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Las decisiones del nuevo CGPJ muestran que el empate pactado entre PP y PSOE favorece a la derecha

Feijóo redobla sus críticas contra Sánchez y limita su apoyo al Gobierno a que siga a la UE y la OTAN

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Alberto Núñez Feijóo sigue jugando al palo y la zanahoria. Se presenta como un dirigente serio, que sólo habla de propuestas y evita referirse a sus adversarios, para después atizar sin contemplaciones al Ejecutivo de coalición. Si el domingo lideraba el respaldo de los barones del PP a las medidas que prepara el Gobierno para tratar de hacer frente a la emergencia económica derivada de la invasión de Ucrania, este lunes el presidente de la Xunta cambió de guion y fue con todo contra el presidente Pedro Sánchez. 

Le acusó de utilizar la guerra como “una cortina de humo” para ocultar que las cifras de inflación, deuda y déficit ya estaban entre las peores de Europa antes de que los tanques rusos cruzasen la frontera. Elogió el PSOE de Felipe González y Alfredo Pérez Rubalcaba y le echó en cara haberlo sustituido por el Partido Sanchista. Y aseguró que lo único que ha hecho durante la crisis ha sido “criticar al PP y a un tal Feijóo y anunciar que Sánchez va a hacer una serie de televisión”.

El todavía presidente de la Xunta hizo una sola concesión a Pedro Sánchez. Su apoyo para que se mantenga en la línea que marquen la Unión Europea y la OTAN en relación con la guerra de Putin. Más allá de eso, fue durísimo: “Tenemos el Gobierno más mediocre de los 40 años de democracia española”; está “más preocupado en buscar culpables que en encontrar soluciones”; “trata de levantar cortinas de humo para tapar las carencias de gestión”; durante la pandemia “no hizo nada: dejó a las comunidades autónomas solas y daba una rueda de prensa de vez en cuando”; “hemos tenido mala suerte al tener el peor gobierno en el peor momento”.

Ante sus seguidores, esbozó un futuro sombrío. Un desastre sin precedentes que llegará “en semanas” si no se toman medidas. “La economía vuelve a ser el gran desafío de España, estamos en un momento de extraordinaria dificultad”, remarcó. “Nunca ha habido una situación como esta. Sabemos perfectamente el impacto que puede tener esto si no se concreta y controla en las próximas semanas”, advirtió. “La economía española ha perdido mucho tiempo con una mezcla explosiva de socialismo irresponsable, populismo intenso y un independentismo que es lo que está sujetando el Palacio de la Moncloa”.

Menos impuestos

¿Y cuál es la receta del presidente gallego para hacer frente a la situación? La misma de Pablo Casado: bajadas generalizadas y al límite de lo posible de impuestos, porque según él el Gobierno “se está forrando”. “Que se bajen los impuestos con una intensidad excepcional. Espero decisiones en el Consejo de Ministros”: bajar al 4% el impuesto sobre la electricidad, bajadas en el de los carburantes, el IVA superreducido para el gas. Son decisiones, subrayó, que “debimos tomar hace meses y estamos posponiendo porque así se vive mejor en el Gobierno ”, acusó.

Mientras elevaba el tono contra Sánchez, esta vez en Palma de Mallorca por la mañana y en Barcelona por la tarde, las críticas arreciaban contra él en Galicia porque todavía no ha dejado su puesto como presidente de la Xunta a pesar de que esté ya volcado en su propia campaña para convertirse en el líder nacional del PP.

En un discurso en el que casi todo el tiempo se refirió a sí mismo y a los políticos en general en tercera persona, como si él no fuera uno de ellos, y con la voz ya afectada por la sucesión de mítines en los que se ha embarcado para calentar la celebración del congreso extraordinario en el que se hará oficialmente con las riendas del partido, Feijóo insistió en que su voluntad es construir “mayorías” para gobernar sólo si el PP es la fuerza más votada. 

Y evitó, eso sí, cualquier referencia a Vox, con quien va a compartir por primer vez tareas de gobierno a pesar de las críticas que el acuerdo suscrito por Alfonso Fernández Mañueco ha levantado en el PP europeo y que la dirección provisional del partido está tratando de contener para que el descrédito de la organización en Bruselas no vaya a más.

La complicidad de Vox

Quienes sí han cambiado por completo el tono que venían utilizando para hablar de Feijóo son los dirigentes de Vox, a los que el nuevo líder conservador ha dado el visto bueno como socios de gobierno en Castilla y León y que ya dan por hecho que el PP aceptará también compartir Gobierno con ellos en todas las comunidades y ayuntamientos en los que ambas formaciones sumen mayoría. Igual que en el Gobierno central, cuando toque. 

El portavoz de los ultras, Jorge Buxadé, fue extremadamente comprensivo con Feijóo cuando fue preguntado al término de la reunión semanal de la dirección de Vox. Restó importancia a la posición de Pablo Casado, que la semana pasada se desmarcó del acuerdo en Castilla y León —sus palabras hay que entenderlas “en clave interna”, dijo— y sobre todo se negó a hacer valoraciones sobre las afirmaciones que hace estos días el nuevo líder del PP porque “una cosa es lo que se dice y otra cosa es lo que se hace”. 

Y con lo que hace —pactar gobiernos con Vox— es “con lo que nos tenemos que quedar”, remarcó. “Con que es posible una alternativa” para “desbancar a Sánchez”. “Por nosotros no será”, afirmó, tajante, cuando le preguntaron si la Constitución, el Estado Autonómico, la violencia machista o la memoria democrática serían un impedimento para pactar con Feijóo el Gobierno de España.

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Vox se siente fuerte después de forzar al PP a aceptar todas sus demandas en Castilla y León —la Presidencia de la Cortes, una vicepresidencia y tres consejerías autonómicas— sin renunciar, según ellos, a sus demandas más gruesas. De hecho, su líder local, Juan García-Gallardo, aclaró este lunes que aunque en el pacto suscrito con el PP no haya referencia alguna a la memoria democrática, lo que han “pactado es combatir cualquier intento de quienes tratan de utilizar la historia para dividir a los españoles”, que es como Vox se refiere a las normas de reconocimiento a las víctimas del franquismo. 

En el mismo sentido, aclaró a qué se refieren cuando hablan de garantizar que en las escuelas de Castilla y León no haya “adoctrinamiento ideológico”: evitar que “algún profesor o alguna actividad extraescolar se salga del tiesto”, explicó en alusión a la capacidad que Vox quiere dar a los padres para vetar contenidos educativos que no les gusten. 

Ni una palabra sobre las demandas de Isabel Díaz Ayuso, la presidenta de Madrid, que el domingo marcó su propia posición en la Conferencia de Presidentes celebrada en La Palma, manteniendo el discurso del agravio en el reparto de los fondos europeos y abriendo otro —el supuesto derroche de dinero en materia de igualdad—, dos asuntos que este lunes Feijóo no siquiera mencionó.

Alberto Núñez Feijóo sigue jugando al palo y la zanahoria. Se presenta como un dirigente serio, que sólo habla de propuestas y evita referirse a sus adversarios, para después atizar sin contemplaciones al Ejecutivo de coalición. Si el domingo lideraba el respaldo de los barones del PP a las medidas que prepara el Gobierno para tratar de hacer frente a la emergencia económica derivada de la invasión de Ucrania, este lunes el presidente de la Xunta cambió de guion y fue con todo contra el presidente Pedro Sánchez. 

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