El nuevo proyecto de Yolanda Díaz, Sumar, es la esperanza de muchos votantes de izquierdas para que las fuerzas progresistas puedan ser competitivas en las próximas elecciones generales que, se presupone, se celebrarán a finales de 2023 bajo un clima político escorado hacia la derecha.
Sumar no se ha articulado como una alternativa electoral –aunque se espera que lo haga—y Díaz ya ha confirmado que esta nueva formación no se presentará a las próximas elecciones municipales y autonómicas en primavera de 2023. Pero, a la espera de ver cuáles serán los próximos movimientos de Sumar, algunos votantes ya han empezado a mostrar su simpatía hacia ella en las encuestas.
Según datos de Precisa, que se basa en un análisis prospectivo de los microdatos del CIS, por primera vez desde que Díaz asumió el liderazgo del espacio Unidas Podemos en el Gobierno y justo antes de iniciar el “proceso de escucha”, las personas que se identifican con la marca Sumar agrupaban el 17% de todos los votantes del espacio confederal de Unidas Podemos. En julio, esa cifra subió al 25%.
Un pequeño disclaimer: Es cierto que la muestra no es especialmente alta (150 personas), aunque tampoco desdeñable si contamos con que UP está entre el 8-10% de intención de voto, lo que suele trasladarse como una muestra de 300-400 personas en un barómetro habitual del CIS.
Por ello, este movimiento no es baladí. Hay varias razones para señalarlo: primero, porque Sumar no se ha constituido como plataforma electoral; segundo, porque Díaz no ha anunciado que se va a presentar como candidata; y, tercero, porque los ciudadanos no están pensando en unas futuras elecciones generales.
Estas nuevas corrientes, si se consolidan con las próximas encuestas, dejarán un equilibro dentro del espacio confederal más favorable a Yolanda Díaz y Sumar. Por ahora, buena parte de las bases se identifican con Podemos (34%) y Unidas Podemos (29%), seguido de Sumar (25%) e Izquierda Unida (11%).
Parece, pues, que Sumar se abre paso entre los votantes que antiguamente se identificaban con UP. Es posible que los ciudadanos ya hayan comenzado a dar por rentabilizada la coalición morada ante una eventual revisión de los pactos de cara a primavera del próximo año, y una buena parte de las bases empieza a optar ahora por Sumar, conociendo, además, que tanto Podemos como Izquierda Unida mantienen estable su peso dentro de este espacio desde que Pablo Iglesias dejó la política.
Otra buena noticia para Sumar es que Yolanda Díaz ha sido más querida como futura presidenta que Unidas Podemos como partido. Es decir, hay más gente diciendo en las encuestas que la vicepresidenta tiene que ser la jefa del nuevo Ejecutivo (11% de media desde junio de 2021 hasta hoy) que los que votarían a UP en las próximas elecciones (8% en el mismo periodo).
Unidas Podemos se ha mantenido estable por debajo del 10% de intención directa de voto (ponderado por sexo, edad y territorio y ajustado por recuerdo de voto, pero sin imputar indecisos). Es una de sus peores marcas desde su irrupción de Podemos en la política estatal en las generales de 2015, pero no se ha desgastado prácticamente desde 2019 hasta la actualidad, lo que podría indicarnos que están cerca de su suelo electoral.
Como ya comentamos en otro artículo previo, el perfil ideológico de UP en 2022 ha cambiado mucho respecto al de 2016. Ahora, 9 de cada 10 votantes de la formación se ubican entre el 0 y el 4 de la escala ideológica (posiciones de izquierda y centro-izquierda) mientras que en la etapa anterior lo hacían 8 de cada 10.
También comentamos que el perfil ideológico de Díaz es más transversal que el de Iglesias en su día, lo que le dota de mayor capacidad de ensanchamiento del espacio actual de Unidas Podemos. Es, de alguna manera, lo mismo que sugieren los índices de presidencialidad de Yolanda Díaz: tras más de medio año de subida continuada, alcanzó su pico de popularidad el pasado mes de febrero llegando al 17%, y, justo entonces, Rusia invadió Ucrania.
En periodos de crisis e incertidumbre de esta naturaleza, primero con la pandemia del coronavirus y después con la entrada de las tropas rusas en territorio ucraniano, la ciudadanía tiende a cerrar filas en torno al presidente del Gobierno en el cargo –fenómeno denominado Rally ‘round the flag–.
Ver másMovilización de la izquierda y transversalidad, los retos de Yolanda Díaz para que Sumar sume apoyos
Ocurrió con el inicio del confinamiento por el covid-19 entre marzo y abril de 2020, cuando Pedro Sánchez subió del 25% al 31% (6 puntos netos) en apenas un mes mientras el resto de los líderes políticos caían sobremanera. Y ha ocurrido en 2022. Coincidiendo con el inicio de una guerra a las puertas de Europa, Sánchez ha vuelto a despuntar como líder más pretendido, aumentando su popularidad en otros 6 puntos, aunque esta vez con unos índices a la baja (del 17% al 23%). De nuevo, los demás líderes han quedado relegados a posiciones menos destacadas y los índices de Díaz, que habían alcanzado su pico poco tiempo antes, han caído hasta el 8%.
Con estos datos encima de la mesa y si hablamos en términos puramente de eficiencia electoral, el objetivo de Sumar –y de Díaz— pasaría por, al menos, ser tercera fuerza política en el Congreso. Esto le permitiría ser competitivo en circunscripciones pequeñas y disputarle a Vox, que ha caído 5 puntos en seis meses, el último escaño en una decena de provincias.
El éxito de Sumar pasa por consolidar la base electoral de Unidas Podemos –cada vez más alineada con Sumar— sin caer en otra crisis interna por la correlación de fuerzas en ese espacio, tal y como ocurrió en Andalucía en junio. Pero también por aprovechar el perfil de presidencialidad de Díaz cuando el efecto Rally ‘round the flag de Sánchez se diluya, así como la luna de miel que experimenta el líder de la oposición desde su llegada a la presidencia del PP.
El nuevo proyecto de Yolanda Díaz, Sumar, es la esperanza de muchos votantes de izquierdas para que las fuerzas progresistas puedan ser competitivas en las próximas elecciones generales que, se presupone, se celebrarán a finales de 2023 bajo un clima político escorado hacia la derecha.