Discapacidad
Del bufón real a la despedida de soltero: España perpetúa la risa a costa del enano
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"La diversión con enanos puede llegar hasta donde llegue tu imaginación", anuncia la publicidad de una empresa organizadora de despedidas de soltero. La oferta del sector es variada, pero los elementos estelares se repiten. Un clásico es el estriptis del "pequeñín" para cachondeo de los asistentes, que disfrutan de la sorpresa del novio cuando abre los ojos y ve que el regalo no es el bellezón que esperaba. También está el enano "cojonero", es decir, esposado a la novia durante la fiesta, o incluso por la calle, un servicio algo más caro pero de grandes posibilidades. ¿Y qué decir el enano disfrazado de mujer que finge estar "enamorado del novio" y le hace "invitaciones obscenas", avergonzándolo y poniendo a prueba su paciencia? Risas aseguradas, promete la promoción.
Los espectáculos del tipo "bombero torero", que el Ministerio de Derechos Sociales quiere prohibir, han aflorado la polémica por la utilización de personas con enanismo en espectáculos burlescos. No obstante, la tradición de explotar la discapacidad de las personas con acondroplasia con fines lúdicos, con antecedentes en el bufón y las "gentes de placer" de la corte real, no se limita al "toreo cómico". Ni los argumentos para el debate se agotan en una superficial disyuntiva entre el derecho al trabajo y la dignidad humana.
La discapacidad como requisito
El asunto ha saltado en agosto en Andalucía, donde un espectáculo de "enanitos toreros" en Baza (Granada), Diversiones en el ruedo, fue suspendido después de que la Consejería de Igualdad (Cs), se dirigiera al Ayuntamiento advirtiendo de una posible vulneración de la ley sobre discapacidad. La suspensión ha suscitado querellas contra Igualdad de Vox y de la dirección del espectáculo, que se acabó celebrando en Constantina (Sevilla) con la autorización de la Consejería de Presidencia (PP).
La controversia está abierta. Los defensores de estos shows apelan a la tradición, el derecho al trabajo y la ley taurina de 1991, que ampara al "toreo cómico". Es más, el convenio taurino llega a establecer que una "cuadrilla cómica" debe tener al menos "cinco toreros pequeños", definidos por oposición al "torero mayor", aquel con "capacidad física autosuficiente para la lidia". Susana Noval, coordinadora de la Fundación Alpe de defensa de las personas con enanismo, afirma que la propia definición desvela la clave del asunto: el requisito para el trabajo es la propia discapacidad.
"Esto no tiene que ver con el mundo taurino, donde hay una solemnidad, un silencio, un respeto. Aquí ves a la persona corriendo a cuatro patas, o lanzada por los aires por la vaquilla. ¿Te imaginas a una persona con ceguera correteando por una plaza y todo el mundo riéndose?", pregunta Noval.
"La risa viene justo de que la persona no tiene la habilidad suficiente. Se trata de hacer reír, pero no de manera sana, sino como burla. No olvidemos que el enanismo implica piernas cortas, pero también otros problemas, como déficit respiratorio...", opina María Luisa Garde, autora de Analfabetos sentimentales. Historias con acondroplasia y más (Alpe, 2019). A su juicio, añade gravedad que a los espectáculos acudan niños, porque pueden entender que la burla ante el diferente es legítima y extenderla a situaciones ajenas al espectáculo.
La enfermedad tras la risa
Noval (Alpe) cree se suele ignorar la dureza de esta discapacidad: "Se dice: '¡Ay, qué simpáticos son, qué pequeñitos!'. Lo cierto es que muchas veces la estatura es el menor de sus problemas".
Con causa en una mutación genética, la acondroplasia es la más frecuente de las displasias óseas que provocan enanismo. Afecta a uno de cada 25.000 nacidos vivos, a los que altera su tejido óseo, provocando una desproporción entre el tronco y las extremidades, macrocefalia, puente nasal hundido, frente prominente, disfunción del sistema respiratorio, limitaciones en los dedos, laxitud en los ligamentos... Su mortalidad infantil es mayor, por malformación torácica. A lo largo de la vida, son frecuentes graves problemas musculares, óseos y articulares. Estás más expuestos a accidentes cardiacos. La esperanza de vida total es de unos diez años menos que la población general.
