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Las decisiones del nuevo CGPJ muestran que el empate pactado entre PP y PSOE favorece a la derecha

Venezuela, Marruecos o EEUU: otros choques en los que el PSOE sí apoyó a gobiernos de Aznar y Rajoy

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"Se puede estar en las antípodas de una posición ideológica, y no seré yo quien esté cerca de las ideas de Aznar, pero fue elegido por los españoles y exijo ese respeto". Así contestaba el entonces presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, al mandatario venezolano Hugo Chávez en la Cumbre Iberoamericana de jefes de Estado celebrada en Santiago de Chile en noviembre de 2007. Chávez llamó "fascista" a Aznar en varias ocasiones —lo que provocó que el rey Juan Carlos I le espetara el famoso 'Por qué no te callas'— y Zapatero demandó que fuera "la última vez" que se dirigiera de ese modo hacia el expresidente español. "España considera absolutamente inapropiado y no aceptable en un foro democrático como esta cumbre, donde todas las ideas pueden expresarse libremente, que haya descalificaciones a personas que han tenido una responsabilidad fruto de la voluntad popular", manifestó el socialista. "Espero que sea la última vez, porque construir un diálogo democrático es, ante todo, construir el respeto", zanjó.

Han pasado casi veinte años y aunque Aznar le agradeció sus palabras a Zapatero en una llamada telefónica, el PP de Mariano Rajoy las criticó. En 2024 nada parece haber cambiado. Después de que el presidente argentino, Javier Milei, tachara de "corrupta" a Begoña Gómez, la mujer del presidente Pedro Sánchez, el principal partido de la oposición ha culpado al Ejecutivo de haber iniciado el conflicto diplomático y les ha equiparado a ambos en responsabilidad. “Lo que ha hecho el señor Milei es solo una muestra de lo que el Gobierno hace todos los días contra quien no piensa igual que ellos”, ha el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, en un acto en Madrid sobre las elecciones europeas.

Las declaraciones de Feijóo llegaban después de que el domingo el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, anunciara que llamaba a consultas a su embajadora en Argentina por las palabras de Milei en un acto organizado por Vox, en el que fue su invitado estrella. A su juicio, esas declaraciones "sin precedentes" del argentino sobrepasaron "cualquier tipo de diferencia política e ideológica": "Ha llevado a las relaciones entre España y Argentina a su momento más grave en nuestra historia reciente", llegó a asegurar el titular de Exteriores. La primera reacción del PP fue poner el foco en Sánchez por no haber dado “explicaciones en los casos de corrupción que afectan a su Gobierno, su partido y su entorno” y tachar de “hipérbole dialéctica” la reacción del Gobierno a las palabras de Milei. El propio Albares lamentó este lunes que el PP no actúe ahora de la misma manera en la que lo hizo el expresidente Zapatero en 2007. "No le pido al Partido Popular que no haga oposición al Gobierno. Le pido que defienda las instituciones españolas, la dignidad y la soberanía de España".

El precedente de Zapatero y Chávez no es, sin embargo, una excepción. Ha habido otros conflictos diplomáticos en los que dirigentes del PSOE han defendido la acción de un Gobierno presidido por miembros de otro color político como el de Aznar o el de Mariano Rajoy, apoyándolos sin matices sus decisiones en materia internacional. Sucedió en el año 2001 cuando el rey marroquí, Mohamed VI retiró su embajador en Madrid como castigo al Ejecutivo de Aznar, también al año siguiente durante la crisis del islote Perejil y más recientemente cuando el Gobierno de Rajoy llamó a consultas a  al embajador de EEUU por espionaje o al de Venezuela por los ataques de Nicolás Maduro contra el presidente español.

