Falta una semana para que el Comité Federal del PSOE convoque oficialmente las primarias, pero los equipos de los aspirantes –y especialmente los de Susana Díaz y Pedro Sánchez, que polarizan la disputa–, ya están centrados en "la primera batalla: la recogida de avales". Los susanistas tienen un objetivo claro: avasallar a su máximo rival con una demostración de fuerza que establezca, sin atisbo de duda, que su candidatura es la más potente. Los sanchistas, mientras tanto, dicen que no van a "forzar la máquina" en esta fase y confían en imponerse en la votación definitiva.
Las normas internas del PSOE exigen que los aspirantes reúnan el aval del 5% de la militancia socialista para competir por el puesto de mando de Ferraz. El censo del 39º Congreso Federal se cerrará el próximo 1 de abril, cuando el Comité Federal apruebe la convocatoria formal, y rondará los 185.000 afiliados, así que Díaz, Sánchez y López necesitarán algo más de 9.000 firmas. Hay, además, una diferencia clave entre el aval y el voto: los primeros son públicos, de modo que el aparato del partido sabe a quién ha respaldado cada militante. El voto, en cambio, es secreto y en urna.
Fuentes del equipo de Susana Díaz, cuya candidatura se presentará este domingo en un gran acto en Madrid, reiteran a infoLibre que "la primera gran batalla son los avales" y que su intención es "avasallar". Por varios motivos, añaden: en primer lugar, porque "en todas las elecciones hay indecisos que están pendientes de quién puede ganar". Es decir, que se apuntan al sol que más calienta. "Tiene que quedar claro que el caballo de Susana es el ganador", comenta uno de los colaboradores más próximos de la presidenta de la Junta de Andalucía.
También porque quedar cerca de la dirigente andaluza supondría "dar mucha potencia a la candidatura de Pedro Sánchez", admite otro miembro del equipo de campaña de Díaz. Muchos de los cargos socialistas que respaldan a la presidenta de la Junta dieron por políticamente muerto al ex secretario general tras su dimisión en el transcurso del Comité Federal del 1 de octubre. Un resultado apretado entre Díaz y Sánchez en la recogida de avales supondría ahora un golpe anímico para la primera y una inyección de moral para las tropas del exlíder.
Los socialistas de Andalucía, por supuesto, no están dispuestos a permitirlo. El aparato de la federación con más peso está preparado para echar el resto en esta primera etapa de la competición por llevar a su líder hasta la Secretaría General del PSOE. La potencia del PSOE-A no es una cuestión menor: el partido tiene en esa comunidad más de 45.000 militantes. A falta de que se conozcan los detalles del censo, son aproximadamente tantos como los de las tres siguientes federaciones juntas: en la Comunitat Valenciana hay unos 17.000, en Madrid en torno a 14.000 y el censo del PSC rondará los 13.000.
Sánchez busca la remontada
En el equipo de Pedro Sánchez restan importancia a la fase de avales. "No vamos a forzar la máquina", apunta uno de los estrategas de su campaña. El principal argumento es que, según los sanchistas, la presión del aparato para que los militantes avalen a Susana Díaz "es máxima". "Y donde gobernamos –prosigue esta fuente– hay gente que tiene miedo: si el secretario general de tu agrupación te pide el aval para Susana no vas a negárselo. Mucha gente nos dice que va a avalar a Susana y luego va a votarnos a nosotros", añade.
La campaña del exlíder confía en sacar "muchos más votos que avales" en lugares como Extremadura y en otras comunidades donde gobiernan barones afines a Díaz –todos los presidentes socialistas salvo la balear Armengol están, de hecho, a favor de la andaluza–. Y, aunque los colaboradores de Sánchez se resisten a verbalizarlo, asumen como hipótesis probable una derrota en la fase de avales y fían todas sus esperanzas al día clave, pues creen tener verdaderas posibilidades de ganar las primarias: "El aval está muy condicionado por la presión del aparato. A nosotros nos interesa más el voto final".
Eso sí, en el cuartel general de la campaña de Sánchez seguirán con atención la recogida de avales –el plazo para reunirlos, de acuerdo con el reglamento del PSOE, será de entre 10 y 20 días–, porque el resultado será un "indicador" de la viabilidad de esa posible remontada. La pregunta, por tanto, es qué diferencia cree el equipo del ex secretario general que podría enjuagar: "Si Susana nos saca 15 o 20 puntos eso se puede afrontar y ganar. No sería nada definitivo. Pero si te saca 40 puntos es mejor que dejes de hacerte ilusiones, porque es una distancia insuperable", responde uno de los responsables de la campaña.
