No hace muchos años, cuando representantes del ala dura del Partido Popular como Esperanza Aguirre o José María Aznar tenían vinculación más activa con el partido, los dirigentes más moderados se irritaban cuando los escuchaban hablar de la necesidad de no apartarse de los "principios y valores" con los que se identificaba su electorado: la defensa de la unidad de España, la familia, la bandera, la lengua, las víctimas del terrorismo...
Era 2011. Y con un PSOE desgastado por la gestión de la crisis económica, el PP tenía la posibilidad de llegar a la Moncloa ensanchando la base electoral, pescando en el caladero de la izquierda más moderada. En el centro derecha no había riesgo de fuga de votos porque no tenían un rival que le disputase de forma seria el espacio. Ahora, siete años después, la dirección nacional del partido ya vuelve a hablar abiertamente de la necesidad de un "rearme ideológico". De "reforzar en principios y valores". Unos mensajes que cobran sentido en un contexto en el que Ciudadanos, impulsado por su resultado en las elecciones catalanas del 21D, se ha llegado a colocar incluso por delante del PP en algunas encuestas.
Los conservadores llevan meses –en las últimas semanas con mayor intensidad– cargando contra la "deslealtad" y el "oportunismo" de Ciudadanos. Y estas críticas tienen su origen en gran parte porque ven como el partido de Albert Rivera está intentando arrebatarles aquellas banderas con las que tradicionalmente se les ha identificado o aquellos asuntos ante los que el PP, por su ideología, debería liderar una respuesta política.
"Rivera no se sonroja por defender una cosa por la mañana, otra por la tarde y otra por la noche porque se mueve en función de para dónde va el aire", resume un dirigente conservador. Otra fuente sostiene que es "especialidad" de este político virar en función de su adversario: "En 2008, cuando el PSOE estaba débil decía que era de centroizquierda, ahora va a por las banderas del PP".
Mientras los dirigentes regionales y locales, que van a tener que enfrentarse en un año a las urnas, exigen a Rajoy una reacción ante el avance del partido naranja, el jefe del PP no se mueve de la teoría de que nada de lo ocurrido en las elecciones catalanas va a ser extrapolable a otro tipo de comicios. Y, de momento, centra su estrategia en "hacer más política", en palabras de un miembro de su equipo. Esto pasa por presentar más iniciativas en el Congreso y en el Consejo de Ministros aunque no cuente con la garantía de que vayan a salir adelante.
Este viernes, el vicesecretario de Comunicación del PP, Pablo Casado, reconoció que su partido ha estado un año al frente del Ejecutivo dejando que la oposición "le pise la manguera". Pero que ya han "aprendido" la lección y que van a recuperar la iniciativa política aunque pierdan votaciones en el Congreso. Casado, que dijo que Cs ha virado de la socialdemocracia al liberalismo progresista, consideró que el PP tiene que aspirar a volver a ser hegemónico en el centro-derecha liberal, conservador y reformista.
¿Cuáles son esas banderas tradicionales del PP con las que rivaliza Ciudadanos o aquellos asuntos de actualidad en los que pelean por llevar la iniciativa política? infoLibre repasa las principales.
Prisión permanente revisable
¿Por qué Ciudadanos se abstuvo en el Congreso de los Diputados en la iniciativa del PNV que promueve la derogación de la prisión permanente revisable y ahora presenta una enmienda a la totalidad a este texto? A ojos del PP este gesto no es más que una muestra del "oportunismo" de Rivera. Éste, interpretan, no quiere quedarse fuera de un debate ante el que hay un consenso amplio en la sociedad, sobre todo a raíz de casos como el del crimen de la joven Diana Quer.
La iniciativa del partido naranja pretende endurecer el Código Penal al dificultar el acceso al tercer grado penitenciario de los presos condenados a prisión permanente revisable o por delitos de especial gravedad. Algo que va totalmente en contra de la propuesta de los nacionalistas vascos que pretende acabar con esa condena.
Mientras, el Consejo de Ministros de este viernes impulso un anteproyecto de Ley Orgánica de modificación del Código Penal para ampliar los supuestos delictivos a los que se aplica la prisión permanente revisable.
La medida, aprobada por el PP gracias a su mayoría absoluta de la X Legislatura (2011-2015), está recurrida ante el Tribunal Constitucional.
El MIR educativo
Otra de las propuestas salida de una de las convenciones temáticas con las que el Partido Popular pretende rearmarse ideológicamente fue la del llamado MIR educativo. Se trata de un nuevo sistema de acceso a la función docente, de dos años de duración, que pretende "prestigiar la profesión". Un sistema que los conservadores definen como "estable, permanente, previsible, basado en los principios de mérito y capacidad" y que someterá a evaluación a los profesionales.
Técnicamente, consiste en dos fases: una prueba selectiva en la que, junto a los contenidos de cada especialidad, se evaluarán conocimientos como la gestión y administración de los centros educativos. Y una segunda prueba práctica.
