Al expresidente del Gobierno Mariano Rajoy le costó muchos años al frente del Partido Popular. Pero cuando el pasado verano dejó la formación tras perder el Ejecutivo en la moción de censura que le planteó Pedro Sánchez (PSOE), (PSOE)dejaba un partido sin apenas rastro de los sectores rivales internos que tantos dolores de cabeza le habían causado. José María Aznar, que tanto le criticó desde Faes, había desvinculado a su fundación del PP. También había renunciado a su cargo de presidente de honor del partido. Y Esperanza Aguirre, su principal rival interna, sobre todo desde el congreso del partido de junio de 2008, abandonó la política en abril de 2017 en plena ebullición de la operación Púnica.
Pablo Casado no lleva todavía cinco meses al frente del PP y José María Aznar fue una de las primeras personas a las que recibió en Génova. También le acompañó en la presentación de su último libro, una imagen inédita en la última etapa de Rajoy. Hace unos días fichó, como jefe de gabinete, a Javier Fernández-Lasquetty, vinculado tanto a Aznar —fue subdirector del Gabinete expresidente entre 2002 y 2004— como a Aguirre. Entre 2004 y 2014 ocupó diversos cargos en el Gobierno y en el PP madrileño.
Los aznaristas y los aguirristas fueron muy críticos con Mariano Rajoy por anteponer, en su opinión, "gestión a ideología". Consideraban que se había rodeado de tecnócratas dando esquinazo a los principios y valores tradicionales del Partido Popular. Y a esto, al abandono de los principios y valores tradicionales de la formación, achacan en parte en el entorno de Casado que hoy la derecha esté "dividida en tres" —en alusión a PP, Cs y Vox—.
La "vuelta al pasado"
Cuando Pablo Casado se presentó a liderar el PP para el congreso extraordinario del pasado julio señaló que daba este paso sin mochilas, sin asuntos pendientes. Y que no renegaba del pasado de su partido ni tenía miedo al futuro. Ese pasado hacía que se dirigiese la mirada hacia José María Aznar, que sin apuntar directamente hacia Casado, habló sirviéndose de su fundación días antes del cónclave para lanzarle un guiño. "Si se hace lo mismo, no pueden esperarse resultados distintos", dijo en lo que en el PP se interpretó como una crítica a su rival, Soraya Sáenz de Santamaría.
Aguirre, por su parte, disimuló menos que Aznar su clara apuesta por el que fuera presidente de Nuevas Generaciones (NNGG) del PP de Madrid y diputado en la Asamblea de Madrid.
Y, para cerrar el círculo, Casado contó en campaña con el apoyo de María San Gil, expresidenta del PP vasco. La exdirigente, considerada un referente en el sector más conservador del PP, dejó sus cargos en el partido en los meses previos al XVI Congreso Nacional por discrepancias en el seno de la ponencia política. Los rivales de Casado estaban convencidos de que la "vuelta al pasado" que proponía iba a ser ampliamente rechazada por los compromisarios que votaron en el congreso extraordinario. Pero se equivocaron.
"No es precisamente un giro al centro"
A estos nombres se suma ahora Fernández-Lasquetty. Todos tienen en común el no compartir la forma en la que Rajoy llevó las riendas del PP, algo que molesta en sectores del partido, que consideran "injusto" para un político que presidió el partido y España en momentos muy complicados. Y que dudan de que Casado vaya a dar ese "giro al centro" que se le demanda internamente. "El mensaje que da con el fichaje de Lasquetty no es precisamente el de giro al centro", valora un diputado.
Casado cuenta ahora con un jefe de gabinete que el pasado abril consideraba que en el PP quedaba gente a la que le valía "la pena" seguir creyendo en los principios y valores de la etapa de Aznar. Pero que habían aprendido a "disimularlo". "Han mecanizado el aplauso rítmico después de cada frase vacía de cada líder insustancial en cada mitin cansino. Y han visto cómo hacían carrera los más trepadores. No meterse en peleas ideológicas ha sido la consigna. Meterse en el barro de los dossieres y de las filtraciones ha sido la consecuencia", escribía en un artículo publicado en Libertad Digital. Por esos días, Cristina Cifuentes acababa de abandonar la presidencia de la Comunidad de Madrid.
"Mariano [Rajoy] quería que los que tuvieran convicciones se marcharan, y efectivamente la mayoría ya se han marchado", añadía.
El regreso
Tirando de las palabras del ya jefe de gabinete de Rajoy, algunos de los que se marcharon ya han regresado.
Como Casado, Fernández-Lasquetty creció en la política junto a Aguirre y Aznar. Antes de ser subdirector de Gabinete del expresidente del Gobierno ya desempeñó esta misma función con Aguirre en el Ministerio de Educación (1996-1999) y en el Senado (1999-2000), cuando la lideresa era presidenta de la Cámara Alta.
Em 2002 ya entró en el Comité Ejecutivo del PP de Madrid, donde ocupó funciones en el área de Estudios y Programas. Tras pasar por la consejería de Inmigración (2007-2010), aterrizó en la de Sanidad (2010-2014). En enero de 2014 dejó esta última cartera tras conocerse que el Tribunal Superior de Justicia de Madrid suspendía el proceso de privatización de la sanidad pública madrileña. Un proyecto que había tenido una fuerte contestación en las calles madrileñas, protagonizada por la denominada Marea Blanca.
También es exsecretario general de Faes, la fundación presidida por Aznar. Faes fue concebida como el laboratorio de ideas del PP, como campo de pruebas para sus programas electorales.
Las fuentes consultadas defienden que Fernández-Lasquetty es una persona clave para ir preparando al partido "para llegar al Gobierno". Así, consideran que Casado necesitaba tener a su lado a una persona "de su máxima confianza" y con experiencia de Gobierno.
"Cuestión de mensaje"
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El 'aguirrismo' y el 'aznarismo' no sólo están más presentes ahora en el PP de Casado por el propio líder y por la incorporación de colaboradores que en el pasado trabajaron con estos exdirigentes. Las fuentes consultadas consideran que también lo están en el contenido. "Es cuestión de mensaje", definen. Y aseguran que así se verá en la convención ideológica convocada para mediados de enero en Madrid. "Tenemos que volver a defender aquello que está en el ADN del partido sin complejos", asegura una diputada.
El estreno de Vox en las elecciones andaluzas no pone al PP de acuerdo respecto a la estrategia a seguir a la hora de hacer frente a este partido de extrema derecha liderado por Santiago Abascal, un exmilitante del PP.
Hay dirigentes partidarios de "descubrir" a esta formación y no esquivar calificarlos de ultraderechistas. Otros, tesis en la que se encuentra Casado, son partidarios de huir de los ataques para no alejar a un electorado que, en su momento, votó al PP. "Se trata de que vuelvan", resume un miembro de la dirección nacional del partido.
Al expresidente del Gobierno Mariano Rajoy le costó muchos años al frente del Partido Popular. Pero cuando el pasado verano dejó la formación tras perder el Ejecutivo en la moción de censura que le planteó Pedro Sánchez (PSOE), (PSOE)dejaba un partido sin apenas rastro de los sectores rivales internos que tantos dolores de cabeza le habían causado. José María Aznar, que tanto le criticó desde Faes, había desvinculado a su fundación del PP. También había renunciado a su cargo de presidente de honor del partido. Y Esperanza Aguirre, su principal rival interna, sobre todo desde el congreso del partido de junio de 2008, abandonó la política en abril de 2017 en plena ebullición de la operación Púnica.