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Bloqueo total entre los partidos una semana después de la investidura fallida de Sánchez

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Si nos atenemos a lo que sostuvieron los partidos políticos con representación parlamentaria hace siete días, esta debería haber sido una semana fructífera en lo que a las gestiones para la formación de un futuro Gobierno se refiere. El pasado viernes, cuando Pedro Sánchez fracasó en el Congreso de los Diputados en la segunda votación para la investidura logrando sólo el apoyo de sus diputados (90), Ciudadanos (40) y Ana Oramas (Coalición Canaria), todas las formaciones coincidieron en que a partir de ese momento comenzaba una nueva fase y que todos iban a poner de su parte para evitar una nueva convocatoria electoral. Que había llegado la hora definitiva porque acababa de echar a andar el reloj. Esta era la teoría. Porque, en la práctica, la situación de bloqueo es total.

De un lado, el Partido Popular, la formación más votada (123 escaños), sostiene que está dispuesto a hablar con todas las formaciones que sea necesario pero que no se les podrá encontrar en un escenario diferente a aquel en el que ellos gobiernen y Mariano Rajoy lidere el Ejecutivo. De otro, el Partido Socialista sigue manteniendo como condición a cualquier mesa de negociación ir en pack, junto a Ciudadanos, pero sostiene ahora que quiere "un Gobierno de coalición". Y Podemos no quiere sentarse con el partido de Albert Rivera, lo que, en última instancia, acabó con el fracaso de la mesa de la izquierda a la que estaban llamados, además de los socialistas, Compromís e Izquierda UnidaIzquierda Unida.

La decisión de PSOE y C's de negociar de forma conjunta ha empeorado la situación. Ni el PP ni los partidos de izquierda aceptan sentarse a negociar con el equipo de Pedro Sánchez si en la misma mesa están los representantes de Albert Rivera. Y, al menos de momento, el PSOE se mantiene fiel a su pacto con C's.

¿Hay desbloqueo posible? Si en algo se ponen de acuerdo todos los partidos es en señalar que no quieren elecciones, que no sería bueno, y en acusar al rival de no hacer nada para engrasar las negociaciones por estar inmersos ya en una campaña electoral que culminará con la celebración de unas elecciones el 26 de junio, fecha en la que se llamará de nuevo a los españoles a las urnas si el 2 de mayo no se ha proclamado a un presidente del Gobierno.

Estrategias a un lado, porque no se puede negar que ningún partido desprecie la hipótesis de una nueva cita ante las urnas, para el partido liderado por Mariano Rajoy el debloqueo pasa porque el PSOE les permita gobernar. "Hemos sido sumamente coherentes. Lo hemos dicho desde el 21 de diciembre, un día después de las elecciones. Y también lo dijimos en campaña: debe gobernar la lista más votada", señala un miembro de la dirección nacional conservadora.

El "problema" del candidato del PP: más bloqueo

La dirección nacional de los conservadores va, no obstante, al más difícil todavía: la cabeza de Mariano Rajoy es innegociable y no va a dar un paso atrás para experimentar si Rivera se decanta por el PP. "Fue el candidato de la lista más votada, a mucha diferencia del segundo y no entendemos el motivo por el que tiene que retirarse. Muchos de nuestros votantes no lo entenderían", subraya un miembro del Gobierno en conversación con infoLibre. 

Pese a estas palabras, en el Ejecutivo y en el partido son conscientes de que no sólo Rivera ha pedido la cabeza de Rajoy. Que hay voces internas, hasta hace un par de días anónimas, que creen que sería lo mejor si el partido pretende mantenerse en el poder.

En Génova y en la Moncloa creen que el hecho de que afloren estas críticas internas no les beneficia en absoluto en este momento y se han conjurado para cerrar filas alrededor de su jefe.

El enfado de los conservadores con Albert Rivera

El enfado de los conservadores con Ciudadanos es considerable. "Nos estamos conteniendo porque tiene que quedar claro que nuestro rival es el PSOE. Pero lo de Rivera no tiene nombre", señala una diputada molesta por la exigencia de que Rajoy ceda el testigo. 

