La Puerta del Sol de Madrid se llenó este lunes por la mañana de cientos de batas blancas y verdes. Las vestían otros tantos médicos internos residentes (MIR) de la Comunidad que, atados con vendajes, sentados guardando la distancia de seguridad y portando la pertinente mascarilla han querido, una vez más, escenificar su hartazgo. La destinataria de sus cánticos de protesta fue la presidenta regional, la conservadora Isabel Díaz Ayuso, a la que lanzaron una advertencia: "No pararemos hasta que se nos conceda lo que nos merecemos".
De momento y hasta ahora el aviso se está cumpliendo. El pasado 13 de julio, hace exactamente una semana, los residentes madrileños comenzaron una huelga a la que pusieron fecha de inicio, pero no de fin. Con ella pretenden conseguir lo que nunca han tenido: un convenio colectivo. Y, sobre todo, acabar con el "maltrato" que denuncian sufrir. La Consejería de Sanidad parece seguir haciendo oídos sordos, pero la chispa que encendieron con su protesta ya ha comenzado a extenderse. Los MIR valencianos inician su paro este martes y, según informa la Asociación de Médicos y Titulados Superiores de Madrid (Amyts) a infoLibre, los catalanes, los burgaleses y los riojanos ya están pensando en hacer lo mismo.
Médicos internos residentes (MIR) de Madrid durante la manifestación llevada a cabo este lunes. | EFE
La de este lunes ha sido su segunda manifestación por las calles de Madrid. Al igual que hicieron hace una semana, los residentes madrileños pasearon su protesta por las calles de Madrid hasta que llegaron a las 10.00 horas a la sede de la Dirección General de Recursos Humanos del Servicio Madrileño de Salud (Sermas), en la calle Sagasta. Minutos después se trasladaron a la Puerta del Sol, donde se sitúa el Gobierno regional. Allí se sentaron —distancia de al menos un metro y medio mediante— para seguir alzando la voz. "¡Sanidad pública!", "¡Lo llaman formación y no lo es!", "¡Isabel Ayuso, basta ya de abuso!", entonaron. Y otra más: "¡No estamos todos, faltan los de guardia!". El día 8 de julio, a escasos cinco días de comenzar su huelga, el comité de huelga MIR que convocó la protesta denunció que la Consejería de Enrique Ruiz Escudero (PP) les exigía unos servicios mínimos del 100% para aquellos que tuvieran programadas guardias.
Sin embargo, esta no fue la primera piedra en el camino que encontraron. Apenas unos días antes, el comité de huelga denunció que las amenazas, las coacciones y los chantajes para no llevar a cabo el paro se estaban produciendo en algunos hospitales como el Clínico San Carlos. "Te voy a bajar la nota por cada día de huelga que hagas". "Te aseguro que conmigo en quirófano no vuelves a operar". "Estarías dando una mala imagen y eso te va a dificultar enormemente que al terminar la residencia te contraten". Esas fueron algunas de las frases que tuvieron que escuchar algunos MIR.
Esto no lo denunciaron, pero sí los servicios mínimos que Amyts calificó de "abusivos, intolerables e históricos". El pasado jueves, el Tribunal Superior de Justicia de Madrid desestimó las medidas cautelarísimas 'inaudita' parte —es decir, rechazó anular los servicios mínimos sin escuchar a la Administración— y decidió que la vulneración del derecho a la huelga denunciada pasaba a la vía cautelar. Escucharán por tanto al Gobierno madrileño para que justifique esos servicios mínimos y, después, el tribunal decididirá si los anula o no. Pero todavía no saben cuándo ocurrirá. Mientras tanto, la protesta sigue. Y los motivos continúan intactos.
Todos menos uno. Mientras se producía la protesta, el TSJ de Madrid emitió una sentencia en la que reconocía el derecho de los MIR a cobrar las dos pagas extraordinarias completas en la Comunidad de Madrid. Según explicó CCOO, que fue el sindicato que interpuso la demanda relativa a una trabajadora del Hospital de la Princesa, hasta este lunes la Consejería de Sanidad "negaba" este derecho.
