España inmunizará con la solución de AstraZeneca y la Universidad de Oxford solo a personas mayores de 60 años, protagonizando –en coordinación con la Unión Europea– un cambio de rumbo de 180 grados con respecto a la estrategia seguida hasta el momento. Se inoculaba a todo aquel menor de 65 por la ausencia de evidencia suficiente sobre la respuesta inmunitaria en ancianos: pero ahora pesa un riesgo que, pese a ser muy bajo, es real. El fantasma de los trombos recorre Europa: la Agencia Europea del Medicamento (EMA, siglas en inglés) cree que es posible que el producto de la farmacéutica anglosueca genere coágulos peligrosos en uno de cada 100.000 vacunados –proporción muy menor a los graves efectos de otros medicamentos–. En principio, con más prevalencia en mujeres jóvenes, pero faltan datos para sacar conclusiones contundentes.
El principio de precaución se ha impuesto, a pesar de que la agencia cree que los beneficios siguen superando a los riesgos, tras una jornada caótica en la que las decisiones se han tomado en cascada y con los datos justos en la mano. Esa relación beneficio/riesgo "no es incompatible con que se tomen medidas a nivel nacional para adaptar las campañas de vacunación a las evidencias que se van conociendo", defendió María Jesús Lamas, directora de la Agencia Española de Medicamentos, en una rueda de prensa celebrada pasadas las 11 de la noche del miércoles. La ministra de Sanidad, Carolina Darias, asegura que no ha tomado una decisión sobre la administración de la segunda dosis de AstraZeneca para los menores de 60 ya vacunados con la primera dosis: "Tenemos que esperar para ver la decisión que se toma en el ámbito europeo", afirmó, haciendo referencia a estudios que podrían apuntar a la idoneidad de completar la pauta con otro producto.
La EMA, según han explicado sus responsables en rueda de prensa, no tiene del todo claro que los trombos se produzcan con más frecuencia en mujeres jóvenes, aunque es el tramo etario que más ha sufrido este efecto secundario cuyo vínculo con la vacuna parece claro –a la espera de más estudios al respecto–. La agencia, de hecho, evitó pronunciarse sobre lo que debían hacer los países o sobre los perfiles con más probabilidad de sufrir estos coágulos. En primer lugar, porque depende de la capacidad de cada Estado para suplir la carencia que supondría la cancelación de la inoculación con AstraZeneca con dosis de otra farmacéutica. Así lo explica la nota de prensa: "El uso de la vacuna durante las campañas de vacunación a nivel nacional también tendrá en cuenta la situación de la pandemia y la disponibilidad de la vacuna en cada Estado miembro".
Y en segundo lugar, porque los indicios señalan a mujeres menores de 55 años como las candidatas más probables a sufrir este efecto secundario (aunque sigue siendo extremadamente infrecuente), pero, debido a la falta de casos, es imposible asegurarlo con rotundidad. Los resultados pueden estar sesgados por los grupos etarios a los que se está dirigiendo la solución de la empresa anglosueca. Se han detectado, hasta el pasado 4 de abril, 222 casos de entre 34 millones de vacunados entre la Unión Europea y Reino Unido. 1 de cada 100.000, aproximadamente. Es una prevalencia algo mayor de la detectada entre la población general, pero muy baja: no se pueden sacar todavía grandes conclusiones con una muestra tan reducida. No es demasiado representativa.
Sin embargo, en Reino Unido, que al salir de la Unión Europea toma sus propias decisiones con respecto la campaña, lo tienen algo más claro. El Gobierno británico ha decidido evitar AstraZeneca para los menores de 30 años, siguiendo datos ofrecidos por investigadores de la Universidad de Cambridge y publicados esta tarde: el balance riesgo/beneficio, el principal factor a tener en cuenta a la hora de aplicar los resultados de la vigilancia farmacológica, no es positivo para este tramo. Así lo mostró en un gráfico la directora ejecutiva del Winton Centre for Risk & Evidence Communication, parte de la institución académica británica.
Así, España, en coordinación con el resto de países de la Unión Europea, evitará la vacuna de AstraZeneca para menores de 60 años, siendo aún más cauta que los vecinos británicos. En base a un vínculo con trombos con bastante evidencia a sus espaldas y en base a una relación con mujeres menores de 55 que aún no está clara para la EMA, aunque Reino Unido opina que el riesgo para los más jóvenes es digno de tener en cuenta.
El Ministerio de Sanidad ha llevado la propuesta a la reunión del pleno del Consejo Interterritorial, compuesto por los consejeros de Salud o Sanidad de las distintas autonomías. La decisión de vacunar con AstraZeneca por ahora solo a personas de 60 a 65 años ha contado con el rechazo de Madrid, que considera que debe regir la opinión de la EMA de que los beneficios superan a los riesgos, y la abstención de Euskadi y Ceuta.
Los investigadores alemanes que se adelantaron
Los mensajes principales de la Agencia Europea del Medicamento (EMA, siglas en inglés) fueron claros. Pero el organismo fue inconcreto en los detalles debido a la cautela de una muestra tan reducida. "Es importante decir esto: [el trombo tras la vacunación] es muy, muy raro (...) La posibilidad de sufrir un síntoma grave del covid es mucho más grande", insistió en varias ocasiones durante la rueda de prensa celebrada este miércoles la directora ejecutiva de la EMA, Emer Cooke.
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Curiosamente, las conclusiones de la Agencia Europea del Medicamento sobre por qué la vacuna de AstraZeneca puede causar eventos trombóticos coinciden con las alcanzadas hace unas semanas por un grupo de investigadores de la Universidad de Greifswald (Alemania). No se trata solo de identificar una posible correlación, ya que no siempre implican causalidad: los esfuerzos científicos se han centrado en las últimas semanas en intentar entender por qué ocurre, aunque sea con tan baja frecuencia, para poder alertar a la población y salvar vidas. Los especialistas del centro alemán incluso le pusieron nombre: "Síndrome de trombocitopenia protrombótica inmune inducida por vacuna" o VIPIT.
Trombocitopenia significa, explica en este artículo el vocal de la Junta de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia Ramón Lecumberri, que bajan las plaquetas. Las plaquetas son trozos pequeños de células que circulan por nuestra sangre: cuando ocurre este extraño síndrome, los anticuerpos de la vacuna reaccionan con ellas, haciendo que se agrupen y, por otro lado, que descienda su número. Al agruparse, pueden generar trombos: es lo que significa el segundo palabro de la denominación propuesta por los investigadores, protrombótica.
El síndrome, explica tanto la EMA como los expertos que mejor conocen este tipo de trombos, pueden darse tanto en la cabeza (trombosis del seno venoso cerebral) como en el abdomen (trombosis de la vena esplácnica). Así, la agencia europea asegura que en los días posteriores a la vacunación, si aparece un dolor de cabeza intenso, que no se va de ninguna manera o que incluso se agrava a lo largo de la jornada, o un dolor abdominal persistente, hay que buscar atención médica inmediata. Otros síntomas, como hinchazón de extremidades, visión borrosa o dificultad para respirar también ayudan a identificar el evento trombótico. El tratamiento rápido es vital para salvar la vida en caso de que aparezca esta –insistimos– extremadamente rara dolencia.