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La 'dimisión en diferido' de Reneses alienta la confusión en IU

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Perplejidad. Y una sensación de cierta desorientación. Izquierda Unida lleva meses carcomida por la depresión electoral que vaticinan todas las encuestas, consumida por las intrigas, alarmada por el tirón de Podemos, paralizada por una crisis, la de su federación madrileña –la segunda más poderosa en militantes y poder, la que en buena medida medirá el éxito o fracaso de los comicios–, que no acaba de cerrarse y no deja de tener réplicas. La última se produjo este martes, con la dimisión en diferido del número dos de Cayo Lara, Miguel Reneses, quien ha llevado (y lleva aún) las riendas de la Secretaría de Organización desde 2008.

Pocos en Olimpo, la sede federal, conocían que existía una carta fechada el 7 de diciembre, con la que Reneses manifestaba al coordinador su deseo de dejar su cartera por las "profundas diferencias estratégicas" que mantiene con el "previsible" candidato a la Presidencia del Gobierno, Alberto Garzón. Eso al menos es lo que confiesan algunos dirigentes de la ejecutiva, que en cambio sí habían barruntado que el número dos estaba amortizado por el caso Bankia y que iba a caer muy pronto, probablemente una vez que se culminara el proceso de primarias federales, el 15 de febrero. 

Algunas fuentes apuntan a que Reneses realmente había "pactado su salida" con Lara, con el fin de que esta se produjera una vez elegido a Garzón, para evitar la imagen de una IU sin un piloto en Organización en pleno proceso interno de designación del aspirante presidencial. "Miguel tampoco lo ocultaba en algunas reuniones, mucha gente sabía que dejaría de ser secretario de Organización, sobre todo una vez que Cayo decidió dar un paso atrás [lo anunció el 16 de noviembre] y no presentarse a las primarias", indica un responsable del círculo de confianza del coordinador. Otras fuentes indican que Lara ya había decidido prescindir de él de todas formas. 

Se esperaba, en cierta medida, una salida tranquila y controlada. La carta es del 7 de diciembre, justo una semana antes de que se celebrara la Presidencia Federal, aquella en la que se pidió la renuncia de los excoordinadores madrileños Ángel Pérez y Gregorio Gordo como portavoces en la Asamblea y el Ayuntamiento de la capital por su papel en la toma de decisiones de Caja Madrid y Bankia. Reneses, que había sido líder de IU-CM un muy corto periodo de tiempo, entre diciembre de 2000 y marzo de 2002, se salvó y sorteó el envite. Entonces se consideró que la comisión de transparencia no había hallado indicios suficientes para actuar contra él, y se intentó evitar un incendio mayor, dado que a fin de cuentas se trataba del número dos de la organización. Lo que no trascendió en aquel momento fue que ya había expresado su deseo de marcharse por su enfrentamiento total con Garzón. 

Una reestructuración barajada hace tiempo

Reneses no fue castigado en la Presidencia del 14 de diciembre, pero ya había sido señalado por sus compañeros y por varias federaciones a cuenta del caso Bankia, y también porque se consideraba que representaba un espíritu y una forma de hacer política que no casaba con la que encarnaba el candidato. Este lo había manifestado en privado y después ante los medios: que la dirección, en caso de que él ganase las primarias, debía cambiar forzosamente para acoplarse al nuevo tiempo. El pasado sábado lo dijo aún más claro: "Reneses no es de mi confianza". 

La prueba de que el secretario de Organización tenía los días contados se puso sobre la mesa, para algunos miembros de la cúpula consultados por este diario, en la reunión de la ejecutiva del pasado 12 de enero, cuando Lara confirmó que habría "ajustes", "cambios" en el organigrama que se materializarían para el siguiente Consejo Político Federal (el máximo órgano de poder), previsto para finales de febrero, el que procedería a la ratificación del vencedor de las primarias. Una reforma de la ejecutiva que Lara ya llevaba sopesando desde hacía tiempo, según explican en su entorno más cercano. 

