28A | Elecciones generales
Los expertos juzgan: Sánchez sale vivo, Casado se asienta, Rivera se desata, Iglesias modera
Cinco expertos en comunicación política aportan sus reflexiones al hilo del debate de este martes. Sus impresiones, aunque hay matices y diferencias, apuntan a una coincidencia mayoritaria en torno a tres ideas: Pedro Sánchez (PSOE) sale vivo; Albert Rivera (Cs) abusa del efectismo, sacrificando perfil de estadista, carril que sabe recorrer Pablo Casado (PP); Pablo Iglesias (Unidas Podemos) aprovecha las distracciones de sus oponentes en el juego en el fango para posar como moderado, si bien no está claro el beneficio demoscópico. Nada lo está en realidad. Y más cuando el quinto candidato en discordia, Santiago Abascal (Vox), cuyo empuje es una incógnita envuelta en un misterio encerrado en una duda, no participa.
Cada uno su guión
La politóloga Guadalupe Talavera, consultora en Dialoga, afirma que aunque "el formato elegido de Atresmedia, a diferencia de RTVE, comenzó siendo una entrevista a cuatro para fomentar el debate", el resultado final fue el mismo: "Mucho ruido y poco debate". "A pesar de haber tenido 24 horas de diferencia respecto al debate de RTVE, se han vuelto a reproducir los mismos esquemas que en el primero", explica. Estos esquemas son, a su juicio: "Rivera sigue sorprendido con lo que es capaz de llevar debajo del atril. Esta vez no sólo ha sacado un segundo cuadro de foto, sino que además ha traído la tesis de Sánchez. El candidato del PSOE vuelve a sacar la máquina de la verdad y entra en una discusión sobre quién es el candidato más mentiroso de la derecha. Casado se ha hecho experto en el uso de argumentos ad hominem contra Sánchez y los argumentos del miedo han formado parte de sus intervenciones (Venezuela y Otegui han vuelto a la agenda de campaña). Y un Pablo Iglesias que ha vuelto a ser la pieza moderadora, haciendo la labor de los presentadores, y seria del debate".
¿El resultado? "Cada candidato ha venido a hablar de su libro y a competir por la bolsa de voto indeciso que le interesa". En el caso de Iglesias, "ha dejado claro que sabe que no tiene opciones de presidir Moncloa y que echa la mano a formar un Gobierno de izquierdas junto con Pedro Sánchez". "Yo soy la opción para que Pedro Sánchez no pacte con Cs", es su mensaje central. Casado y Rivera han protagonizado un debate de “encuentra las siete diferencias”, explica Talavera. "Ayer declaraban no ser adversarios, hoy Rivera sabe que compite por el voto de la derecha contra PP y Vox". Por último, Sánchez "se presenta como el candidato del voto útil contra el tripartito y el freno de la ultraderecha, buscando al votante de centro que antes tenía a Cs como su opción preferida", explica la consultora.
La sorpresa de Iglesias
Al igual que Talavera, César Calderón, director de la consultora Redlines, también vio a Iglesias como el moderado del debate. Pero, en su caso, además se atreve a señalarlo como el participante más "destacado". Calderón escribió en su cuenta de Twitter: "En un debate duro, bronco y en ocasiones incomprensible hemos asistido a la sorprendente resurreción política de Pablo Iglesias". A su juicio, fue un debate con trazas de "gallinero", en el que Rivera abusó del recurso de la interrupción, Sánchez sonó encorsetado y Casado, finalmente, "comenzó a hablar de política". Calderón señala que los rifirrafes entre Casado, Rivera y Sánchez dejaron a Iglesias "terreno libre" para "marcar gol", aunque ni siquiera lo tenía "planeado". "Iglesias está reventando el debate a base de propuestas, futuro, tono sosegado y correr por la calle del medio sin efectismos chorras, juguetitos, carteles ni tontunas", escribió Calderón. A Sánchez lo vio "ausente", a Casado "resucitado" y a Rivera "incomprensible".
Luis Arroyo, presidente de Asesores de Comunicación Política, coincide en la "moderación" de Iglesias, pero duda del efecto . "Pablo Iglesias ha estado distinguido y moderado. Pero, ¿para los suyos?", se pregunta con escepticismo. Sobre los demás, afirma telegráficamente: "Sánchez sobrevive más que bien. Casado recupera. Rivera pierde todo lo de ayer o más".
