La Candidatura d'Unitat Popular (CUP) decide este domingo, después tres meses de conversaciones con Junts pel Sí, si facilita la investidura de Artur Mas como president de la Generalitat o, si por el contrario, rechaza la reelección del líder de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) en el cargo, una decisión que llevaría a los catalanes a las urnas en unas nuevas elecciones autonómicas. Después de que el fin de semana pasado los militantes de la CUP no consiguieran tomar una decisión en este sentido –se produjo un empate exacto a 1.515 votos entre los que se muestran a favor y los que se oponen–, este domingo serán 68 dirigentes –57 pertenecientes al Consejo Político y 11 al Grupo de Acción Parlamentaria– los que se encargarán de zanjar la posición definitiva de los diputados del partido anticapitalista en la próxima votación.
Los asistentes a la reunión, que comenzó a las 10.30 horas, celebraron una primera votación, que terminó en empate, pasadas las 14.00 horas. Diez minutos después, el Consejo Político del partido se ha dispuesto para un segundo intento.
El primero de los dos órganos de la formación política está compuesto por los representantes de las 13 asambleas territoriales, que se encargarán de recoger las decisiones de las más de 100 asambleas locales de la CUP, los órganos de menor tamaño en los que se encuentran encuadrados todos sus militantes. Cada una de ellas sumará en el Consejo Político entre tres y seis representantes en función de los militantes, los regidores y de los núcleos locales que integren. Así, según el diario Ara, la distribución de los 57 miembros sería la siguiente: 5 de Barcelona, 4 de Baix Llobregat, 4 de Alt Ter, 4 de Catalunya Central, 5 del Camp de Tarragona, 5 de Maresme, 6 de Nord Oriental, 3 de País Valencià, 5 de Penedès, 5 de Ponent, 3 de Terres de l'Ebre, 4 de Vallès Occidental y 4 de Vallès Oriental.
El Grupo de Acción Parlamentaria, por su parte, está compuesto por 11 miembros que pertenecen a las organizaciones que se encuentran en la órbita de la CUP pero que no forman parte del partido. Es lo que se conoce como Crida Constituent, que apoyaron a la formación política en los pasados comicios hasta el punto de que fueron incluidas en el nombre de la candidatura, que se presentó a las elecciones bajo la denominación CUP-Crida Constituent.
Las elecciones del pasado 27 de septiembre dieron 62 escaños a Junts pel Sí y 10 asientos al partido anticapitalista. Por contra, el resto de fuerzas políticas –C's, PSC, Catalunya Sí Que Es Pot y PP– sumaron un total de 63 parlamentarios. Por lo tanto, y teniendo en cuenta que Mas necesitaría en la próxima votación una mayoría simple –más votos a favor que en contra– para zanjar su investidura, necesitaría al menos el apoyo de dos de los diputados de la CUP. Así, los 68 miembros deberán votar, según adelantó la formación a través de un comunicado tras el empate recogido en la Asamblea Nacional Extraordinaria, entre dos posibles escenarios: dos votos a favor y ocho abstenciones, ejemplificando así su compromiso con la independencia pero su rechazo a la política de recortes y privatizaciones del líder de CDC, o darle 10 abstenciones –o 5 votos a favor y 5 en contra–, que se traduciría como un rechazo a Mas.
Las reuniones de las Asambleas Territoriales que se celebraron este sábado dejaron entrever que todavía existe división en el partido anticapitalista, aunque el 'sí' a la investidura parece que ha ganado terreno. Un choque de opiniones que quedó patente en el empate producido la pasada semana en Sabadell (Barcelona) y que se ha ido reproduciendo a menos de 24 horas de conocerse la postura definitiva de la formación política: si bien en la de Barcelona el apoyo al 'no' ha sido aplastante –80% de los militantes apostó por esta opción–, en otras como Maresme, Nord Oriental o Al Ter, ambos escenarios oscilaban en el 50% de los votos.
División dentro de la Crida Constituent
Además de la división entre las Asambleas Territoriales, también existe una opinión enfrentada dentro de la Crida Constituent, aunque la mayoría de las organizaciones que forman parte son contrarias a la investidura del candidato de Junts pel Sí. Esta contraposición queda ejemplificada, sobre todo, entre las dos formaciones con mayor peso: Endavant y Poble Lliure. La primera, a la que pertenece la número dos del partido anticapitalista en el Parlament, Anna Gabriel, rechaza la investidura de Mas al priorizar la cuestión social. La segunda, por su parte, considera necesaria la investidura del líder de CDC para avanzar en el proceso de independencia. Albert Botran, portavoz de la CUP en el parlamento autonómico, milita en esta última.
