A comienzos de los años setenta, en Cataluña vivían 840.000 personas nacidas en Andalucía. Sumados a sus hijos, nacidos ya en alguna de las cuatro provincias catalanas, el total de aquella primera generación llegó entonces a ser superior al millón de personas. Más de 50 años después, hoy es complicado encontrar en Cataluña un entorno laboral en el que la raíz andaluza no esté presente.
Santa Coloma, Nou Barris, Badalona, Rubí, Cerdanyola o Ripollet, por citar sólo algunos enclaves paradigmáticos de esta emigración, han levantado sus pilares con el esfuerzo y la mano de obra andaluza, hoy mutada en múltiples sensibilidades en los escaños del Parlament.
La magnitud del éxodo de andaluces hacia Cataluña, en una época en que de Andalucía salieron en busca de un futuro mejor hasta dos millones de personas, fue tal que los sociólogos, y también los medios, llamaron a esta tierra, la novena provincia andaluza. Ese fue el titular, no en vano, del extraordinario monográfico que dedicó a este fenómeno la revista Andalucía en la historia en abril de 2010, publicación editada por el Centro de Estudios Andaluces.
De ahí que, aunque hoy pueda parecer una entelequia, una de las respuestas más masivas a las movilizaciones del 4 de diciembre de 1977 procediera precisamente de Barcelona.
La hemeroteca y las fotografías de la época dan fe de que más de 300.000 personas acudieron a la convocatoria anunciada como el Día Nacional de País Andaluz en las octavillas que se repartieron en las fábricas, en los bares y en las plazas del extrarradio de Barcelona.
En los pasquines que los movimientos sociales, los partidos y los activistas de la causa repartieron por la calles se hacía una Llamada solidaria con el pueblo andaluz a todos los pueblos del Estado español.
¿Qué se pidió el 4 de diciembre en la calles de Andalucía y, por extensión en Cataluña, País Vasco y Madrid, focos de recepción todos de andaluces emigrados? La respuesta tenía un lema en las pancartas: libertad, amnistía y estatuto de autonomía; es decir, una petición de autonomía política plena que pusiera fin al atraso crónico y el subdesarrollo de la región y, en consecuencia, un trato de igualdad con respecto a las llamadas nacionalidades históricas.
Una fecha icónica que tiene su propio mártir, Manuel García Caparrós, un joven de 18 años, trabajador malagueño de la fábrica de Cerveza Victoria, militante de Comisiones Obreras, que fue asesinado durante la manifestación por el 4 de diciembre de 1977 en Málaga al ser alcanzado por una bala mientras trepaba por la fachada del edificio de la Diputación de Málaga para colocar una bandera de Andalucía. El expediente del caso aún sigue clasificado.
Como García Caparrós, más de dos millones de personas se echaron aquel 4 de diciembre de 1977, aferrados a la bandera blanca y verde, a las calles de las capitales, ciudades y pueblos de Andalucía
“Todos reclamaron de manera unitaria en la calle una misma reivindicación"
Personas “de muy diversa sensibilidad política”, recuerda Manuel Pezzi, presidente del PSOE de Andalucía. Por entonces, apunta Pezzi, Andalucía tenía hasta 91 parlamentarios, entre senadores y diputados en las cortes constituyentes que nacieron tras las primeras elecciones democráticas: 47 del PSOE, 38 la UCD, 5 del Partido Comunista y 1 diputado de Unidad Socialista, paraguas que en la época reunía a los diputados del Partido Socialista de Andalucía (PSA) y al PSP (Partido Socialista Popular) de Tierno Galván. Fue la asamblea andaluza de parlamentarios la que echó a andar, de la mano del movimiento social que venía trabajando desde la clandestinidad, aquella convocatoria de la que el próximo lunes se cumplen 46 años.
El andalucismo no va contra nadie, contra ningún nacionalismo, ni contra ningún pueblo, significa estar a favor de Andalucía
“Todos, las formaciones más conservadoras y las más progresistas, reclamaron de manera unitaria en la calle una misma reivindicación para Andalucía”, recuerda en conversación con este medio José Luis de Villar, jurista, historiador, fundador del PSA y uno de los investigadores que más obra ha dedicado a rescatar la memoria del andalucismo.
“El andalucismo no va contra nadie, contra ningún nacionalismo, ni contra ningún pueblo, significa estar a favor de Andalucía”, subraya De Villar, que ya prepara el lanzamaiento En los orígenes del Partido Andalucista. La vía andaluza a la democracia y la autonomía: el Manifiesto Fundacional de Alianza Socialista de Andalucía.
Para Toni Valero, coordinador general de IU Andalucía, “el andalucismo, a diferencia de los que surgió en Cataluña o el País Vasco, son corrientes políticas que nacieron de la burguesía industrializada de finales del siglo XIX. La diferencia del andalucismo es que surge del pueblo llano y ese hecho diferencial está en la desigualdad que arrastra desde hace dos siglos Andalucía, dentro de la propia Andalucía y de Andalucía en relación al resto de España”.