Rivera, más protagonista que estadista
No lo ve así Jorge Lucena, subcampeón del Campeonato Mundial Universitario de Debate en Español (Cmude) y autor de Manual de debate (Berenice). Si el lunes vio a Rivera peleando sin criterio contra todo, este martes juzgó su actuación mejor enfocada. "Ha gestionado bien la mirada. El formato intercalaba las preguntas de los periodistas y el debate. Esto hace que los oradores se confundan y crean que se dirigen al periodista, como en una entrevista, cuando se deben dirigir a los espectadores. El que más control ha tenido ha sido Rivera, que no siempre, pero sí de forma constante, se ha dirigido al público", explica. Su dominio del medio y su hiperactividad lo han convertido, a juicio de Lucena, en protagonista. Pero ha tenido un coste. "Ha polarizado el debate a costa de interrupciones constantes, que le quitan percepción de hombre de Estado". De los expertos consultados, Lucena es el único que juzga en conjunto favorablemente la labor de Rivera.
Ese rol, el del hombre de Estado, lo ha sabido preservar Sánchez, según Lucena. "Sánchez sale vivo del debate. Y eso, cuando vas en cabeza, es fundamental", afirma, ateniéndose a las encuestas. El gran activo del presidente del Gobierno es precisamente ese, su cargo. "Es el único que puede hacer un discurso de puesta en valor de su gestión. Y lo ha hecho con tranquilidad y naturalidad, que no son fáciles para él. Eso sí, también ha roto el formato con risotadas, muecas, muchos gestos... Dentro de la prudencia, pero lo ha hecho. No han ido todos tan a por él como yo esperaba. Si hubieran ido, quizás habría caído en la trampa. Pero no lo ha hecho. Sale vivo".
Lucena observa que Casado ha estado "peor" que el lunes. A pesar de que luce más como "estadista" que Rivera, ha ido "siempre a rebufo de este". "Es excepcionalmente bueno en su comunicación. Dicción perfecta, comunicación no verbal cuasi perfecta... Su problema es estratégico. No ha conseguido salir del rebufo de Rivera, que además ha intentado marcar diferencias con él presentándose como una derecha más moderada en temas como la eutanasia", expone. En cuanto a Iglesias, Lucena cree que ha jugado con eficacia "la misma baza" que el lunes, la de "no entrar al fango". "Pero, ¿qué pasa? Que en un formato televisivo, de espectáculo, eso te pierde. No le veo sentido estratégico", explica.
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Santiago Martínez, consultor político y media trainer internacional, cree que el debate de este martes fue "más dinámico y atractivo" que el de RTVE, pero tiene dudas sobre quién salió beneficiado. Eso sí, lo seguro es que no fue Rivera, a su juicio. "Es el más retórico. El más hábil. Sus mejores momentos fueron en la improvisación o con los efectos, como al tirar el rollo de papel [con los casos de corrupción del PSOE]. Pero ha fallado en la escenificación. El lunes falló con el ejemplo del silencio, y ahora con el storytelling personal de su minuto de oro. Se le vio acelerado, rápido. No lo dijo pausado. Sonó artificial", explica Martínez. En conjunto, Rivera logró más protagonismo que rédito, lastrado por "la tensión y el nerviosismo, que eran fáciles de apreciar", explica Martínez, campeón nacional de debate en 2007 y 2008
Martínez subraya que en un debate a cuatro no es fácil determinar quién gana. Formalmente puede haber un ganador del debate, pero no tiene por qué ser el que obtenga más beneficio demoscópico. Por eso hay que valorar que el candidato, además de resultar más convincente, deje en el plató un mensaje claro, que resuma su participación y sea potencialmente identificable por los indecisos, auténtico caladero del debate. A esta síntesis se la llama "beneficio personal percibido". Martínez cree que este beneficio es fácil de observar en Sánchez ("justicia social, idea que repitió machaconamente, y el hecho de que él es el freno de la ultraderecha), Casado ("hay coherencia con su eslogan, valor seguro, y una apelación eficaz al electorado de derechas en base") e Iglesias ("él es el que va a controlar al PSOE" para que haga políticas de izquierdas). El problema de Rivera, afirma Martínez, es que este mensaje no está claro en Rivera, que quedó "difuso".
De todos, Martínez cree que el más beneficiado pudo ser Iglesias, que utilizó eficazmente el recurso de la apelación al "sentido común" y dominó mejor que nadie, a juicio del consultor, los aspectos no verbales. "Esa actitud de no alterarse con lo que decían los demás, no meterse en cruces ni reproches, mostrando tranquilidad, midiendo sus gestos también cuando hablaban los demás... todo eso le puede beneficiar, incluso más de lo que se cree".