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¿España pierde el equilibrio? Por qué las caídas son ya la primera causa de muerte no natural

Imagen de archivo de varias personas paseando por el centro de Madrid.

El titular no dejó indiferente a nadie. Por dos cosas, una buena y una mala. La primera, que por primera vez en cinco años los suicidos han descendido en España. La segunda, que las caídas accidentales han crecido tanto en los últimos años que ya se sitúan como la primera causa de muerte no natural en nuestro país. Así lo certifica la Estadística de Defunciones según la Causa de Muerte publicada por el INE este miércoles.

Vayamos al detalle. Si en 2022 hubo 4.227 muertes por suicidio, en 2023 ese número se situó en 3.952, un 6,5% menos. Es el primer descenso desde antes de la pandemia. En paralelo, las caídas se incrementaron prácticamente en la misma proporción (6,1%). Pasaron de suponer 3.788 causas de muerte no natural en 2022 a 4.018 en 2023. Desde 2019 su ascenso es continuo. No frena.

La pregunta que surge a continuación es obvia: ¿por qué? La respuesta es multifactorial. Y de hecho lleva años estudiándose. El equipo de investigación dirigido por María Victoria Zunzunegui, por ejemplo, publicó ya un estudio al respecto en 1997. Estaba enmarcado en el municipio madrileño de Leganés, pero ya tenía datos reveladores: caerse era más probable para las mujeres mayores de 65 años, viudas, con más de seis enfermedades crónicas, con limitaciones funcionales, incontinencia y problemas de sueño

Más tarde hubo otras investigaciones que vinieron a confirmar, en síntesis, las mismas ideas. Uno realizado en Córdoba y publicado en 2006 concluyó que "los factores que se relacionaron con mayor riesgo de presentar caídas fueron: tener mayor edad, ser mujer, estar viuda, sin estudios, presentar dificultad para mover ambas extremidades superiores y orientarse en el espacio, consumir un mayor número de fármacos, y un peor estado de salud percibido". En 2014, otro informe publicado tras analizar este fenómeno en Lleida reveló por su parte que son "el miedo a caer, los síntomas depresivos y la discapacidad básica" los tres factores más influyentes. Pero en resumen, sintetizó otra investigación en 2008: "La incidencia de caídas en España es elevada".

Zunzunegui ha buceado en los datos del INE para afinar un poco más. Y ha comprobado que efectivamente son los más mayores y ellas quienes más muertes por caídas sufren. En números absolutos, analizando los datos para los mayores de 70 años, ha habido 1.717 muertes de mujeres y 1.527 de hombres por esta causa. Ahora bien, si se pone en relación el número por cada 100.000 habitantes, la cosa cambia. Ahí son ellos los que tienen una mayor mortalidad. Ocurre en todos los tramos de edad, aunque con más diferencia entre unos y otras en el de mayores de 90. La respuesta es simple: ellas viven más. Pero eso sí, "lo hacen con peor estado de salud", confirma Lorenzo Armenteros, portavoz de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG). Eso da un indicio de cómo se pueden explicar todos estos números.

Primer factor: cada vez somos más mayores

Volvamos a los datos totales, sin diferenciar entre hombres y mujeres. La primera que se extrae del INE es que hay más muertes no naturales por caídas accidentales en los grupos de población de mayor edad. Por eso tiene sentido, en una población cada vez más envejecida, que estas cifras sean cada vez más altas. Lo señala así el vocal clínico de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG), Paco Tarazona. "Hay un envejecimiento poblacional que hace que aumente la población mayor de 65 años", explica. Actualmente suponen el 20,2% del total de la población; hace una década, el 17,5%

¿Qué ocurre? Que son estas las personas, señala Armenteros, las que tienen más "patología osteomuscular y ósea", lo que provoca que "las caídas tengan más gravedad". Es decir, no es necesariamente que las personas mayores se caigan más, sino que, si lo hacen, las consecuencias son peores.

Pero en cualquier caso: sí, tienen más riesgo de caerse. Y aquí entra en juego el segundo factor que, a juicio de las fuentes consultadas, explican los números. Y también las diferencias entre ellas y ellos.

