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Begoña Gómez cambia de estrategia en un caso con mil frentes abiertos que se van desinflando

Feijóo prepara el terreno para un 28M deslucido que debilite su situación interna dentro del PP

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“La moción de censura a Sánchez será el 28 de mayo en todos los ayuntamientos de España”. El pasado 22 de noviembre el líder del PP le lanzaba este aviso al presidente del Gobierno en un cara a cara en el Senado. Los populares se veían inundando de azul todo el mapa municipal y autonómico, confiados en el apocalipsis económico que vaticinaban las derechas política y mediática.

Pero conforme han ido pasando los meses en el PP ha ido creciendo la preocupación ante el resultado y se ha ido disipando ese mapa eufórico de ayuntamientos y comunidades. Era una idea que transpiraba en todas las conversaciones privadas e informales de candidatos y cargos del Partido Popular. La resistencia de Pedro Sánchez está siendo mucho mayor de la que esperaban o anhelaban en Génova 13.

Y este lunes el propio Alberto Núñez Feijóo lo trasladó en primera persona en la Junta Directiva Nacional. Ya nada de mociones en las urnas ni victorias abrumadoras. Ante la plana mayor del partido rebajó el triunfalismo. “El partido de Sánchez aguantará mejor que en las elecciones generales”, advirtió el líder popular, preparando el terreno para un resultado más ajustado.

En su opinión, esto se debe a la “lógica electoral”. Pero supone también un mensaje de que no va a lograr la goleada que se esperaba hace poco. De las doce comunidades que van a las urnas, en diez hay gobiernos con presencia del PSOE (Aragón. Asturias, Balears, Canarias, Cantabria, Castilla-La Mancha, Comunidad Valenciana, Extremadura, Navarra y La Rioja), mientras que en sólo dos gobierna el Partido Popular (Madrid y Murcia). Además están en juego las ciudades autónomas de Ceuta (en manos del PP) y de Melilla (de Ciudadanos).

Rebaja de expectativas: no se pone un número de CCAA

Feijóo rebajó las expectativas este lunes y no se atrevió a dar cifras de gobiernos a los que aspira. Simplemente se limitó a decir que no se conforma que su partido se conforme con los tres Ejecutivos que tiene y van a las urnas ahora. De esta manera, quiere agarrarse a que ya sería una victoria del PP lograr arrebatar uno sólo más a los socialistas.

En el PP y en el PSOE saben que hay una serie de comunidades que están muy disputadas, a escasas papeletas entre bloques, como la Comunitat Valenciana, La Rioja, Aragón o Castilla-La Mancha. Pero lograr uno o dos gobiernos más no supondría un nuevo mapa azul como se vendió hace meses. Por eso, ahora intenta rebajar la competición con la medida de los Ejecutivos regionales.

Los populares intentan vender esa victoria en cómputo global de votos en los ayuntamientos. Feijóo habló de que el objetivo es ser la primera fuerza en las locales y superar el resultado de 2019. En aquellos comicios el PP quedó muy por detrás del PSOE, al lograr algo más de 5,052 millones de votos frente a los 6,65 millones de papeletas con el puño y la rosa. 

Pero en esta ocasión Génova 13 aspira a comerse casi entera la tarta de Ciudadanos, que en las últimas elecciones municipales atrajo a 1,87 millones de papeletas. Esos votos principalmente irían al Partido Popular y no al PSOE, por lo que los populares esperan así sumar para ser la primera fuerza. Hay movimientos todavía en algunas capitales para intentar convencer a los naranjas de que no se presenten a las municipales. 

Si esa suma les puede servir para subir a la primera posición, también tiene una cara B que hace temblar a muchos candidatos: sólo podrán pactar para lograr el gobierno con Vox. Unas alianzas que no están siendo fáciles donde se han probado, como en Castilla y León dentro de la Junta o en la Comunidad de Madrid con el apoyo externo. Pero la consigna es clara: pactar donde los números den.

