El PSOE ha vuelto a vivir otra semana convulsa, enormemente complicada. La china en el zapato de Alfredo Pérez Rubalcaba se ha llamado Ponferrada. Una localidad de 68.000 habitantes, sexta ciudad de Castilla y León, que en 2002 y ahora en 2013 ha copado la atención por un mismo nombre, Nevenka Fernández.
Hace once años, el alcalde de la población, Ismael Álvarez, parecía defenestrado de la política. El Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León consideró probado que había acosado sexualmente a la que había sido su edil de Hacienda, Nevenka Fernández. Condena que luego ratificó el Tribunal Supremo. El caso originó un tremendo impacto en la opinión pública, pero no lo liquidó definitivamente. En 2011, Álvarez volvió al frente de Independientes Agrupados de Ponferrada (IAP), y logró cinco de los 25 ediles de la Corporación.
El pasado 25 de febrero, Álvarez y el portavoz municipal socialista, Samuel Folgueral, anunciaron un pacto para derribar al alcalde, el conservador Carlos López Riesco. Este viernes, 8 de marzo, Día de la Mujer, se solemnizaba el acuerdo. Folgueral alcanzaba el poder aupado por su otrora enemigo. El acuerdo pasaba, eso sí, por que el líder de IAP saliese del Ayuntamiento. Dimisión que se produjo ayer, casi 24 horas después del pleno en el que prosperó la moción de censura.
La conquista de Ponferrada generó una formidable tormenta en la casa socialista. La dirección federal primero la respaldó y luego la celebró. Pero ante la creciente contestación –de dirigentes, de militantes–, Rubalcaba ordenó la "renuncia" de Folgueral. Óscar López, el secretario federal de Organización, el número tres, asumió la "muy mala decisión" en la capital de El Bierzo como un "error" solamente suyo, del que no tenían conocimiento ni su jefe, Rubalcaba, ni la vicesecretaria general, Elena Valenciano, ni el resto de la ejecutiva. Sin embargo, la alianza de Folgueral y Álvarez se anunció públicamente el 25 de febrero, 11 días antes de la moción, y desde entonces los medios informaron ampliamente de ella. López reconoció que tenía que haber exigido la dimisión de Álvarez antes de la votación, no dejar que fuera después, y alegó que le "cegó" el hecho de que el acosador condenado abandonara la vida pública.
Presión de las bases y de dirigentes
Diversos dirigentes del aparato confirmaron a infoLibre que el asunto lo gestionó "desde el principio Óscar" en su calidad de secretario de Organización. Las mujeres responsables de la maquinaria socialista –entre ellas, la propia Valenciano; la portavoz parlamentaria, Soraya Rodríguez, y la secretaria de Igualdad, Purificación Causapié– mostraron su rechazo a la moción y estaban convencidas de que Álvarez dimitiría antes del pleno. En cualquier caso, entendían que el asunto quedaba en manos del número tres y que lo resolvería, siempre según fuentes oficiales.
Pero el viernes se cumplieron los pronósticos. El PSOE no pudo escapar de un titular negro: un socialista, Folgueral, arrebata una alcaldía al PP tras pactar con un acosador sexual. Encima, un 8 de marzo, un día cargado de especial simbolismo para las mujeres y para los socialistas. Por la tarde, vista la enorme dimensión de la polémica, se sucedieron las conversaciones con Rubalcaba, cuentan dirigentes del máximo nivel. Y fue entonces cuando se tomó una decisión tajante: lanzar un comunicado, al filo de las ocho de la tarde, donde el secretario general desautorizaba la operación y ordenaba "rectificar" la decisión, con la exigencia de marcha de Folgueral incluida.
El puñetazo en la mesa del líder llegó una vez ocurrida la moción. Pero el viernes a última hora eldiario.es informaba de que un pacto similar entre el PSOE ponferradino e IAP se intentó forjar en 2011, cuando todavía López era el secretario general castellanoleonés, pero José Luis Rodríguez Zapatero lo paralizó. Fuentes de la dirección federal no negaron ese hecho en declaraciones este sábado a este periódico. Quien sí lo confirmó fue el entorno del expresidente del Gobierno en León. Un portavoz de Folgueral lo desmintió tajantemente. "Es una burda mentira".
