Europa y EEUU se echan este sábado a la calle contra el tratado de libre comercio

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Grito global contra el tratado de libre comercio entre la UE y EEUU. Este sábado ciudadanos de cuatro continentes se manifestarán para mostrar su rechazo al Acuerdo Transatlántico de Comercio e Inversión (TTIP, en sus siglas en inglés) que actualmente negocian estas dos potencias y que, de aprobarse, afectaría a la mitad del comercio mundial.

La densa niebla que está rodeando las negociaciones sobre los diferentes aspectos del TTIP ha provocado que pocos aspectos concretos del futuro tratado hayan salido a la luz pública. No obstante, lo que sí se conoce ha alertado a colectivos de la sociedad civil y a algunos grupos políticos: la creación de un tribunal en el que las empresas podrían denunciar a los Estados por cambios legislativos que les perjudiquen económicamente o la pretensión de instaurar un comité encargado revisar las propuestas legislativas de los Estados que afecten a asuntos regulados por el TTIP –e incluso proponer modificaciones cuando considere que van contra sus directrices– son tan sólo dos de los elementos más polémicos del tratado.

Este goteo de información ha provocado una fuerte movilización de grupos como Los Verdes o la Izquierda Unitaria Europea en la Eurocámara, que han mostrado su claro rechazo a la negociación del tratado. Este rechazo cristalizará el sábado cuando representates de estos grupos, junto a colectivos sociales de países de toda Europa, se movilizarán en contra del TTIP. Y, si bien no serán las primeras marchas para reivindicar la paralización de las conversaciones, sí que serán las más numerosas, según pronostica Florent Marcellesi, actualmente asistente del eurodiputado Jordi Sebastià y que a partir de septiembre de 2016 le sustituirá en el Parlamento Europeo como eurodiputado de Equo.

Debate desigual en la UE

"Claramente estamos notando un crecimiento de la movilización ciudadana contra el TTIP", asegura Marcellesi, que compara las alrededor de "trescientas" manifestaciones que se celebraron el pasado mes de octubre en Europa con las más de 500 que se han convocado para este sábado. Las diferencias entre países, no obstante, son palpables: en España hay convocados hasta 64 actos en ciudades como Madrid, Barcelona, Valencia o Vigo que apoyan partidos como Podemos, ICV o IU. Nada comparable, no obstante, a Alemania, el país europeo donde mayor número de manifestaciones se celebrarán.

Mapa de los diferentes actos de protesta contra el TTIP | Stop-TTIP.org

Con él coincide Marina Albiol, eurodiputada de IU, que asegura que "a medida que han pasado los meses" se ha notado "un aumento de la oposición al TTIP". "Cada vez que la gente conoce más el tratado, y conoce los peligros que puede acarrear", sostiene la parlamentaria, que se muestra convencida de que "las manifestaciones en España contarán con más participación" que en octubre, cuando también se celebraron marchas rechazando las negociaciones.

"En Alemania el tema ha saltado a la agenda mediática y en España no hemos conseguido dar el salto todavía a los medios de comunicación masivos, como la televisión", admite Marcellesi, que no obstante se muestra optimista y asegura que en nuestro país se está creando un "caldo de cultivo". "Nuestro objetivo es que el TTIP se convierta en un tema de debate electoral", señala el asistente en la misma línea que ya expresó Lola Sánchez, eurodiputada de Podemos, hace unos días en un acto público contra el tratado. Ernest Urtasun, eurodiputado de ICV en el grupo de Los Verdes, se muestra de acuerdo, si bien es optimista y asegura que "los grupos grandes se están moviendo porque notan que hay una presión en la calle contra el tratado".

Los socialdemócratas se enfrentan al ISDS

El parlamentario se refiere a las votaciones que desde finales de febrero y hasta esta misma semana se están celebrando en 14 comisiones parlamentarias de la Eurocámara en relación con el TTIP. Estas comisiones –que son un reflejo del Parlamento Europeo, ya que cuentan con la participación de diputados de todos los grupos en base a su peso– se han encargado de consensuar y enviar sus opiniones argumentadas sobre el transcurso de las negociaciones a la Comisión de comercio internacional, responsable de redactar un informe con sus propias conclusiones y las del resto de los eurodiputados destinado a la Comisión Europea. Y en los posicionamientos de las comisiones está habiendo sorpresas.