Días después, Ciudadanos llevaba al Congreso su MIR alternativo al del PP. Y empezaban las peleas dialécticas para demostrar quién había sido el primero. En el partido naranja señalaban que la idea estaba plasmada en el pacto de investidura que permitió a Rajoy llegar a la Moncloa. Y los conservadores respondían que la idea viene de lejos: concretamente, de su programa electoral de 2011. De lo que no hay duda es de que el partido de Rivera se ha dado más prisa a la hora de registrar la proposición en la Cámara Baja.
Víctimas del terrorismo
Para el PP, las víctimas del terrorismo, muchas de ellas pertenecientes a sus filas, siempre han sido su "referente moral". La semana pasada, la presencia de Cs como invitado al acto de entrega del premio de la Fundación Gregorio Ordóñez provocó, según informó el diario El Mundo, que los conservadores incrementaran su presencia. En representación del partido naranja fue su portavoz en el Congreso, Juan Carlos Girauta, aunque en un principio se contaba con que el asistente fuese el propio Rivera.
La foto no habría pasado inadvertida: el viejo PP vasco con María San Gil y Jaime Mayor Oreja como máximos exponentes, el nuevo PP vasco junto a miembros del Gobierno como Soraya Sáenz de Santamaría o María Dolores de Cospedal, Rivera y José María Aznar, que ya no oculta su simpatía por Ciudadanos.
"Acudo a rendir homenaje a la figura de Gregorio Ordóñez, una víctima de ETA que simboliza la valentía insobornable y la defensa de los valores democráticos", aseguró Girauta en un comunicado.
A vueltas con el 155
Cataluña ha sido en los últimos meses un territorio de permanente conflicto entre el PP y su socio de investidura. El Gobierno se erige en máximo responsable de la aplicación del artículo 155 de la Constitución aunque fue de la mano del PSOE y Cs al considerar que un asunto tan relevante no debía salir adelante sólo con los votos del PP, con mayoría absoluta en el SenadoSenado. Pero el partido de Rivera se atribuye un rol principal en la puesta en marcha de esta herramienta constitucional que no se había activado hasta la fecha.
Los conservadores lamentan que Rivera sólo viera con buenos ojos el 155 en las semanas previas a su aprobación por el Senado "y que después pelease por colgarse la medalla". "Intentó trasladar la idea de que si se aplicaba era debido a sus presiones". Este mismo miércoles, en la sesión de control al Gobierno en el Congreso, el propio Rajoy reprochó a Rivera que en Cataluña "se equivoca de adversario".
En el PP creen que gran parte del éxito de Cs se debe a que no acusa el desgaste de haber gobernado, de tomar decisiones. Y que este éxito puede verse reducido si se les obliga a retratarse. Es lo que pretenden con la insistente demanda de que Inés Arrimadas intente presentarse a la investidura para desbloquear la situación en el Parlament.
Las lenguas cooficiales y el empleo público
No será la primera vez que el Congreso de los Diputados vea una iniciativa de este tipo. Pero la diferencia es que ahora no lleva la firma del PP.
Este viernes, El secretario general de Cs, José Manuel Villegas, anunció que su grupo parlamentario va a registrar la semana que viene "una ley para que el reconocimiento de las lenguas cooficiales sea un mérito y no un requisito para poder acceder a la función pública".
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Según anunció Villegas, se trata de "una ley que va a incluir una cláusula antidiscriminación para que el conocimiento de las lenguas cooficiales no sea una barrera de entrada a la hora de acceder a un puesto de la función pública, sino que sea un mérito". Un mérito que, dijo, "debe ser proporcional a las necesidades de cada territorio y a las características de cada uno de los puestos de trabajo, pero nunca un requisito legal".
La iniciativa pretende "modificar el artículo 56 de la ley del estatuto básico del empleado público" con el fin de "evitar que ninguna legislación autonómica pudiera introducir el conocimiento de las lenguas como una barrera".
Este es un debate que el PP resucita periódicamente en las comunidades autónomas en las que hay lenguas cooficiales. Por ejemplo, en la Comunidad Valenciana. El pasado mayo, el Grupo Popular en Les Corts consideró que el decreto de uso de lenguas cooficiales del Consell penalizaba a los funcionarios y empleados públicos, "al exigir que la totalidad de las comunicaciones y tramitaciones internas se hagan exclusivamente en valenciano".
No hace muchos años, cuando representantes del ala dura del Partido Popular como Esperanza Aguirre o José María Aznar tenían vinculación más activa con el partido, los dirigentes más moderados se irritaban cuando los escuchaban hablar de la necesidad de no apartarse de los "principios y valores" con los que se identificaba su electorado: la defensa de la unidad de España, la familia, la bandera, la lengua, las víctimas del terrorismo...