El 4D, el andalucismo, su memoria y su interpretación actual, ha sido protagonista también del Debate del Estado de la Comunidad que ha afrontado esta semana el popular Juan Manuel Moreno Bonilla en el Parlamento de Andalucía en el que eje de su discurso ha sido el “agravio” con Cataluña.
Conviene recordar la imagen de las ramblas de Barcelona clamando a favor de Andalucía y el espíritu fundacional del 4D cuando son los acuerdos del PSOE con los partidos nacionalistas catalanes, Junts y ERC, presentes a lo largo del debate en la cámara autonómica y en el papel que está haciendo valer Moreno Bonilla como barón entre barones en el debate nacional de su partido, los que, supuestamente, han motivado que, por primera vez desde entonces, la clásica movilización parta este año dividida.
La erosión de la sanidad pública, el principal foco de desgaste del gobierno de mayoría absoluta de Moreno Bonilla, será una de las principales proclamas de esta manifestación
Por un lado, saldrá la manifestación que han realizado, como es tradición, la plataforma 4D integrada por una treintena de colectivos, entre sindicatos, movimientos sociales y partidos políticos de izquierda donde participan también el SAT, la Intersindical Andaluza (Ustea y Sindicato Ferroviario), los movimientos de Marea Blanca, dirigentes de Izquierda Unida, Podemos, Adelante Andalucía, entre otros, con el lema de la "defensa de la sanidad y los servicios públicos y en la lucha por la paz". No ha habido presencia tradicional de los partidos de la derecha española en estas movilizaciones y aún menos de la clase empresarial andaluza.
La erosión de la sanidad pública, el principal foco de desgaste del gobierno de mayoría absoluta de Moreno Bonilla, será una de las principales proclamas de esta manifestación.
Por otro, el Foro Economía y Sociedad, desde la Plaza de Cuba de la capital hispalense saldrá a la calle "en defensa de Andalucía y por la igualdad entre españoles". Es para esta convocatoria para la que el presidente andaluz ha pedido la adhesión “de todos los andaluces” este domingo. “Me gustaría que alguna vez, en esas reivindicaciones acerca de Andalucía, pudiéramos coincidir, como en ese reparto que va a ser tremendamente injusto con Andalucía”, pidió desde la tribuna de oradores.
Lo hace, ha insistido en distintas, no como dirigente del Partido Popular sino para “proteger al resto de los españoles ante las derivas del Gobierno de Sánchez”. A esta convocatoria, se han sumado numerosos colectivos que, desde la firma de los pactos de investidura, han criticado el contenido de estos acuerdos, como por ejemplo la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA).
Defensa del Estado de Derecho y del principio de igualdad de todos los españoles
En su manifiesto de apoyo a esta convocatoria la CEA reclama “se reafirma en su defensa del Estado de Derecho y en el principio de igualdad de todos los españoles, y alerta sobre los privilegios para ciudadanos y empresas en unas partes de España frente al resto que pueden generar las concesiones en materia de financiación autonómica, pactos fiscales, inversiones, infraestructuras y condonación de deudas”.
La movilización para esta convocatoria, ha denunciado el PSOE de Andalucía, se ha realizado también a partir del envío masivo, desde cuentas oficiales de la Junta de Andalucía, en lo que el partido que dirige Juan Espadas, secretario general del PSOE-A y flamante portavoz del PSOE en el Senado, como “un uso personal y partidista de recursos institucionales públicos. La Junta de Andalucía está enviando correos electrónicos para firmar un manifiesto e ir a una manifestación por una supuesta igualdad”.
Este mismo hecho ha sido denunciado por Inma Nieto, de IU, portavoz en el Parlamento autonómico de Por Andalucía, la marca regional de Sumar.
En paralelo, el PSOE andaluz acudirá este domingo a la llamada de la Fundación Andalucía, Socialismo y Democracia que preside el ex presidente de la Junta Rafael Escuredo, y principal impulsor del Estatuto de Autonomía conseguido en referéndum el 28F, que concederá a José Luis Rodríguez Zapatero uno de los Premios 4 de Diciembre que entregará Coria del Río (Sevilla), presidente del Gobierno de España durante cuyo mandato, en 2007, se aprobó en cortes la reforma del Estatuto de Autonomía andaluz.
“Si el 4D se divide, se traiciona su espíritu fundacional y sería muy triste; si algo tuvo de bueno, de útil, de bello fue esa unidad”, interpreta José Luis de Villar porque en su nacimiento concitó el “apoyo unánime y masivo de movimientos sociales, políticos, asociaciones de vecinos, entidades culturales, clubs de fútbol. “Aquel 4D los jugadores del partidos Sevilla-Cádiz y el Betis en Burgos salieron con la camiseta andaluza”, recuerda. El álbum en la hemeroteca da fe.
¿Qué significa esta división ante el 4D? La respuesta, claro está, varía en función de con quien se hable.
