18 de mayo de 2022. Una década después de la última cita se reúne en Barcelona la Conferencia Mundial de Educación Superior de la Unesco. El objetivo, "reinventar" el sector y "asegurar un futuro sostenible para el planeta y la humanidad". En tan sólo tres días hubo 115 mesas redondas con más de 14.000 personas volcadas en ello. Detrás, organismos como la Fundación Princesa de Girona, que en su propia página web enumera quiénes pudieron estar presentes esos días gracias a ella. En la lista aparecen grandes compañías como Deloitte, Samsung, Navantia, Zurich o la Fundación Bertelsmann, un conglomerado empresarial fundado por el alemán Reinhard Mohn y cuya principal apuesta en España ha sido por la formación dual. Dicho de otro modo: por combinar la educación puramente académica con la formación en empresas. Una relación que en ningún caso es casual. "El lema de la conferencia debería haber sido, en realidad, cómo puede la educación superior satisfacer la demanda empresarial", critica Enrique Díez Gutiérrez, profesor de la Facultad de Educación de la Universidad de León.
El mapa ha cambiado. Históricamente ha habido cuatro universidades privadas en nuestro país: la de Deusto, la Pontificia de Comillas, la Pontificia de Salamanca y la de Navarra. El resto eran públicas. Ahora, estas siguen siendo exactamente las mismas. Desde 1998 no se ha abierto ninguna. Sin embargo, según los datos oficiales del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, ya hay 41 en manos privadas. 25 fueron abiertas en el último cuarto de siglo, a un ritmo de una al año. Y la previsión es que esto siga así. Madrid ya planea la apertura —virtual— de la Universidad Abierta de Europa, el que será su décimocuarto centro privado; Extremadura tiene en proyecto otros cuatro; Baleares, la primera de las islas, igual que Asturias; y Andalucía, una cuarta.
"El sorpasso de las privadas a las públicas es cuestión de días", augura Díez Gutiérrez. Según las solicitudes ya aprobadas o en trámite de serlo, de aquí a 2026 habrá 54 centros en manos privadas, según la previsión que hace Rafael Ramiro, profesor de gestión empresarial en la Universidad Pontificia Comillas y consultor corporativo independiente. En este punto surge una pregunta: concretamente, ¿en qué manos van a estar esos centros? ¿Quién está detrás de este auge imparable?
La respuesta breve habla de tres actores: la Iglesia católica, las empresas de negocios y los llamados fondos de capital riesgo. Y son estos últimos los que protagonizan la respuesta extensa. Son, apuntan los expertos, los que están inundando el mapa. En 2015 ninguna universidad privada contaba con su participación; hoy lo hacen el 10%; de aquí a 2026 lo harán el 19%, calcula Ramiro.
El boom de los fondos de inversión
Empecemos por los porqués. "El sector universitario ofrece una rentabilidad mayor al 10%, así que es un auténtica máquina de hacer dinero", señala Díez Gutiérrez. Además, apunta Ramiro, es una rama "muy fragmentada" que ha empezado a explorar la educación online, la que Díez Gutiérrez considera su "gran línea de negocio". La Universidad Abierta Europea es lo único que ofrecerá, igual que dos de los cuatro centros privados que en brevé verán la luz verde en Extremadura. "Los fondos han visto esa fuerte demanda de la educación digital, también alimentada por el interés de estudiantes de otros países, sobre todo de Latinoamérica, de estudiar en España, donde los precios son mucho más baratos que en otros países de nuestro entorno", explica el inversor.
Pero vayamos a los nombres. Hay, principalmente, tres: CVC, Permira y EQT. La primera es dueña de la Universidad Alfonso X El Sabio (UAX) de Madrid desde 2019, cuando la compró por 1.100 millones de euros. Sin embargo, no fue esa su entrada en el sector: el fondo británico ya estaba presente en QA Education. Ahora, según adelantó Bloomberg, CVC se plantea venderla por 900 millones más.
Los otros dos nombres están íntimamente ligados. Tan sólo unos meses antes de la compra de UAX por CVC, Permira compró la Universidad Europea, que cuenta actualmente con centros en Madrid, Valencia, Tenerife y Málaga. Duró hasta el pasado mes de abril, cuando EQT, dueño en España de Idealista, se convirtió en el principal accionista del centro por 2.200 millones. Además, de aquí a 2026 el número de universidades que tendrán la presencia de los nórdicos se multiplicará: de cuatro pasarán a ser seis.
