AlbertoNúñez Feijóo lo ha vuelto a hacer. Ajeno a la desestabilización de los grandes partidos en el resto de España y al desgaste asociado a las formaciones de gobierno durante la crisis, el Partido Popular despeja por tercera vez consecutiva el camino para controlar en solitario el Parlamento de Galicia y asegurarse el Gobierno de la Xunta. Feijóo mejora todos sus datos desde que tomó el relevo de Manuel Fraga al frente del partido en Galicia y se sitúa en votos en el 47,53% (casi dos puntos porcentuales por encima de sus cifras de hace cuatro años). Consigue 41 escaños (los mismos que en las elecciones de 2012; la pérdida de un escaño por Lugo la ha compensando sumando uno más por Ourense, la provincia que controla el imputado dirigente José Manuel Baltar). Son registros que confirman la solidez casi indestructible del respaldo de los gallegos al PP y aproximan la figura de Feijóo a la de su predecesor, Manuel Fraga, que ganó cuatro veces consecutivas con mayoría absoluta, al tiempo que le convierten en el principal barón nacional de su partido.
Feijóo, casi al filo de la medianoche, compareció muy emocionado ante sus seguidores para agradecer el apoyo recibido y, entre otras cosas, comprometerse a seguir sirviendo a Galicia hasta el año 2020, una declaración con la que pareció querer aclarar que no tiene intención de aspirar a la sucesión de Mariano Rajoy si es que ésta se abre antes de esa fecha.
Por detrás de él queda una oposición desarbolada. La suma de PSdeG, En Marea y el BNG se queda en 34 escaños (los mismos que hace cuatro años). Al 100% del escrutinio las confluencias superron a los socialistas en votos (19,07% frente al 17,88%) aunque habrían empatado en escaños (14 ambos). Apenas 16.866 votos más. El PSOE pierde cuatro escaños (tenía 18) y En Marea gana cinco (si se comparan sus datos con su antecesor político en el Parlamento saliente, que era Alternativa Galega de Esquerdas). La situación entre ambas fuerzas es muy parecida a la que se produjo en 2001, cuando PSdeG y BNG empataron a escaños, con los nacionalistas por delante en número de votos. Aunque aquella vez ambas formaciones sumaban cada una 17 diputados.
Para los socialistas el resultado es muy malo y apenas queda disimulado por el empate a escaños con En Marea. Es el peor de su historia en Galicia, incluso con menos escaños y votos que el de 1997, que también les costó la pérdida del liderazgo de la oposición. Los críticos, muy numerosos en Galicia, no tardarán en pedir cuentas a la dirección del partido en Madrid, que no sólo impuso las listas si no que mantiene al frente de la formación a una comisión gestora. Los partidarios de Pedro Sánchez tienen ahora que organizarse para intentar ganar el congreso del PSdeG que habrá de celebrarse en los próximos meses y en el que el alcalde de Vigo, Abel Caballero, intentará hacerse con el control de la formación.
En el caso de En Marea, es verdad que el resultado mejora el obtenido por AGE hace cuatro años, pero está bien lejos de ser el esperado. El sorpasso al PSOE no ha tenido el alcance soñado por los líderes de Anova, Podemos, Esquerda Unida y las mareas municipalistas y, sobre todo, no ha sido capaz de dañar lo más mínimo la mayoría absoluta del PP, el gran rival a batir.
El BNG, por su parte, suma seis escaños y el 8,36% de los votos. Un resultado más que digno a pesar de haber perdido un escaño porque le permite formar grupo parlamentario y encarar en mejores condiciones de lo previsto el debate sobre la reorganización de la izquierda nacionalista que, a la vista de los resultados, se desatará en Galicia a partir de esta misma semana. Los nacionalistas del Bloque han vuelto a perder votos y escaños, pero parecen haber limitado el ritmo del descenso y eso puede ofrecer a su nueva líder, Ana Pontón, la oportunidad de dirigir la estrategia de la formación para los próximos años.
El gran derrotado de las elecciones ha sido Ciudadanos. El partido de Albert Rivera, que en muchos asuntos, sobre todo en autogobierno y lengua, se sitúa a la derecha del PP, se queda fuera del Parlamento. Sólo han sumado un 3,38% de los votos en toda Galicia.
AlbertoNúñez Feijóo lo ha vuelto a hacer. Ajeno a la desestabilización de los grandes partidos en el resto de España y al desgaste asociado a las formaciones de gobierno durante la crisis, el Partido Popular despeja por tercera vez consecutiva el camino para controlar en solitario el Parlamento de Galicia y asegurarse el Gobierno de la Xunta. Feijóo mejora todos sus datos desde que tomó el relevo de Manuel Fraga al frente del partido en Galicia y se sitúa en votos en el 47,53% (casi dos puntos porcentuales por encima de sus cifras de hace cuatro años). Consigue 41 escaños (los mismos que en las elecciones de 2012; la pérdida de un escaño por Lugo la ha compensando sumando uno más por Ourense, la provincia que controla el imputado dirigente José Manuel Baltar). Son registros que confirman la solidez casi indestructible del respaldo de los gallegos al PP y aproximan la figura de Feijóo a la de su predecesor, Manuel Fraga, que ganó cuatro veces consecutivas con mayoría absoluta, al tiempo que le convierten en el principal barón nacional de su partido.