Decenas de miles de personas se han concentrado este martes en Hong Kong para reclamar una mayor apertura democrática, a pesar de los avisos lanzados desde Pekín por las consecuencias que podría acarrear celebrar este tipo de protestas coincidiendo con la fiesta nacional, en la que se conmemora la creación de la República Popular China hace 70 años.
Los manifestantes han hecho caso omiso de los avisos y han salido de nuevo a las calles hongkonesas, tal como llevan haciendo desde principios de junio. Las fuerzas de seguridad han utilizado gases lacrimógenos para dispersar alguna de estas concentraciones –había al menos nueve focos de protestas– y han realizado incluso disparos al aire, según fuentes policiales citadas por el diario 'South China Morning Post'.
Numerosas estaciones de metro y centros comerciales han cerrado sus puertas ante la previsión de movilizaciones masivas en esta jornada, catalogada de "duelo nacional" por los convocantes.
Las protestas comenzaron para reclamar la retirada de la ley de extradición de sospechosos, pero no han cesado tras el archivo definitivo de este proyecto y se han reconvertido en un llamamiento constante en favor de reformas, sin precedentes desde la cesión de la soberanía a China por parte de Reino Unido en 1997.
Más de 1.700 personas han sido detenidas desde que comenzaron las manifestaciones, según datos oficiales. Entre los cargos que se les imputan a estos sospechosos figuran reunión ilegal, posesión de armas, saqueos o asalto a la autoridad.
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"Estamos luchando por la libertad y la democracia que deberíamos tener", ha defendido un manifestante de nombre Ramon y que ha reclamado, en declaraciones a a la agencia DPA, que el Partido Comunista cumpla con su "promesa" de instaurar el "sufragio universal" en Hong Kong.
Entre los manifestantes cunden también los mensajes en contra de la represión policial y del "control" que ejerce Pekín sobre el territorio. Para Chan, de unos 40 años, la ley de extradición fue solo el desencadenante: "Cómo han gestionado las cosas después nos ha enfadado todavía más".
Como Ramon, Chan también echa en falta que en Hong Kong haya una "libertad real", comenzando por la elección de los líderes locales. La jefa de Gobierno, Carrie Lam, ha rechazado en reiteradas ocasiones presentar su dimisión y ha recibido el respaldo explícito de la Administración central a su gestión durante estos últimos meses.
Decenas de miles de personas se han concentrado este martes en Hong Kong para reclamar una mayor apertura democrática, a pesar de los avisos lanzados desde Pekín por las consecuencias que podría acarrear celebrar este tipo de protestas coincidiendo con la fiesta nacional, en la que se conmemora la creación de la República Popular China hace 70 años.