Balidos contra los tratados de libre comercio

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Los niños y los curiosos se quedan con la inusual estampa de cientos de ovejas transitando por pleno centro de Madrid, Puerta del Sol incluida, pero la Fiesta de la Trashumancia también tiene un mensaje político, una reivindicación del mundo rural llevada directamente al corazón del país. La celebración, con mucho de manifestación, cruzó las calles de la ciudad este domingo, de Casa de Campo a Cibeles, siguiendo el recorrido de la antigua cañada real por la que pasaban los pastores camino de brindar nuevo pasto a sus reses. A la cola de la marcha, para no quitar protagonismo a los ganaderos, se encontraban varios miembros de la campaña en contra del TTIP y el CETA, los tratados de libre comercio que ponen en riesgo la ganadería sostenible. La de pequeños rebaños, lejos del maltrato animal y del uso de elementos extraños para mejorar la producción, y la de tradiciones milenarias como la que representa esta jornada de ovejas por la capital.

Estudios como el que presentó en abril Amigos de la Tierra predicen que, en caso de ponerse finalmente en marcha el tratado de libre comercio con Estados Unidos (TTIP) o el de la UE con Canadá (CETA), aumentará la importación de productos agrícolas de ambos países americanos, en detrimento de agricultores y ganaderos europeos. Los acuerdos, denuncian los ecologistas, rebajarán si se aprueban los criterios de calidad de la UE para comercializar la carne y las verduras que van del campo al supermercado. Y en este panorama, los grandes latifundios de ganadería extensiva de Norteamérica jugarían con mucha ventaja. "Allí se permite lavar el ganado con cloro. Hay una mayor permisividad a la hora de tratarlo con hormonas para que engorden. Y eso tiene consecuencias para la salud de las personas", ilustra Luis González, miembro de la campaña No al TTIP/CETA presente en la manifestación. Un informe del CEPII habla de una reducción de ingresos de entre el 40% y el 50% para los ganaderos europeos, con especial incidencia en los pequeños productores como los que este domingo se paseaban por Madrid. Y González, además, arguye otra reducción: en la salubridad de la carne que consumiremos en ese escenario.

Cientos de ovejas toman el centro de Madrid

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La trashumancia es un tipo de pastoreo que busca aprovechar las zonas con el pasto más frondoso. El ganadero viaja con sus reses por las llamadas cañadas reales, caminos establecidos para el paso de los animales, desde las dehesas de invierno a las de verano y viceversa. La red pecuaria de España es amplia, fomentada por las fuertes diferencias estacionales de la Península Ibérica, y lleva siglos e incluso milenios siendo testigo del nomadismo. Años de tradición de una práctica rural que se siente amenazada por las firmas que se podrían estampar en despachos lejos del campo español, física y espiritualmente. La reivindicación va más allá, defiende un modo de vida, como explica la coordinadora en Cantabria de la Federación Nacional de la Mujer Rural, Ángeles Balbás. Vestida para la fiesta con el traje típico de los maragatos, antiguos pobladores de León, desgranó para infoLibre cuáles son las razones para el paseo. Una de ellas, la defensa de las cañadas reales como motor de revitalización de los pueblos. "Son caminos verdes que dan satisfacción" a sus habitantes, alivian las estridencias de la vida moderna y simbolizan años y años de ganadería responsable. La Fiesta de la Trashumancia, defiende, "visibiliza el mundo rural en la capital. La ciudad muchas veces le da la espalda a quien le da de comer y a quien mantiene el medio ambiente", asegura.

La Fiesta de la Trashumancia más crítica contra los acuerdos de libre comercio se celebra en horas muy bajas para el TTIP y de bloqueo para el CETA. Los Veintiocho aplazaron esta semana la firma del tratado con Canadá por la oposición de una de las regiones francófonas de Bélgica, Valonia, galos irreductibles como los de Astérix y Obélix. El TTIP ha sufrido varios varapalos durante este verano de altos cargos franceses y alemanes en contra de su aprobación, aunque hay quien opina que podría ser una mera maniobra electoral. "Hay posibilidades reales y factibles de tumbar los dos", opina González. “Ahora mismo vemos un bloqueo que si logramos mantener la presión de los movimientos sociales, podemos llegar a tumbar un elemento importante. No son trataditos. No son cosas fáciles de tumbar, pero es factible", asegura.

La Fiesta de la Trashumancia dio comienzo este domingo a las 10.30 horas desde la Casa de Campo, donde los rebaños se encontraban esperando el recorrido por las calles de Madrid. Los pastores trashumantes han pagado simbólicamente al concejal del distrito de Centro, David Erguido, cien maravedíes por el derecho de paso de las ovejas, una norma establecida en el siglo XV. La alcaldesa de la capital, Manuela Carmena, se mostró a favor de establecer la cañada real como "un paseo habitual" de disfrute en la ciudad. Un rebaño de ovejas estará, además, de manera permanente en Casa de Campo.

Los niños y los curiosos se quedan con la inusual estampa de cientos de ovejas transitando por pleno centro de Madrid, Puerta del Sol incluida, pero la Fiesta de la Trashumancia también tiene un mensaje político, una reivindicación del mundo rural llevada directamente al corazón del país. La celebración, con mucho de manifestación, cruzó las calles de la ciudad este domingo, de Casa de Campo a Cibeles, siguiendo el recorrido de la antigua cañada real por la que pasaban los pastores camino de brindar nuevo pasto a sus reses. A la cola de la marcha, para no quitar protagonismo a los ganaderos, se encontraban varios miembros de la campaña en contra del TTIP y el CETA, los tratados de libre comercio que ponen en riesgo la ganadería sostenible. La de pequeños rebaños, lejos del maltrato animal y del uso de elementos extraños para mejorar la producción, y la de tradiciones milenarias como la que representa esta jornada de ovejas por la capital.

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