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La campaña se abre con un PSOE pensando en sus primarias

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El PSOE espera el 25-M pero mira casi más al 26-M. Al día después de las elecciones europeas, cuando se empezará a escribir el proceso de renovación del liderazgo del partido y se comprobará si vale la hoja de ruta ya fijada –primarias autonómicas y locales en septiembre, nacionales en noviembre– o si salta por los aires. Que los planes sostenidos por Alfredo Pérez Rubalcaba se mantengan en pie depende del resultado de las europeas, de si las urnas indican que el PSOE comienza a salir del agujero o todavía no ha encontrado el suelo. Si el PSOE siente el 25-M el terremoto bajo sus pies, las salidas que se barajan son varias: adelantar las primarias para elegir al candidato a la Moncloa, convocar un congreso extraordinario, la designación de una gestora, combinar congreso y primarias. No hay una fórmula favorita. Porque todo depende de dónde se coloca el listón de un mal resultado. Algunos dirigentes creen que sólo vale ganar y que perder frente al PP, aunque sea por estrecho margen, debería llevar aparejado "un revulsivo". Otros juzgan que si la derrota es dulce, Rubalcaba podría resguardarse bajo la tormenta y mantener su carta de navegación. 

La campaña electoral arrancó anoche en Madrid con la incertidumbre sobre el resultado. Y con el peso de las encuestas a la contra. La última, la del CIS, que confirió una ligera ventaja del PP de 2,7 puntos sobre el PSOE tras pasar por la cocina. Es empate técnico, replicaron los socialistas, porque en intención directa de voto (o sea, sin esa cocina), a las dos grandes fuerzas les separa una décima y si se suma la simpatía, el principal partido de la oposición vence. Ese es el mástil al que se agarran Ferraz y las federaciones. Que, como dijo ayer la candidata, Elena Valenciano, aún "hay partido", y que si se consigue movilizar a sus votantes y a los indecisos –el 49,3%, según el CIS–, hacer "pedagogía" de la importancia de estas europeas, el PSOE puede ganar. Ganar "para que ganen todos aquellos que están sufriendo a la derecha" en España y en Europa, como clamó anoche la vicesecretaria general en el mitin de inicio de la campaña en el parque de Huerta del Obispo, en el populoso distrito madrileño de Villaverde. Ganar (y aquí hay un llamamiento al voto útil) porque la socialista es la única familia que puede girar "el timón a la izquierda" de la UE y porque es la que propone el "cambio de verdad". 

Ganar. La propia dirección ya se puso un reto en su Guía de campaña"El único resultado digno es ganar a la derecha" y no cabe "una derrota digna". Ganar es el único resultado que el PSOE maneja en público, pero en privado sí se reconoce la posibilidad de ser derrotado por el PP.

Solución expeditiva para un escrutinio "traumático"

"Si no ganamos, aunque sea por un voto... tenemos un problema. Un problema serio. Si con todas las barrabasadas que está haciendo el PP, con todos los recortes y todo su desgaste, no logramos vencer a Miguel Arias Cañete... Sí, entonces Houston, tenemos un problema", subraya un dirigente de primer nivel de la federación andaluza, de la que depende buena parte de la suerte del PSOE, por su peso y por la pujanza de su líder, Susana Díaz. Este responsable, al igual que un miembro de la Junta muy próximo a la presidenta, cree que los escenarios posibles son varios, y ambos avanzan una receta si se produce un descalabro: un congreso extraordinario para elegir a un nuevo secretario general, una posibilidad que en varias esquinas del partido se cree que defenderá con fuerza Díaz cuando llegue el momento.

El argumento lanzado desde Andalucía, la comunidad donde los socialistas tienen más a mano obtener la ventaja el 25-M, es que si el resultado es "traumático, la solución también debe serlo", y ante una catástrofe quizá las primarias "ya no sean suficientes" para provocar la regeneración completa del partido. "Además, el partido no podría esperar hasta noviembre para tener un nuevo líder. Un congreso se monta de forma mucho más rápida. Para nosotros es importante la estabilidad, pero si el resultado es insoportable, no se puede tolerar que el partido esté muerto", alegan fuentes próximas a Díaz. Desde Extremadura, otra de los territorios potentes, tampoco descartan la alternativa de un cónclave si las urnas arrojan una derrota clara de los socialistas. 