Para Izquierda Unida, fiel desde siempre a la convocatoria del 4D, “la derecha andaluza está utilizando, con la excusa del andalucismo, el mismo discurso excluyente del nacionalismo español que no entiende la pluralidad de este país; el andalucismo, como identidad política y cultural, siempre ha entendido el hermanamiento con el resto de los pueblos”, explica Valero. “Moreno Bonilla está utilizando la percha del 4D para echar a pelear su andalucismo con la identidad de Cataluña, en definitiva, niega la pluralidad de este país”, sostiene.
Para Adelante Andalucía, cuyo portavoz en la cámara, José Ignacio García, Moreno Bonilla practica “oportunismo andalucista”. “Nos duele que haya unas élites en Cataluña, en Madrid, en el País Vasco que se olviden sistemáticamente de Andalucía; pero nos duele igualmente que con sus competencias esté agujereando el sistema público, en sanidad, vivienda o educación”, le espetó desde la tribuna. Para el portavoz de este grupo anticapitalista andalucista en la cámara andaluza, “se pueden defender las dos cosas y no ponemos ningún muro entre los andaluces: defendemos Andalucía y defendemos lo público”.
El andalucismo que practica el Gobierno del Partido Popular desde su llegada al poder en Andalucía está detrás del resquemor con que lo observan los partidos de la izquierda en la cámara, sobre todo en la reivindicación del espíritu del 4D, al que desde las movilizaciones de 1977 las derechas abandonaron en su discurso.
La consecuencia directa del 4D, cabe recordar, fue la celebración del referéndum del 28F de 1980 del que la derecha de la época se descolgó. “Andaluz, este no es tu referéndum”, avisaron por las calles la megafonía de la UCD con la voz de Lauren Postigo.
Hemos hecho del 4D un día institucional, que no estaba institucionalizado. 46 años después tenemos que salir a la calle para pedir lo mismo, igualdad entre los españoles y equilibrio
Sólo recientemente, con la institucionalización del 4D como el Día de la Bandera al calor del abrigo que ha dado en distintos actos públicos de la figura de Alejandro Rojas Marcos, fundador del Partido Andalucista y cuyo legado sigue siendo discutido, que la Junta celebra con actos repartidos por todas las provincias esta fecha. Moreno Bonilla ha logrado, a fin de cuentas, hacerse con la reivindicación de esta fecha que el PSOE dejó de lado durante décadas.
“Hemos hecho del 4D un día institucional, que no estaba institucionalizado. 46 años después tenemos que salir a la calle para pedir lo mismo, igualdad entre los españoles y equilibrio”, sostuvo el presidente andaluz en el Parlamento andaluz esta semana.
Para el PSOE, la fecha por excelencia siempre fue el 28F, aunque hoy muchos dirigentes en sus filas argumenten lo contrario. Nunca el 4D se reivindicó de manera institucional en las escuelas de la etapa socialista, como sí lo hizo con el Día de Andalucía, el día del referéndum que se celebra desde entonces en las calles, como día festivo, y en las escuelas como día grande con una deriva que, con el tiempo, cayó, a ojos de la izquierda a la izquierda, en cierto folclorismo.
Así lo ve Toni Valero: “El andalucismo primero de Rafael Escuredo era otra cosa, pero el andalucismo del PSOE, por último [desde finales de la presidencia de Manuel Chaves a Susana Díaz], estaba vacío del contenido reivindicativo y de lucha contra la desigualdad con el que nació. Cayó en el exceso de folclorismo y vació de contenido contestatario la fecha”.
Si se vacía el contenido, ¿qué queda? “El andalucismo del PSOE era un traje vacío, intercambiable, que no le queda mal a Moreno Bonilla, que no le genera contradicciones, que no le aprieta”, sostiene en su razonamiento el dirigente de IU, que añade que “el germen del andalucismo y del espíritu del 4D choca de plano con las política y el modelo económico y fiscal de Moreno Bonilla”.
En cierta medida es la reflexión de José Luis de Villar. “Una cosa es el amor por Andalucía, que es cómodo para todos y también se puede reivindicar, y otra cosa es el andalucismo, que es un pensamiento político mucho más profundo, que no juega en contra de nadie, sino a favor de Andalucía, que clamó en esa fecha, como debe hacerlo ahora, que Andalucía quería jugar en la primera división de las comunidades”.
Ya lo cantó Martínez Ares, con sus Piratas en el recordando la mítica Murga de los currelantes de Carlos Cano: “Era un 4 de diciembre cuando tomamos la calle era un 4 de diciembre cuando dijimos que verde y blanca era nuestra sangre / Andaluces levantaos desde el trigo hasta la mar un 4 de diciembre luchamos por nuestra gente, España y la humanidad”.
A comienzos de los años setenta, en Cataluña vivían 840.000 personas nacidas en Andalucía. Sumados a sus hijos, nacidos ya en alguna de las cuatro provincias catalanas, el total de aquella primera generación llegó entonces a ser superior al millón de personas. Más de 50 años después, hoy es complicado encontrar en Cataluña un entorno laboral en el que la raíz andaluza no esté presente.