El clima tras el 28M

El 28M es crucial para el Partido Popular porque se quiere vender como la “primera etapa” para desalojar a Pedro Sánchez de La Moncloa y se esperaba que hubiera un clamor popular en las calles contra el presidente. Pero no se han encontrado con eso ahora mismo los candidatos, con los aspirantes del PSOE vendiendo gestión y aguantando en los sondeos. Los socialistas, según expresó la portavoz del partido, Pilar Alegría, también aspiran a ser la primera fuerza. En Ferraz no dejan de repetir que más de uno se va a llevar una sorpresa esa noche porque van a resistir mucho mejor, además de aspirar a lograr algún golpe de efecto como el Ayuntamiento de Barcelona.

Una de las claves, según confiesan en los dos partidos, será lo que pase en la Generalitat Valenciana y en la capital de esa autonomía. Las encuestas internas que manejan las dos formaciones dan un resultado ajustadísimo, que dependerá de muy pocos votos, y que se jugará en clave de bloques. Quien gane esa noche ahí lo venderá como el gran trofeo de la cacería. Los estrategas populares están preparando en ese sentido un gran mitin el 21 de mayo en la plaza de toros de esa ciudad, emblema para el PP y donde siempre llenaban con José María Aznar, Rita Barberá o Mariano Rajoy.

Feijóo ha ligado desde hace meses estas elecciones al contexto nacional. Por eso ahora intenta rebajar almidonar el panorama. El PP lleva siete años sin ganar unas elecciones a nivel general, por eso necesita esa victoria. Es la primera vez que el líder popular se enfrenta también como presidente del partido a una cita con las urnas, uno de sus principales baluartes a la hora de coger las riendas del partido tras el fracaso de Pablo Casado. Tiene la presión de demostrar aquello del político que ganaba con mayorías absolutas en Galicia.

El clima en política lo es todo, ese ánimo que lleva a muchos a votar. Si Feijóo no arrasa, puede perder la sensación que ha cultivado como caballo ganador. A pesar de que ha logrado pacificar la formación tras los últimos convulsos años, muchos dirigentes en privado sostienen que el líder sólo tendrá una oportunidad en las elecciones generales de finales de año. Para muchos sería un hundimiento total que los populares vuelvan a perder o no gobernar ante un Pedro Sánchez que veían tocado y hundido.

Ayuso y Moreno calientan la banda

Para Feijóo es vital coger aire en estas elecciones de cara a diciembre. Su apuesta es lograr la mayoría más amplia para no tener que meter a Vox en el Gobierno, aunque saben que la investidura sería casi imposible si la izquierda lograr sumar más votos. No se escapa a nadie en el partido que las elecciones del 28M serán clave también a nivel interno y puede reposicionar las fuerzas ante otra debacle a final de año.

Las respuestas que dará el 28M y las que quedarán en el aire

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Isabel Díaz Ayuso se ha convertido en la eterna promesa para el Partido Popular y en la preferida de los sectores más duros para llegar a La Moncloa. Pero la madrileña tiene un reto muy importante: lograr la mayoría absoluta. No sólo para gobernar más cómodamente sino para encabezar la lista de posibles sucesores por criterios de votos. Y es que de manera inesperada el pasado mes de junio Juanma Moreno se hizo con la corona con su mayoría absoluta en Andalucía.

A pesar de no hablar ya de mayorías absolutas y de vuelcos mayoritarios en las comunidades, Feijóo sí quiso asumir la responsabilidad de esa cita electoral y en su discurso ambiguo llegó a decir que no le importa el día siguiente del 28M.

Lo que sí está moviendo el PP es el avispero de la izquierda y se centra en las críticas a Yolanda Díaz, intentando lanzar el mensaje de que va perjudicar al PSOE quitándole votos. En cambio, en Ferraz dicen que están muy tranquilos y no les da miedo que la vicepresidenta segunda les quite apoyos. En la dirección del PSOE afirman taxativamente que les interesa que crezca Sumar para poder repetir la coalición y que han notado un efecto “positivo” para movilizar a la izquierda.

“La moción de censura a Sánchez será el 28 de mayo en todos los ayuntamientos de España”. El pasado 22 de noviembre el líder del PP le lanzaba este aviso al presidente del Gobierno en un cara a cara en el Senado. Los populares se veían inundando de azul todo el mapa municipal y autonómico, confiados en el apocalipsis económico que vaticinaban las derechas política y mediática.

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