El papel de Patxi López
El tercer candidato en liza, el exlehedakari Patxi López, ha dicho en varias ocasiones que no quiere entrar "en una guerra de avales", aunque su equipo no da más pistas por ahora. En todo caso, sus afines confían en que gane posiciones en la carrera por la Secretaría General a medida que el enfrentamiento entre Díaz y Sánchez se haga más evidente: creen que habrá militantes que huirán de la pelea a cara de perros entre ambos y confiarán en el diputado vasco como "voto refugio" contra la división en el PSOE. No en vano, toda la campaña de López tiene como principal argumento la necesidad de unir al partido.
En el círculo de confianza de Díaz creen que López logrará un mayor porcentaje de votos en las urnas que de avales en la fase previa. "Los avales son públicos y el voto secreto, así que es más fácil que la polarización se note en la recogida de avales", dice un colaborador de la presidenta de la Junta. Los partidarios de Sánchez, por su parte, creen que la candidatura de López "ni es competitiva, ni va en serio, ni es creíble". "No tienen ninguna opción y, a este paso, van a hacer el ridículo en la votación: sólo siguen para tener interlocución con los barones y, en el congreso, reclamar un trozo de la tarta para los suyos".
El posible límite a los avales
Lo que todos los aspirantes dan casi por hecho es que en las primarias de mayo –los domingos 21 y 28 de mayo se perfilan como las fechas más probables, especialmente el primero de ellos– habrá más participación que en las primarias de 2014, cuando Pedro Sánchez se impuso a Eduardo Madina y José Antonio Pérez Tapias. Entonces votaron casi 130.000 de los 198.000 militantes con los que contaba el PSOE, con lo que el porcentaje de afiliados que acudió a las urnas se acercó el 66%, una cifra que superó las previsiones iniciales.
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En aquellas elecciones internas Sánchez se impuso con algo más de 62.000 votos (48%) frente a los 46.000 (36%) de Madina. La clave para explicar las 16.000 papeletas que separaron a ambos contendientes fue Andalucía: el apoyo de la federación de Susana Díaz –volcada entonces con el ex secretario general– marcó la diferencia, pues Sánchez aventajó al diputado vasco en más de 12.500 votos en esa comunidad. Por detrás se situó Pérez Tapias, de Izquierda Socialista, que se quedó al borde de los 20.000 votos.
A diferencia de lo que ahora consideran factible los sanchistas, el candidato que ganó en la fase de avales se impuso también en la votación final. En la primera ronda Sánchez logró 41.000 apoyos, Madina 25.000 y Pérez Tapias casi 10.000. Andalucía, nuevamente, abrió la brecha entre los dos primeros aspirantes: de los 16.000 avales de ventaja de Sánchez, casi 12.000 correspondían a militantes andaluces. Fuera de la lucha final se quedó el militante madrileño Alberto Sotillos, representante del colectivo Socialismo Democrático, que no logró los avales –afirmó tener menos de 5.000 de los casi 10.000 necesarios–.
Precisamente sobre los avales, este viernes se reabrió un debate que ya estuvo presente en 2014: la posibilidad de poner un tope al número de apoyos que pueden reunir los candidatos. En todos los sectores del partido hay quienes creen que marcar un techo –la cifra que barajan es del 7% del censo– serviría para evitar demostraciones de fuerza y remarcar la neutralidad del proceso. La idea, en todo caso, no pasa de ser una reflexión compartida por determinados cargos. El diputado sanchista Odón Elorza planteó este viernes la posibilidad de modificar los reglamentos para establecer este límite, si bien admitió que sería ya de cara a las próximas primarias.
Falta una semana para que el Comité Federal del PSOE convoque oficialmente las primarias, pero los equipos de los aspirantes –y especialmente los de Susana Díaz y Pedro Sánchez, que polarizan la disputa–, ya están centrados en "la primera batalla: la recogida de avales". Los susanistas tienen un objetivo claro: avasallar a su máximo rival con una demostración de fuerza que establezca, sin atisbo de duda, que su candidatura es la más potente. Los sanchistas, mientras tanto, dicen que no van a "forzar la máquina" en esta fase y confían en imponerse en la votación definitiva.