Con un punto de "incertidumbre" porque es imposible evitarla tras tanto "bombardeo" informativo, pero sobre todo con "alegría", porque ve más cerca la manera de "quitarse de en medio" la amenaza del virus, Antonio Sánchez Morodo cuenta los días para convertirse en uno de los primeros españoles en ponerse la vacuna contra el covid-19. Lo hará en calidad de empleado del sector sociosanitario en Gibraltar, donde trabaja con menores con necesidades especiales en una empresa subcontratada por el Gobierno del Peñón. "Empezamos a hacernos test de coronavirus cada 15 días, luego cada semana. Este mismo miércoles me vacuno de la gripe. Y ahora el Gobierno le ha comunicado a la empresa que en breve, si no esta semana la que viene, está previsto que nos vacunen contra el covid-19, porque somos prioritarios. Nos han dicho que ya están listos incluso los contenedores", explica Sánchez, de 54 años, con mujer, un hijo y un nieto.
"A mí mujer le da canguelo, la verdad. No se la ve muy convencida, pero yo no me lo pienso. Hay que vacunarse. Es la única solución", explica, crítico con el "bombardeo" de informaciones en torno a la vacuna, que a su juicio ha contribuido a generar una desconfianza infundada. Y añade: "Esto hay que hacerlo, es la única manera de salir de esta. La vacuna es la mejor herramienta que tenemos para luchar contra el virus. Yo estoy tranquilo. Hombre, está claro que nunca controlas todo. El ser humano comete fallos. Siempre va a haber algún riesgo, como con cualquier medicamento. Pero lo realmente arriesgado es no ponérsela. Y más riesgo corro yo cada vez que voy a trabajar".
Sánchez, residente en Torreguadiario, una pedanía de San Roque, en la comarca del Campo de Gibraltar, en Cádiz, es uno de los aproximadamente 10.000 trabajadores españoles que cada día cruzan la verja para trabajar en el Peñón. El Gobierno de Gibraltar, como territorio de ultramar dependiente de Reino Unido, se va a convertir en el primer trozo de la Península Ibérica en que se empiece a vacunar, tras la aprobación por parte de las autoridades británicas de la vacuna desarrollada por Pfizer y BioNTech. La Autoridad Sanitaria de Gibraltar se ha servido de sus acuerdos con el Servicio Nacional de Salud Británico (NHS, en sus siglas en inglés) para comunicar a su población que comenzará a vacunar en breve. El Gobierno de Fabián Picardo prevé contar con 35.000 dosis, que inicialmente suministrará a los mayores de 80 años y al personal de los Servicios de Residencia para la Tercera Edad (Elderly Residential Services, ERS), la Agencia de Servicios Sociales (Care Agency) y las empresas subcontratadas que los atienden. Aún no hay una fecha cerrada para empezar a vacunar. El Gobierno Gibraltareño afirma que será "próximamente", sin más detalle.
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En una de estas empresas, Ada, trabaja Sánchez, dedicado a la atención a menores con necesidades especiales, entre ellos con autismo. "El trabajo para mí es muy difícil con la pandemia. A veces los niños se asustan al ver la mascarilla. El trato con ellos se hace complicado", explica. Sánchez asegura que, en su empresa, la comunicación de la inminente vacunación ha tenido un recibimiento desigual. "Te diría que más de la mitad vamos para adelante. El resto... Bueno, pues como en todas partes, los hay de todos los colores. Hay algunos que no saben, que están ahí dudando... Y otros directamente dicen que no. Alguno es negacionista, incluso. ¡Se escuchan unas teorías!", señala, confiado en que poco a poco la vacuna se abra paso conforme se haga evidente su correcto funcionamiento. Sánchez explica que no es obligatoria, aunque añade: "Yo entiendo que, si quieres trabajar en esta empresa, te la tienes que poner. Es lo lógico". Le sorprende el pesimismo de algún interlocutor, que le ha preguntado ya, poniéndose en la peor hipótesis, dónde se tratará si tiene efectos secundarios, en España o en Gibraltar. Sobre los posibles problemas derivados de la vacuna, dice: "Si lees los prospectos de cualquier medicina, hasta de un diazepan, te asustas. Hay que confiar. Yo no sé al detalle, pero confío en que hay un trabajo serio, unas garantías, unos procedimientos".
El martes, coincidiendo con las primeras vacunaciones en Reino Unido, las noticias estuvieron en Gibraltar "todo el día" con el tema. ¿Qué percibe? "Hay ilusión, sobre todo. Empezar a ver gente vacunada hace que haya una cierta sensación de que el final puede estar ahí, más cerca. Pero también hay inquietud, claro", señala. El tono de Sánchez se ensombrece mucho más al hablar de las posibles consecuencias del Brexit para los trabajadores transfronterizos que al hablar del covid-19. Ahí sí que no oculta su preocupación ante el posible impacto que pueda tener en las condiciones de trabajo. Aunque la pandemia lo eclipsa todo, los problemas del viejo mundo pre-covid siguen ahí.
El portavoz de la Asociación Sociocultural de Trabajadores Españoles en Gibraltar (Ascteg), Juan José Uceda, cifra en 300 el número de transfronterizos que podrían ponerse la vacuna. "Hay al menos 250 en asistencia a mayores, personas con discapacidad física o psíquica y más de 50, según nuestros cálculos, en el hospital", señala. ¿Hay resistencias entre el colectivo español? "La mayoría se suma, pero siempre hay excepciones. Hay personas que son antivacunas, que ya lo eran antes y lo siguen siendo. Pero al final es algo que suele quedarse en agua de borrajas. El mensaje que tiene que llegar es que todo ha sido muy escrupuloso, que las autoridades lo llevan todo a rajatabla", explica.