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Ciudadanos sufre una sangría de cargos en su debut de gobierno: diez ceses en seis meses en Andalucía

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Cuando Ciudadanos concurrió a las urnas el 2 de diciembre en las elecciones andaluzas, sumaba unos 6.000 afiliados en la comunidad más poblada de España, donde su implantación a nivel local aún está lejos de la que mantienen los viejos partidos. Los electores le dieron a la candidatura liderada por Juan Marín 21 parlamentarios, que junto a los 26 del PP y los 12 de Vox han conformado una nueva mayoría derechista en el tradicional fortín del PSOE, donde el partido naranja se estrenó como fuerza de Gobierno a nivel autonómico, con un vicepresidente al frente de una 'macroconsejería' y cuatro consejeros más.

No fue fácil para Marín y los suyos completar la estructura de altos cargos para ejercer las competencias de turismo, regeneración, justicia, administración local, empleo, formación, trabajo autónomo, educación, deporte, economía, conocimiento, empresa, universidad, igualdad, políticas sociales y conocimiento. Pero lo hicieron. Eso sí, fue un proceso con sobresaltos. Y el partido de Albert Rivera, seis meses después de la formación del Gobierno, sigue pagando el coste de la inexperiencia institucional y sufriendo el desgaste del pulso constante con Vox. En el otro lado de la balanza, PP y Cs exhiben una sintonía casi total, cimentada en la buena relación de sus referentes en el Gobierno, Juan Marín en Cs y Elías Bendodo en el PP, así como en el trabajo conjunto diario en el Parlamento.

Los seleccionadores del partido naranja tuvieron que recurrir a altos cargos de la etapa socialista y a otros que se daba por próximos al PP. Personas tocadas durante el proceso de selección de cargos hablan de auténticas "entrevistas de trabajo" de un proceso de "casting". A quien se le hacía la propuesta, si decía que no, se le pedían posibles nombres para tal dirección o puesto en un gabinete. Cortos de gente a la altura de sus expectativas, Marín descubrió las dificultades de encontrar el famoso "talento" que tantas veces enarbola Cs como seña de distinción. "Altos cargos y consejeros cobran poco. Y, si quieres a los mejores, o les pagas bien o no vienen", declaró a El Mundo en marzo.

A esta fragilidad de base, con equipos inexpertos de cargos que en muchos casos no se conocían entre sí, se ha sumado la presión permanente ejercida por Vox, que ha puesto en el punto de mira a Ciudadanos. El portavoz del partido ultraderechista, Alejandro Hernández, tiene como una de sus prioridades evidenciar cómo logra que Cs se pliega a exigencias de Vox. El mayor éxito del partido de Santiago Abascal fue la firma de un acuerdo con el Gobierno andaluz para encarrilar los presupuestos de 2019 y 2020 con los logotipos de PP, Cs y Vox. El partido ultraderechista hizo circular con alegría la fotografía en que se veía a Juan Marín saludando a Hernández.

La razón de ser de Igualdad

Vox tiene entre ceja y ceja las políticas de igualdad entre hombre y mujer. El partido de Hernández, que ha asumido el liderazgo en Andalucía tras la caída en desgracia de Francisco Serrano, niega de raíz la existencia misma de la violencia de género y de la brecha salarial, dos de las justificaciones de la existencia misma de la Consejería de Igualdad, en manos de Rocío Ruiz (Cs). Otra propuesta de Vox, que cuestiona la capacitación profesional de los trabajadores de género de la Junta, es convertir el Instituto Andaluz de la Mujer en el Instituto de Víctimas de Violencia Intrafamiliar. Vox ya ha conseguido arrancar a PP y Cs un "teléfono de atención a las víctimas de violencia intrafamiliar".

La titular del departamento se ha mostrado vacilante ante las arremetidas de Vox. En junio Ruiz, aceptando las tesis de Vox, afirmó que en su departamento había "instituciones politizadas" dirigidas a crear "una red cientelar". Negó que el Instituto Andaluz de la Mujer (IAM) fuera un "chiringuito ideológico", como sostiene Vox, pero al no identificar ninguno en concreto sembró las sospechas sobre toda la consejería.

La pasada semana dimitió la directora del Instituto Andaluz de la Mujer, Mercedes Sánchez, por un "problema de salud grave, gravísimo", según dijo la consejera. Su salida se anunció en la misma mañana en que Vox lograba que el Gobierno andaluz, otra vez a través de la consejera Ruiz, diese por no demostrada la existencia de una brecha salarial y la negase en la Junta, por lo que acabó siendo desautorizada por Bendodo. A la directora del IAM todavía no se le ha encontrado sustituta. No es fácil dar con perfiles para los cargos que están en el punto de mira de Vox. El consejero de Presidencia, Elías Bendodo, prometió en febrero un "Comisionado de Concordia" en vez de un director general de Memoria. Pero aún no lo ha nombrado

Este lunes llegó una nueva dimisión en Igualdad. Esta vez fue la del viceconsejero, Francisco José Marínez, exrector de la Universidad de Huelva, de perfil progresista, que se marcha alegando "diferencias irreconciliables" con Ruiz, según declaraciones recogidas por Huelva Información. "Creo que la manera de llevar la consejería no es la correcta", ha añadido Martínez, que ha reconocido que llevaba "semanas" sin hablar con su jefa.