El malestar y la pesadumbre era patente incluso entre los cuadros próximos a Rubalcaba. Cercanos y lejanos, públicamente (Trinidad Jiménez, Ramón Jáuregui, José Antonio Griñán) y en privado, reconocían ayer el "error grave" de gestión de la crisis de Ponferrada. "Es un fallo de coordinación. Se pensó que tendría una lectura local. Se calculó mal y Óscar estaba confiado. Mala suerte", sostenía uno de los miembros del aparato. "Mal, claro que nos sentimos mal. Esta decisión no es que sea difícil de explicar, es que no se puede explicar, y hace daño al partido", apuntaba un influyente barón regional. Otro secretario general consultado por este diario se mostraba menos complaciente: "Esto evidencia cierta debilidad de la dirección. Pero debe ser Rubalcaba y la dirección los que hagan el análisis de lo que está pasando. Debe hacer un análisis serio para fortalecerse".
"Ponferrada no merece este espectáculo"
El problema, admiten varios dirigentes entrevistados por infoLibre, es que el caso Ponferrada no es un hecho aislado. Llueve sobre mojado, inciden. Ahí están las tensiones aún no resueltas con el PSC, el mal cariz que está tomando el caso Campeón y que afecta al exministro José Blanco o la rebeldía de la federación gallega, que ha decidido organizar unas primarias consultivas para designar a su nuevo líder.
Ahora López se halla en la picota. El propio Rubalcaba reconocía anoche en El gran debate de Telecinco, en horario de máxima audiencia, que se "equivocó" al dejar a su número tres la responsabilidad exclusiva de la "muy delicada" moción en Ponferrada. Tenía que haber estado "encima", confesó. De puertas para adentro, no se pide abiertamente su dimisión, pero sí se cuestiona su papel y el del responsable de Política Municipal, Gaspar Zarrías, que en las últimas horas ni ha hecho declaraciones públicas. Otros cuadros hacen un diagnóstico más severo: "No hay autoridad ni liderazgo. Una moción de censura no puede ser a costa de todo. No se puede perder la coherencia", avisaba un cargo de la crítica federación madrileña.
Ver másEl PSOE propone ahora no pactar con acosadores condenados
Más allá de la desazón interna, que anoche en Telecinco Rubalcaba no negó ("cisma no, malestar sí"), está sobre la mesa la cuestión más inmediata: ¿cómo hacer que Folgueral obedezca? El líder socialista intentó mostrar firmeza en televisión: "Le voy a dar un tiempo prudencial. Si no se va, se irá. Si no se va, no será alcalde del PSOE. No va a haber un alcalde del PSOE que lo sea por el voto de una persona condenada por acoso sexual, no lo va a haber". ¿Cuánto es "un tiempo prudencial"? El secretario general no precisó mucho más: "Pocos días. Esta semana, sin duda. Mi decisión es irrevocable. O deja la alcaldía, o deja el PSOE".
Sin embargo, no son esos los planes del círculo del nuevo alcalde, que se resiste como gato panza arriba a marcharse. Rubalcaba sí apoyó a López y al regidor en un aspecto: que López Riesco tenía "dividida" y sometida a una "tensión social fortísima" a la ciudad, que planeaban sombras de "nepotismo y corrupción". "Pero Ponferrada no merece este espectáculo. El PSOE es el que más ha trabajado en España por la igualdad de las mujeres y hay muchas que hoy se sienten dolidas. Fue horrible que coincidiera con el Día Internacional de la Mujer y fue error sobre error", concluyó.
Pero la crisis aún no ha terminado. Quedan cabos todavía por atar y una dimisión, la de Folgueral, por materializarse.
El PSOE ha vuelto a vivir otra semana convulsa, enormemente complicada. La china en el zapato de Alfredo Pérez Rubalcaba se ha llamado Ponferrada. Una localidad de 68.000 habitantes, sexta ciudad de Castilla y León, que en 2002 y ahora en 2013 ha copado la atención por un mismo nombre, Nevenka Fernández.