José Faya, cuya denuncia ante la Fiscalía Anticorrupción activó la investigación por la que el hoy exembajador Gustavo de Arístegui y el también ahora exdiputado Pedro Gómez de la Serna permanecen imputados por corrupción en los negocios privados que desarrollaban en el extranjero, desplegó este viernes un arsenal de graves e inéditas revelaciones durante su declaración ante el juez.
La confirmación de que alertó al jefe de gabinete de Rajoy, adelantada por este diario, fue una de ellas. Pero hubo más. Porque Faya, que trabajaba como agente en España para el tándem Arístegui-De la Serna, le contó al magistrado José de la Mata que Luis Bárcenas era cliente del despacho de intereses que regentaban Arístegui y Gómez de la Serna y que así se lo explicaron ambos cuando les preguntó por qué el entonces tesorero del PP se contaba entre las "autoridades y personalidades" que visitaban las oficinas desde donde operaba el tándem. En 2014, trascendió a la opinión pública que Pedro Gómez de la Serna había sido uno de los abogados que, junto con Jorge Trias Sagnier, mantuvieron contactos con el segundo instructor del caso Gürtel, el juez Antonio Pedreira, para lograr la desimputación de Bárcenas. Pedreira, ya fallecido, sacó en efecto a Bárcenas de la lista, pero su sucesor al frente de la instrucción, Pablo Ruz, anuló el archivo y lo imputó de nuevo.
La declaración de Faya, prestada en calidad de imputado -investigado, según la nueva terminología oficial- duró ocho horas. El martes se reanudará a las cuatro de la tarde.
Distintas fuentes jurídicas presentes en la declaración coinciden en que Faya fue escueto en el punto relativo a Bárcenas y no aportó más datos sobre qué asesoramiento concreto le habrían prestado el antiguo portavoz de Exteriores del PP, Gustavo de Arístegui, y su socio y desde 2011 diputado Pedro Gómez de la Serna.
Ahora pendiente del inicio del primer macrojuicio del caso Gürtel previsto por la Audiencia Nacional y que debe comenzar el 4 de octubre, Bárcenas ocultó cerca de 50 millones en cuentas suizas según lo investigado. Este diario no pudo localizar la noche del viernes a nadie del entorno del extesorero para recabar su versión sobre su presencia en el despacho de De la Serna y Arístegui.
Propietarios respectivamente de las sociedades Karistia (Arístegui) y Scardovi (De la Serna), los dos excargos públicos del PP hacían negocios con la marca comercial Voltar Lassen. El juez le ha preguntado a Faya por la sociedad holandesa Castelino BV. El antiguo agente comercial de Arístegui y De la Serna ha dicho que no sabe a quién pertenece la compañía.
Y, como de paso -relata una cualificada fuente- ha mencionado que la esposa del exministro Jaime Mayor Oreja y la de Pedro Gómez de la Serna fueron socias en una empresa de zapatos, dato que ya había desvelado en julio infoLibre. Faya ha lanzado otro dardo de consecuencias y alcance todavía desconocido cuando deslizó que, en 2009, Gómez de la Serna le presentó a un abogado que trabajaba en el Congreso y cuyo nombre y primer apellido mencionó ante el juez.
La carta a Moragas y el sello de entrada en Moncloa
En su declaración, y como ya adelantó infoLibre, Faya confirmó que antes de acudir a Anticorrupción en noviembre de 2015 había entregado en Moncloa una carta para el jefe de gabinete de Rajoy, Jorge Moragas, "poniéndole de manifesto lo que estaban haciendo" los dos cargos públicos del PP.
Según dijo Faya, esa carta fue entregada en el Registro de Moncloa el 10 de junio de 2015 y no el 10 de septiembre de ese año, como indicaban las primeras informaciones manejadas hace dos meses por este diario tras constatar que la Policía había encontrado en el domicilio del denunciante copia de la misiva a Moragas.
El abogado de Faya, Ángel Galindo, le preguntó si conserva el sello de entrada de la carta y los documentos que adjunto. Su cliente asintió. Y fue más lejos: en estos días, declaró, ha comprobado que en el registro de Moncloa sigue constando la entrega que él mismo hizo para Moragas.
