Las heridas que está dejando la candidatura europea de Izquierda Unida están empezando a ser algo más que superficiales. No sólo estuvo a punto de romper la mayoría que sustenta a Cayo Lara, no sólo enojó profundamente a Izquierda Abierta –el partido de Gaspar Llamazares–, no sólo incomodó ostensiblemente a las direcciones de Esquerra Unida i Alternativa (Cataluña) y Madrid. Ahora hay otra víctima más: la caída en desgracia de un histórico dirigente de la casa, Ramón Luque. El coordinador federal le ha apartado de la coordinación de la campaña de los comicios. Su sustituto es el secretario de Organización, Miguel Reneses.
La organización conoció la noticia el pasado lunes, día 17, en la reunión de la Comisión Ejecutiva Federal, la primera cita tras el Consejo Político del 1 de marzo, el que alumbró, tras muchísimas tensiones, la candidatura encabezada por Willy Meyer. Desde ese momento, Luque vio vaciada su Secretaría de Acción Electoral: sólo se encargaría, de cara al 25-M, de los "estudios electorales". O sea, del análisis de las encuestas. Un mero apoyo al auténtico jefe de campaña y hombre fuerte de IU, Reneses.
Los presentes entendieron el gesto como un "descabezamiento" de Luque. Como un "castigo directo" del coordinador a quien, dentro de la mayoría, había apostado abiertamente por que la lista la liderase la castellonense Marina Albiol. Él era uno de los que defendía la necesidad de la renovación frente al mensaje de continuidad que se imprimía con la repetición, por tercera vez consecutiva, de Meyer.
El siguiente gesto que esperan los miembros de la ejecutiva es que Luque deje definitivamente su secretaría y oficialice su dimisión en la reunión, el próximo 29 de marzo, de la Presidencia Ejecutiva Federal, el órgano intermedio de poder que componen unos 70 miembros. Pero él no quiere decir nada. Pese a la insistencia de infoLibre, el dirigente catalán declinó contestar: "Hasta la Presidencia, no hablaré".
Repescado desde Cataluña por Llamazares en 2007
Luque, malagueño de origen (1952), pero emigrante en Barcelona, en L'Hospitalet, desde 1964, es uno de los rostros imprescindibles de la primera línea de fuego de IU desde 2008. Con Llamazares y con Lara de jefes. Con los dos. El primero lo fichó para su ejecutiva una vez dejó su cargo en 2007 como director general de Medio Natural del Departamento de Medio Ambiente y Vivienda de la Generalitat de Catalunya, en la época del tripartito de PSC-ERC-ICV-EUiA. Él lo apoyó en sus primarias contra la candidata postulada por el PCE, Marga Sanz, y se convirtió después en su responsable de campaña. Tras el desastre de las generales, en el traumático proceso de catarsis interna, formó parte de la corriente Nacional II, que formaban las direcciones de Madrid, Aragón y Cataluña. Un grupo bisagra entre los gasparistas y la jefatura comunista que luego acabó perdiendo fuelle.
La nueva dirección de Lara, nacida en diciembre de 2008, integró a todas las familias de IU. También a la N-II, y con ella a Luque, quien retuvo las competencias electorales. Él fue quien estuvo al frente de la maquinaria de campaña en las europeas de 2009 –en los que la federación salvó los muebles y mantuvo sus dos eurodiputados–, las autonómicas y municipales de mayo de 2011 y las generales de noviembre. Estuvo, por tanto, en el timón de mando de todos los comicios que fueron confirmando el ascenso y consolidación de IU. De su salida de la travesía del desierto. No copó titulares ni fotos, pero su contribución en las campañas fue clave. Siempre del lado del líder, siempre en la trastienda de la estrategia y de las caravanas. Reneses, como responsable de Organización, tuvo un rol también determinante, pero no era el director de orquesta.
El buen resultado de las generales de 2011, en las que la coalición liderada por IU pasó de dos a 11 escaños, hizo que Lara le premiara en la ejecutiva surgida de la X Asamblea, celebrada en Madrid en diciembre de 2012. Luque sumó a su Secretaría Electoral la importante cartera de Acción Política (que anteriormente dirigía José Luis Centella, líder del PCE). Así, se consolidaba como uno de los hombres fuertes del aparato, uno de los dirigentes más cercanos al coordinador, integrante del primer anillo de poder. De su núcleo duro. Un hombre al que todas las familias le reconocían su carácter contemporizador, de bisagra, hábil y estratega, de trato afable (a veces también muy temperamental). Y cordial con los medios.
