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Felipe VI reaparece llamando a la unidad frente al coronavirus en pleno escándalo de la fortuna familiar en el extranjero

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Ni una palabra. En su primer discurso televisado (más allá de los mensajes de cada Nochebuena) desde el que dirigió a los españoles dos días después del referéndum ilegal de autodeterminación celebrado en Cataluña en 2017, Felipe de Borbón habló de la crisis del coronavirus, pidió unidad y homenajeó a los sanitarios que luchan contra la enfermedad, pero no hizo ninguna referencia al escándalo de la supuesta fortuna acumulada por su padre en el extranjeroescándalo que le ha obligado a tomar distancias con su progenitor pero sin despejar los numerosos interrogantes que todavía no han sido aclarados. Y eso que el reconocimiento de la tenencia de fondos opacos en paraísos fiscales por parte de Juan Carlos I ha colocado al rey emérito en el disparadero de la vía penal.

El día elegido por el Jefe del Estado para confirmar la existencia en el extranjero de una herencia millonaria de dudoso origen, el pasado domingo, no pudo ser peor porque coincidió con el momento en el que su silencio en plena crisis sanitaria del coronavirus más estaba llamando la atención. La angustia de los ciudadanos por la escalada de los contagios y el temor a una crisis económica devastadora han multiplicado la indignación social a la vista del volumen de la fortuna que está siendo investigada.

Mientras miles de personas protestaban contra la monarquía en los balcones de muchas casas de España, el rey llamaba en su discurso a los ciudadanos a “resistir” ante la epidemia y a unirse en torno al objetivo de superarla. “Este virus no nos vencerá. Al contrario. Nos va a hacer más fuertes como sociedad; una sociedad más comprometida, más solidaria, más unida. Una sociedad en pie frente a cualquier adversidad”.

El jefe del Estado subrayó también que la crisis es “temporal”. “Volveremos a la normalidad. Sin duda. Y lo haremos más temprano que tarde: si no bajamos la guardia, si todos unimos nuestras fuerzas y colaboramos desde nuestras respectivas responsabilidades”.

Su discurso no ha sido del agrado de todos los especialistas consultados infoLibre. Verónica Fumanal, consultora en comunicación política, recuerda que la Casa del Rey “suele gestionar las crisis con silencio informativo, es decir, con la callada por respuesta”, para después, en acciones posteriores, tratar de paliar el daño “con imágenes positivas”.

Fumanal se mostró comprensiva con la actitud del monarca. “Si el rey hubiera hablado de la situación personal que le atañe” se hubiera desviado del objetivo del discurso. “Creo que es un ejercicio de responsabilidad entender que nada debía distraer el mensaje”. Su sola presencia en televisión, señala, evidencia la “excepcionalidad” del momento. “En comunicación la suma no siempre dos más dos es igual a cuatro".

El también experto en comunicación política Luis Arroyo está en total desacuerdo. El mensaje lanzado este miércoles por el rey fue, en su opinión, “hueco y vacío”. “La gente no ha sentido nada”. Tendría que haber sido un discurso “monumental” para tener verdadero impacto social y hacer justicia a una situación como esta. “Se ha convertido una liturgia infinitamente peor que en nochebuena. Un disparate”.

Arroyo reconoce que, en todo caso, hablar de la crisis del coronavirus cuando todo el mundo está en una situación de confinamiento es una decisión difícil. Ha provocado la reacción social de las cacerolas, “que vamos a ver hasta dónde llega”. “Por primera vez”, sospecha, comienza a estar “en riesgo la institución“. Depende del PSOE, explica, porque la derecha es originariamente monárquica.

“Si se confirman las noticias” sobre el dinero, “no van a tener más remedio que explicar qué ha pasado. Y si descubrimos lo que ya sospechaba todo el mundo, que el rey emérito se llevaba comisiones, eso no hay quien lo aguante y no lo va a aguantar el hijo”.

El PSOE, sin enbargo, no parece haber cambiado de posición, por muy incómodo que pueda estar con lo que está pasando. El presidente Pedro Sánchez, forzado a pronunciarse en la rueda de prensa, reconoció el martes que el asunto “ha sobresaltado al conjunto de la opinión pública”, pero reaccionó mostrando apoyo del Gobierno a “la decisión tomada por el rey”. “Como presidente”, señaló, no sólo respalda las medidas adoptadas por el monarca sino que las considera “necesarias y coherentes con las actuaciones tendentes a la transparencia y la ejemplaridad que durante el reinado de Felipe VI se han venido impulsando por parte de la Casa Real”.

