Cs reclama la presidencia en un pacto sin Vox pero admite de entrada que no tiene líneas rojas

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"Shock y desorientación" en los servicios centrales de una consejería. "Nervios, incredulidad y preocupación" en una agencia pública de la llamada –por la oposición– "administración paralela". "Pánico" en los medios de comunicación públicos. Son impresiones recabadas este lunes por infoLibre en tres espacios de la cosa pública andaluza. Los whatsapp rebotan de un móvil a otro. Unas veces son rumores. Otras, realidades contantes y sonantes. Uno de ellos, de los más compartidos, se centra en el programa de Vox, en el que pocos habían reparado hasta el domingo. Habla de suprimir agencias, observatorios e institutos "superfluos". De eliminar la "dedocracia". También de cerrar Canal Sur. Y, en un plano superior e incompatible con la Constitución en su actual redacción, de acabar con la autonomías, entre ellas la andaluza. Con propuestas como estas, y con un mensaje de mano dura contra la inmigración y los independentistas que nunca había obtenido representación en Andalucía, así como de oposición frontal al feminismo, Vox es protagonista explícito o implícito de todas las conversaciones, en una jornada con una novedad fundamental: por primera vez desde 1982, la política andaluza –a pesar del intento de Susana Díaz– ya no gira alrededor del PSOE.

Aunque Vox lo marca todo, este lunes la comparencia de su líder, Santiago Abascal, fue de perfil más bien bajo. Nada de reclamar para sí todo el protagonismo, de trazar líneas rojas, de proponer insólitos giros de guión o de reclamar cargos. En el hotel Ayre sevillano –aún no tienen espacio propio para convocar a los medios–, Abascal anunció que su partido, con 12 diputados, "nunca será un obstáculo" para echar a "la corrupción del PSOE" de Gobierno andaluz. El líder de Vox recordó que tiene un "programa", y que quiere cumplirlo, pero evitó vincular expresamente su apoyo al "cambio" a dicho programa. Así que la más pequeña de las tres patas que sostienen la nueva mayoría derechista –59 de 109 parlamentarios– ya ha dejado clara su disposición al acuerdo. La mayor, la del PP, también. Su presidente nacional, Pablo Casado, y su candidato autonómico, Juan Manuel Moreno, reivindican que la presidencia les toca como fuerza conservadora más votada y con más escaños, 26, a pesar de haber perdido siete. Creen que Ciudadanos y Vox les deben apoyo. Y no se plantean ningún escenario que no sea ese.

Las miradas se giran hacia Ciudadanos, la pata mediana. Tanto Casado como Moreno afirmaron que, de no apoyar al candidato del PP, el partido naranja estaría incurriendo en una "traición". Quieren arrancar cuanto antes un compromiso a Ciudadanos. "Es lo lógico. Cuando no hay mayorías absolutas, sentarse a negociar sobre programas, con el más votado como presidente", señalan desde el PP. Pero la formación que lidera Albert Rivera no lo tiene tan claro. De hecho, fue la que compareció este lunes con un guión más alambicado, que se resume en que ni el PSOE ni el PP, las viejas glorias del bipartidismo declinante, pueden liderar la nueva realidad andaluza, aunque sean primera y segunda fuerza político. Es el turno de Ciudadanos, por su fuerte crecimiento, porque está "limpio" de corrupción y porque es "moderado".

Ciudadanos reunió en su sede de Sevilla a su comité ejecutivo permanente, a cuyo término compareció el secretario general, José Manuel Villegas. No Juan Marín, el candidato que afirma querer ser presidente de la Junta de Andalucía, sino Villegas. El número dos de Ciudadanos midió cada palabra para no salirse del guión. "Somos el partido que ha ganado estas elecciones", dijo, a pesar de que ha sido el tercero más votado, creciendo, eso sí, de 9 a 21 diputados. Villegas fue contundente en un punto: "Habrá nuevo gobierno donde no estará el PSOE ni Susana Díaz". Y a continuación pidió a PSOE y a PP que "por responsabilidad" apoyen a Marín para que sea investido presidente de la Junta. "No será fácil", admitió.

Es lunes, día después de elecciones. Una de esas jornadas en las que toca cavar la trinchera y fijar posición. Pero el propio Villegas evidenció que Cs no tiene líneas rojas. Preguntado sobre si aceptaría el apoyo del PSOE y Adelante Andalucía –o su abstención–, Villegas afirmó que "priorizan" la propuesta con lo que consideran partidos constitucionalistas. Pero añadió: "La complejidad de la situación a nadie se le escapa. Esto no se va a resolver en pocos días". Más tarde, cuestionado sobre la posibilidad de que el acuerdo incluyera a Vox –al que se resistía a nombrar–, Villegas dijo: "Me veo incapaz de descartar ningún escenario". Eso sí, insistió en que su opción A es un gobierno Marín con el apoyo de PSOE y PP.