El propio proyecto de informe –elaborado en febrero– redactado por el socialdemócrata Bernd Lange, presidente de la Comisión de comercio internacional, plantea que para garantizar los derechos de los inversores "no es necesario" implantar el tribunal de arbitraje entre empresas y Estados (ISDS, en sus siglas en inglés). "Los desarrollados sistemas jurídicos de la UE y los Estados Unidos, un sistema de solución de diferencias entre Estados y el uso de los tribunales nacionales son las herramientas más adecuadas para abordar las controversias sobre inversiones", asegura el texto, sobre el que no obstante se sigue negociando y que tendrá que recoger el parecer del resto de comisiones.

También algunas de este resto de comisiones están mostrando su disconformidad con el ISDS, uno de los puntos más polémicos del TTIP. La más dura es la Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria, que en un durísimo documento asegura que rechaza la inclusión de este mecanismo en el texto "ya que se corre el riesgo de socavar sustancialmente los derechos soberanos de la UE, de sus Estados miembros y de las autoridades locales y regionales".

Otros grupos también deslizan críticas: es el caso, por ejemplo, de la Comisión de Libertades Civiles, Justicia y Asuntos de Interior, que exige que "las disposiciones relativas a un mecanismo de resolución de controversias entre inversores y Estados no menoscaben la igualdad de acceso a la justicia ni minen la democracia". Y comisiones como la de Empleo y Asuntos Sociales exigen que el tratado "no sirva bajo ninguna circunstancia para debilitar, reducir o invalidar los estándares europeos" en áreas como "los derechos de los trabajadores, las condiciones laborales, la seguridad social, la inclusión y protección social" o el "diálogo social".

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"Las votaciones nos van a dejar claro quién es quién y quién vota cada cosa", resume Marcellesi, que explica que será en junio cuando el pleno del Parlamento Europeo se pronuncie sobre el informe de la Comisión de comercio internacional –que incluirá la posición del resto de comisiones– antes de enviarlo a la Comisión Europea. "Ahora mismo no hay una mayoría en contra del TTIP, pero sí en contra del ISDS", afirma el asistente de Jordi Sebastià, que se muestra convencido de que "tumbar" la inclusión de este tribunal en el texto es el primer paso para detenerlo por completo. Y ofrece un dato: "ahora hay una parte de los socialdemócratas y del grupo liberal que son contrarios al mecanismo, cuando hace un año todos estaban a favor".

En este sentido Inmaculada Rodríguez-Piñero, eurodiputada del PSOE, utiliza el mismo argumento que la Comisión de comercio internacional y asegura que "en un acuerdo con EEUU no es necesario un mecanismo como el ISDS porque tenemos sistemas judiciales muy desarrollados" que pueden ocuparse de resolver los conflictos entre empresas y Estados. "En otros casos, estos mecanismos de resolución de conflictos son necesarios porque la Justicia de uno de los dos actores no es fiable, como en el acuerdo que la UE está negociando con Vietnam", señala Rodríguez-Piñero, que no obstante afirma que en el TTIP este tribunal carece de sentido.

No obstante, los socialistas no apoyan las movilizaciones del sábado porque apoyan la aprobación de un tratado de libre comercio que haga que Europa "recupere liderazgo en el plano internacional", en palabras de la europarlamentaria, que rechaza que el TTIP vaya a suponer una reducción de los estándares de protección europeos. Y, en este sentido, asegura que el acuerdo no supondrá que se abra la puerta a la privatización de los servicios públicos, como defiende la Izquierda Unitaria europea. "Muchos de los que se habían hecho bandera de la privatización no se habían leído el mandato ni los tratados de la UE", remacha.

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