La retirada de Marruecos de su embajador en Madrid como 'castigo' a Aznar

A finales de octubre del 2001, con Aznar al frente de La Moncloa, el rey marroquí Mohamed VI decidió retirar a su embajador en Madrid. Tomó la decisión sin contar con su jefe de Gobierno, Abderraman Yusufi, ni con su ministro de Exteriores, Mohamed Benaissa, y mantuvo esa decisión durante más de un año, ya que no anunció su regreso hasta enero de 2003. Aunque el monarca no reveló qué fue lo que le llevó a tomar esa decisión, su enfado pudo deberse a varios motivos como la posición del Ejecutivo español en la búsqueda de una solución para el Sáhara Occidental, la reivindicación del territorio español en África o la presión para que Marruecos se implicase más en buscar una solución a la migración. Aunque el PP atribuyó la decisión de Mohamed VI a su "situación política interna", el PSOE encender más los ánimos y la entonces secretaria socialista de Relaciones Internacionales, Trinidad Jiménez, anunció que su partido había pactado con Exteriores el retraso de la visita que pretendía hacer su entonces líder, José Luis Rodríguez Zapatero, al país.

La crisis del islote Perejil

¿De qué habla cuando habla Javier Milei?

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Menos de un año después, en julio de 2002, un grupo de gendarmes marroquíes desembarcó en el islote Perejil, situado a 200 metros de las costas de Marruecos. Una semana después, España llevó a cabo un operativo militar para desalojar el terreno mediante la Operación Romeo-Sierra, que acabó rápidamente con el éxito de los españoles que, sin embargo, volvieron a dejar deshabitado el pequeño islote. Ese mismo mes, durante la celebración debate sobre el estado de la nación, Zapatero arrancó así su intervención. "Señor Aznar, cuenta con nosotros para defender los intereses de nuestro país ante la crisis en la relación con Marruecos, como ha hecho siempre el Partido Socialista, con plena lealtad a España, a sus intereses ya sus objetivos primordiales. Lo sabía ya el Gobierno y lo sabe ahora la Cámara y el país". El entonces secretario general del PSOE evitó las críticas y se alineó con el Gobierno.

La llamada a consultas al embajador de EEUU por espionaje

En octubre de 2013, ya con Mariano Rajoy en la Moncloa, el Gobierno dio la orden de llamar a consultas al embajador de Estados Unidos en España para pedirle explicaciones por el espionaje de Washington a destacados líderes internacionales. El entonces ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, aseguró que se trataba de un hecho "inaceptable e inadmisible" y, tras ese encuentro, el director del CNI, Félix Sánz Roldán, compareció en la Comisión de Secretos del Congreso para informar de lo que España conocía. En aquella días, el propio Rajoy agradeció el "equilibrio y sensatez" del entonces líder de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba, ante lo ocurrido. "Es importante que el principal grupo de la oposición trate estos temas con equilibrio y sensatez", afirmó, para añadir: "Tengo que decir que no esperaba otra cosa".

Los continuos choques del Gobierno de Rajoy y Maduro

Sucedió en varias ocasiones. El Gobierno de Mariano Rajoy llamó a consultas tanto en 2015 como en 2016 al embajador en Caracas por las descalificaciones del presidente venezolano Nicolás Maduro, al que tachó de "racista, basura corrupta y basura colonialista". De nuevo, Trinidad Jiménez expresó el respaldo del PSOE a la decisión del Ejecutivo y tachó de “absolutamente inaceptables” las palabras del dirigente de Venezuela e hizo un llamamiento al "diálogo para que se resuelva pacíficamente cualquier enfrentamiento y cualquier tipo de conflicto", pero sin dejar de atribuir la responsabilidad a Maduro, a diferencia de lo que está haciendo el PP en la actualidad.

"Se puede estar en las antípodas de una posición ideológica, y no seré yo quien esté cerca de las ideas de Aznar, pero fue elegido por los españoles y exijo ese respeto". Así contestaba el entonces presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, al mandatario venezolano Hugo Chávez en la Cumbre Iberoamericana de jefes de Estado celebrada en Santiago de Chile en noviembre de 2007. Chávez llamó "fascista" a Aznar en varias ocasiones —lo que provocó que el rey Juan Carlos I le espetara el famoso 'Por qué no te callas'— y Zapatero demandó que fuera "la última vez" que se dirigiera de ese modo hacia el expresidente español. "España considera absolutamente inapropiado y no aceptable en un foro democrático como esta cumbre, donde todas las ideas pueden expresarse libremente, que haya descalificaciones a personas que han tenido una responsabilidad fruto de la voluntad popular", manifestó el socialista. "Espero que sea la última vez, porque construir un diálogo democrático es, ante todo, construir el respeto", zanjó.

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