Los problemas físicos a menudo eclipsan los psicológicos, derivados de la reacción ante su aspecto. La adolescencia es especialmente dura. Noval señala que las personas con enanismo deben hacer frente a mofas, son objeto de grabaciones en la calle o de parodias, a veces basadas en los clichés: el enano como torero cómico, criatura circense, bufón, sátiro... Cree además que la permisividad ante los espectáculos que perpetúan estos clichés es síntoma del grave problema subyacente: "En España sigue estando aceptado reírse de estas personas". Eso sí es una tradición con arraigo.
Bufones, "gentes de placer" y circo
Si en España y América Latina sobrevive el espectáculo cómico-taurino, en el mundo anglosajón tiene más historia el lanzamiento de enanos al velcro. El uso lúdico de los enanos, su cosificación, tiene orígenes antiguos. Emperadores romanos como Tiberio, Domiciano y Constantino contaban con enanos entre sus posesiones. Su papel en las cortes reales servía como elemento bufonesco y de contraste con la majestuosidad del rey, como explica Ariel Núñez en el artículo Juguete de burlas (UNAV, 2017).
Durante los siglos XVI y XVII, la corte de los Austrias se llenó "maravillas de la Naturaleza", "sabandijas de palacio" y "gentes de placer", como gigantes, locos, mujeres barbudas y sobre todo enanos. Estos eran auténticos "objetos de lujo" de la monarquía, que los usaba a su antojo, expone Núñez. De Felipe II a Carlos II, el enano era sirviente –esclavo, en realidad– y bufón, al servicio de la risa, fuera cruel o compasiva, de los cortesanos.
Con los Borbones, los enanos salieron de palacio, convirtiéndose en imagen icónica de los circos ambulantes, expone Larde en Analfabetos sentimentales. "Se ha dicho mucho, cuando nacía un niño con enanismo: '¡Anda, has tenido un enano de circo!'", explica la autora. Añade Noval que en España ha habido venta de niños al circo hasta 1976.
Un ministerio contra el "bombero torero"
El toreo cómico con enanos tiene su gran referente en Pablo Celis (1900-1969), creador del personaje de El Bombero Torero, que ganó fama acompañado de enanos. Durante décadas estos espectáculos han sido típicos en fiestas locales. Hoy están de capa caída. En 2019 hubo 11, según la estadística de Cultura. El Ministerio de Derechos Sociales estima que el número de personas enanas dedicadas a estos espectáculos está entre 50 y 60.
Para Jesús Martín, los números son importantes, pero no lo más importante. Su posición sobre el tema está ligada a su experiencia personal, así como a su actual cargo. Martín, director general de Derechos de las Personas con Discapacidad, sufre él mismo de enanismo y tiene como empeño la erradicación de unos espectáculos en los que "se legitima, en una plaza pública y ante los niños, que medir 1,30 es motivo de burla".
Nacido en Eljas, un pueblo de la Sierra de Gata, en Cáceres, recuerda su reacción cuando llegaba un espectáculo así a la zona: "Me escondía aterrorizado para que no se rieran de mí". Gracias a su empuje, Derechos Sociales se ha posicionado a favor de su prohibición, que se haría mediante modificaciones normativas, explica Martín a infoLibre. El objetivo es que Justicia, Cultura, Trabajo y Derechos Sociales se impliquen en una solución que incluya un "programa de reciclaje profesional". Martín asegura que hay anclaje para la prohibición de unos espectáculos que ve contrarios a la convención internacional sobre discapacidad. Un informe de 2019 del comité de la ONU que vela por su cumplimiento expresó su "preocupación" por los "representación degradante" de personas enanas en "espectáculos cómico-taurinos".
En frente están los intereses de los espectáculos, como Popeye Torero o Diversiones en el Ruedo. Este último, tras la suspensión en Baza por la advertencia de la Junta, ha presentado una querella por prevaricación y coacciones, indica por teléfono un responsable. La compañía cree que se ha visto vulnerado su "derecho al trabajo". Es el argumento central contra la posición del ministerio: el derecho a ganarse la vida. Martín responde: "No se puede invocar la libertad, porque desde la exclusión uno no elige".
Despedidas de soltero
El director general ha puesto el toreo cómico en el punto de mira porque "está legitimado por leyes y administraciones y tiene lugar en el espacio público y delante de niños", lo que le añade gravedad. No obstante, sabe que hay otros trabajos realizados por personas con enanismo que también pueden ser humillantes, aunque no sean objeto de regulación específica y tengan como público a adultos. Ahí están las despedidas de soltero.