Pero la carta de Reneses que puso al descubierto su caída se conoció este martes, 20 de enero, a través de una filtración a la agencia Europa Press, que adelantó la noticia. "Quiero comunicarte que en la necesaria remodelación de la diirección que debe producirse hasta las elecciones generales no deseo continuar en la Secretaría Ejecutiva Interna y Organización, dadas las profundas diferencias estratégicas que tengo con el previsible candidato y no quiero tener responsabilidad en las consecuencias de la situación que estamos viviendo", indicaba el escrito. El propio Reneses confirmó a la agencia su voluntad de abandonar su cartera después de las primarias, cuando tocaba proceder a una remodelación de la ejecutiva. El secretario de Organización también informaba de que en marzo haría efectiva su solicitud de jubilación voluntaria, por su dedicación a la función pública, por haber cumplido 60 años y haber cotizado más de 35.

Andanada contra el candidato

Sí pretendía continuar como diputado en la Asamblea hasta la disolución de la Cámara, a finales de marzo. Ya no iba a repetir más como parlamentario. También manifestaba a Lara su intención de continuar en los órganos de dirección de los que forma parte, el Consejo y la Presidencia, hasta la próxima asamblea federal, prevista para 2016. 

Reneses agradecía en su carta el apoyo brindado por Lara, "especialmente en el último periodo", que ha estado marcado por la depuración de responsabilidades por el caso Bankia. Aprovechaba para declararse "ajeno" al "saqueo de Caja Madrid" y a la actitud de José Antonio Moral Santín, el consejero al que IU aupó y sostuvo en la entidad entre 1996 y 2012 y que gastó más de 456.000 euros con su visa black

En su escrito, Reneses cargaba duramente contra Garzón: le acusaba de tener "tics autoritarios" en una organización en la que "prima lo colectivo" frente a los "liderazgos personales", le reprochaba que intentara ejercer de coordinador federal, le afeaba que quisiera colar en la dirección a "amiguetes", que tuviera una concepción de la federación que "nada tiene que ver" con la IU que se ha ido construyendo hasta ahora. Y le echaba en cara sus magros resultados, pese a su exposición mediática y pese a abanderar una cartera clave, la de Proceso Constituyente y Convergencia: "Las encuestas nos dan dos diputados, nos dicen que desaparecemos de algunas comunidades autónomas..." y el resultado de la confluencia es "cero". Por último, le criticaba por su estrategia, porque Podemos e IU son "proyectos distintos" y esta no puede ser "el complemento" de la formación de Pablo Iglesias. Es decir, que no está "defendiendo" su espacio frente al PSOE y frente a Podemos. 

Total , una carta durísima hecha pública después de que el sábado Garzón proclamara que Reneses no era de su confianza, y que varias federaciones, como publicó este diario ese mismo día, pidieran su cabeza. 

La votación a favor de Gordo

¿Qué pasó entonces, si se daba por descontado que se marcharía? Para varios dirigentes consultados, lo que explica la salida en tromba de Reneses es que protagonizó un "salto cualitativo" el pasado jueves. Entonces, pese a la resolución de la Presidencia Federal del 14 de diciembre, votó a favor de la ratificación de Gordo como portavoz en la Asamblea. Aquel episodio enardeció los ánimos: no se concebía que el número dos de Lara desobedeciera una moción aprobada por un órgano federal. El incendio era mayúsculo. "Era una tomadura de pelo. Si hubo movimiento de coordinadores y voces en contra era porque no había otra solución que dimitiera, y que dimitiera ya, sin demora, sin esperar al Consejo", señala una integrante de la dirección. "Aquello no encajó bien entre la gente nuestra, está claro", constata un responsable del círculo del coordinador, más comedido. 

Hay que tener en cuenta el realineamiento de Reneses. Su relación con Gordo y Pérez (SomosIU) ha fluctuado con los años. En ocasiones se aproximaban y en otros tiempos eran feroces rivales. En los últimos meses, coincidiendo con el proceloso camino de depuración de responsabilidades por el caso Bankia y las primarias en IU-CM –en las que se situó contra Tania Sánchez y Mauricio Valiente y al lado de los candidatos oficialistas, avalados por SomosIU, José Antonio Moreno y Raquel López–, él y los suyos han convergido con los que antes eran sus enemigos. 

