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Desigualdad de género en la abogacía: ellas son más jóvenes, con menos ingresos y poca presencia en los grandes bufetes

El eterno objetivo de la igualdad de género está lejos de ser una realidad también en la abogacía. No sólo las condiciones del sector constatan las deficiencias en materia de igualdad, sino que también la percepción de abogados y abogadas sobre la situación evidencia la carrera de obstáculos a la que ellas deben enfrentarse en el ejercicio de su profesión. Así lo reseña la primera gran macroencuesta sobre igualdad de género en la abogacía, elaborada por Metroscopia y publicada este jueves, La igualdad de género en la Abogacía Española: la evaluación actual de las abogadas y los abogados [consultar en este enlace].

Según el documento, de las casi 67.000 abogadas que actualmente ejercen la profesión en el país, aproximadamente 40.000 reconocen abierta y explícitamente haber sentido discriminación por razón de género a lo largo de su carrera y casi 28.000 ponen de manifiesto que esta situación se ha producido de forma recurrente por parte de sus propios compañeros de profesión.

No obstante, la percepción general sobre la igualdad de género en el sector presenta importantes diferencias entre hombres y mujeres. Ellos siguen sin ser conscientes de las dificultades que experimentan sus compañeras. La mayoría de las abogadas, el 58%, percibe mayores trabas laborales para las mujeres, mientras que en el caso de los abogados el 63% cree que los obstáculos afectan a ambos por igual. De hecho, el 62% de las abogadas cree que en la abogacía predominan los comportamientos machistas, mientras que el 67% de los hombres no observa tales conductas discriminatorias.

El grado de desigualdad resulta más acusado en función del ámbito en el que opere. Un ejemplo claro de ello es el peso del techo de cristal en los diferentes espacios. Así, el acceso a puestos de responsabilidad en el Consejo General de la Abogacía o en los consejos autonómicos es, para el 62% de las abogadas, mucho o bastante mejor para los hombres. En cuanto a los colegios de abogados, ellas consideran en un 53% de los casos que sus compañeros cuentan con mayor accesibilidad, mientras que el porcentaje se dispara en el seno de los grandes bufetes, donde el 85% de abogadas cree que los hombres cuentan con mayores posibilidades de acceder a puestos de responsabilidad.

El gran bufete de abogados es, por tanto, el espacio en el que parece existir de forma más clara el denominado techo de cristal, y es de hecho el único ámbito en el que la mayoría de abogados hombres advierten también desigualdad: para el 54%, los hombres encuentran menos dificultades para acceder a puestos de responsabilidad en estos grandes despachos. El mismo resultado se reproduce no sólo en el acceso, sino también en la representación femenina en cada uno de los espacios que componen el sector de la abogacía. Las abogadas se sienten, en un 63%, infrarrepresentadas en el conjunto de la profesión. El 78% así lo siente respecto a los grandes bufetes –percepción compartida por el 56% de los hombres–, mientras que en el Consejo General de la Abogacía y en los colegios de abogados este porcentaje desciende notablemente: el 58% de las abogadas creen que están escasamente representadas en el primero y el 42% en los segundos.

Pese a las diferencias en el acceso y en la representación femenina, existe un rechazo general a las cuotas de género, es decir, el mecanismo que promueve la garantía de una representación equilibrada de hombres y mujeres más allá de las capacidades y los méritos. Sólo el 15% de los encuestados apoya la implantación de cuotas.

Ellas, más jóvenes y con menos ingresos

Al techo de cristal se une la brecha salarial que padecen las mujeres, también en el ámbito de la abogacía. Sólo el 39% de las abogadas cree que sus ingresos están más o menos en la media, mientras que el 53% de ellos se enmarca en dicha categoría. Los datos en este sentido son aplastantes: los ingresos más bajos van a parar a manos de las mujeres, y a la inversa, ellos son quienes se quedan con los salarios más cuantiosos.

La macroencuesta señala que la mayoría de las mujeres, el 63%, recibe unas retribuciones por debajo de la mediana de ingresos –la mediana se sitúa aproximadamente en 1.750 euros mensuales, lo que se traduce en que el 50% de los ingresos se encuentra por debajo de esa cifra y el restante 50% por encima–, mientras que en el caso de los hombres el porcentaje se reduce al 48%. Por el contrario, uno de cada diez hombres tiene unos ingresos superiores a los 5.000 euros, pero sólo el 2% de las mujeres ingresa dicha cifra. En el otro lado, únicamente el 8% de los hombres obtiene menos de mil euros, porcentaje que asciende al 17% para ellas.

En este punto, el optimismo masculino se hace más evidente: son el doble de abogados que de abogadas –61% frente al 31%– quienes creen que las retribuciones son más o menos iguales entre hombres y mujeres. La mayoría de ellas, el 62%, considera que son ellos quienes gozan de mayores ingresos.

El perfil de los abogados, además de dibujar a mujeres con menores retribuciones, añade otra brecha: la generacional. Casi la mitad de las abogadas que ejercen la profesión actualmente, el 43%, tiene menos de 40 años y sólo una de cada cinco, el 22%, tiene más de 50 años. En cambio, entre los abogados la cifra de jóvenes –entre 18 y 39 años– desciende hasta el 17% y la de mayores de 50 años asciende al 37%. Ellas son más jóvenes y obtienen menos ingresos, mientras que ellos se perfilan como hombres mayores, con más poder e ingresos más elevados.

Planes de igualdad y medidas para conciliar

A pesar de la situación de desigualdad en detrimento de las mujeres, la mayoría de los abogados desconocen si su colegio dispone de un plan de igualdad de género: el 73% de las abogadas reconocen no saberlo, y lo mismo ocurre con el 74% de ellos. Más de la mitad de abogadas –51%–, además, cree necesario poner en marcha una comisión de igualdad de género en su colegio, pero el 61% de los abogados no la considera necesaria.

Las medidas dedicadas a facilitar la conciliación, otro de los grandes escollos de las mujeres, tampoco son suficientes. El 78% de los encuestados admite que son los hombres quienes gozan de una mejor situación para compaginar la vida laboral y personal.

Sobre los permisos de maternidad, el 79% de las abogadas y el 62% de los abogados cree que son mejorables, el mismo porcentaje de varones opina lo mismo respecto a los permisos de paternidad y el 71% de las mujeres preguntadas coincide. En cuanto a la flexibilidad horaria, ellas creen en un 76% que es mejorable y el 63% de ellos coincide con sus compañeras. También es mejorable para el 63% de las letradas la comprensión de los compañeros y jefes, aunque esta visión sólo es compartida por el 48% de los hombres. La crítica más aplastante recae sobre la legislación vigente: el 85% de las mujeres la considera mejorable y el 71% de los abogados respalda dicha visión.

El eterno objetivo de la igualdad de género está lejos de ser una realidad también en la abogacía. No sólo las condiciones del sector constatan las deficiencias en materia de igualdad, sino que también la percepción de abogados y abogadas sobre la situación evidencia la carrera de obstáculos a la que ellas deben enfrentarse en el ejercicio de su profesión. Así lo reseña la primera gran macroencuesta sobre igualdad de género en la abogacía, elaborada por Metroscopia y publicada este jueves, La igualdad de género en la Abogacía Española: la evaluación actual de las abogadas y los abogados [consultar en este enlace].

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