También será próximamente, explica el profesor e inversor, cuando entre en el sector un nuevo actor: KKR. El fondo estadounidense, ya presente en Master D o Medac —centros de FP—, será quien esté detrás de la futura Universidad Tecnológica Atlántico-Mediterráneo (UTAMED), la primera online de Andalucía ya autorizada por la Junta a pesar de contar con tres informes que lo desaconsejaron.
¿Y esto es normal? Lo cierto es que no sólo eso, sino también habitual. Cuando una universidad privada pide permiso para instalarse en una determinada ciudad, los técnicos del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades elaboran un informe basado, entre otras cosas, en las instalaciones o el número de profesores proyectados. Sin embargo, se trata de evaluaciones no vinculantes que, de hecho, casi siempre son negativas. "Lo que pasa es que son los gobiernos autonómicos los que deciden en última instancia", lamenta Díez Gutiérrez. Donde ahora mismo hay más proyectos en marcha es en Andalucía, Extremadura y Madrid, todos con ejecutivos del PP.
El histórico poder (ahora compartido) de la Iglesia en la universidad privada
Son los fondos los que están copando el auge, pero junto a ellos se sitúa el poder histórico de la Iglesia. Según la última memoria anual de la Conferencia Episcopal Española, la institución contaba en 2022 con 17 universidades en toda España en los que estudian un total de 138.973 alumnos, de los cuales 114.198 son de Grado. Suponen, en términos relativos, el 58,5% del total de alumnado de los campus privados presenciales. Tan sólo cinco años antes, en 2017, eran 16 las universidades y 87.425 el número de alumnos. Una década antes, 14 los centros y 78.962 los alumnos. Eran un 76% menos pero suponían, a su vez, el 64,3% del alumnado de las privadas presenciales. Es decir: tenían las aulas menos llenas pero con más poder dentro del sector.
Y en este caso, ¿cuáles son los nombres propios? Hay dos universidades pontificias, la de Salamanca y la de Comillas, con 15.076 alumnos; tres católicas, en Valencia, Murcia y Ávila, con 21.436; nueve de inspiración católica —Navarra, Deusto, Francisco de Vitoria, Ramón Llull, San Jorge de Zaragoza, Loyola, CEU Cardenal Herrera, CEU San Pablo y CEU Abat Oliva— con 88.280; y dos eclesiásticas, San Dámaso y Ateneu Universitari Sant Paciá, con 3.779.
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Las consecuencias de todo este proceso de privatización de la educación superior son, a juicio de los expertos, muy negativas. Para Díez Gutiérrez, este proceso supone que la universidad deje de ser un derecho y se convierta en algo "sólo para las élites que puedan pagarlo", que además es educada en valores como "la competitividad y el capitalismo". "La universidad tiene una finalidad educativa, no puede ser que sea una máquina para surtir de mano de abra laboral a las empresas", lamenta el profesor.
Y eso tiene un impacto directo en qué es lo que se imparte. Según lamenta Cynthia Martínez-Garrido, profesora de Métodos de Investigación en Educación en la Universidad Autónoma de Madrid, "la privatización de la educación implica que sea el rédito de la formación lo que marque o no qué ramas de conocimiento (más allá de qué carreras) son mejores o peores". "No se trata de priorizar la importancia social y/o cultural de la rama de conocimiento, estamos hablando de priorizar los beneficios económicos", denuncia.
"La consecuencia de este hecho es radical, las universidades se ven forzadas (por el beneficio) a eliminar aulas de algunas Facultades. Y con ello, esas ramas de conocimiento tendrán no sólo menos profesores, también menos investigadores, e innovaciones", sentencia la experta.
18 de mayo de 2022. Una década después de la última cita se reúne en Barcelona la Conferencia Mundial de Educación Superior de la Unesco. El objetivo, "reinventar" el sector y "asegurar un futuro sostenible para el planeta y la humanidad". En tan sólo tres días hubo 115 mesas redondas con más de 14.000 personas volcadas en ello. Detrás, organismos como la Fundación Princesa de Girona, que en su propia página web enumera quiénes pudieron estar presentes esos días gracias a ella. En la lista aparecen grandes compañías como Deloitte, Samsung, Navantia, Zurich o la Fundación Bertelsmann, un conglomerado empresarial fundado por el alemán Reinhard Mohn y cuya principal apuesta en España ha sido por la formación dual. Dicho de otro modo: por combinar la educación puramente académica con la formación en empresas. Una relación que en ningún caso es casual. "El lema de la conferencia debería haber sido, en realidad, cómo puede la educación superior satisfacer la demanda empresarial", critica Enrique Díez Gutiérrez, profesor de la Facultad de Educación de la Universidad de León.