“Este salón no lo llena Rajoy, así te lo digo”, comentaban dos de las asistentes este lunes a la conferencia en el Club Siglo XXI pronunciada por el expresidente del Gobierno, José María Aznar. Con razón o no, el foro desbordó todas las previsiones de la organización que decidició cambiar el salón original por una sala con capacidad para 1.200 personas. Y se llenó. Empresarios –Fernando Fernández Tapias, Enrique Cerezo, Luis del Rivero, entre otros–, miembros de FAES, la organización que preside; militantes del PP y una representación del Gobierno encabezada por la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, acudieron a escuchar al presidente de honor del PP.
En los oídos de todos los asistentes resonaba todavía la entrevista concedida hace tres semanas a Antena 3 en la que criticó duramente la gestión del Gobierno y en la que no cerró la puerta a su regreso a la política. En lo que al mensaje se refiere, Aznar no varió la esencia. El tono, eso sí, fue algo más suave al empleado en horario de máxima audiencia en televisión, algo que propició el formato: una conferencia –presentada por su compañero de Gobierno Eduardo Zaplana– en la que no hubo coloquio posterior.
Como ya hizo en Antena 3, el presidente de FAES volvió a poner deberes al Gobierno de Mariano Rajoy. Reformas, reformas y más reformas. Según contó, el PP “ha mantenido un voto más fiable incluso en las circunstancias menos favorables. Y hoy es la única garantía de reforma y estabilidad, por lo que su responsabilidad con sus electores y con España bien puede calificarse como histórica”.
En este contexto, Aznar recuerda a Rajoy que el PP tiene “un mandato para retomar un programa de reformas tan profundo como lo requiere el contexto nacional e internacional y como lo espera y necesita la inmensa mayoría de los españoles, para dar continuidad al proyecto nacional que formuló el Partido Popular ante los españoles y en el que los votantes se reconocieron”.
Es la segunda vez en menos de un mes que el expresidente pide al Ejecutivo que cumpla con el programa con el que concurrió a las elecciones de noviembre de 2011. Más avanzado su discurso sería aún más contundente: “Necesitamos un reformismo de alta intensidad”. Una expresión que parece responder a los miembros del Gobierno, que insisten repetidamente en que el Ejecutivo está llevando a cabo “reformas estructurales” de calado. De hecho, el ministro de Industria, José Manuel Soria, que había acudido junto a Soraya Sáenz de Santamaría en representación del Gobierno, sostuvo a la salida que había hecho Aznar era repasar las reformas que ya está aplicando Rajoy.
Deberes en cinco puntos
¿Por dónde pasa ese “reformismo de alta intensidad” del que habla Aznar? Por los mismos cinco puntos que, a su juicio, sirven para “actualizar los objetivos históricos de la Transición”. El primero de ellos es, a juicio del expresidente, “dejar claro que no está abierta la discusión sobre la nación española ni sobre su soberanía”, “asegurar que cualquier acuerdo nuevo se haga para reforzar la nación y no para debilitarla”. Una advertencia en un momento delicado en el que algunos barones del PP han mostrado en público su preocupación por el hecho de que Rajoy haga algún tipo de cesión a Catalunya, sobre todo en materia de financiación autonómica.
En segundo lugar, el presidente de FAES reclamó “renovar y fortalecer el funcionamiento de nuestro sistema democrático y el respeto a la ley y al Estado de derecho”. Y es que, a su juicio, “hay una crisis política que exige soluciones y reformas políticas. Reformas incisivas, para reforzar y modernizar la democracia representativa, no para liquidarla”. A su juicio, estas reformas han de ir “mucho más allá que el adelgazamiento del aparato público o el incremento de la eficacia administrativa”. “Se impone asegurar la división de poderes, mejorando los procedimientos democráticos, corrigiendo la fragilidad de numerosas instituciones y reformando a fondo la organización y funcionamiento de nuestra Justicia”.
