Medio año para las elecciones municipales y en Barcelona los partidos de derechas siguen sin candidato a la alcaldía. Mientras, la izquierda ya tiene los deberes hechos. Quien más expectativas despierta, sin duda alguna, es el exalcalde Xavier Trias. Si nada se tuerce, será el candidato de Junts, que está deseándolo. Si el histórico convergent da el paso, lo que pronostican las encuestas —un triple empate entre comunes, ERC y PSC— será papel mojado.
Trias se deja querer, pero no quiere tutelas. "Que pueda hacer lo que me da la gana", exige. Y pone otra otra condición: que su partido "deje de hacer según qué cosas", una referencia velada a la política de choque constante que mantiene con Esquerra, tras su salida del Govern. A seis meses para las elecciones todo está aún muy verde y, más allá de los eslóganes y la retórica propia de la precampaña, ningún partido se atreve a aventurar un horizonte claro.
Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), Barcelona en Comú (BComú) y el Partit dels Socialistes de Catalunya (PSC) confían en Ernest Maragall, Ada Colau y Jaume Collboni, respectivamente, para tomar la vara de mando del consistorio. Dos hombres y una mujer, la actual alcaldesa. La primera en la historia de Barcelona, por cierto. Todos ellos son caras conocidas de la política institucional. Los tres repiten como cabezas de cartel, Colau y Collboni por tercera vez consecutiva, y Maragall por segunda, aunque de 1995 a 2003 ya fue concejal.
"La opción de Trias es muy deseada", reconocen en Junts
En Junts cuentan los segundos que faltan para que Trias se pronuncie, antes de Navidad, después de sucesivos retrasos. "Es una opción muy deseada", reconocen fuentes del partido. Anhelan con toda su alma un sí, quiero, del exalcalde. Son tantas las ganas que algunos ya lo dan por hecho: "De cabeza de lista irá Trias", dijo recientemente en una entrevista a TV3 Josep Maria Argimón, exconseller de Salud y posible número dos del posconvergente. Trias se estrenó como número uno por CiU en 2003, repitió en 2007 y en 2011, cuando logró ser alcalde, y se quedó con las ganas en 2015, porque Colau le ganó por la mínima —11 concejales a 10—.
"Trias vendrá a culminar un trabajo que ya se ha hecho durante todo el mandato, si es que viene, y será el voto útil para echar a la alcaldesa que ni los socialistas ni Esquerra pueden reclamar", explica Joan Rodríguez, concejal y presidente de la federación de Junts en Barcelona. Cabe señalar que la opción de Trias es una de las pocas bazas, por no decir la única, que tiene la formación que dirigen Laura Borràs y Jordi Turull para sacar un resultado notable en la capital catalana. El nerviosismo en el grupo municipal de Esquerra es palpable, cuenta otra fuente consultada por este medio, ya que es probable que el exalcalde convergente arañe votos en el caladero de los republicanos, además de los socialistas. El partido republicano lo niega, porque el voto prestado que recibieron en 2019 ya ha vuelto a Junts en las últimas encuestas.
En su contra juegan unas declaraciones que hizo en mayo en el programa Cafè d’Idees de La 2 y Ràdio 4, en las que aseguró que no se iba a presentar: "Estoy jubilado". Si bien es cierto que lo dijo antes de que Elsa Artadi, la que iba a ser cabeza de cartel por Junts, dejara la política, ese mismo día se autoexcluyó a sí mismo por la edad —tiene 76 años—, aunque hacía referencia a Maragall, que en enero cumple 80: "No quiero llegar a la situación de Ernest [Maragall], con todo el respeto. El proyecto de Barcelona no es el de unas personas que se van, […] tiene que ser una persona que tenga voluntad de ser alcalde muchos años".
El PSC quiere "pasar página de Colau", asegura a infoLibre Carlos Prieto Gómez, director de campaña del PSC en Barcelona y subdelegado del gobierno español en la capital catalana. "Acordamos un gobierno porque teníamos que evitar una alcaldía independentista en unos años muy convulsos del procés", dice, a la vez que achaca a la alcaldesa una forma de hacer basada en "dogmatismos" con "muchos experimentos fallidos y decisiones no consultadas [con ellos, su socio de gobierno]".
Collboni ha adoptado a lo largo de la legislatura una política business friendly, más propia de la antigua Convergència, para desmarcarse de la visión económica de los comunes y arrancar logros como la Copa América de Vela, que se celebrará en 2024 en la capital catalana. Una competición, por cierto, de las más importantes del mundo y con la que la Valencia de Rita Barberá se endeudó en 2007 por valor de 370 millones de euros, un lastre que aún siguen pagando. A pesar de todo, PSC y comunes van al unísono y mantienen un discurso cerrado en el que prometen que eso ahora no ocurrirá.
