Tiene que ser lo que él pide o nada. Si hace apenas unos meses Alberto Núñez Feijóo ser mostraba dispuesto a hablar con el presidente del Gobierno cada vez que este le llamara, quejándose incluso de lo poco que lo hace, ahora el líder del Partido Popular extrema aún más su discurso y anuncia que ni siquiera se sentará con él a hablar del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). A menos que antes, como condición previa, Pedro Sánchez acepte sus condiciones.
Para empezar a hablar, Feijóo quiere que el Gobierno y la mayoría del Congreso nacida de las urnas el 23 de julio, partidarios del modelo actual, vigente desde hace décadas y que regula la elección de los vocales del Consejo, renuncien a él y asuman el que él mismo defiende y que únicamente cuenta con el respaldo de PP y Vox.
El portavoz del Partido Popular, Borja Sémper, no pudo ser más claro este lunes en una rueda de prensa convocada en la sede de la calle Génova. A Feijóo y a su equipo no les preocupa en absoluto que el CGPJ haya entrado este lunes en su sexto año de bloqueo y que sus actuales miembros, elegido por el Congreso y el Senado cuando el PP dominaba ambas cámaras, lleven ya más tiempo con su mandato caducado que el que ejercieron en plenitud de competencias. Al PP, explicó Sémper, lo único que le inquieta es mantener bloqueada la renovación de la institución —sus votos son imprescindibles para cumplir el mandato legal— con el objetivo de impedir que la composición del órgano de gobierno de los jueces, tal y como establece la ley vigente, refleje la composición del Congreso y deje de estar bajo el control de una mayoría conservadora.
“La zorra y las gallinas”
Así que el PP no sólo mantiene el bloqueo, negándose a acatar la ley vigente y exigiendo una nueva que elimine la participación del Congreso y el Senado en la renovación parcial del CGPJ, sino que ahora Feijóo ni siquiera está dispuesto a reunirse con Sánchez para hablarlo. “De Pedro Sánchez no nos fiamos un pelo”, proclamó Sémper, “porque nos ha demostrado que un día dice una cosa y mañana la contraria. “No vamos a poner la zorra a cuidar a las gallinas”, subrayó Sémper.
El planteamiento del PP supone una mudanza en la actitud que hasta ahora había venido manifestado Feijóo, que ante la posibilidad de ser citado por Sánchez siempre había dicho que estaría a disposición del presidente del Gobierno. Y contradice unas declaraciones de hace apenas unos días en las que sí aseguró estar dispuesto a hablar con él: “Cuando el independentismo le abandone, que no me busque”, aseguró recordando sus propias palabras en la investidura. “Pero le digo también que para luchar contra la violencia machista me encontrará siempre. Siempre”, proclamó tajante el 24 de noviembre en un acto de partido. Sobre violencia machista, sí. Pero sobre el CGPJ, no.
Sémper llegó a comparar la exigencia de que Sánchez acepte el modelo de Consejo del PP como condición previa para sentarse a hablar con la de Junts de una ley de amnistía para apoyar la investidura. Y defendió su propuesta con el argumento de que Feijóo ganó las elecciones. “Nosotros les dijimos a los españoles que el órgano del gobierno de los jueces necesitaba ser despolitizado. Este es nuestro planteamiento. Y si el Partido Socialista lo acepta, podríamos sentarnos. Y si no lo acepta, con nosotros no”.
La prioridad del PP
¿A qué obedece esta vuelta de tuerca en el PP, que aplaza indefinidamente la renovación del Consejo? Sémper lo relacionó con las declaraciones de diferentes miembros del Gobierno, incluido Sánchez, asegurando la existencia de lawfare en España, un neologismo inglés que, dependiendo del contexto, puede significar guerra judicial o politización de la justicia. Algo que el PP considera un ataque a la independencia de los jueces.
El portavoz de los conservadores fue transparente en su comparecencia ante los medios. Según él, el Gobierno quiere “controlar la acción de la justicia” procediendo a la renovación del Consejo de acuerdo con la ley para que refleje el cambio de mayoría del Congreso, que tuvo lugar hace siete años y que las urnas ratificaron en julio. En vez de eso, añadió, el PP quiere “garantizar exactamente lo contrario”: impedir que esa renovación se lleve a cabo de acuerdo con las normas vigentes desde hace décadas, las mismas que aplicó el PP cada vez que gobernó. “Nuestro modelo es otro. Si cabe, es un modelo reforzado después de todas las tropelías que estamos viendo a lo largo de las últimas semanas”, añadió.
La posición de Feijóo desprecia incluso la del comisario de Justicia de la Unión Europea, Didier Reynders, que en reiteradas ocasiones ha exigido que la renovación del Consejo de acuerdo con la actual norma tenga lugar cuanto antes y que después, y sólo después, se abran negociaciones para modificar el modelo en la dirección que desea el PP.
Vox aprieta, pero no ahoga
El cambio de estrategia ordenado por Feijóo coincide con un empeoramiento en las relaciones con Vox, aunque no parece que, al menos de momento, vaya a tener consecuencias prácticas. Los de Santiago Abascal están muy molestos porque el PP se haya negado a tenerles en cuenta en el reparto de cargos al frente de las comisiones parlamentarias de la legislatura, que los conservadores han acordado con el PSOE y Sumar.
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Pero no habrá ruptura. Los pactos en comunidades y ayuntamientos se mantienen y lo único que ha hecho Vox es anunciar una suspensión de relaciones con Feijóo que, como ellos mismos reconocen, no tendrá efecto alguno. “Es difícil que haya una ruptura cuando ni siquiera el Partido Popular ha estado dando muestras” de querer pactar una estrategia conjunta con Vox, admitió su secretario general, Ignacio Garriga.
En el PP sienten reforzada la estrategia puesta en práctica para ningunear a sus socios. “Es difícil seguirles”, declaró irónicamente Sémper. “La semana pasada nos acusaban de ser gallinas que no ponían huevos o algo parecido, hacían apelaciones a la testosterona y hoy se quejan”. El PP, añadió, está para “ofrecer una alternativa eficaz, hacer una oposición responsable“ y “una oposición sensata, pero sobre todo que esté a la altura de lo que España reclama”. “No nos vamos a despistar con los intereses partidistas de otras formaciones políticas, tampoco las de Vox”.
La prioridad del PP, explicó un portavoz, es plantear una “posición política” “clara y perfectamente identificable por el conjunto de los españoles, que es con quien nosotros pactamos, con quien nosotros coordinamos nuestra política y a quienes nos debemos. No nos debemos a ninguna otra formación política, no nos debemos a más intereses que los de España y de los españoles”, remarcó negando una vez más cualquier clase de interlocución a Vox.
Tiene que ser lo que él pide o nada. Si hace apenas unos meses Alberto Núñez Feijóo ser mostraba dispuesto a hablar con el presidente del Gobierno cada vez que este le llamara, quejándose incluso de lo poco que lo hace, ahora el líder del Partido Popular extrema aún más su discurso y anuncia que ni siquiera se sentará con él a hablar del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). A menos que antes, como condición previa, Pedro Sánchez acepte sus condiciones.