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Los barones fuerzan el fin de Casado con deserciones masivas y buscan cómo le cederá el testigo a Feijóo

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Pablo Casado quedó este martes solo y expuesto a las condiciones que los barones quieran aceptar para facilitarle la salida de la presidencia del PP después de que su intento de atrincherarse en Génova 13 durase apenas unas horas.

A la cascada de deserciones de altos cargos de su equipo, de sus grupos parlamentarios en el Congreso y el Senado e incluso de los barones que hasta el lunes habían optado por la ambigüedad, se unió a media tarde la pérdida de su principal escudero, Teodoro García Egea, forzado a dimitir por exigencia prácticamente unánime de la plana mayor del partido como principal responsable de la gestión del conflicto entre la dirección nacional e Isabel Díaz Ayuso que ha acabado desencadenando la mayor crisis del partido desde su fundación.

Sin García Egea, que después de casi cuatro años moviendo piezas creía tener bajo su control el aparato orgánico del PP en toda España, Casado ya no tiene detrás de quién parapetarse. Sin más recursos de los que echar mano y todavía convencido de que la semana pasada hizo lo correcto cuando cuestionó la honorabilidad de la presidenta de Madrid asumiendo en primera persona las dudas sobre la participación del hermano de Díaz Ayuso en un contrato de suministro de mascarillas en la primera ola de la pandemia, ahora sólo le queda negociar una salida digna con los barones del partido.

Los ha citado para este miércoles, a las ocho de la tarde, en la sede de Génova. A todos menos a Ayuso, a la que considera responsable de su defenestración. Allí estarán los demás, encabezados por Alberto Núñez Feijóo, el presidente gallego al que la inmensa mayoría de los dirigentes del partido, incluida la presidenta madrileña, están avalando para que dé un paso al frente y presente su candidatura a la presidencia del PP en el congreso extraordinario que con toda probabilidad convocará el martes que viene la Junta Directiva Nacional del partido.

Feijóo está listo para aceptar. Lo único que espera es una petición unánime que disuada a cualquiera dispuesto a rivalizar con él. Quiere que su candidatura sea de unidad y eso implica que ni siquiera sea contestada por Casado. En cuanto la consigna, dará el paso. Y se subirá al tren que dejó pasar en 2018 para convertirse, probablemente a finales de marzo, en el nuevo presidente del Partido Popular. El tercero procedente de Galicia de los seis que la formación ha tenido en sus 33 años de historia, después del fundador, Manuel Fraga, y del predecesor de Casado, Mariano Rajoy, a quienes le unen estrechos vínculos.

A la espera de esa reunión, no ha trascendido si Feijóo y el resto de barones ofrecerán a Casado seguir como presidente hasta la celebración del congreso pero privándole de cualquier responsabilidad en su organización, que quedaría en manos de una comisión de nueva creación. O si, por el contrario, a la vista de la gravedad de la crisis sufrida por el PP y de su resistencia a ceder el poder, no le dejarán otro camino que dimitir.

La incertidumbre este martes era tan grande que, a la hora de redactar esta información, nadie sabía a ciencia cierra si Casado mantendrá su semanal enfrentamiento dialéctico con Pedro Sánchez. García Egea sí suspendió su participación, que será asumida por otro diputado del PP. 

La intención de los barones, en todo caso, es aclarar este miércoles la situación de Casado y su papel en los próximos días para que, al menos, el PP pueda poner fin al espectáculo de división, enfrentamiento y traición que ha ofrecido desde que la semana pasada estallaran las hostilidades entre el presidente nacional e Isabel Díaz Ayuso.

Despejar la decisión

La Junta Directiva Nacional que se reunirá el próximo martes en Madrid para decidir la convocatoria del congreso extraordinario sólo puede tomar esa decisión por mayoría de dos tercios de sus aproximadamente 400 miembros. Pero a la vista de las posiciones hechas públicas en las últimas horas ya nadie duda de que la propuesta saldrá adelante.

En este órgano, el máximo del partido entre congresos, tienen presencia todos los dirigentes y cargos públicos relevantes del partido, así como un buen número de militantes designados a dedo por el presidente.

El grueso está formado por los diputados en el Congreso (88), los senadores (100) y los eurodiputados (13), a los que hay que sumar los alcaldes de las ciudades de más de 50.000 habitantes (35), 52 presidentes provinciales del partido, 51 representantes de la estructura autonómica de la formación (entre presidentes, secretarios generales y líderes regionales de Nuevas Generaciones), 30 vocales designados directamente por Casado, el presidente de Nuevas Generaciones y nueve vocales en representación de la organización juvenil y los 13 miembros del comité ejecutivo, entre ellos Pablo Casado.

Si no tiene rival, como desea, Feijóo se hará con la presidencia del PP antes incluso del congreso, probablemente en la tercera semana de marzo. Si se presenta otro candidato, necesitará sumar más del 50% de los votos, superar en más del 15% al segundo y vencer en más de la mitad de las circunscripciones.

En cualquier caso, convencer a Casado para que diese un paso atrás y aceptase el cambio en el liderazgo del partido no está siendo sencillo. Hasta este lunes él y quien era hasta ahora su mano derecha, Teodoro García Egea, estaban convencidos de que tenían respaldo suficiente para resistir la ofensiva de los barones e incluso hacer frente a una candidatura liderada por Alberto Núñez Feijóo en un congreso extraordinario.

Pero este martes la presión para que dimitiera y diese paso a Feijóo en un congreso extraordinario de unidad se incrementó. 

A media tarde, fuentes del PP confirmaron que Casado convocaría la Junta Directiva Nacional para el martes 1 de marzo y que en ella se decidirá la convocatoria del congreso extraordinario que ya reclama la mayoría de los dirigentes del partido. Y poco después se confirmó la dimisión de Egea. 

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Previamente se había sumado a la mayoría que exige un congreso extraordinario el barón hasta ahora más cercano a Casado y a Egea. El presidente tránsfuga de la Región de Murcia, Fernando López Miras, admitió por fin en la mañana del martes que la situación del partido es “insostenible”. También el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, confirmó su dimisión como portavoz del equipo de Casado, descontento con la gestión que Génova ha hecho del enfrentamiento con la presidenta de Madrid.

Durante toda la jornada ha sido constante el goteo de diputados y cargos públicos que han ido marcando distancias con Casado y que han exigido dimisiones y un congreso extraordinario. Varios dirigentes del grupo parlamentario en el Congreso suscribieron un comunicado conjunto pidiendo la destitución inmediata de Egea y la convocatoria del congreso con el fin de poner freno a la situación "de extrema gravedad" que vive el PP y que, en su opinión, exige “una respuesta eficaz inmediata”. Se trata de dirigentes próximos a la portavoz en la Cámara, Cuca Gamarra, que el lunes fue una de las personas que amenazó con dimitir si Casado no abría la vía del congreso extraordinario. Y que hasta hace poco defendían sin reservas a Casado en su pelea con Ayuso.

A ellos se han sumado también varios parlamentarios gallegos, entre ellos la ourensana Ana Vázquez, la número dos en el Senado, y hasta organizaciones territoriales como el PP andaluz o el aragonés.

Pablo Casado quedó este martes solo y expuesto a las condiciones que los barones quieran aceptar para facilitarle la salida de la presidencia del PP después de que su intento de atrincherarse en Génova 13 durase apenas unas horas.

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