A mitad de discurso, antes de abordar el asunto de la corrupción, exigía a Rajoy contundencia con los terroristas y "puertas abiertas" para las víctimas. "Memoria, dignidad y justicia, mañana, hoy, aquí, en Estrasburgo, en Bruselas o en San Sebastián. En donde sea". Lo de Estrasburgo venía a cuenta de la doctrina Parot. En octubre de 2013, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos falló en contra y los colectivos de víctimas calificaron de tibia la reacción del Gobierno. Ahí empezaron las diferencias.
"Algunos nos invitan a pasar página y yo digo, que de eso nada. No vamos a cerrar el libro de su sufrimiento y de su virtud. No es historia del PP. Es el presente de todos nosotros. Es lo mejor que tenemos porque nos hicieron mejores y se lo debemos a ellos", dijo de las víctimas del terrorismo.
Corrupción
Tras abordar el asunto del terrorismo, se dirigió al de la corrupción. En un día en el que el PP callaba sobre la afirmación de Luis Bárcenas, extesorero del partido, de que Rajoy estaba al tanto de la contabilidad B, Aznar dijo dar la cara por sus actos. "Y os digo que yo respondo de los míos: desde el primero hasta el último. Mirando de frente os digo: de mis actos respondo desde el primero hasta el último", insistió. Antes había demandado que cada uno responda de sus actos, "con la ley. Con todas sus garantías pero también con todas sus exigencias". "La corrupción es un cáncer que no podemos tolerar", dijo. Fue sólo una frase. Pero ya fue más de lo que dijo Rajoy: cero. Y venía a parar los pies a aquellos compañeros de partido que buscan los orígenes del aterrizaje de los cabecillas de la Gürtel en el PP a su etapa.
La cita de los conservadores arrancaba un día después de la salida de prisión de Bárcenas. Nada más llegar al Palacio de Congresos de Madrid, los periodistas preguntaron a Rajoy si se había convertido "en la diana" de su extesorero. "Buenas tardes", respondió. Y nada más.
Muy en la línea del discurso de 'el PP o el caos' en el que se mueve el Gobierno y el partido, Aznar cargó contra la izquierda y "los nacionalismos". "Unos creen que su desafío es romper el Estado. Otros, quebrar el sistema político con la coartada de la corrupción. Y para algunos, el desafío debería ser simplemente aclararse".
Una izquierda "divida en tres"
A su juicio, "la izquierda está dividida en tres: los que han decidido hundir su propio barco, los que están en la inopia y los populistas. A todos se les cayó encima el Muro de Berlín. Y a algunos también les van a caer ahora los cascotes del chavismo”.
Sobre Cataluña, Aznar recomendó a su partido "hablar de la Cataluña plural y con la Cataluña plural". "Y, desde luego, órdagos. ninguno. Secesiones, ninguna. Y chantajes, sencillamente, no", añadió. Para Aznar, como para un sector del PP, el más conservador, la respuesta de Rajoy al desafío soberanista de Artur Mas no ha sido lo suficientemente contundente.
A su juicio, "nadie tiene el derecho de dividir y enfrentar a una sociedad". "Debe quedar claro que nadie puede echar un pulso a la democracia y al Estado sin que eso tenga consecuencias", subrayó. "Los secesionistas dicen que los catalanes están encantados de ir hacia el abismo que les preparan. No lo creo. No es verdad. Y frente a eso hay una política por levantar y hay un gran esfuerzo de movilización por hacer. Hay que hacerlo con constancia y con generosidad, para que Cataluña no quede secuestrada y enmudecida por el independentismo", zanjó el debate soberanista.
La situación del partido
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Por si las preguntas de "¿dónde está el PP?" o "¿quiere el PP ganar las elecciones?" no hubiesen bastado para dejar claro que Aznar tiene sus dudas de que la situación del partido sea la idónea a las puertas de unas elecciones, el expresidente subrayó que los conservadores tienen que aspirar "a ser los mejores, no a ser los menos malos".
"Quiero que este partido, que hoy está aquí, esté pronto otra vez en las calles y en las urnas, en primera línea, defendiendo la democracia y las libertades con la cabeza bien alta", añadió.
Antes a abandonar el escenario y reclamar a su partido que renueven con los ciudadanos "el contrato" que les ofrecieron en 2011, se puso a disposición de Rajoy. "Esa es nuestra tarea. Sabemos hacerla. Y para ella, si queréis, contad conmigo. Estoy donde siempre. Estoy con vosotros".
Tras más de un año de silencio en actos de partido, solo superado por la tradicional clausura de los cursos de FAES en la que coinciden Mariano Rajoy y José María Aznar todos los veranos, el expresidente del Gobierno volvió a hacerse oír. Y, como es frecuente, no dejó a nadie indiferente. Ocurrió este viernes en la convención nacional del Partido Popular [consulta su discuso en PDF aquí]."Estoy donde siempre y estoy como siempre", avisó para intentar vestir su presencia en el acto de normalidad. Lo intentó. Pero no es ningún secreto que el año pasado no estuvo en la convención de Valladolid y que tampoco estuvo en ningún acto de campaña de las europeas. Su presencia se limitó a presentar a Miguel Arias Cañete en un almuerzo informativo. Pese a que él mismo lo negó, Aznar está de vuelta. Y al más puro estilo Aznar: reivindicando los "principios y valores", las esencias del partido, esa expresión que tan poco gusta en los más jóvenes del partido.