Intento fallido con Manos Limpias
Faya dio aún otra vuelta de tuerca aquí cuando relató que no solo hizo llegar al jefe de gabinete del presidente del Gobierno esa carta y documentos que supuestamente acreditaban lo que en ella decía sino que aportó también copia a Manos Limpias porque quería que "le representara". Pero en septiembre de ese mismo año, el jefe del autodenominado sindicato funcionarial, Miguel Bernad, ahora encarcelado por presunta extorsión, le devolvió los papeles y se desentendió del asunto.
Faya no dijo más al respecto salvo lo siguiente: que sabe que Manos Limpias contactó con Elecnor, una de las principales empresas involucradas en el caso y para la que, a cambio de obtener contratos, Arístegui y De la Serna habrían sobornado a mandatarios extranjeros.
¿Dinero a cambio de silencio?
Faya se explayó sobre la empresa de infraestructuras Elecnor cuando, además de lo relativo a Manos Limpias, afirmó que, interesada en que "Gustavo solucionara el tema", le había ofrecido unos 400.000 euros primero y 275.000 al final para que no presentara la denuncia que finalmente elevó a la Fiscalía Anticorrupción en noviembre del pasado año.
Otras fuentes jurídicas conocedoras de la declaración calificaron de "falso" que Elecnor le ofreciera a Faya ninguna cantidad en ningún momento. Es igualmente falso, agregaron, que Elecnor mantuviera ningún contacto con Manos Limpias. La afirmación de Faya -apostillaron las citadas fuentes- resulta además extraña y "sorpresiva" porque en ninguna de sus sucesivas comparecencias ante la Fiscalía había hecho "la menor referencia" a la supuesta intervención de Manos Limpias.
Otros juristas que participan en el caso creen que al relatar esa secuencia de hechos, Faya estaba sugiriendo que Manos Limpias habría intentado "extorsionar" a Elecnor.
¿Conocía o no los presuntos sobornos en Argelia?
Probablemente, el punto más controvertido de la declaración de Faya es el concerniente a los presuntos sobornos pagados por el tándem Arístegui-De la Serna a funcionarios públicos argelinos. Dos letrados que representan a intereses muy distintos han corroboran que Faya ha asegurado ante el juez que no le consta que existieran tales sobornos. Y que no ha reconocido ninguno de los nombres de jerarcas argelinos que le leyó el juez, quien llegó a espetarle que si había mentido en su declaración ante la Fiscalía o se había equivocado.
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En cambio, otros juristas remachan que Faya no se ha desdicho sino que ha matizado la transcripción de sus declaraciones prestadas en Anticorrupción: "Lo que ha dicho es que sabe lo que le contaban porque ni entiende de negocios internacionales ni trabaja en internacional. Solo presentaba empresas españolas a Scardovi [la mercantil de Gómez de la Serna] y su trabajo paraba ahí".
Un letrado presente en la declaración sostiene que Faya se confesó cansado cuando el juez le recriminó que utilizara palabras malsonantes. Y que el magistrado puso en cuestión su relato de hechos cuando Faya explicó que las grabaciones aportadas a su denuncia se remontan a antes de 2012 porque a partir de ese año dejó prácticamente de contar para Arístegui y De la Serna.
¿Y si dejó de contar por qué esperó a marzo de 2015 para irse?, inquirió el juez De la Mata. Faya, quien sin dar cifras admitió su deseo de que Arístegui y De la Serna le paguen por fin lo que le deben, contestó con el siguiente argumento: que si aguantó fue para ver si podía recibir algo de lo que le adeudaban.
José Faya, cuya denuncia ante la Fiscalía Anticorrupción activó la investigación por la que el hoy exembajador Gustavo de Arístegui y el también ahora exdiputado Pedro Gómez de la Serna permanecen imputados por corrupción en los negocios privados que desarrollaban en el extranjero, desplegó este viernes un arsenal de graves e inéditas revelaciones durante su declaración ante el juez.