"Honradez en la gestión de lo público"
Al respecto, avisó de que “los partidos políticos” tienen que ser “el cauce de las reformas, no su dique de contención”. A continuación, hiló la única mención a la corrupción de todo el discurso exigiendo “reformas” para asegurar el cumplimiento de la ley y la honradez en la gestión de lo público”. Aznar decía esto en un auditorio que no era ajeno a los escándalos de corrupción que afectan al PP.
La tercera de las recetas que extendió al Gobierno tiene que ver con la estructura territorial. “Es hora de incrementar la racionalidad organizativa y económica del modelo territorial, tanto en lo que se refiere al Estado autonómico como a los entes locales”. El Ejecutivo tiene entre sus planes más inmediatos estas reformas. Para Aznar, “el esfuerzo que los españoles hemos realizado para alcanzar el compromiso que equilibra unidad y diversidad en el Estado autonómico no puede ser malbaratado por la gravísima deslealtad de algunos”. “En nuestra Constitución, tanto como en la decidida voluntad de convivencia de los españoles, hay resortes suficientes para evitarlo”, dijo.
Era una mención al artículo 155 de la Constitución española que, en su punto primero dice lo siguiente: "Si una Comunidad Autónoma no cumpliere las obligaciones que la Constitución u otras leyes le impongan, o actuare de forma que atente gravemente al interés general de España, el Gobierno, previo requerimiento al Presidente de la Comunidad Autónoma y, en el caso de no ser atendido, con la aprobación por mayoría absoluta del Senado, podrá adoptar las medidas necesarias para obligar a aquélla al cumplimiento forzoso de dichas obligaciones o para la protección del mencionado interés general"
Las recetas económicas las dejó para el cuarto punto. “Estabilidad y flexibilidad son las dos claves del euro”, reflexionó. Al respecto, demandó una reforma educativa y un nuevo sistema fiscal porque, a su entender, el actual “no se adapta a la sociedad de hoy”. “Es necesario cambiarlo y ponerlo al servicio del empleo y del crecimiento, no al servicio de las Administraciones”.
Los deberes para Rajoy culminaron en el quinto punto, donde reclamó que se recobre “nuestra posición en Europa y en el mundo”.
Para concluir, lanzó un mensaje a todos aquellos a los que escoció su intervención en Antena 3. Es decir: a un amplio sector del Gobierno y del PP. “En las últimas semanas he transmitido a la sociedad española un mensaje claro sobre lo que, en mi opinión, es una situación grave. Lo he hecho convencido y seguro de que es lo que debo hacerLo he hecho convencido y seguro de que es lo que debo hacer”.
Ver másTexto íntegro de la intervención de Aznar (PDF)
"Hoy he explicado mi idea de la trayectoria de España desde la Transición. De cómo hemos llegado hasta aquí. Y he expuesto lo que yo creo que deben ser los objetivos fundamentales que debemos conseguir en nuestro futuro inmediato", sostuvo en sus últimos minutos de intervención.
Para alcanzar estos "objetivos", el expresidente demandó "una actitud constructiva y decidida, la actitud de no estar contra nadie sino de estar con los españoles".
Estos mismos argumentos fueron defendidos por Aznar hace dos semanas cuando presentó una colección de libros de FAES en el Congreso de los Diputados. Desde el PP y desde el Gobierno se le había acusado de "desleal" por la entrevista en Antena 3. "No estoy contra nadie", respondió.
“Este salón no lo llena Rajoy, así te lo digo”, comentaban dos de las asistentes este lunes a la conferencia en el Club Siglo XXI pronunciada por el expresidente del Gobierno, José María Aznar. Con razón o no, el foro desbordó todas las previsiones de la organización que decidició cambiar el salón original por una sala con capacidad para 1.200 personas. Y se llenó. Empresarios –Fernando Fernández Tapias, Enrique Cerezo, Luis del Rivero, entre otros–, miembros de FAES, la organización que preside; militantes del PP y una representación del Gobierno encabezada por la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, acudieron a escuchar al presidente de honor del PP.