Aquellos que son partidarios del congreso, apuntan que habría que convocarlo de forma rápida, el próximo verano. ¿Y las primarias? En Andalucía los dirigentes consultados señalan que la opción más plausible sería dejarlas para más adelante, tras las autonómicas y municipales de mayo de 2015, porque no tendría sentido celebrar un cónclave a la vuelta de las europeas y elegir al candidato presidencial apenas unos meses después, porque si vence un aspirante distinto al secretario general, haría falta otro segundo congreso para revalidar al ganador de las primarias. 

Al congreso extraordinario se puede llegar por otra vía: si dimite Rubalcaba o más de la mitad de su ejecutiva federal. En ese caso, se nombraría a una gestora, que llevase interinamente las riendas del partido. ¿Hasta cuándo? Algunos responsables creen que la gestora podría conducir el PSOE hasta las primarias de noviembre. Andalucía, en cambio, no acaba de ver ese escenario, porque se trasladaría una imagen de "debilidad" poco aconsejable para el ciclo electoral que viene. Porque no hay que olvidar, convienen varios cargos consultados, que el siguiente test son las autonómicas y municipales de 2015, en las que el PSOE se juega recuperar parte del inmenso poder territorial perdido en 2011. 

Duda por la pérdida de "credibilidad"

"Alfredo se ha puesto de perfil en esta campaña. Pero él sabe que esta es su responsabilidad como secretario general. Si perdemos y él no dimite, nos pondrá en una tesitura muy complicada. No aguantará la presión interna. Si no ganamos, esto no se sostiene hasta noviembre. Habría una dirección totalmente deslegitimada", advierte un cargo andaluz. 

La solución del congreso, sin embargo, no es ni mucho menos pacífica. Quienes se oponen con firmeza a ella –entre ellos, al menos tres de los posibles candidatos (Eduardo Madina, Pedro Sánchez y Carme Chacón)– sostienen que si el PSOE anula o pospone las primarias, perdería la "credibilidad" ante los ciudadanos, ya que ha insistido mucho en esta fórmula desde el congreso de 2012, el de Sevilla, el que ganó Rubalcaba frente a Chacón. "Está totalmente interiorizado que vamos a primarias. Si hay una catástrofe electoral, no cabe una catástrofe interna", aseguran desde el entorno del diputado vasco. Desde el círculo de la exministra opinan igual, que al margen de que se pueda convocar un congreso si se produjera una dimisión de Rubalcaba o un resultado demoledor, "hay que ir a primarias sí o sí, porque es la única forma para volver a conectar con los ciudadanos". Los que rechazan la vía del congreso alegan que se busca un proceso de transición mucho más controlado –una "componenda" o "parche"–, y en el que podría tener más opciones de victoria el exlehendakari Patxi López. En Andalucía oponen que los candidatos a primarias "no pueden temer un proceso interno previo, porque tiene lógica que convenzan primero a los de dentro".

La diferencia de formato no es inocua: un candidato elegido en primarias abiertas gozaría de una legitimidad casi incontestable, ya que habría sido aupado por la militancia y los ciudadanos que se inscriban. Un nuevo secretario general en un cónclave extraordinario, por los delegados o, si se reforman los estatutos, por los militantes

"También cabe congreso y primarias, ¿por qué no?", tercia un dirigente madrileño, convencido de que es necesario el relevo inmediato de Rubalcaba para luego proceder a la elección del candidato presidencial y aguantar un tiempo con bicefalia. 

Los candidatos se mueven entre bambalinas

La otra alternativa que se oye en el partido es la de adelantar las primarias para taponar la sangría. O, cuando menos, fijar el calendario antes de lo previsto. Según la planificación oficial, será un Comité Federal en octubre el que establezca el día de las elecciones abiertas, pero hay quien cree que si el 25-M se da mal, habría que afianzar la agenda cuanto antes, en julio. 

De nuevo la pregunta es qué se considera ganar o perder. En el PSOE hay quien cree que el umbral debe ser "objetivo". Si Valenciano queda por detrás de Cañete, no hay nada que vender en positivo. Otras fuentes consideran que hay que analizar los resultados fríamente, y que sería asumible "perder por poco". O sea, quedar por debajo del PP, pero en el entorno del 30% –el CIS concede a los socialistas un 31%– y con pocos escaños de distancia respecto a Cañete. Repetir lo anticipado en las encuestas. Lo resume un miembro del Gobierno andaluz: "Si se pierde por poco o se gana por poco, la hoja de ruta puede mantenerse".  