La tensión entre estas dos organizaciones ligadas al partido anticapitalista también propició, el pasado viernes, la dimisión como miembro del Secretariado Nacional –la ejecutiva de la CUP– de Xavier Monge, excabeza de lista de la formación por Barcelona en las elecciones municipales de 2011. El dirigente político, militante de Endavant, aseguró en Twitter que "el proceso es el mayor fraude de la política catalana". Además de este mensaje, Monge dejó otros tres antes de cerrar definitivamente su cuenta en la red social: "Ni ganamos el 27S, ni la UE hará nada por nosotros, ni habrá un referéndum pactado", "Un mandato inexistente, una hoja de ruta en blanco, una legislatura muerta, y aún hablamos de investir al mayor cadáver político del momento. Bravo" y "Disfrutad de vuestro reino de fanáticos". Respondía así a unas declaraciones de Toni Infante, referente dentro de Poble Lliure, en las que aseguró que el partido "no se puede permitir tirar por la borda el plebiscito del 27-S".
Otras organizaciones que forman parte de la Crida Constituent, como Corrent Roig, Lluita Internacionalista y Alternativa d'Esquerres de Cornellà y de El Prat, también se han pronunciado al respecto con la firma de un manifiesto en el que alertan de que "investir a Artur Mas como presidente cuestionaría la continuidad de la CUP-CC como fuerza rupturista y anticapitalista y la convertiría en una ERC bis, renunciando a la posibilidad de arraigar en la clase trabajadora y hacerse portavoz de sus reivindicaciones". El colectivo En Lluita, por su parte, considera que la presencia del candidato de Junts pel Sí y la derecha "a la cabeza del proceso" es "un freno" en el camino hacia la independencia de Cataluña. Finalmente, el colectivo juvenil Arran también utilizó un comunicado, titulado "Hasta nunca, Mas", para dejar clara su postura.
Giro en el mensaje
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Durante la campaña, el candidato de la CUP a la Presidencia de la Generalitat, Antonio Baños, repitió por activa y por pasiva que su partido no apoyaría a Junts pel Sí en una votación de investidura tras las elecciones del 27-S si su candidato era Artur Mas. Una postura que mantuvo incluso la noche electoral, tras conocerse que el líder de CDC necesitaría la ayuda del partido anticapitalista para ser reelegido. "Nosotros cada día dijimos que no votaríamos afirmativamente al señor Mas, y que el proceso no se podía reducir a una sola persona", aseguró Baños en TV3 tras el final de la jornada electoral. Además, al contrario de lo que se dijo desde Junts pel Sí, el cabeza de lista de la CUP afirmó, un día después, que el resultado suponía una "derrota" en el plebiscito soberanista.
"La declaración unilateral iba ligada al plebiscito. No se ha ganado, no hay proclamación", añadió Baños. Sin embargo, un mes después, las dos formaciones registraron en el Parlament una propuesta para que el pleno aprobase "el inicio del proceso de creación del Estado catalán independiente en forma de república", aprobada a comienzos de noviembre por 72 votos a favor y 63 en contra.
A pesar de ello, y de las concesiones que se estaban dando a la CUP desde Junts pel Sí, que incluso comenzó a moldear su mensaje para acercarse al partido anticapitalista, la formación que tiene en sus manos el futuro de Artur Mas seguía bloqueando su investidura. Aunque ambas formaciones ya se habían lanzado algunos guiños en la segunda votación de investidura, hasta mediados del mes de noviembre no se pudo ver un leve giro en el mensaje de la Candidatura d'Unitat Popular: por primera vez se hablaba de la posibilidad de votar la investidura del líder de CDC, aunque dejaban claro, en un mensaje conjunto, que sería necesario consultar a las bases. Con todo esto sobre la mesa, y con Junts pel Sí asegurando que no habría más movimiento, la CUP llega este domingo a la votación que decidirá si Cataluña tiene nuevo presidente o si los catalanes tendrán que ir de nuevo a las urnas en marzo. Es la última oportunidad de Artur Mas. Si no hay acuerdo, el Parlament se disolverá el próximo 10 de enero.
La Candidatura d'Unitat Popular (CUP) decide este domingo, después tres meses de conversaciones con Junts pel Sí, si facilita la investidura de Artur Mas como president de la Generalitat o, si por el contrario, rechaza la reelección del líder de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) en el cargo, una decisión que llevaría a los catalanes a las urnas en unas nuevas elecciones autonómicas. Después de que el fin de semana pasado los militantes de la CUP no consiguieran tomar una decisión en este sentido –se produjo un empate exacto a 1.515 votos entre los que se muestran a favor y los que se oponen–, este domingo serán 68 dirigentes –57 pertenecientes al Consejo Político y 11 al Grupo de Acción Parlamentaria– los que se encargarán de zanjar la posición definitiva de los diputados del partido anticapitalista en la próxima votación.