Podemos ejecuta su ruptura con Sumar para "hacer política" desde el Grupo Mixto con sus 5 diputados

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Ha pasado solo medio año desde que Podemos firmó el acuerdo para ir en coalición con Sumar a los comicios del 23J. La decisión permitió capitalizar los votos de la izquierda alternativa al PSOE en una misma candidatura, liderada por Yolanda Díaz, y reeditar el Gobierno con los socialistas. Sumar, con 31 escaños en el Congreso, se convirtió en el socio minoritario del Ejecutivo de coalición pero con Podemos fuera del reparto ministerial. Esa decisión, unida a los múltiples desencuentros de los últimos dos años, ha llevado a la formación que encabeza Ione Belarra a tomar una de las decisiones más trascendentales de la incipiente legislatura: romper con Sumar para irse al Grupo Mixto.

La salida, aunque inesperada por el día en que se ha producido, no ha sorprendido a casi nadie. Podemos ya aceptó el pacto a regañadientes del 23J: esperó al último día para ratificar el acuerdo tras tratar de incluir por todos los medios a su número dos, Irene Montero, que finalmente quedó fuera de las listas. Los morados denunciaron durante toda la campaña lo que consideraron un "veto" y, tras lograr cinco escaños, dejaron claro desde el primer momento que iban a ejercer "su autonomía" dentro del grupo.

El malestar de Podemos contra Díaz ha ido in crescendo en los últimos meses, con críticas cada vez más evidentes en público, pero su origen se remonta a hace más de dos años. La vicepresidenta segunda del Gobierno, que fue escogida oficiosamente por el exlíder de Podemos, Pablo Iglesias, para ser la candidata de la coalición en las generales, participó en un acto llamado Otras Políticas organizado por Compromís en el que participaron políticas como la exalcaldesa de Barcelona, Ada Colau, o la actual ministra de Sanidad, Mónica García, dirigente de Más Madrid, pero que dejó fuera a las referencias femeninas de Podemos.

Desde Podemos lo interpretaron como un desplante a su formación y así se lo trasladó el propio Iglesias a Díaz, lo que provocó un distanciamiento entre ambos que se ha ido agrandando con el tiempo, hasta el punto de que el otrora líder de Podemos asegura que se arrepiente de "haberle entregado" tanto poder porque su objetivo pasaba por "acabar" con la formación morada. Aunque después de aquello hubo momentos en los que tanto Díaz como Belarra trataron de tender puentes, fueron más los que acabaron por separarlas. Cuando Díaz inició el proceso de escucha de Sumar, la relación con la dirección nacional de Podemos —a diferencia de sus territorios, algunos de los cuales tienen un buen entendimiento con la vicepresidenta— ya estaba prácticamente rota.

Después, llegó el anuncio oficial de Díaz en la presentación de Sumar Magariños, a la que acudieron la mayor parte de las formaciones que están coaligadas con Sumar en el Congreso, pero no hubo representación de la dirección morada. Belarra reclamaba antes el compromiso por parte de la vicepresidenta de que las listas se realizaran mediante primarias abiertas, una contrapartida que Díaz nunca aceptó. Tras un mal resultado en las autonómicas y municipales, en las que la vicepresidenta hizo campaña por Podemos pero también por algunos de sus adversarios como Más Madrid y Compromís, y el adelanto electoral del presiente del Gobierno, Pedro Sánchez, Podemos renunció al requisito de las primarias y se abrió a coaligarse con Sumar.

Aunque Montero se quedó fuera de las listas, los morados pactaron quince puestos de salida —en ocho de los cuales había posibilidades de ser elegidos— se garantizó el 23% de los recursos económicos dentro del grupo —que ahora perderán pero recibirán a cambio los que les correspondan del Grupo Mixto, además de las subvenciones del Ministerio del Interior— a cambio de permanecer "durante la completa duración de la legislatura" dentro del grupo parlamentario. Un compromiso que, a día de hoy, está roto.

Podemos: "Sumar ha impedido que hagamos política"

Pese a la compleja situación interna, Podemos salió ganando en el reparto al lograr cinco diputados dentro del grupo, el mismo número que Izquierda Unida y los comunes. Sin embargo, Díaz no les dio ninguna portavocía adjunta dentro de la coalición, que fueron a parar a manos de Aina Vidal (comunes), Àgueda Micó (Compromís) y Jorge Pueyo (Chunta). Una decisión que encendió aún más los ánimos dentro de la formación, que presionó lo máximo posible para tener, al menos, una cartera dentro del Ejecutivo. Díaz ofreció a los morados que Nacho Álvarez fuera su representante al frente de Derechos Sociales, pero Belarra lo rechazó alegando que solo la dirección podía elegir a sus ministros. Finalmente también se quedaron fuera del reparto ministerial. Según fuentes de Sumar, Podemos tampoco exigió que Belarra fuera ministra sino que, como manifestó públicamente, debía ser Irene Montero y en la cartera de Igualdad, que en esta segunda legislatura de coalición ha pasado a manos del PSOE.