La oferta es fácil de encontrar. No Sólo Despedidas anuncia un "show pekeboys" por 260 euros, un "pekeboy stripper" por 280 y un "pekeboy esposado" por 380. Así se publicita: "Las actuaciones de los pekeboys pueden ser sólo el show, en el cual bailará [...] subiéndose a la mesa y haciendo reír a carcajadas [...]. También puede acabar su actuación con un striptease". Hay otra opción, "esposar al susodicho enanito al brazo de nuestro novi@ durante 2 horas", con lo que deberá "tomar copas con él, ir al baño con él...". Espectáculos de Picas ofrece el enano esposado o "cojonero" como una broma "para los más traviesos".
Web de organización de despedidas de soltero.
Despedidas Mola Mola brinda servicios similares, así como enanos "drag queen si os van los enanos travestidos".drag queen "La diversión con enanos puede llegar hasta donde llegue tu imaginación", anuncia.
Web de organización de despedidas de soltero.
Despedidas en Valencia señala en su oferta: "Últimamente está de moda pedir enanitos esposados y enanitas para discotecas, fiestas, cenas de empresa, ya que lo hacen más ameno y más divertido [...]. Normalmente [...] no les gusta ser esposados ya que lo consideran como una discriminación y siempre intentamos tratarlos con el máximo respeto posible".
Web de organización de despedidas de soltero.
A veces la broma se produce en la calle. Espectáculos Deluxe ofrece un "pekeboy esposado al novio o a la novia durante una hora por el centro de Sevilla".
Ninguna de las empresas citadas atiende a la solicitud de infoLibre para participar en el artículo, salvo Despedidas en Valencia a través de su responsable, Vicente Alonso. Explica que trabajan con él "dos pequeñitos", una colombiana y un español, y niega que sea "humillante". "Son actores y lo hacen gustosamente. Llevan 18 años conmigo y nadie se ha pasado con ellos", asegura. Cita como ejemplo de consideración el que en una despedida, en vista de sus dificultades para andar, los celebrantes hayan llevado a la persona enana con un carro de Mercadona. Asegura que "nunca jamás" haría el "bombero torero" con ellos, porque "corren peligro". Y resalta las dificultades económicas de las personas con enanismo, que se ven abocadas en ocasiones a trabajos que no desean por la "mísera paga" de algo más de 500 euros que le da el Gobierno. Su dependencia de las ayudas hace que, en ocasiones, opten por el trabajo en negro, explica Alonso.
A juicio de Garde, el uso de personas enanas en despedidas constituye otro ejemplo de contratación por el aspecto que les da su discapacidad. En su investigación Analfabetos sentimentales, Garde da voz a Juan, casado y con tres hijos, que tras una trayectoria en la que ha hecho de escupidor de fuego y artista circense, empezó a trabajar en 2005 en despedidas. “Con los tíos me visto de chica, me pongo algo sexy y hago el numerito. Pero siempre hay el típico gracioso desagradable que dice: "Ja, ¡mira, el enano!”.
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Una persona con enanismo que trabaja en fiestas de este tipo, con la que infoLibre se puso en contacto, pidió al periodista no aparecer identificado en el artículo. Sabe que hay un debate, suscitado por el toreo cómico, y teme que la polémica le perjudique. "Yo lo que quiero es trabajar y que me dejen en paz", dice.
Las páginas del libro de Garde están recorridas por historias duras, de discriminación, vergüenza y soledad. "Cuando nací, mi madre se pensó que había recibido un castigo de Alá, porque mi padre no iba a rezar lo suficiente a la mezquita. No querían que ningún vecino me viera por si llamaban a la policía y los denunciaban por brujería”, explica Hicham a Garde. Pedro, por su parte, apenas salía a la calle hasta los diez años. Cuando empezó a hacerlo, sufrió: “Al principio sentía mucha vergüenza. Estaba asustado. Me tomaban el pelo. Se reían. Me decían barbaridades...”.
Joan señala que aún no se ha dado el paso de respeto que se ha dado con otros discapacitados: "Nadie se ríe de una persona en silla de ruedas. Pero la imagen del bufón, el bombero torero, el enano de feria te persigue. Es su problema, no el tuyo. Los saludas, sonríes... Cuando caminas por la calle, tambaleándote como un sabueso que sigue los rastros de su voluntad, te señalan... Es la ignorancia".