José Luis Ábalos, el secretario de Organización del PSOE, trató de responder en voz baja, casi como si no quisiera que le oyeran. Pero después, cuando le volvieron a preguntar en Los Desayunos de TVE, lo dijo con todas las letras: “Estoy convencido de que sí”, que Esquerra ha renunciado a la vía unilateral para la independencia de Cataluña. Una “conclusión”, añadió, que extrae del hecho de que se haya sentando a negociar con el PSOE.
El comentario del número tres de Pedro Sánchez, miembro además de la delegación socialista que negocia con Esquerra, no pudo llegar en peor momento, a sólo cuatro días de que los republicanos debatan y decidan en su congreso precisamente sobre esa cuestión. La confianza mutua que socialistas y republicanos tratan de construir desde hace semanas se ha visto seriamente dañada. Algunos en ERC hablan de un intento de “dinamitar” el acercamiento.
También el portavoz de En Comú Podem en el Congreso, Jaume Asens, contribuyó al enfado de Esquerra. “Está dejando atrás determinadas posiciones, como la unilateralidad”, declaró en RNE.
La portavoz y secretaria general adjunta de ERC, Marta Vilalta, integrada en la delegación republicana en los contactos que mantienen los dos partidos, salió inmediatamente al paso de las palabras de Ábalos y de Asens: anunciar avances “que no son verdad, chantajear y meter presión”, advirtió en los pasillos del Parlament, aleja el acuerdo para la investidura de Pedro Sánchez.
La cuestión de la unilatateralidad para alcanzar la independencia, precisó, no se ha abordado en ninguna de las negociaciones, como tampoco un eventual acuerdo para aprobar los Presupuestos Generales del Estado. Encima de la mesa, añadió, no está “una negociación tradicional de investidura, sino un cambio político para solucionar” el conflicto en Cataluña.
Esquerra, recordó, apuesta “por la vía del dialogo, de lo acordado”, por eso se ha sentado a hablar con el PSOE, pero su objetivo sigue siendo la república catalana y no descarta ninguna “vía democrática” para conseguirlo.
ERC lleva tiempo reconstruyendo su estrategia en un largo proceso que debe culminar este sábado, de ahí que las palabras de Ábalos y de Asens hayan llegado en muy mal momento. Esquerra se regía desde 2015 por un documento congresual que descansaba sobre la voluntad de “asegurar el desarrollo de la hoja de ruta unitaria hacia la independencia y, por tanto”, su “declaración y ejercicio unilaterales”, tal y como acabó sucediendo en octubre de 2017.
Pero la ponencia que se debatirá el próximo fin de semana en muy diferente. La posibilidad de un nuevo intento de declaración unilateral de independencia queda en tercer plano al anteponer otras dos opciones: la primera, buscar un referéndum negociado y pactado con el Gobierno de España a pesar de “ser conscientes” de que este escenario “hoy por hoy es imposible”; la segunda, “forzar la convocatoria del referéndum” haciendo que el Estado español “no tenga otra alternativa que pactar una solución democrática basada en la autodeterminación” mediante acciones de “movilización constante y desobediencia civil” a la vez que favoreciendo “grandes consensos” y “complicidades internacionales”.
La última palabra
Con este debate pendiente —será el congreso del sábado el que tenga la última palabra sobre esta cuestión—, a Esquerra le resulta particularmente incómodo que se cuestione su compromiso con la independencia de Cataluña porque da munición a sus adversarios en el campo soberanista.
El president de la Generalitat, Quim Torra, aprovechó el pleno del Parlament para anunciar que no se lo va a poner fácil a los republicanos. El 7 de enero convocará a partidos y entidades para reunirse con ellos y “saber si es posible” poner fecha a un nuevo referéndum de autodeterminación. Lo que equivale a emplazar a ERC a decir si está dispuesta a abrazar de nuevo la unilateralidad.
Lo cierto es que la investidura todavía está en el aire. Socialistas y republicanos intercambian papeles en busca de un compromiso que, como adelantó infoLibre, incluya no sólo un foro de diálogo de nueva creación patrocinado por Sánchez y Torra sino también un compromiso para sacar adelante los presupuestos y garantizar la estabilidad del Gobierno durante toda la legislatura.
Ambas partes están a la espera de la decisión que tomará este jueves el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) en relación con el presidente republicano, Oriol Junqueras, a quien el Tribunal Supremo no permitió adquirir la condición de eurodiputado antes de ser condenado a 13 años de cárcel por sedición y malversación.
La Gran Sala del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, integrada por quince jueces, dará a conocer su decisión en la sesión que arrancará a partir de las 9:30 horas de este jueves en su sede de Luxemburgo.
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Lo que la justicia europea debe decidir, entre otras cosas, es en qué momento Junqueras adquirió inmunidad como diputado europeo. La tesis del Supremo es que los electos no tienen esa condición hasta que completan el trámite de recoger el acta de diputado en dependencias del Congreso. Pero la del abogado general del TJUE, el polaco Maciej Szpuznar, es muy distinta: a su juicio Junqueras se convirtió en eurodiputado con inmunidad cuando fue elegido en las urnas, por lo que su condición “no puede estar supeditada al ulterior cumplimiento de formalidad alguna”.
Lo que el tribunal decida y en qué términos puede afectar no sólo al líder de Esquerra sino, sobre todo, ser de enorme trascendencia para Carles Puigdemont, que no acudió a Madrid a recoger su acta de eurodiputado para evitar ser detenido.
De todo ello depende, entre otras cosas, la posibilidad de un adelanto electoral en Cataluña y, como consecuencia de ello, que las negociaciones entre Esquerra y el PSOE para investir a Pedro Sánchez lleguen a buen puerto.
José Luis Ábalos, el secretario de Organización del PSOE, trató de responder en voz baja, casi como si no quisiera que le oyeran. Pero después, cuando le volvieron a preguntar en Los Desayunos de TVE, lo dijo con todas las letras: “Estoy convencido de que sí”, que Esquerra ha renunciado a la vía unilateral para la independencia de Cataluña. Una “conclusión”, añadió, que extrae del hecho de que se haya sentando a negociar con el PSOE.