Pero el PP también tiene sus exigencias: que todo vuelva al 20-D. Que todo parta de cero, de folios en blanco. Es decir, que Ciudadanos y PSOE echen a un lado su acuerdo de Gobierno. Pero hay más: los conservadores no aceptan el tándem PSOE-Ciudadanos como interlocutor. Prefieren, de momento, hacerlo por separado. ¿Por qué? Primero porque quieren que quede muy claro que "sólo" con el apoyo del PSOE les bastaría para configurar un acuerdo de coalición estable. Es una forma de minusvalorar a Ciudadanos.Ciudadanos Y segundo porque consideran que esa alianza caducó el pasado viernes cuando la Cámara se pronunció en contra.

Escenarios de futuro para el PP

A día de hoy son tres los escenarios que barajan en el cuartel general de los conservadores. Uno. Subrayan que no han tirado la toalla y que Rajoy podría ser presidente del Gobierno cuando Pedro Sánchez "llegue a la conclusión de que no le interesan unas elecciones". "El PSOE nos dejaría gobernar y habría elecciones, probablemente en un año porque la gobernabilidad no sería muy fácil, todo hay que decirlo", considera un miembro del Comité Ejecutivo Nacional del PP.

Escenario número dos. "Que el PSOE llegue a un acuerdo con Podemos y los independentistas", señala la misma fuente. Y tres: nuevas elecciones. 

Las fuentes del PP consultadas coinciden en que en los dos primeros escenarios llegará el momento en el que los de Albert Rivera paguen por haber "mentido" a sus electores. "Lo más lógico, si en realidad se define como un partido de centro, sería que tras la investidura fallida de Sánchez se hubieran apartado y se hubiesen puesto a buscar acuerdos con otras fuerzas", añade un cargo regional.

El PSOE defiende el pacto con C`s pero busca ampliarlo

En las filas socialistas no son ajenos al malestar que provoca en el resto de formaciones su pacto con Ciudadanos. Pero se trata de algo que tiene difícil marcha atrás, según coinciden las fuentes socialistas consultadas. 

De hecho, en esta semana PSOE y C´s están yendo de la mano a reunirse con diferentes colectivos sociales y económicos. Se trata de una forma de apuntalar la alianza.

Pero, al mismo tiempo, y Sánchez insiste mucho en esto, la suma no da y tienen que seguir buscando apoyos. En este sentido, este mismo jueves el líder de los socialistas recalcó que apuesta por un Gobierno de coalición que, sin embargo, no puede ser únicamente de izquierdas. "Yo he dicho siempre lo mismo: el PSOE, con 90 diputados, no tiene fuerza para formar un Gobierno monocolor [...] quiero un Gobierno de coalición y con independientes de reconocido prestigio", sostuvo antes de sentenciar que "la izquierda no suma mayoría en el Congreso de los Diputados". Una forma de vacunarse contra las críticas que recibe por haber ido de la mano del partido de Rivera.

El PSOE decide llamar al PP para negociar porque “corre prisa”

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Este discurso tiene en frente a Podemos. El partido de Pablo Iglesias, como el PP, tampoco se mueve. No están dispuestos a sentarse con un Partido Socialista que vaya de la mano de Ciudadanos. Todo debe pasar, primero por una mesa de izquierdas en la que se sienten las bases mínimas. Y, una vez fijadas, abrir el acuerdo a todos aquellos partidos que quieran sumarse.

En Podemos insisten en que no van a dar el visto bueno a un documento, el de PSOE y C´s, "diseñado para atraer al Partido Popular".

Si este fin de semana no se producen avances, la situación seguirá estancada. Pero el reloj seguirá contando.

Si nos atenemos a lo que sostuvieron los partidos políticos con representación parlamentaria hace siete días, esta debería haber sido una semana fructífera en lo que a las gestiones para la formación de un futuro Gobierno se refiere. El pasado viernes, cuando Pedro Sánchez fracasó en el Congreso de los Diputados en la segunda votación para la investidura logrando sólo el apoyo de sus diputados (90), Ciudadanos (40) y Ana Oramas (Coalición Canaria), todas las formaciones coincidieron en que a partir de ese momento comenzaba una nueva fase y que todos iban a poner de su parte para evitar una nueva convocatoria electoral. Que había llegado la hora definitiva porque acababa de echar a andar el reloj. Esta era la teoría. Porque, en la práctica, la situación de bloqueo es total.

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