Pero las diferencias y las heridas dentro de la mayoría comenzaron a aflorar en septiembre pasado. Luque dejó entonces la Secretaría de Acción Política. Y se quedó con sus competencias de siempre. Hasta ahora.
Que prime la política "y no el hígado"
La batalla de la lista europea se vivió soterrada en Olimpo, la sede federal, durante meses. Una pelea "sorda", pero intensa, en la que se ventilaba no sólo la pugna Meyer-Albiol, sino el combate "entre lo viejo y lo nuevo", entre dos formas de gestionar y gobernar IU, tal y como describieron miembros de la mayoría de Lara. Luque fue uno de los protagonistas, porque apoyó a la joven diputada castellonense frente a un Meyer que contaba con importantes agarraderas: las direcciones de Andalucía y Madrid –las dos mayores–, parte de la cúpula federal y, sobre todo, el propio coordinador. El resultado es conocido: el eurodiputado encabezará de nuevo la lista y Albiol se queda en el cuarto puesto. La solución de consenso entre los dos sectores de la mayoría fue articular una campaña "dual", en la que el uno y la cuatro hicieran tándem. Y, para visualizar la apuesta por la renovación y la mirada a los sindicatos y movimientos sociales, se bloquearon las plazas 2 y 7 para la sindicalista Paloma López y el activista Javier Couso, una reserva que despertó un mayúsculo cabreo en Izquierda Abierta. Pese a que la ruptura del ala mayoritaria se soslayó in extremis, perduró el sabor a división y la sensación de que el método de elaboración de la candidatura había sido un fiascofiasco.
De ahí que la lectura que algunos dirigentes extrajeron tras la ejecutiva del lunes fue clara: caída por pérdida de confianza. EUiA, la federación de la que procede Luque y que lidera el diputado en el Congreso Joan Josep Nuet, espera poder reconducir las diferencias de aquí a la Presidencia Federal del 29 de marzo, aunque no oculta su malestar. "No se ha gestionado bien todo esto. Se podía haber conducido de forma más elegante, donde ninguno perdiera galones –indicaba ayer un máximo responsable de la federación catalana–. Pero no se habló ni pactó nada y nos lo encontramos el lunes directamente. Estamos todavía inmersos en una nociva política de acción-reacción, fruto de cómo se dio el debate. En el castigo a Ramón se junta un poco de todo, pero está claro que es una posición personal de Cayo, que ve todo esto de forma reactiva". Los gasparistas son aún más contundentes en el juicio: se trata de una "depuración" y una "crisis de dirección".
Respuesta oficial: "Adecuación de las responsabilidades de campaña"
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EUiA no quiere perder un puesto clave dentro de la ejecutiva federal, el nodo de poder de IU. Sus capitanes confían en que "la sangre no llegue al río". "No estamos dispuestos a que haya un auto de fe. Queremos que esto se haga de forma colectiva. Y que prime la política. Y no el hígado".
La dirección resta importancia a lo ocurrido el pasado lunes en la ejecutiva. Un portavoz oficial explica sucintamente que se trata, simplemente, de una "adecuación de las responsabilidades de campaña". "Ramón seguirá en la batalla de la campaña", añade.
Las tensiones por la candidatura europea ya se han llevado por delante al número dos de Izquierda Unida-Comunidad de Madrid, Carlos Gutiérrez. IzAb, mientras, sigue su lucha ante la Comisión Federal de Garantías, sin descartar tribunales. Y justo este sábado se sabrá si Chunta Aragonesista (CHA) optará por ir el 25-M de la mano de IU o, como parece más previsible, de Equo y Compromís. Los comicios están convirtiéndose, de partida, en un auténtico quebradero de cabeza para Lara y su equipo. Él mismo reconoció "terroríficas presiones", pero quizá no se imaginaba aún el discutible desenlace.
Las heridas que está dejando la candidatura europea de Izquierda Unida están empezando a ser algo más que superficiales. No sólo estuvo a punto de romper la mayoría que sustenta a Cayo Lara, no sólo enojó profundamente a Izquierda Abierta –el partido de Gaspar Llamazares–, no sólo incomodó ostensiblemente a las direcciones de Esquerra Unida i Alternativa (Cataluña) y Madrid. Ahora hay otra víctima más: la caída en desgracia de un histórico dirigente de la casa, Ramón Luque. El coordinador federal le ha apartado de la coordinación de la campaña de los comicios. Su sustituto es el secretario de Organización, Miguel Reneses.