Los comunes quieren una campaña centrada en lo municipal
"Queremos unas elecciones muy centradas en temas de ciudad, porque tenemos posiciones sólidas que nos favorecen y con las que nos sentimos cómodos", exponen desde los comunes a este diario. Para ello esgrimen la acción de gobierno y los acuerdos alcanzados con PSC, dentro del ejecutivo, y con ERC, fuera de él, como sinónimos de voluntad de diálogo y pacto. Uno de sus proyectos estrella —y polémico— son las supermanzanas, una "experiencia de éxito" reconocida recientemente en la Cumbre Mundial de Ciudades, celebrada en Buenos Aires. Esta política urbanística consiste en reducir de forma sustancial el paso de vehículos a motor en una área de la ciudad con el objetivo de reducir la contaminación, aumentar la vegetación y, en definitiva, dar mayor protagonismo al peatón.
Maragall ganó las pasadas elecciones pero no alcanzó la confianza mayoritaria de la cámara, después que Colau sí lo consiguiera con los votos de su partido, de los socialistas y de tres de los seis miembros de la candidatura de Manuel Valls, exprimer ministro francés que volvió a Barcelona, donde nació, con la marca Barcelona pel Canvi–Ciudadanos. Es por eso que el partido quiere evitar a toda costa los resultados de 2019. "Hay que ganar de forma incontestable", admiten fuentes de ERC a infoLibre.
Más allá de las fronteras de Barcelona, los partidos también se posicionan sobre infraestructuras clave, como puede ser la ampliación del aeropuerto del Prat. Mientras Junts y el PSC la defienden y consideran que es necesaria para aumentar el volumen de negocio en Cataluña, ERC y comunes son partidarios de no tocar nada, más aún cuando esta reforma afectaría a un espacio protegido medioambientalmente a nivel europeo.
Ciudadanos, entre batallas internas y en peligro de extinción
Quien más sufre de cara a estas elecciones municipales en Barcelona es Ciudadanos, que padece una sangría de cargos que no cesa. Con la incógnita de si van a sobrevivir, el 24 de octubre se les fue la líder del partido naranja en la capital catalana, Luz Guilarte, que también era la alcaldable para las elecciones del año que viene. Dimitió porque su compañero de filas en el consistorio Paco Sierra se autoproclamó líder de grupo municipal. Para ello contó con el apoyo de Noemí Martin, la concejala que sustituyó, a su vez, a Celestino Corbacho, exministro de Industria y exalcalde de Hospitalet de Llobregat, que se fue del Ayuntamiento por jubilación.
Nacho Martín Blanco y Ana Grau, ambos diputados en el Parlament, son los dos nombres que suenan con más fuerza para liderar el proyecto de Ciudadanos. "Tienen capacidad, viven en Barcelona, son conocidos… serían grandísimos candidatos", cuenta a este periódico Joan García, responsable de Relaciones Institucionales de Ciudadanos en Catalunya.
El partido que lidera, de momento, Inés Arrimadas, se encuentra roto en la capital catalana y en medio de un proceso de refundación que cambiará por completo el partido. "Queremos transmitir una imagen de renovación", apunta García. El responsable de Relaciones Institucionales de Ciudadanos en Catalunya explica que el futuro de la formación tiene que pasar por abrazar como sello de identidad el pensamiento liberal, tras nacer como un espacio socialdemócrata, y trasladar una visión europeísta como la de Renew Europe en el Parlamento Europeo, la familia política a la que pertenecen. Para lograrlo, se han reunido con distintas formaciones de distintos países, pero del mismo espacio. A nivel local, reivindican su papel de oposición, al haber sido el único grupo que ha votado en contra de todos los presupuestos municipales esta legislatura.
La entrada en el Ayuntamiento, muy disputada
Para lograr representación en el Ayuntamiento de Barcelona hacen falta un buen puñado de votos. Como mínimo, el 5% de las papeletas emitidas por los ciudadanos. Es por eso que Ciudadanos, Valents, PP, la CUP y Vox lo tienen difícil para lograr representación. Lo saben bien los populares, que en 2019 entraron en el consistorio por la mínima, por un margen del 0,01% y con dos concejales.