Pero hay más indicativos de que el PSOE mira al 26-M. Los potenciales candidatos están moviéndose entre bambalinas, y confirmando en círculos restringidos que tienen intención de competir por el liderazgo. Los corredores más seguros son, a día de hoy, Madina, Chacón y el último en aparecer en las quinielas, el diputado por Madrid Pedro Sánchez. De Rubalcaba no se esperan señales hasta pasadas las europeas, pero en los mentideros socialistas se da por seguro que sólo dará el paso si Valenciano obtuviese un resultado espectacular, una previsión que no se contempla en estos momentos. 

La misma Ferraz es consciente del morbo de las primarias. La semana pasada, el secretario de Organización, Óscar López, tenía a mano, en un encuentro con periodistas, su carpetilla con la distribución de mítines de Chacón, López, Madina y Sánchez. Y hace dos días el aparato se vio obligado a aclarar que Madina sí compartirá finalmente escenario con Valenciano: será el 14 de mayo, en Coslada y Torrejón (Madrid). 

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Movilización de la militancia

El PSOE tiene ahora mismo sensaciones encontradas, entre un indisimulado pesimismo y un optimismo contenido. En precampaña, se ha sentido un ambiente "ligeramente más caldeado" y animado en territorios como Andalucía –su gran granero–, Valencia –donde existe una perspectiva de cambio en la Generalitat– o Extremadura –donde la presentación de la moción de censura persigue desbaratar el discurso de IU contra el bipartidismo–. Es algo más frío en comunidades claves como Madrid (el mitin de apertura de anoche reunió a sólo 700 personas) y, sobre todo, en Cataluña, debida a la enorme crisis interna del PSC. Pero confía en que el clima se vaya calentando en los próximos 15 días. Aguarda a que la campaña ofrezca la rampa idónea para la movilización. De cualquier modo, Ferraz no ha reservado grandes espacios para los mítines de su candidata, sino una multiplicidad de actos en toda España (30 en estas dos semanas), la mayoría de tamaño medio. Los dirigentes elogian a Valenciano por haber aguantado el tirón, pese a haber protagonizado una larga precampaña "predicando en el desierto, sola", sin oponente, ya que Mariano Rajoy eligió a su cabeza de cartel, Cañete, dos meses después que Ferraz. "La veo un pelín cansada, pero la campaña le irá bien", augura un diputado que conoce bien a la vicesecretaria general.

Los socialistas cruzan los dedos. Saben que el 25-M están obligados a ganar para cortar la hemorragia, y que se ventila algo más que la plaza para Bruselas. De las urnas pende el destino inmediato del partido. Así que hay que esperar el escrutinio y calibrar los pasos siguientes. Como dijo ayer la propia Valenciano: "Si quieren, el 26, hablamos de lo siguiente". 

El PSOE espera el 25-M pero mira casi más al 26-M. Al día después de las elecciones europeas, cuando se empezará a escribir el proceso de renovación del liderazgo del partido y se comprobará si vale la hoja de ruta ya fijada –primarias autonómicas y locales en septiembre, nacionales en noviembre– o si salta por los aires. Que los planes sostenidos por Alfredo Pérez Rubalcaba se mantengan en pie depende del resultado de las europeas, de si las urnas indican que el PSOE comienza a salir del agujero o todavía no ha encontrado el suelo. Si el PSOE siente el 25-M el terremoto bajo sus pies, las salidas que se barajan son varias: adelantar las primarias para elegir al candidato a la Moncloa, convocar un congreso extraordinario, la designación de una gestora, combinar congreso y primarias. No hay una fórmula favorita. Porque todo depende de dónde se coloca el listón de un mal resultado. Algunos dirigentes creen que sólo vale ganar y que perder frente al PP, aunque sea por estrecho margen, debería llevar aparejado "un revulsivo". Otros juzgan que si la derrota es dulce, Rubalcaba podría resguardarse bajo la tormenta y mantener su carta de navegación. 

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