"Motivos personales"

Al mismo tiempo que el viceconsejero de Igualdad ha salido su homóloga en Empleo, Isabel Balbín Luque, alegando "motivos personales". Dichos "motivos personales" no impiden que, entre sus posibles destinos, esté el Gobierno de la Diputación de Málaga de PP y Cs (sin Vox). Balbín, funcionaria de la Seguridad Social, era considerada miembro del conocido como "comando antifraude", con el que Cs iba a limpiar la Consejería de Empleo, epicentro de casos de corrupción como los ERE, formación y el gasto de dinero público en prostíbulos. Pero ese comando ya no existe. Dos de sus integrantes, Luis Escribano y Antonio Barreda, próximos al médico Jesús Candel Spiriman, fueron cesados en marzo, poco después de su nombramiento. Los dos abandonaron la consejería entre gruesas críticas al nuevo Gobierno.

El propio Albert Rivera había dado alas a la idea del "comando antifraude", del que decía que era "el epicentro de la lucha contra la corrupción". No es la primera vez que Ciudadanos intenta presumir de méritos en el Gobierno andaluz que no se han producido. Los 82 "chiringuitos" que supuestamente había cerrado, como repite Inés Irrimadas, son en realidad cinco.

Carrusel de salidas

Además de la directora del IAM y los viceconsejeros de Empleo e Igualdad, han salido de sus puestos los siguientes altos cargos de Ciudadanos: Miguel Guijarro, delegado de Economía y Empleo en Málaga, dejó el puesto en marzo para "no perjudicar" al Gobierno después de que El Confidencial desvelase que tenía una empresa en Panamá. Pilar Ariza, secretaria general de Universidades, Investigación y Tecnología de la Consejería de Economía, renunció en mayo por cuestiones "personales". Antonia Morales, delegada de Educación e Igualdad en Almería, lo dejó el mismo mes por motivos similares. También en mayo fue cesada, en la misma consejería, la directora general de Fondos Europeos, Isabel Álvarez Carmona, por no "ejercer sus tareas de forma adecuada". En junio se marchó la secretaria general técnica de la Consejería de Igualdad, Inmaculada Jiménez (Cs entiende que este cargo, que debe ser ocupado por un funcionario, no es un cargo político, pese a que su elección corresponde a la consejera); la semana pasada dimitió Sebastián Díaz, director del Instituto de Medicina Legal de Málaga, de la Consejería de Turismo, Regeneración, Justicia y Administración Local.

Antes que todos ellos perdió su cargo Isabel Fernández-Vivancos, delegada de Turismo, Regeneración Justicia y Administración Local en Granada. Aún no había sido nombrada, pero Cs paró su designación cuando, tras hacerse público su nombre, comenzaron a circular comentarios que la situaban, como exjefa de letrados de la Junta, entre los responsables de las negligencias de la Junta en un juicio contra un constructor en el que la Administración ha perdido más de 165 millones, como publicó infoLibre en junio.

En total, son diez dimisiones o ceses de Cs, si se cuenta el no-nombramiento de Fernández-Vivancos.

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Con estos datos en la mesa, el PSOE habla ya de "crisis de gobierno". Susana Díaz ha escrito este martes en Twitter: "El gobierno de las derechas es un gobierno inestable, incapaz y en continua descomposición interna". El portavoz de Hacienda del PSOE, Antonio Ramírez de Arellano, pidió al presidente Juanma Moreno "explicaciones" sobre las "constantes dimisiones". Adelante Andalucía, por su parte, afirma que las dimisiones en Cs evidencian "el despropósito y el fraude" del Gobierno andaluz.

El consejero de Presidencia, Elías Bendodo (PP), intentó este martes, en rueda de prensa posterior al Consejo de Gobierno, quitar hierro a las dimisiones y ceses. "Si lo que buscan es que haya debilidad y crisis en el Gobierno, pinchan en hueso", dijo, defendiendo que el número de ceses es "razonable" en un sistema de funcionamiento en el que los consejeros han tenido libertad para hacer sus equipos. "Estamos en permanente alerta, renovación y cambios para mejorar, es bueno. No le daría más importancia", afirmó. Una periodista preguntó a Ciudadanos si atribuía que la mayoría de ceses en los seis primeros meses fueran de Cs a la "bisoñez" del partido naranja. Bendodo tiró de ironía: "No nos habíamos parado a analizar si eran de un grupo político o de otro, la verdad. Será sólo fruto de la casualidad".

La presidenta del Parlamento, Marta Bosquet, de Cs, también intentó restar importancia a los ceses: "Hay otras personas preparadas para sustituirlos", declaró en Canal Sur.

Cuando Ciudadanos concurrió a las urnas el 2 de diciembre en las elecciones andaluzas, sumaba unos 6.000 afiliados en la comunidad más poblada de España, donde su implantación a nivel local aún está lejos de la que mantienen los viejos partidos. Los electores le dieron a la candidatura liderada por Juan Marín 21 parlamentarios, que junto a los 26 del PP y los 12 de Vox han conformado una nueva mayoría derechista en el tradicional fortín del PSOE, donde el partido naranja se estrenó como fuerza de Gobierno a nivel autonómico, con un vicepresidente al frente de una 'macroconsejería' y cuatro consejeros más.

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