En el PP pintan bastos. "No tienen candidato a medio año de las elecciones, hay algo que no cuadra", dice a este medio una fuente próxima al partido. Josep Bou se presentó en 2019 como alcaldable por los populares, aunque no tiene carné del partido, y la cosa no fue nada bien. "Se escogió a Bou para que hiciera cuatro extravagancias, sacar el resultado y que se fuera", resume una persona cercana a la formación. Eso no pasó, y el empresario panadero tuvo que convivir con un equipo que él no escogió, con el que no se sentía cómodo y sin margen de maniobra. El todavía concejal está ahora más volcado en sus negocios que no en la política institucional, aunque en esta legislatura estuvo sondeado por Vox para recalar en la formación de extrema derecha, que no ha respondido a las preguntas de este medio.
Lorena Roldán, ex de Ciudadanos y ahora del PP, suena bien en Comte d’Urgell, donde los populares tienen su sede en Barcelona. También agrada Àngels Esteller, histórica del partido, así como Daniel Sirera, expresidente del PP en Catalunya, exconcejal en Barcelona y actual jefe de gabinete del presidente de los populares en la Comunidad Valenciana, Carlos Mazón. Quien decidirá será Génova, informan fuentes del partido a infoLibre.
"Para nosotros estar en el Ayuntamiento y ser decisivos sería un éxito", se moja el responsable de Relaciones Institucionales de Ciudadanos en Catalunya. Para conseguirlo tratarán de convencer al electorado con su experiencia de ocho años en los despachos de la plaza Sant Jaume.
La seguridad es otra de las bazas que jugará el partido naranja, igual que lo hará Valents, que está en el consistorio tras la división con los de Ciudadanos. El partido de Eva Parera, primero de Unió —el partido hermano de Convergència, con el que formaron históricamente la coalición CiU—, luego de Units —surgido de la extinta Unió—, y más tarde independiente por el PP en el Parlament, cuenta con dos concejales y una regidora no adscrita que en la práctica trabaja codo con codo con el grupo municipal. A pesar de la experiencia en el consistorio, no lo tendrán nada fácil para entrar, la primera vez que se tengan que medir en las urnas con su marca, en una competición encendida y muy ajustada de los partidos de derechas.
"Las encuestas internas dicen que entramos en Barcelona, tenemos un año de vida y las perspectivas son muy buenas", resumen fuentes de Valents. "Es razonable que salga bien, es una marca nueva, fresca, que conecta con la gente, especialmente dentro del ámbito constitucionalista, donde muchos votantes se sienten abandonados y traicionados", añaden.
Ver másColau se presentará a la Alcaldía de Barcelona para optar a un tercer mandato
La militancia de la CUP confía en Basha Changue para volver a estar en el Ayuntamiento de Barcelona, tras quedarse fuera en 2019. El responsable de estrategia de la campaña de la formación anticapitalista, Adrià Plazas Vidal, cuenta que ya están trabajando en el programa electoral, confían que esta vez sí conseguirán representación en el consistorio y se reivindican como un partido al "servicio de las clases populares". Changue es una candidata con mucha implicación en Nou Barris, distrito históricamente obrero y periférico de la ciudad, así como en la lucha antiracista.
La candidatura anticapitalista ve a los comunes y al PSC en un "fin de ciclo", tras llevar a cabo políticas "continuistas" y considera que su proyecto rupturista se desmarca del resto de formaciones independentistas. Sobre Esquerra, Plazas piensa que está adoptando el espació hegemónico que ha tenido la antigua Convergència y por eso la tilda de "socioliberal", mientras de Junts apunta que está sumida en batallas de poder internas. En cuanto a la extrema derecha, son claros: "El fascismo no debería tener ningún espacio público ni cabida en ninguna sociedad".
Ninguna formación se aventura a pronosticar pactos poselectorales, pero el PSC apuesta por acuerdos con las fuerzas progresistas, en referencia a comunes y ERC, aunque no ve a los republicanos demasiado dispuestos a ello, y los comunes bendicen la misma fórmula. En caso de tener que elegir, la decisión se someterá a las bases, cuentan fuentes del partido de Colau. A medio año de las elecciones, pensar en resultados queda muy lejano, más aún con las expectativas que genera Trias.
Medio año para las elecciones municipales y en Barcelona los partidos de derechas siguen sin candidato a la alcaldía. Mientras, la izquierda ya tiene los deberes hechos. Quien más expectativas despierta, sin duda alguna, es el exalcalde Xavier Trias. Si nada se tuerce, será el candidato de Junts, que está deseándolo. Si el histórico convergent da el paso, lo que pronostican las encuestas —un triple empate entre comunes, ERC y PSC— será papel mojado.