¿Y por qué sale la carta ahora? Para sus contrarios, se trata de una maniobra para "adelantarse", irse él antes de que sus compañeros "le echaran", una estrategia urdida para "reventarlo todo con tal de salir bien parado de su defenestración". En definitiva, para "aparecer como víctima, y Garzón de verdugo", un paso muy peligroso porque supondría "manchar el candidto, el valor de futuro de IU".

"Estamos como niños"

Reneses no quiso contestar a los requerimientos de infoLibre. Sin embargo, desde su entorno insistían en que era "mentira" que el diputado por Málaga le hubiera "cortado la cabeza". La carta, recalcaban, es del 7 de diciembre, y el secretario de Organización "no apalabró nada" con Lara. Es decir, que su abandono no respondía a las presiones internas ni a la fuerza ejercida por el aspirante presidencial.

"Esto responde a que estamos como niños. Uno pega un empujón, otro una patada... y así estamos, perdidos. Lo que hay que hacer es bajar el diapasón y dialogar", comenta con consternación un miembro de la dirección.

Izquierda Abierta, que representa un 20% en los estamentos de poder de IU, confiesa sentir "estupefacción" porque el partido no tenía conocimiento de ninguno de estos movimientos. "Queremos cordura y que se reivindiquen los órganos, porque si no esto se va al garete. Flaco favor hacen a la marca estos episodios. Así no levantamos cabeza", dice el dirigente Tasio Oliver. 

La siguiente entrega será la reunión de la Presidencia Federal, que aún no tiene fecha, y en la que previsiblemente se abordará el conflicto madrileño, visto que ni Gordo ni Pérez han caído hasta ahora, pese a las presiones directas y por escrito del coordinador del órgano, José Luis Centella, también líder del PCE. La cita, en principio, queda para la semana próxima, puesto que este miércoles y jueves Lara estará en Grecia, para compartir mitin con el jefe de Syriza, Alexis Tsipras, y luego viajará a Barcelona a la cumbre sobre la situación de las izquierdas del sur de Europa. 

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Salvo sorpresas, no habrá cambios en la dirección antes. Reneses, de hecho, sigue ejerciendo formalmente como número dos, y como tal compareció en la ejecutiva de la semana pasada. Ni hay nombres sólidos sobre la mesa, más allá de rumores sobre quién podría ser su sustituto, porque Lara habrá de ajustar varias piezas. Hay quienes, como Ramón Luque, secretario de Acción Electoral, piden una "remodelación amplia" que imprima un "giro de 180 grados", que ponga "la directa y trabaje sobre el referente electoral, que es Alberto Garzón" de cara a un complicado ciclo lleno de comicios, y se acabe así con "las debilidades, indecisiones y dudas hamletianas" que IU está pagando "de forma muy cara". 

Los próximos a Lara, sin embargo, sostienen que tal vez no haya un "vuelco", pero sí tendrá que responder a la "dualidad" de la organización, en la que convivirán un coordinador y un candidato, al que habrá que conferir "capacidad de actuación y poder". No se trataría de una ejecutiva "a la medida de Garzón", pero sí que le fortalezca y acompañe sus pasos, sin que se produzcan "traumas" en IU. 

De cualquier modo, los que apoyan al candidato sienten que están ganando terreno, que se está "cerrando una etapa" dentro de IU, que se está dando paso a un nuevo tiempo. No sin dificultades ni exenta de peleas internas.

Perplejidad. Y una sensación de cierta desorientación. Izquierda Unida lleva meses carcomida por la depresión electoral que vaticinan todas las encuestas, consumida por las intrigas, alarmada por el tirón de Podemos, paralizada por una crisis, la de su federación madrileña –la segunda más poderosa en militantes y poder, la que en buena medida medirá el éxito o fracaso de los comicios–, que no acaba de cerrarse y no deja de tener réplicas. La última se produjo este martes, con la dimisión en diferido del número dos de Cayo Lara, Miguel Reneses, quien ha llevado (y lleva aún) las riendas de la Secretaría de Organización desde 2008.

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