No tienen convenio, denuncian ser un personal fundamental y malas condiciones
Médicos internos residentes (MIR) de Madrid durante la manifestación llevada a cabo este lunes. | EFE
El resto de sus reivindicaciones sí se mantienen. Más que nada porque, tal y como explica Sheila Justo, presidenta del sector de médicos jóvenes y MIR de Amyts y de la Confederación Española de Sindicatos Médicos (CESM), las negociaciones con la Consejería, al menos por ahora, no están siendo fructíferas. "El viernes pasado [17 de julio] tuvimos una reunión, pero no llegamos a las mejoras laborales que queremos. Se habló de algún complemento salarial en relación a la guardia, pero es insuficiente. Además, no se habló nada de la formación y seguimos pensando que es muy importante el ratio de cuatro residentes por cada adjunto [el médico que les supervisa] para poder manejar bien la asistencia y dar una formación adecuada", lamenta desde el otro lado del teléfono.
Su situación siempre ha sido mala. Ya se quejaban de ser la mano de obra barata de la sanidad, pero el covid-19 removió todo y consiguió acabar con su paciencia. La relación laboral de los residentes está regulada por el Real Decreto 1146/2006 y están sujetos a contratos laborales con características especiales porque son médicos en formación. Su función principal es, por tanto, completar su periodo de aprendizaje, no atender a los pacientes. Pero esto es lo que pone sobre el papel. La realidad, critican, es muy distinta. Sin ellos, afirman, los hospitales no funcionarían. Son como el resto de sus compañeros, pero con peores condiciones. Por ello estuvieron trabajando tres años en un convenio propio que regulara su situación. Entregaron el borrador a la Consejería a finales de mayo pero nunca obtuvieron respuesta.
En el documento solicitan, entre otras cosas, establecer la jornada laboral en 35 horas semanales, el descanso obligatorio de 12 horas entre dos jornadas tras las guardias de 24 horas, derecho a la realización de cuatro meses de rotación externa, a 15 días al año para realizar cursos y un ratio máximo de cuatro residentes por cada adjunto físicamente presente. Además, según denunció el comité de empresa a través de un comunicado, el salario que percibe un residente "ridiculiza toda la labor que ejerce". Uno de primer año percibe 1.003 euros netos al mes. Uno de cuarto o quinto año —dependiendo de la especialidad— puede llegar, por su parte, a 1.279. Por eso realizan multitud de guardias, para complementar su sueldo.
Pero los madrileños son, precisamente, los que peor parados salen. La CESM hizo un estudio comparativo en el año 2018 en el que se evidenció que, aunque su salario base sin guardias no es el más bajo de toda España, la compensación que reciben por cada hora de guardia trabajada hace que, al final, los MIR que realizan su residencia en Madrid sean de los peor pagados. Por ejemplo, un residente de primer año en Madrid cobraba, según los datos de ese informe, 1.003 euros netos al mes. Uno de Andalucía, en cambio, 977. Y uno en Extremadura, 992. Con guardias, la relación se invertía: el de Extremadura pasaba a percibir 1.651; el de Andalucía, 1.617; el de Madrid, 1.604.
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Los madrileños comenzaron solos, pero a partir de este martes ya no lo estarán. Los MIR valencianos comienzan este 21 de julio una huelga, también indefinida. La gota que colmó el vaso de su paciencia fue, según denunció a través de un comunicado emitido el Sindicato Médico de la Comunitat Valenciana, la "lamentable" actitud de la consellera de Sanidad, Ana Barceló. Según critican, es "conocedora de las penosas condiciones laborales en las que el colectivo MIR presta servicios", "de los salarios mileuristas que perciben" y de las "jornadas interminables que realizan" los residentes. "Nos parece incomprensible que un gobierno que tanto dice proteger y velar por sus profesionales explote como 'mano de obra barata' a los futuros médicos especialistas, que sea incapaz de sentarse a negociar, que no aplique medidas correctoras del abuso al que se les somete, que los utilice como relleno de las carencias que su gestión provoca y que en definitiva padecen todos los ciudadanos", dijo la organización.
Lo que piden, en concreto, es el descanso obligatorio de 36 horas tras la realización de guardias de sábado, tal y como marca la normativa europea, recuerdan; establecer una jornada semanal de 37,5 horas, cotizar las horas de guardia, aumentar el precio de la hora de la jornada complementaria, derecho a cuatro meses de rotación externa por año, una ratio máxima de cuatro residentes por adjunto, 20 días anuales de formación, acabar con la sustitución de un residente de baja por otro residente y espacios de descanso dignos, entre otras cosas.
De momento, serán los únicos que se unan a la protesta, pero quizás los MIR de otras comunidades sigan el ejemplo. Tal y como señala Justo a infoLibre, los residentes de Cataluña, de La Rioja y del Hospital Universitario de BurgosBurgos ya están empezando a moverse de cara a otra posible convocatoria de huelga.