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Aniversario del 14 de abril

¿Qué esconde el auge revisionista sobre la II República?

La proclamación de la II República en la Puerta del Sol de Madrid.

86 años después de su proclamación, la II República española sigue dando de qué hablar. Este viernes 14 de abril se celebra el aniversario del inicio del segundo y último periodo republicano que ha tenido España durante su historia, pero lo cierto es que la II República, lejos de estar relegada a ser un capítulo histórico más, es un tema que cada cierto tiempo genera debate. Y el último se ha producido por la publicación del libro 1936: Fraude y Violencia, escrito por los historiadores Manuel Álvarez Tardío y Roberto Villa García, que desvela el supuesto pucherazo perpetrado en las elecciones de 1936, vencidas por el Frente Popular pocos meses antes del golpe de Estado que conduciría a la Guerra Civil.

Los propios Álvarez Tardío y Villa afirman que esos comicios "no fueron un pucherazo", sino un "fraude localizado" en algunas circunscripciones que, sin embargo, afectó a una cantidad notable de los escaños en juego. No obstante, según declararon a El Español, los autores no pretenden discutir sobre la legitimidad de los meses posteriores a las elecciones ni tampoco sobre el golpe de Estado del 18 de julio, pero buena parte de la derecha mediática española ha utilizado el libro para hacer exactamente eso. La Gaceta afirmó a tenor de la obra que "la confirmación del fraude del 36 deslegitima la memoria histórica", mientras el periodista César Vidal sostuvo que ese fraude también "deslegitima al Frente Popular" y el escritor Pío Moa insistió en que tanto los comicios como los acontecimientos posteriores fueron los que provocaron un "alzamiento perfectamente justificable y justificado".

Se trata de un discurso que "busca una legitimación historiográfica para defender una serie de postulados políticos", según Julián Casanova, catedrático de Historia Contemporánea en la Universidad de Zaragoza. Y con él coincide José Álvarez Junco, excatedrático de Historia del Pensamiento y los Movimientos Sociales de la Universidad Complutense de Madrid, que tacha a historiadores como Moa de "propagandistas" que buscan "justificar el franquismo" a través de la historiografía.

"Es verdad que las elecciones de 1936 no fueron limpias del todo, ni estuvieron libres de violencia, porque se vivieron de una manera primitiva en un país sin experiencia" democrática anterior, explica Álvarez Junco, que señala que son conocidas desde hace tiempo algunas irregularidades en los comicios. "Pero eso no quiere decir que quede legitimado el golpe de Estado, como hacen algunos historiadores como Pío Moa", sostiene el experto, que explica –como también señalan Álvarez Tardío y Villa en su libro– que buena parte de estas irregularidades vinieron causadas precisamente por la dimisión de "las autoridades de derechas", entre ellas el propio presidente del Consejo de Ministros, Manuel Portela, antes de que terminase el recuento.

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"Se corrió la voz de que había ganado el Frente Popular y los resultados se confirmaron mal, en un clima de excitación", señala Álvarez Junco, que sin embargo no incluye a Álvarez Tardío y Villa entre los académicos a los que tacha de "propagandistas". "Son buenos investigadores que no deberían dejarse utilizar por gente que quiere justificar el franquismo", apunta Álvarez Junco.

"Todos los historiadores que hemos estudiado aquellos meses sabíamos que hubo denuncias de pucherazo, pero para ser una sociedad dominada por oligarcas y caciques, aquellas fueron unas elecciones bastante limpias", apunta por su parte Casanova. Para el historiador, el discurso revisionista con respecto a la II República viene de lejos, ya que comenzó a difundirse durante el franquismo, pero "mucha más historiografía ha desmontado los mitos de la dictadura sobre la República".

Pero, ¿es cierto que en los últimos años se ha potenciado este discurso revisionista? Para Álvarez Junco, "a partir del año 1998 o 1999, con los libros de Pío Moa", comenzó a extenderse un relato de la caída de la II República alternativo al enarbolado por los historiadores hasta el momento. Pero Casanova afirma que la "alimentación por parte de algunos medios de comunicación" ha incrementado la difusión de esta revisión con la intención de "defender postulados políticos". En este sentido, el historiador de la Universidad de Zaragoza sostiene que, en los últimos tiempos, el revisionismo de esta etapa histórica tiene una motivación política concreta: "Asociar la izquierda actual con la de 1936", para poner en duda su legitimidad.

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