El Banco de Valencia concedió créditos en condiciones "irregulares" a constructores amigos. Y su fracaso empresarial provocó, como si de un castillo de naipes se tratara, la caída de una entidad financiera que desde enero de 2004 a septiembre de 2011 vio cómo sus cuentas se deterioraban en 1.012 millones de euros por culpa de su político crediticia. Este descenso representó una bajada del 60% de sus recursos propios. Las pérdidas en 2012 llegaron hasta los 3.613 millones de euros. Y además, según el Banco de España, la entidad valenciana maquilló las cuentas: "La tasa de mora [el porcentaje de impagados] declarada a 31 de marzo de 2011 era del 6,83% cuando, según el resultado de los trabajos de inspección, debía de ser del 10,67%. Un 56% superior".
Pero la pelota de las pérdidas se hace todavía más grande si tenemos en cuenta que el Banco de Valencia ha necesitado 7.500 millones de euros de dinero público para evitar la quiebra. Al final de todo el proceso Caixabank ha adquirido el Banco de Valencia, una entidad con 113 años de historia, por el pírrico precio de un euro.
Pero las decisiones de los dirigentes del Banco de Valencia no solo deterioraron los propios balances del banco valenciano, ya que esta entidad estaba participada por Bancaja, que se integró en Bankia. Y según la declaración del expresidente de Bankia Rodrigo Rato ante el magistrado de la Audiencia Nacional Fernando Andreu, Bankia tuvo unas pérdidas asociadas al Banco de Valencia de 400 millones de euros. Una auténtica debacle que le ha servido al actual ministro de Economía, Luis de Guindos, para calificar la gestión de la entidad financiera valenciana como "el resumen de lo que ha hecho mal la banca en España".
Créditos "lesivos" para el banco
Una quiebra que un informe del Banco de España que tiene sobre la mesa el magistrado de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz considera que se debe a los créditos "lesivos" concedidos a determinados empresarios. Y además, el documento indica que estas operaciones crediticias podrían tener "trascendencia penal al haberse observado en la concesión de las operaciones inmobiliarias conductas irregulares que han ocasionado un perjuicio inmediato a la entidad en posible beneficio de terceros".
En todo momento el informe del Banco de España apunta como culpable del "desmesurado" incremento de la inversión crediticia de la entidad financiera valenciana al exconsejero delegado de Banco de Valencia Domingo Parra: "Muchas de las operaciones de inversión, especialmente las de mayor tamaño y riesgo, eran conocidas solo por el consejero delegado, sin la intervención de un órgano colegiado".
Además, no existía ningún tipo de control interno que fuera capaz de "evitar el desmesurado incremento de la concentración del riesgo de crédito". Este crecimiento fue en cuatro años de un 180%, pasando de 6.843 millones en 2004 a 18.932 millones. Y esta exposición se dirigió especialmente hacia empresarios 'amigos', algo que el Banco de España califica como "una arriesgada política de inversión crediticia".
Polaris, Calabuig y Ramón Salvador
¿Y quiénes eran estos empresarios que se beneficiaron de los créditos y de la refinanciación de las deudas? Pues el Banco de España pone los nombres: "El Grupo Polaris, el Grupo Calabuig y el Grupo Ramón Salvador". Estas operaciones crediticias, así como otras dos protagonizabas por las sociedades participadas Nou Litoral e Inversiones en Resort Mediterráneos solo las conocía Domingo Parra, eran solo conocidas "en todos sus aspectos" por el consejero delegado Domingo Parra. Una cuestión que para el Banco de España "impide conocer la finalidad real de determinadas operaciones de préstamo y la capacidad de reembolso".
Todas estas operaciones conllevaban un importante riesgo, pues los bienes cuya compra se financiaban tenían como aval la revalorización de los suelos o las viviendas. Y uno de los créditos con mayores carencias de control, según el Banco de España, fue la aportación directa e indirecta del Banco de Valencia de 132 millones de euros al Grupo Polaris Wolrd, en la Región de Murcia. En concreto el informe explica que el consejo de administración aprobó la compra en 2006 del paquete de acciones del constructor Facundo Armero en Polaris World. Y las pérdidas reconocidas por la entidad ascendieron a 164 millones,
Pero el banco de Valencia también financió varias operaciones crediticias del grupo del empresario valenciano Bautista Soler Crespo. El Banco de Valencia financió por un importe de 312 millones de euros la compra de Soler del 2,3% de Metrovacesa. "Este importe representaba el 38% de los recursos propios básicos del Banco de Valencia", y esto contravenía varios acuerdos del consejo de amdinistración del banco que limitaban la concentración del riesgo al 15%. El consejo de administración, la comisión ejecutiva y el comité de riesgos conocieron las operaciones después de que se aprobaran. "Las pérdidas reconocidas por la entidad por estas operaciones ascendieron a 55 millones de euros".