En estos meses, desde la Constitución de las Cortes, los morados han ejercido como el verso suelto de la coalición: han tratado de presentar iniciativas en solitario dentro del grupo, han amagado con votar en contra de algunos proyectos clave del Gobierno como serán los Presupuestos Generales del Estado, y han pedido negociar bilateralmente con los socialistas. Este martes, después de que Podemos pidiera que Belarra le diera la réplica al ministro de Exteriores, José Manuel Albares, y Sumar se lo negara, los morados han decidido ejecutar la ruptura.

"Sumar ha intentado impedir que los diputados y diputadas de Podemos hagan política", alegó el coportavoz de Podemos y diputado Javier Sánchez Serna desde el Congreso. "Hace unas semanas, PSOE y Sumar decidieron echar a Podemos del Gobierno. Nuestra respuesta fue que aceptábamos el golpe y pasábamos página. Hemos intentado hacer todo lo posible en Sumar, pero se ha demostrado imposible. Por eso les anuncio que desde ahora pasamos al grupo mixto", prosiguió. Hasta ahora los morados habían descartado irse al mixto por su cuenta —esgrimían que era Díaz la que tenía que echarlos—, pero finalmente han dado el paso para desvincularse por completo de Sumar.

La intención de Podemos es formar una suerte de frente amplio con otras formaciones como Esquerra Republicana, EH Bildu y el BNG e iniciar una negociación bilateral con el PSOE para cada ley. "Desde las instituciones, desde las calles, vamos a seguir trabajando para volver a gobernar en coalición", señaló Sánchez Serna. Sin embargo, con los estatutos en la mano, su salida del grupo parlamentario, que ya se ha formalizado, debe pasar antes por su máximo órgano de dirección, el Consejo Ciudadano. A preguntas de infoLibre, fuentes de la organización no confirman si lo han hecho o lo harán próximamente.

Sumar: "Es un incumplimiento flagrante del acuerdo"

La portavoz parlamentaria de Sumar, Marta Lois, ha comparecido poco después de Sánchez Serna también desde el Congreso y ha lamentado la marcha de los cinco diputados morados. Es más, ha expresado su sorpresa por haberse enterado de la noticia por los medios de comunicación —miembros de Podemos también han dejado patente su malestar ante el hecho de que el medio de Iglesias revelara la decisión—. "No se nos ha facilitado ningún tipo de explicación previa", ha asegurado Lois. La diputada Carolina Alonso ha publicado un significativo tuit al respecto: "Me acabo de enterar por Canal Red".

Asimismo, fuentes de la coalición de Díaz consultadas por este periódico califican de "excusa" que Podemos justifique su marcha por no dejarles intervenir en el pleno de este martes y recuerdan que en el acuerdo de coalición los morados se comprometieron a permanecer dentro del grupo parlamentario "durante la completa duración de la legislatura".

El papel del medio de Iglesias ha sido clave durante los últimos meses. Los mensajes que trasladaban los editoriales del medio coincidían milímetro a milímetro con la posición pública de la dirección morada, pero también vertían críticas contra Díaz que los diputados de Podemos no se atrevían a hacer públicamente, lo que ha generado un profundo malestar dentro de Sumar.

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"Esta ruptura supone un flagrante incumplimiento del acuerdo. Supone una gran deslealtad con los más de tres millones de ciudadanos que nos votaron el 23 de julio", afirmó Lois, que también lamentó que la decisión de Podemos llegue en un momento en el que el Gobierno "está sometido a un hostigamiento" por parte del "bloque reaccionario de la derecha y la extrema derecha". Fuentes de la coalición dan por hecho que la ruptura se produce como respuesta al reglamento que prepara el grupo parlamentario, que castiga con multas y, en los casos más graves, con expulsión, la ruptura de la disciplina de voto.

Lois se defendió de las críticas de Podemos sobre su ausencia de acción política. "Todas las decisiones que aceptamos se hicieron con democracia y consenso, no compartimos esa visión un tanto victimista de Podemos", alegó. Sobre si los cinco diputados morados pueden hacer caer alguna votación importante, dijo que a Sumar y al bloque progresista "no le cabría en la cabeza que algún diputado de izquierdas quisiera remar en contra" del Ejecutivo de coalición.

Por último, remarcó que Díaz, presente en el pleno, se enteró por los medios de comunicación del anuncio —un miembro del equipo de prensa de Sumar fue quien le advirtió— y que Podemos no se ha puesto en contacto ni con la vicepresidenta segunda ni con ella misma para comunicarles su marcha, aunque sí confirmó que se produjo una "llamada" a otro miembro del grupo parlamentario. Según detallan fuentes de ambas formaciones, esa persona es Josep Vendrell, exjefe de gabinete de Díazencargado ahora de la puesta en marcha de Movimiento Sumar.

Ha pasado solo medio año desde que Podemos firmó el acuerdo para ir en coalición con Sumar a los comicios del 23J. La decisión permitió capitalizar los votos de la izquierda alternativa al PSOE en una misma candidatura, liderada por Yolanda Díaz, y reeditar el Gobierno con los socialistas. Sumar, con 31 escaños en el Congreso, se convirtió en el socio minoritario del Ejecutivo de coalición pero con Podemos fuera del reparto ministerial. Esa decisión, unida a los múltiples desencuentros de los últimos dos años, ha llevado a la formación que encabeza Ione Belarra a tomar una de las decisiones más trascendentales de la incipiente legislatura: romper con Sumar para irse al Grupo Mixto.

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