El PP presiona

El PP rechaza frontalmente esta posibilidad. Rechaza también aceptar los apoyos de Adelante Andalucía, si se diera el caso. Sus propios dirigentes expresan en público que no ven mayor problema en un pacto que incluya a Vox, partido del que están convencidos de que no va a querer entrar en gobiernos, sino aprovechar la coyuntura para asentarse, estructurarse y utilizar el altavoz institucional del que ahora dispone. En el PP cunde la inquietud con respecto a la posición de Ciudadanos, aunque en la dirección nacional destacan que Rivera lo "pagaría caro" en las urnas si no apoyase un cambio en Andalucía. Su líder andaluz, Juan Manuel Moreno, ha mantenido sólo una conversación "protocolaria" con Marín, sin entrar en harina. Aún no han quedado para verse, ni prevén hacerlo esta semana.

Moreno presidirá esta martes en Sevilla el comité ejecutivo del PP para analizar los resultados. Podemos e IU también reunirán a sus direcciones. El PSOE, siempre con la maquinaria engrasada, ya lo hizo este lunes. En busca de apoyo cerrado, Díaz reunión a su ejecutiva regional junto a sus ocho secretarios provinciales, una estructura hecha a su medida tras un proceso de renovación interna que excluyó al sanchismo. A puerta cerrada se abordó la "legitimidad y obligación" del PSOE de intentar liderar un gobierno "constitucionalista" y de frenar a la ultraderecha, señala un asistente, que añade que también se advirtió de que la reacción debe ser inmediata porque este fenómeno se puede replicar en las municipales.

La candidata del PSOE reivindicó a la salida de la reunión que su partido es el más votado y el que más diputados tiene, 33, aunque ha perdido 14. Incluso destacó que el PSOE es el más votado en 618 de los 772 municipios andaluces. En ningún momento abrió la puerta a una dimisión, ni a ceder a otro la iniciativa, que intenta asumir en primera persona. "La ejecutiva regional me ha dado la confianza para seguir liderando el proyecto socialista", dijo. Y anticipó que hablará "con el resto de fuerzas políticas para que seamos capaces de frenar que en nuestras instituciones entre esa extrema derecha que viene a quebrar la convivencia".

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Díaz se queda

Díaz se queda. "Si hubiera perdido, me habría ido", dice. La presidenta trata de seguir siendo el cuerpo alrededor del que orbitan los satélites, como ha ocurrido con el líder del PSOE durante todo el periodo autonómico. Pero el resto no está por la labor. Desde Adelante Andalucía no se hicieron comentarios oficiales, pero distintas voces señalaban que Díaz ha perdido la iniciativa. Cs sólo se refirió al PSOE como posible apoyo a un gobierno de Marín. Y el PP da por amortizada a la líder socialista. Tampoco ayudó a reforzar la autoridad de la presidenta de la Junta José Luis Ábalos, secretario de Organización del PSOE. Preguntado sobre la posible salida de Díaz, afirmó: "No hay que anticipar nada en un proceso que se presume muy abierto". Y añadió: "Nuestro papel está siempre subordinado el éxito de nuestro proyecto político". Poca calidez con la secretaria general andaluza. El comentario causó "malestar, pero no sorpresa" en afines a Díaz, que esperan que en Ferraz no se apresuren a subrayar la delicada posición en que ha quedado Díaz y recuerdan que dependiendo de dónde ponga el listón Ferraz, puede no quedar ni un líder socialista según cómo se den las autonómicas.

Se avecinan días, semanas, quizás meses de tiras y aflojas hasta que se concrete algún acuerdo, si se concreta. El 27 de diciembre se constituirá el Parlamento. Esto no es un trámite. Habrá que alcanzar un acuerdo para elegir la mesa y el presidente del Parlamento. Este será un momento importante el proceso, porque dicho presidente será el que, "previa consulta" con los distintos grupos, propondrá un candidato a presidente o presidenta de la Junta, tal y como establece el Estatuto de autonomía. Las posibilidades son muchas. Y Ciudadanos se presenta como la clave para inclinar balanzas. Pero ni siquiera estamos aún en esa fase, sino en una anterior, en la que los partidos fijan sus posiciones. Ahí la candidata más votada, Susana Díaz, ya ha comprobado que no cuenta con el respaldo cerrado de su dirección estatal. Y Ciudadanos ha dado muestras de que tiene un plan A, pero está listo para desempolvar un plan B mucho más factible.

"Shock y desorientación" en los servicios centrales de una consejería. "Nervios, incredulidad y preocupación" en una agencia pública de la llamada –por la oposición– "administración paralela". "Pánico" en los medios de comunicación públicos. Son impresiones recabadas este lunes por infoLibre en tres espacios de la cosa pública andaluza. Los whatsapp rebotan de un móvil a otro. Unas veces son rumores. Otras, realidades contantes y sonantes. Uno de ellos, de los más compartidos, se centra en el programa de Vox, en el que pocos habían reparado hasta el domingo. Habla de suprimir agencias, observatorios e institutos "superfluos". De eliminar la "dedocracia". También de cerrar Canal Sur. Y, en un plano superior e incompatible con la Constitución en su actual redacción, de acabar con la autonomías, entre ellas la andaluza. Con propuestas como estas, y con un mensaje de mano dura contra la inmigración y los independentistas que nunca había obtenido representación en Andalucía, así como de oposición frontal al feminismo, Vox es protagonista explícito o implícito de todas las conversaciones, en una jornada con una novedad fundamental: por primera vez desde 1982, la política andaluza –a pesar del intento de Susana Díaz– ya no gira alrededor del PSOE.

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