Pagos a Domingo Parra
Pero el informe del Banco de España incluye un apartado, en el que los funcionarios que lo elaboran hacen especial hincapié en la posible repercusión penal de la actuación de los dirigentes del banco valenciano. Son inversiones y créditos concedidos a Inversiones Financieras AGVAL y al Grupo Calabuig. En concreto, la primera empresa compró con la colaboración del banco activos sobrevalorados a Calabuig. Y el Banco de España ha detectado que una empresa de Calabuig pagó 8,4 millones de euros a otra sociedad, que posteriormente abonó 706.166 euros al consejero delegado del banco Domingo Parra y otros 706.166 euros a su secretario Aurelio Izquierdo.
Además, la sociedad Desarrollos Urbanísticos Globales (GUGS), que pertenece a los grupos Calabuig y Parra Soriano recibió 20 millones de euros de la empresa Casa Amiga
. Esta última sociedad pertenece al grupo Parra Soriano y utilizó para el abono de los 20 millones de euros una póliza de crédito de Banco de Valencia de 12 millones de euros.
Pelotazo en Murcia
El último de las grandes empresas financiadas de forma irregular, según el Banco de España es el Grupo Ramón Salvador, que está conformado por un amplio número de empresas dedicacas a la promoción inmobiliaria en Elche y Murcia. "No disponía de cuentas anuales". Y la explicación de la operación supone un auténtico pelotazo. La empresa Hábitat 2018 propiedad del Banco de Valencia y del Ramón Salvador adquirió por 29,8 millones de euros por unos suelos rústicos en la capital murciana a otra empresa de Ramón Salvador, Mira Llevant. Esta a su vez había comprado los terrenos por 3 millones de euros. Es decir, Ramón Salvador ganó 26,8 millones de euros. Y posteriormente el Banco de Valencia entregó fondos líquidos adicionales por 8,3 millones. A estas pérdidas el Banco de España suma otros 100 millones de euros en otra operación del Grupo Ramón Salvador en San Vicente del Raspeig.
"Carece de racionalidad económica"
El informe especifica otras operaciones, en las que Banco de Valencia protagoniza numerosas pérdidas en beneficio de los empresarios citados y otros. Como por ejemplo el otro dueño original de Polaris World, Pedro García Meroño, que con la colaboración del banco compró y vendió acciones, provocando pérdidas a la entidad financiera de 0,6 millones de euros. También en relación con Polaris la entidad presidida por José Luis Olivas, abonó 45 millones de euros en una reestructuración de la empresa de Pedro García Meroño. Pero el Banco de Valencia aportó 31 millones más. Tres meses después los bienes avalados por el banco se deterioraron un 47%. "Esta actuación de Domingo Parra realizada en el mes de mayo de 2011, al parecer sin conocimiento del consejo de administración de Banco de Valencia según todos los indicios, carece totalmente de racionalidad económica y ha producido un perjuicio económico inmediato a la entidad", confirma el funcionario que firma el informe del Banco de España.
El Banco de Valencia concedió créditos en condiciones "irregulares" a constructores amigos. Y su fracaso empresarial provocó, como si de un castillo de naipes se tratara, la caída de una entidad financiera que desde enero de 2004 a septiembre de 2011 vio cómo sus cuentas se deterioraban en 1.012 millones de euros por culpa de su político crediticia. Este descenso representó una bajada del 60% de sus recursos propios. Las pérdidas en 2012 llegaron hasta los 3.613 millones de euros. Y además, según el Banco de España, la entidad valenciana maquilló las cuentas: "La tasa de mora [el porcentaje de impagados] declarada a 31 de marzo de 2011 era del 6,83% cuando, según el resultado de los trabajos de inspección, debía de ser del 10,67%. Un 56% superior".