Segundo factor: cada vez tomamos más fármacos

"Los mayores de 65 años asocian una alta prevalencia de comorbilidades" que van más allá de las cuestiones meramente óseas y musculoesqueléticas, explica Tarazona. "Sufren más enfermedades crónicas y alteraciones funcionales", ahonda. Y eso les lleva a un mayor consumo de fármacos, lo que tanto Tarazona como Armenteros denominan "polifarmacia". Hay algunos además que influyen bastante en el riesgo de sufrir una caída accidental: son, según la SEGG, las benzodiacepinas, los hipnóticos, diuréticos, hipotensores, neurolépticos y aquellos que pueden tener impacto sobre la salud muscular.

Detengámonos en los primeros. España es líder en el consumo de benzodiacepinas, un fármaco que suele recetarse para dormir mejor por su efecto ansiolítico, hipnótico y relajante muscular. Según los datos de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes difundidos por la Sociedad Española de Patología Dual el año pasado, nuestro país toma 110 dosis diarias de este tipo de medicamentos, una cifra que 2.750 veces mayor que la de Alemania, con 0,04 dosis diarias. Sólo se nos acercan Bélgica y Portugal, con 85 y 80 pastillas diarias, respectivamente.

Son las mujeres quienes más las toman, además. Lo confirman los expertos y hasta un informe del Ministerio de Sanidad, que señala que el consumo de dosis diarias por cada 1.000 habitantes de ansiolíticos de ellas es un 83% más elevado que el de ellos. Y el doble en el caso de los hipnosedantes.

Pero aquí también entran en juego los opioides tan utilizados en los tratamientos del dolor crónico, una enfermedad con un importante sesgo de género. "Todos estos medicamentos contribuyen a elevar el riesgo de caídas. Si a eso le sumamos que sus consecuencias son graves, ya tenemos el resultado", sentencia Armenteros, que añade a todos estos fármacos uno más: el que se usa como tratamiento de la cada vez más frecuente enfermedad cardiaca de la fibrilación auricular. Es, explica, un anticoagulante que evita trombos. Pero que hace la sangre "más fluida", lo que "incrementa la posibilidad de sangrado" tras una caída. Es decir, que también aumenta la gravedad.

¿Y los accidentes laborales?

En cualquier caso, y aunque no son tan frecuentes, también hay muertes de jóvenes por caídas accidentales. Según se extrae del INE, en 2023 hubo 25 entre quienes tenían de 25 a 29 años y 54 entre la horquilla de 40 a 44. En este caso, ¿cómo se explica?

El profesor del Máster Universitario en Prevención de Riesgos Laborales de la Universidad Europea Rubén Rodríguez Elizalde lo tiene claro: por los accidentes laborales. Las últimas cifras de siniestralidad laboral —publicadas por el Ministerio de Trabajo y referentes al primer cuatrimestre de 2024— reflejan que desde el año pasado ha habido un incremento en la misma. Por ejemplo, ha habido un 3% más de accidentes graves y un 2,5% más de los mortales. Dentro de estos últimos, señala el profesor, "las caídas ocupan un lugar muy prominente y preocupante". Sobre todo en dos sectores, según se extrae de los datos oficiales: el del transporte y el de la construcción.

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Y en este caso, ¿cómo puede explicarse? Según concreta Rodríguez Elizalde, es una cuestión que tiene más que ver con la prevención de riesgos. Y con las altas temperaturas.

De cualquier modo, todas las fuentes consultadas auguran que, si no se actúa, estas cifras se verán incrementadas. Y cada vez más rápido. A no ser, claro, que se pongan soluciones.

En este sentido, Tarazona apunta por "una atención geriátrica adecuada, en la cual se debe realizar, fundamentalmente en los pacientes frágiles, una valoración geriátrica integral que permita la detección de factores extrínsecos y también intrínsecos de caídas, la identificación de los mismos y la puesta en marcha de medidas para atenuar ese riesgo". "Lo que nos ha dado el INE es un toque de atención para actuar, porque se puede", sentencia por su parte Armenteros.

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