En esta línea se sitúa el periodista José Antonio Zarzalejos, experto en la Casa Real. En su opinión aún nos faltan detalles para tener “el cuadro completo” de la situación, y eso incluye saber a qué “autoridades” avisó en su día Felipe de Borbón cuando tuvo conocimiento de la herencia, presumiblemente el propio Sánchez. En todo caso, asegura, Felipe VI no tiene responsabilidad en las acciones de su padre.

Zarzalejos considera “simbólica” la decisión del rey de renunciar a la herencia que le corresponde, porque el hecho de que no pueda hacerla efectiva hasta el fallecimiento de Juan Carlos I la deja en poco más que “un compromiso moral”, frente a la medida, esta sí “efectiva”, de retirar a su padre la asignación económica que venía percibiendo desde la abdicación.

La solución del exilio

Esa decisión “familiar”, añade, debería preceder a una más “institucional”: privar a Juan Carlos I del uso y disfrute de cualquier bien bajo la responsabilidad de Patrimonio Nacional y pedirle que tome el camino del exilio, siguiendo precedentes históricos de España y el Reino Unido.

El PSOE cerró filas con las tres derechas, PP, Vox y Ciudadanos, en defensa de Felipe VI. El conservador Pablo Casado, anticipándose al discurso del monarca, aprovechó el Pleno del Congreso sobre el coronavirus para situar al rey a la vanguardia de la defensa de los ciudadanos.

El enfado social es patente para cualquiera que se asome a las redes sociales o que haya prestado atención a las calles durante el discurso y recuerda al malestar que en 2012 obligó a Juan Carlos I a pedir perdón por haberse ido de safari a África en uno de los peores momentos de la gran recesión. La petición de que el dinero que supuestamente recibió de la familia real saudí vaya a parar al sistema sanitario se ha hecho viral y miles de personas así lo han expresado en las últimas horas con caceroladas desde los balcones.

Son muchos los partidos que se han puesto del lado de la indignación. Los portavoces parlamentarios de Más País-Equo, Íñigo Errejón, y de Compromís, Joan Baldoví, pidieron expresamente este miércoles en el Pleno del Congreso que Juan Carlos I done los 100 millones de dólares que presuntamente recibió de Arabia Saudí en 2008. “Si quien más tiene, tiene que arrimar el hombro, creo que hoy sería un magnífico momento para que la Corona anunciara que el rey dona los 100 millones presuntamente recibidos ilegalmente de Arabia Saudí a la Sanidad pública española”, reclamó Errejón durante su intervención. En la misma línea se expresó su compañero y representante de Compromís, Joan Baldoví, quien ha acusado al Jefe del Estado de no haber estado “a la altura” y de llegar “tarde”.

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El portavoz de ERC, Gabriel Rufián, fue más lejos y llamó a los ciudadanos a participar en las caceroladas para protestar contra la “corrupción” de la monarquía española.

Rufián quiso “lanzar un aviso a quienes hoy están utilizando miserablemente esta crisis como una cortina de humo para tapar sus vergüenzas y sus corruptelas: investigaremos hasta el último euro de business con sátrapas saudíes, ya sean pretéritos, eméritos o futuros”. Antes que él, el portavoz de Unidas Podemos, Pablo Echenique, también se refirió al escándalo: “La patria es la gente que vive y trabaja en el país”; “no es un himno, no es una bandera y no es, hoy menos que nunca, un rey”.

La diputada de la CUP en el Congreso Mireia Vehí , a través de la redes sociales, apuntó en la misma dirección que Errejón y Baldoví. “Ninguna monarquía nos salvará la vida. Si quieren hacer algo por la ciudadanía del Estado español, que pongan a disposición las herencias y todo el dinero acumulado para la sanidad pública”.

Ni una palabra. En su primer discurso televisado (más allá de los mensajes de cada Nochebuena) desde el que dirigió a los españoles dos días después del referéndum ilegal de autodeterminación celebrado en Cataluña en 2017, Felipe de Borbón habló de la crisis del coronavirus, pidió unidad y homenajeó a los sanitarios que luchan contra la enfermedad, pero no hizo ninguna referencia al escándalo de la supuesta fortuna acumulada por su padre en el extranjeroescándalo que le ha obligado a tomar distancias con su progenitor pero sin despejar los numerosos interrogantes que todavía no han sido aclarados. Y eso que el reconocimiento de la tenencia de fondos opacos en paraísos fiscales por parte de Juan Carlos I ha colocado al rey emérito en el disparadero de la vía penal.

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